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La sumisión de Raquel III

Una vez dentro del coche le dije a Raquel que se quitara las bragas y se sentara sobre su culo, cosa que hizo sin rechistar, conforme salimos del parking le cogí la cabeza y se la lleve hasta mi polla, y ella empezó a chupármela con muchas ganas, como si le fuese la vida en ello, mientras yo le metí la mano por el escote y empecé a pellizcarle las tetas, y no habíamos andado ni cinco minutos cuando la puta empezó a correrse sin mi permiso. Por lo que la incline aun más sobre mi y le di dos azotes muy fuertes en el culo, además le dije que ya no se lo advertía más y que cuando llegásemos a la casa iba a recibir su primer castigo, ella no decía nada, seguía chupando y mamando la polla con ansia, y cuando estábamos entrando por la puerta me corrí sin avisarle, advirtiéndole que como derramase una gota el castigo seria aun peor, por lo que se lo trago todo y me limpio la polla dejándola reluciente.



Una vez dentro...



Así acabo el segundo capitulo, que os recomiendo leer para mejor compresión de este relato



Una vez dentro de la casa les dije a ambas que se desnudaran, cosa que hicieron rápidamente, quedándose Ana con sus medias, sujetador y bragas y Raquel solo con las medias y el sujetador.



Abrí unas de las bolsas y saque un juego de lencería de los que habíamos comprado y se lo di a Raquel diciéndole que se lo pusiera y que el resto lo colocase en su sitio y que una vez hecho bajase a atendernos a su madre y a mí.



Raquel subió rápidamente hacia su habitación mientras su madre y yo nos dirigimos al salón, yo me senté en el sofá y le dije a Ana que se sentara a mi lado, que íbamos a tomar café y ver un poco la tele, pero que ella no hiciese nada que su hija iba a ser nuestra criada.



A los diez minutos bajo Raquel de su habitación, con su conjunto de bragas y sujetador negro de encaje, sus medias y otro par de zapatos de los que habíamos comprado esa tarde, comunicándome que ya lo tenia todo colocado y que de paso había metido todo lo que yo deseche en bolsas y que deseaba saber que tenia que hacer con toda esa ropa.



- Como es tu asistenta?



-Raquel.- Como yo de alta Señor, normalmente le doy ropa mía cuando hago limpieza de cosas que no me pongo, pero jamás le he dado ropa interior.



- Pues esta vez se la vas a dar, luego tiraremos las más viejas y le darás el resto a ver que dice. Ahora prepara café y algo de picar zorra.



-Raquel.- Si Señor ahora mismo.



La verdad es que estaba disfrutando de esta situación al ver lo bien que había asumido su rol.



Mientras me puse a ver la tele y a la vez acariciaba a Ana para tenerla a tono, la muy puta tenía los ojos cerrados y se dejaba llevar.



A los quince minutos apareció Raquel con tres tazas de café una jarra de leche y pastas, las dejo en la mesa e hizo intención de sentarse.



- Quien te ha dado permiso para sentarte perra, ve a la cocina y trae un plato hondo perra, desde cuando la criada se sienta o come con sus dueños?



Agacho la cabeza y se fue a la cocina, volviendo en seguida con un plato de consomé.



Yo cogi su café y lo eche en el plato, colocándolo a mis pies.



-Este es tu sitio, mientras seas nuestra criada comerás y beberás en el suelo, sin usar las manos puta.



En ese momento Ana abrió los ojos como esperando que su hija se negase o se revolviese, pero para asombro de ambos, pues yo también esperaba que se negase, se limito a asentir como la cabeza y contestar “lo que los Señores deseen”.



-Raquel.- Les sirvo yo el café o se lo van a servir los Señores?



-Sírvelo tú perra, a mi con leche hasta arriba y a tu Señora solo como a ella le gusta.



-Raquel.- Ahora mismo Señor.



Nos sirvió los cafés y nos acercó las pastas y rápidamente se puso de rodillas delante de su plato.



-Raquel.- Puede su sirvienta tomar ya su café Señor?



-Si perra puedes tomar tu café y cuando acabes te quiero de rodillas con el culo pegando a los talones y esperando a que nosotros acabemos.



