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Categoría: Incestos

LAS HIJAS DE MI HERMANA -parte II

Luego de pasar una semana en la finca de mi hermana Carmen en las maravillosas sierras cubierta de cafetales, nos pareció que era el momento de regresar a la ciudad. Habíamos terminado nuestras pequeñas vacaciones y debíamos cada uno volver al trabajo.
En la última noche luego de comer, nos tomamos unos tragos con mi hermana y su marido, mientras las diablas chiquillas se habían ido a dormir-
En esa oportunidad y luego de una extensa charla donde nos comentaron las dificultades del campo –fundamentalmente económicas- y las casi nulas posibilidades de que sus hijas pudieran estudiar o al menos aprender un oficio en la región; mi hermana mirando a su marido nos pide casi con un ruego: ¡Marcos! Quisiera pedirte que por favor pudieras recibir en vuestro departamento a Mara, porque aquí por nuestra pobreza no tenemos posibilidad de educarla y esta desperdiciando su juventud, ustedes ya la conocen y saben los tímida que es.
- Con mucho gusto la llevaremos, tu sabes que el departamento es muy grande y por nuestro trabajo permanece vacío, además nos vendría bien una mano femenina que nos ayude arreglarlo.
Cuando nos despedíamos por la mañana Clarita protesto ¿Por qué va ella y no yo? ¡Acaso por ser un poco mayor, dijo mirándome con sus picaros ojos!
-Escúchame pequeña, te prometo que en un tiempo no muy largo te vendremos a buscar ¿Verdad Carmen?
-Por supuesto afirmo mi mujer, mientras sus padres le recomendaban a Mara que debía hacer todo lo que su tío le indicara.
Partimos a la ciudad y al llegar acomodamos a Mara en su cuarto que miraba con curiosidad y admiración, mientras organizaba sus escasas cosas.
Al otro día mi esposa salió temprano a su trabajo y aprovechando que dormía la fui a inscribir en una escuela cercana.
Al regresar y teniendo Mara casi la misma talla de Sara, descolgué de su placard unos vestidos y la llamé desde mi cuarto:
Se asomo tímidamente dejándome petrificado. Sus negros cabellos le tapaban casi la cara y solo tenia puesta una vieja y usada blusa que apenas llegaba a taparle el bajo vientre.
-Haciendo un esfuerzo le digo, pruébate alguno de estos vestidos y póntelo mientras te compramos otra ropa.
Se quedó un poco sorprendida por la orden, pero siendo su tío, obedientemente se quitó la pesada blusa que traía y sus blancas tetas y sus anchos pezones quedaron al descubierto.
-¿Por qué no usas sostenes? ¿No sabes que se te deforman por el peso?
-Me gustaría tío pero solo tenia dos y se los dejé a Clarita, que no tiene.
Sus tetas eran un poco más grandes que las de mi mujer, pero sacando uno de los cajones de mi esposa se los di, y con la excusa de ver si se acomodaban a su talla me ofrecí a ayudar motivo por el cual tomé naturalmente un pecho que acaricie suavemente. Inmediatamente vi y sentí como se endurecían y como sus pezones reaccionaron levantándose.
Al intentar acomodárselas levantó un brazo y como su hermana, no se depilaba las axilas.
-No es higiénico tener vellos bajo los brazos y tampoco en la vagina, te los depilaré.
-Gracias tío por todo ¡Eres muy bueno!
Con la maquina de afeitar, agua, crema y sentándola enfrente mío comencé afeitarla con sus tetas cerca de mi cara, el agua bajaba por ellas y mis manos la acariciaban para limpiarlas suavemente mientras mi pija reaccionaba en cada caricia. Para evitar los deseos enormes de chupárselas y no abusar de su ingenuidad, decidí salir un momento del departamento.
- Espérame que voy a comprarte ropa interior, mientras tanto prepárate algo de comer de la heladera.
Salí, hice algunas diligencias y compre tres juegos de sostenes y tangas, regresando casi cuatro horas después.
La encontré dormida sobre mi cama, al despertarla y darle su ropa interior nueva la alegría se reflejo en su rostro, me abrazo y me dio un beso en la mejilla.