Ana solo observaba y estaba alucinada al descubrir que su hija no solo era sumisa, también tenía mucho de esclava.



Con mucho trabajo pero con agilidad se tomo su café a sorbos y cuando termino se puso tal y como yo le dije, mientras Ana y yo nos lo tomamos con calma, sin prisa y comentando lo sucedido hasta ese momento, sobretodo la reacción de Raquel, pues Ana jamás se pudo imaginar el grado de sumisión de su hija, yo visto lo visto le dije que posiblemente siempre ha sido así, pero dentro de su relación, por lo que estaba totalmente entregada a su marido, y solo hizo falta un pequeño empujón para descubrirse como esclava, porque era como ella se sentía cómoda, y posiblemente las faltas de respeto y voces que le daba a veces, lo hacia inconscientemente buscando una respuesta como la que recibió, y si lo hacia con Ana era simplemente por miedo a la reacción de su marido, miedo a que la dejara, por eso se aprovechaba de Ana, porque sabia que era su madre y lo máximo que recibiría seria un castigo en forma de bofetada.



Ana aun incrédula le costaba ver y entender lo que yo le estaba diciendo, pues no entendía el porque, pues no le hacia falta el marido para vivir, pues todo era de ella y la empresa donde estaba Luis era del padre de Raquel. Pero no es la necesidad económica, es la necesidad de tener a alguien a quien servir, que la guié, que le diga que hacer, solo que la ignorancia y el miedo al que dirán no le permitía ir más allá, llegar a donde llego ayer. Y por eso ahora se siente feliz y realizada, sin querer y sin esperarlo ha encontrado lo que sin saber buscaba.



Una vez terminamos Ana y yo de tomar el café, le ordene a Raquel que retirara todo y que lo dejara todo limpio y una vez lo hubiese hecho que regresara a la salita.



-Raquel.- Si mí Señor lo que Ud., desee.



Mientras le pedí a Ana que me desnudara y empezara a lamerme el cuerpo, pues ver y lo más importante sentir la entrega de Raquel me tenia muy excitado, y no solo era yo, Ana también estaba encendida, sentía su respiración agitada y deseando continuar sometiendo a su hija.



Una vez me hubo desnudado empezó a lamer todo mi cuerpo, pero no hacia nada más que mirar a la entrada de la salita esperando la aparición de su hija, cosa que no tardo en suceder.



Raquel llego a nuestro lado y sin decir nada se puso en posición, de rodillas y con el culo pegando a los talones.



-Ponte a cuatro patas perra, entre mis piernas y empieza a lamer mis huevos y mi polla, mientras tu madre sigue con lo que esta haciendo.



Rápidamente se puso a ello, y se le notaba que iba aprendiendo pues esta vez me lo estaba haciendo bien, muy bien.



Como no quería correrme aun, le dije que parara y que le comiera el coño tal y como estaba a su madre. Ana se sentó a mi lado y abrió sus piernas, y Raquel se puso a comerle el coño a su madre, mientras yo contemplaba el rostro de ambas.



-Ana.-Que bien me comes el coño perra, no pares sigue, me vas hacer correr puta, Señor me puedo correr?.



-Si



-Ana.-Gracias Señor.



Y pegando un alarido empezó a correrse en la boca de su hija, y Raquel asumiendo su papel a pesar de la corrida de su madre siguió comiéndole el coño.



-Ana.-Si sigues así me voy a volver a correr y a mear.



-Quiero que te mees en su boca, quiero que sepa a que sabe el orín de su madre.



Dicho y hecho sin decir nada más empezó a mearse en la cara de su hija, que no daba abasto a tragar, poniendo el sofá chorreando, yo como no aguantaba más me levante y cogiendo a Raquel del pelo la puse a cuatro patas en el sofá y empecé a follarmela mientras le tiraba fuerte del pelo, y sin previo aviso y viendo que estaba haciendo mil esfuerzos por no correrse, se la saque del coño y se la metí en el culo si preparativos y de una sola vez, me costo pero más me gusto, ella empezó a chillar y a suplicar que se la sacara, cosa que no sucedió, y una vez se la metí del todo empecé a follarmela, aunque no tarde mucho en correrme, me salí de su culo y cogiendola de pelo la tire al suelo y le dije que me limpiara la polla y que si lo hacia bien la dejaría correrse. Rápidamente se puso a cuatro patas y empezó a limpiarme la polla sin hacerle ascos a que acabase de salir de su culo.



-Ana cómele el coño a la perra de tu hija, se lo ha ganado.



Ana lo estaba deseando pero para dejarle claro a Raquel que ella era superior, la cogio del pelo y la tiro bruscamente al suelo y le puso el coño en la boca, mientras ella también se lo comía, haciendo un 69 perfecto.



No tardaron en correrse, Ana se incorporo y cogiendo a su hija del pelo la arrastro hasta ponerla otra vez de rodillas y le volvió a poner el coño en la boca ordenándole que se lo dejara limpio, y esta obediente y feliz empezó a limpiarle el coño a su madre, pero sin querer o queriendo, eso no lo sabré nunca, le araño el muslo con sus uñas, y Ana actuando como jamás la había visto le soltó una bofetada llamándola puta, y cogiendola del pelo la arrastro por todo el salón hasta una silla que había a la entrada y la puso de rodillas con las palmas de las manos en le silla y el culo hacia fuera, ordenándole que no se moviera.



En ese momento Ana me miro como pidiéndome autorización para seguir, cosa que asentí con un moviento de cabeza, pues yo no sabia si estaba mas asombrado o excitado, así que Ana se dirigió a donde estaba mi ropa y cogiendo mi correa se fue a por su hija, y sin avisar le soltó un correazo en su culo, pero lo que más nos sorprendió nuevamente fue la respuesta de Raquel.



Raquel.-Gracias Señora por castigar a esta perra.



Ana.-Vas a aprender a tratar a tu Ama perra, vas a sentir el haber arañado el cuerpo de tu Ama, te voy a dar diez correazos.



En ese momento me levante y le dije a Ana que parara, y sacando de mi bolsa una regla de cuero se la cambie por la correa, ya que la correa deja más marcas y son peores de curar.



.-Conforme recibas los azotes perra los iras contando y diciendo gracias Amos por este castigo que me he merecido.



Raquel.-Si mi Amo, así será.



Ana volvió a azotar el culo de su hija, cumpliendo esta a rajatabla lo indicado por mí.



Al cuarto azote se le saltaron las lagrimas, pero en ningún momento dijo nada que no fuese lo estipulado. Cuando acabo Ana le dije que se acercara al baño y buscase una crema para que se la aplicara a su hija, pues era la primera vez y no estaba acostumbrada aun.



Mientras Ana iba a buscar la crema, me acerque a Raquel y acariciándola le dije que me tenia gratamente asombrado y que la iba a convertir en una buena esclava de su madre y mía, a lo que ella me respondió “que no deseaba otra cosa mas que pertenecernos y cumplir cualquier deseo nuestro y sobretodo mío”



Volví a mi bolsa y saque unas pinzas de presión con una cadena y acercándome a Raquel se las puse en los pezones que los tenia como una piedra, y esta solo hizo una mueca con la cara y se le saltaron dos lagrimas, pero aun así no dijo nada. Lleve mi mano a su coño y estaba empapado.



-Como estas perra, estas excitada?



Raquel.-Si mi Señor, las lagrimas no son de dolor, son por cumplir sus deseos de que no me corra sin su permiso, estoy intentando controlarme mi Amo, pero me esta costando.



No dejaba de sorprenderme, en los años que llevaba viviendo la vida como a mi me gusta, jamás había conocido un cambio tan grande, cierto es que ya había leído algo de perras como Raquel, pero siempre había dudado de su veracidad, pues me parecía irreal que alguien pudiese convertirse en una esclava perfecta en tan solo un día, pero ahora doy fe de ello, supongo que es algo que Raquel lo tendría a flor de piel a punto de explotar y sospechando sobre la vida que seguía su madre, lo provoco, pero vamos eso es solo una suposición mía pues jamás se lo he preguntado, lo mismo cuando lea este relato hablamos del tema.