- Son relindos, jamás he tenido algo por el estilo dijo
- Pruébatelos por sí hay que devolverlos, le ordene
Ya con más confianza se quitó la camisa y los sostenes de Laura, dejando sus perfectos pechos al aire. Se puso los nuevos que quedaron bellamente entallados
-Son lindos verdad. ¿Me pruebo la tanga?
Le dije, bueno, si quieres entra al baño y te los pruebas. Entró al baño y desde adentro me dice -Tío es muy linda, pero muy pequeña, ¿quieres ver como me quedan?
-Esta bien déjame verlos- Salió en sostén y tanga y absorto quede contemplándola, la tanga se veía como una estampilla en la inmensa y peluda vulva de mi sobrina, por los lados sobresalían abundantes mechones de pendejos largos y brillantes que avanzaban hacia los costados de las piernas y por encima también se desbordaban creando una especie de rombo hacia el ombligo, su pelvis era similar al de su hermana menor pero más abultado, me pregunté el por que mis sobrinitas a esa edad la tenían tan poblada , la visión casi que me hace acabar, pero me controlé y le dije,
Marita no pensé que tenias tanto pelo, déjame ponerte otra tanga mas grande.
Me agaché y le quité la tanga que tenia puesta y ahora la visión de esa hirsuta mata de pelos me trastornó, le dije ¡déjame verte tu cosita! –se llama conchita- y pasé la mano por sus peludos labios con ambos dedos los abrí, los vellos tenían como 5 cm. de largo y los enrollé en mis dedos. Mara me veía sin entender mi extrañeza - realmente nunca había observado ese espectáculo de pelos y menos imaginar en una chiquilla de 17 años- que sin tocarme me tenía al borde de acabar pero con la certeza que mi pija despedía abundante flujo.
-Que pasa tío, también tengo que cortármelos por que se ven mal.
- Le contesté, al contrario son muy lindos, pero por ahora los vamos a dejar así, pero será un secreto entre tío y sobrina, no debes contarle a Laura que te he visto desnuda y no dejes que te vea con la ropa interior que te compré. Vístete que ya tu tía debe estar por llegar.
Cuando llegó Sara le dije - Marita comienza las clases la próxima semana por la noche y mañana debo llevarla a revisión médica para el certificado de salud que exigen.
-Pobre amor mío, siempre tan atento. Pero mas tarde olvídate de todo porque quiero cojerte con alma y vida. Estoy muy caliente…
La cena transcurrió apaciblemente, charlamos de lo bien que se encontraba Mara y lo bonita que estaba con su vestido nuevo.

Esa noche tal como lo había dicho me demostró lo caliente que estaba, me acosté boca arriba y mi verga ya rígida apuntó al techo mientras se subía, colocó sus piernas al lado de mis hombros y comenzó a bajarse, la agarre de sus nalgas y detuve su descenso para observar en detalle, vi sus gruesos labios morenos bordeados de largos pendejos humedecidos por los líquidos que bajaban desde sus labios internos, abrí con mis pulgares los labios menores y miré su gruta vaginal empapada, tanto flujo me dio la idea exacta de su nivel de calentura y mas atrás, su oscuro ano con cortos vellos alrededor, levanté mi cara para el encuentro con su concha, saqué mi lengua y la posé sobre su clítoris que lamí, bebí unas gotas de su flujo, estaba algo ácido y seguí con mi lengua trapeando el moreno canal hasta llegar al hueco trasero y lo besé, me apartó las manos y terminó sentándose en mi cara, su mata de pelos se topó con mi nariz y abrí mi boca abarcando labios y pelos, su olor a culo entusiasmado tenían mi pija al límite de la tensión, Sara la agarro con una mano y comenzó a acariciármela, subiendo y bajando mi prepucio, mientras yo ávido chupaba su vulva que manaba flujos cálidos regando mi cara con su esencia.