Viendo los esfuerzos que estaba haciendo por contenerse, le autorice a correrse, cosa que hizo nada más terminar yo la frase, empezó a convulsionar todo el cuerpo y termino pegando un grito que se tuvo que oír en toda la urbanización.



Pero aun así no cambio de postura, seguía de rodillas con las palmas apoyadas en la silla.



Raquel.-Gracias Señor por permitir a esta perra correrse para su Amo.



En ese momento se acerco Ana, que se había quedado en la puerta observando la corrida de su hija.



Arrodillándose junto a ella, empezó a aplicarle la crema en su enrojecido culo, cuando acabo de aplicársela cogio a su hija y le dio un morreo prolongado fuerte y hasta violento.



Me volví a sentar, pero esta vez en un sillón, porque el sofá estaba lleno de los orines de Ana, en el momento de sentarme llame a Ana y le dije que se sentara en el sofá, sobre sus meados, tampoco quería que se me desmadrada y que supiese quien era allí el Amo, y a Raquel le dije que se acercara y se pusiese junto a mí, esta hizo intención de levantarse, pero le dije que no, que a partir de ahora su estado era el de una perra y como tal tenia que actuar y moverse, sin decir nada volvió a ponerse a cuatro patas y se acerco a mí, yo premiándola le acaricie la cabeza y le dije que se sentara en el suelo y dejase la cabeza apoyada en mis rodillas, ella se limito a sonreír y a decir “gracias Señor es Ud., muy bueno premiando a su perra”.



Mire el reloj y vi que eran las ocho de la tarde y yo estaba cansado así que le dije a Raquel que se tumbara a mis pies, que yo iba a descansar un rato, y a Ana le dije que hiciera lo que quisiera, pero que no me molestara y que si me quedaba dormido que me despertase a las nueve, así que me recline en el sillón y cerrando los ojos me quede dormido.



A las nueve en punto me despertó Ana, indicándome la hora que era, yo me espabile y mirando al suelo vi que Raquel seguía en la mismo posición que yo le había ordenado antes de dormirme, pero se le veía bien y sus ojos brillaban de felicidad.



-Raquel sube arriba y prepárame un baño, las escaleras por ahora las puedes subir de pie, y tu Ana mientras nuestra perra me prepara el baño sube y escoge la ropa para ti y para la perra de tu hija, vamos a salir a cenar.



Ana.-Si mi Señor, algo en especial o lo deja a mi elección.



-Lo dejo a tu elección perra.



Ana.-Gracias Señor



-Pues a funcionar perras.



Ambas se pusieron en marcha, Raquel andando a cuatro patas hasta que llego a las escaleras y Ana la seguía con una sonrisa de malicia en la boca.



A los cinco minutos sentí a Raquel llamarme, diciéndome que ya estaba el baño preparado, por lo que subí rápidamente y me metí directamente en la bañera, gran bañera por cierto, con el agua caliente pero sin quemar y con mucha espuma, la verdad es que me encanta ese tipo de baño. Le dije a Raquel que me bañase y enjabonase, cosa que hizo con delicadeza y mucho cuidado, tanto que me excite y me volví a empalmar, así que cogiendola del pelo le dije que se quitara los zapatos, y se metiera en la bañera y se metiera mi polla en su puto coño, sin replicar se metió en la bañera, con medias, bragas, su sujetador bajado y las pinzas colgando de sus tetas, y se metió despacio mi polla en su coño, así que cogiendola de la cadenita de las pinzas empecé a marcarle los movimientos de la follada. Ella no paraba de gemir y se le veía que estaba sobreexcitada, estaba disfrutando de su condición de perra, mientras me la follaba, o mejor dicho, mientras ella me follaba, mire a la puerta y allí estaba Ana masturbándose y mirándonos fijamente a los ojos, así que le indique que se acercara y se pegara a la bañera, cosa que hizo velozmente, y le indique a Raquel que mientras me follaba masturbara a la zorra de su madre con la mano, también cogi una pastilla de jabón que había en el filo de la bañera y se la di a Raquel para que se la metiera en el coño a su madre. Raquel se lo metió a su madre en el coño y empezó a masturbarla pero con suavidad, por lo que se ve no tenia mas ganas de azotes ese día, pero Ana esta a punto de correrse y no tardo en hacerlo, y yo al verlo me dio por reír, porque mientras gritaba que se corría, empezaron a salirle pompas del coño, efecto del jabón, pero no pompas pequeñas, sino bastante grandes, mientras Raquel me miraba un poco sorprendida y hasta desilusionada, porque ella no veía las pompas que salían del coño de su perra madre y se creía que me estaba riendo de ella por que no lo estaba haciendo nada bien, y al revés lo estaba haciendo muy pero que muy bien, tanto que me iba a correr.



-Perra me voy a correr, me voy a correr dentro de mi puta, quiero que sientas como se corre tu Amo dentro de ti perra, porque a partir de ahora solo yo me podré correr dentro de ti zorra, nadie más, ni el cornudo, ni nadie entendido?



-Raquel.-Si mi Señor yo soy suya, y si quiere Ud., me separo del cornudo y lo mando a la mierda.



-No puta para el tengo otros planes, pero si no los acata lo mandaras a la mierda.



Raquel.-Lo que mi Señor diga, en mi vida me he sentido tan feliz y realizada y quiero seguir andando y descubriendo todo lo puta que puedo ser para mi Amo.



Todo esto lo decía entre jadeos, así que le dije que se corriera que quería sentirla, mientras su madre aun estaba tirada en el suelo del baño recuperándose del orgasmo.



Raquel empezó a correrse, entre jadeos y gritos y convulsiones, me gustaba verla correrse por como convulsionaba, y esto hizo que yo empezara a correrme dentro de ella. Cuando termine le quite las pinzas, y mirando a su madre le dije que le curara los pezones, que los mimara primero con su lengua y luego con una crema, las pinzas tenían que haberle hecho daño, pero en ningún momento se quejo.



Ana se incorporo y cogiendola del pelo la saco de un tiron de la bañera, ordenándole que se pusiera de rodillas, Ana se puso a cuatro patas y se acerco a los pechos de su hija y empezó a lamerlos, con suavidad y hasta con cariño, parecía mas su madre que su Ama, por el mimo que ponía en cada lametón que le daba, pero al minuto Raquel ya estaba gimiendo, y Ana volvió a la realidad e incorporándose le pego un bofetón.



Ana.-Quien te ha dado permiso para excitarte zorra



Raquel.-Lo siento señora, perdone no era mi intención.



Ana.-Luego te volveré a azotar puta, vas aprender a base de palos.



-Ya vale, tu Ana ponte aquí a mi lado de rodillas, y tu Raquel termina de enjuagarme y empieza a secarme.



Ambos hicieron rápidamente lo que les pedí, así que Raquel termino de enjuagarme y yo me puse de pie para que me secara, pero también tenia otros planes, así que saliendo de la bañera le dije a Raquel que la vaciara, así que quito el tapón y regreso a secarme, cuando la bañera estaba ya vacía, le indique a Ana que entrara en ella, Ana me miro extrañada, pero no dijo nada se limito a obedecer, le dije que se tumbara.



-Raquel la puta de tu madre se ha corrido antes sin permiso, y yo no permito que una perra mía lo haga sin mi consentimiento, así que entra en la bañera y meate en la puta y zorra de tu madre.



-Raquel.-Ahora mismo Señor.



Se metió en la bañera, en su cara se le veía una sonrisa como de venganza, y abriéndose de piernas sobre la cara de su madre empezó a mearla. Cuando acabo me miro como esperando indicaciones, y yo se las di, le dije que se tumbara junto a su madre, y una vez las dos tumbadas en la bañera, me acerque yo al filo de la bañera y empecé a mearlas a las dos, indicándoles que tuviesen la boca abierta, cosa que ambas cumplieron.



-Ahora salid de la bañera, quitaros esa ropa y ducharos, os quiero listas en media hora perras, tu Ana dale la ropa que has escogido para ella. Os espero abajo perras.



Continuará.


Datos del Relato
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