-Chúpamela con fuerza, Marcos, y muérdeme el clítoris que estoy calientísima, mete la lengua en mi culo… perdona mis vulgaridades pero me dejaste muy caliente, decía mientas casi con rudeza frotaba sus labios contra mi lengua que permanecía afuera vibrando sobre su clítoris, su movimiento alternativo subía su pelambre por encima de mi nariz, dejándome sin respiración, era una actitud totalmente obscena, yo con las manos en sus nalgas trataba de regular el ritmo. Avanzó su culo y mi cara fue sepultada por ese par de grandes nalgas que tanto me excitan, lamí ahora su agujero anal hasta que me aguantó la respiración, me tocó empujar sus nalgas para poder inhalar, tomé aire y me sumergí de nuevo entre sus tapas apoderándome del ano que por la succión ya sobresalía.
De pronto se levantó y me dijo -me dijiste que no era justo te impidiera saborear mi concha puesto que te había mamado tu pija, pues tu has derramado tu leche sobre mí, ahora es mi turno de tener la misma justicia y untarte mis jugos, me voy a sentar sobre tu verga así que siéntate en el borde de la cama, te voy a cabalgar, así que puedes enterrármela toda. Me acomodé en la esquina de la cama y se colocó de frente a horcajadas sobre la pija endurecida, con su mano la colocó en la entrada y se dejó caer hasta que sus nalgas se apoyaron en mis muslos, metió una mano entre nuestros pendejos que estaban unidos y abarcó con sus dos dedos la base del trozo que invadía su caverna.
-Ahh… Estoy clavada hasta la matriz, siento la cabeza en el fondo de mis entrañas, jamás dejaría de tenerla ensartada en mí concha, ¡está riquísima! Te voy a pedir algo, mete tus dedos en mi perlita es algo que me motiva…
Pasé la mano entre sus nalgas y localicé su agujero y empuje con el dedo del corazón, por la humedad pude entrar dos falanges sin problemas e inicié un masaje rotatorio, un dedo mas acompañó al solitario intruso y en segundos fueron tres los que ampliaron su hoyo, con los tres dedos clavados empezó a subir y a bajar, mi verga entraba y salía con gusto. Su orgasmo anunció su llegada un ruido parecido a un gruñido semisalvaje y sus uñas en mi espalda era el preludio de su éxtasis, buscó mi boca y nos besamos con furia aun con mi lengua dentro de su boca seguía gimiendo, se vino presionando sus nalgas contra la base de mi pija donde se escurrían gotas de su néctar, y siguió metiéndola y sacándola ahora lentamente, sobre el garrote parado. La dosis de leche que salió era el doble de lo normal.
Como de costumbre, mi esposa salió al alba a su trabajo y yo me quedé desnudo en la cama, ya que la cita médica era a las 10 a.m., pensando como disfrutar de mi linda sobrina pero sin desvirgarla.

Al rato sentí la puerta que se abría y a Mara con el pelo mojado con un vaso lleno de jugo de naranja, al verme desnudo se detuvo, pero le dije,
Sigue, si vamos a vivir juntos es bueno que te acostumbres a verme desnudo, total ya te vi desnuda ayer.
Me entregó el vaso de jugo, pero sus ojos estaban fijos en mi verga que comenzaba a pararse, se sentó en la cama y le dije “vamos mas tarde donde el doctor para que te examine, pero yo quiero que todo salga bien por lo que yo te voy a examinar primero, ¿Estas de acuerdo?
-Claro tío, mamá me dijo que tú eres el más listo de mis tíos y que debo hacer lo que digas.
- Me parece bien, desnúdate que te voy a revisar.
Se saco el pijama y solo tenia la pequeña tanga que le regalé, sus tetas se balancearon y mi verga se dilató del todo hasta sus 21 cm. Mara no perdía detalle de mi erección, la acosté en la cama y le quité la tanga, abrí sus piernas y todo un canal bordeado de unos finísimos vellos seguía hasta atrás, alrededor del ano y en las paredes de las nalgas. Al tocar su oscuro y bello culo me dice
¿Como me ves tío?
- Hasta ahora bien, te voy a revisar por dentro, así que tranquila.
Ella movía su cadera buscando la caricia, y tras recorrer su ano, me demoro jugando en el vello rizado que lo protege. Poco a poco lo desenmaraño, tenía preparado un poco de vaselina con el cual unte el dedo índice y lo deslicé suavemente dentro de su orificio trasero. Lo metía y sacaba muy suavemente para no hacerle daño cosa que a Mara le agrado porque comenzó a gemir y su vagina a mojarse con el típico flujo característico que delataba su excitación. Metí otro dedo y luego un tercero que entraban y salían perfectamente, estaba listo y bien lubricado, mi sobrina gemía con los ojos cerrados gozando.
Me puse de rodillas entre sus nalgas, las levanté y coloque la cabeza de la verga en su ano. El glande se abrió paso entre la maraña rizada. Busca el hueco adecuado y despacio, muy despacio empieza a entrar. Ella levanta la cabeza provocando que el agua que todavía tenia en su cabello gotee por su espalda. El calor inunda el vientre de Mara. Su culo se dilata a la presión del miembro duro. Mis muslos se pegan a los muslos de ella, casi sin espacio. Mi vientre golpea los cachetes de ella. Ésta, sin esperar los abre mas y luego se acaricia los pechos. Las embestidas cada vez son mas profundas. El ritmo más rápido. Los pechos colgando bailaban. Mara apoya una mano en la pared y con la otra busco acariciarse y tocar la pija que entraba y salía.
Se incorpora dejando la espalda curvada, ya no se apoya pues mientras con una mano se acaricia, con la otra me busca el culo prieto. Los testículos hinchados golpean la parte baja de sus nalgas.
Aparté algunos pelos alrededor de su ano y le aviso ¡Mara ya entro hasta la mitad, voy a ver que tan profunda eres!
Abrió los ojos y tácitamente aprobó la penetración, empujé suavemente hasta el fondo y la saqué despaciosamente, sentí su esfínter contrayéndose, sus pezones duros y excitados estaban en punta, la verga entrando y saliendo mas la cantidad de flujos derramándose me indicaba la proximidad del orgasmo, la saqué y mis iniciales propósitos de respetar el himen de mi sobrina se fueron al carajo, abrí los labios interiores empapados y apoye la morada cabeza en medio del peludo marco de su vagina y de un solo empujón entre hasta el fondo, mi sobrina me agarró por la espalda y aguantó la entrada sorpresiva, la deje un instante adentro y comencé a cojerla a un ritmo infernal que solo la calentura puede otorgar. Seguí metiéndola y sacándola, ella respondió y cruzó sus piernas alrededor de mi cintura para que le entrara hasta el fondo, ese salvajismo delataba la inminencia del primer orgasmo que llego seguidamente miré su cara y sonreía, entonces me dice ¡rápido tío ponte de espaldas y déjame a mi!
Tarde un segundo para acostarme boca arriba con mi verga apuntando el techo, mi sobrina chorreando flujos se fue sentando lentamente sobre ella metiéndosela hasta el fondo, empezó a subir y bajar mientras gozosamente veía como desaparecía mi pija y salía chorreando con aquellos flujos vaginales con las venas sobresaliendo sobre el tronco hirviendo y sus gemidos furiosos desencadenando ese deseo tanto tiempo escondido.
Ohh.tío me haces sentir en el cielo… métemela toda…Oh…métemela toda…
Mi orgasmo coincidió con el de ella, y la leche entró por borbotones en sus entrañas, fue explosiva la sensación y Mara siguió botando hasta que me sacó los últimos espasmos.
Se levantó y vio la flacidez y riéndose socarrona me dice:
- Tío, soñaba que iba un día a coger contigo y me di cuenta hoy cuando me hiciste desnudar. A sido algo maravilloso y adoro tu pija, verga o pene o como quieras llamarla me gusta mucho, espero compartirla con mi tía; Clarita me contó como lo hicieron en la cascada y como te gozo.
Sus palabras me dejaron asombrado, ya que las inocentes sobrinita habían gozado plenamente de su Tío el Maestro, pero bueno cada día trae su enseñanza, espero la llegada de Clarita para que terminen entre las dos su instrucción.
Mateo colón
Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 7.04
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1 comentarios. Página 1 de 1
Alex
invitado-Alex 27-11-2019 01:35:13

Y la parte 1 es la que más me exitaba

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