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Categoría: Sadomaso

La revancha, 03 Todo listo

Obedientes y sumisas vais siguiendo los tirones que doy en vuestros cabellos, llegamos a una pequeña sala, tiro hacia arriba y os levantáis, me acerco a Zuleia, voy mirándola, acaricio sus pechos, pellizco sus pezones, entro mi mano en su entrepierna, se muerde los labios mientras acaricio su vulva, me gusta el tacto suave y dulce de su piel, se sonroja, traga saliva, no quiere moverse, pero no puede evitar excitarse, calentarse con mis dedos tocándola, con la humillación de pertenecerle a un desconocido. Le pregunto cuál es su palabra de seguridad, me dice que su amo nunca le dio ninguna, ahora estoy detrás de ella, sopeso sus nalgas, pongo tres de mis dedos en su culo, se encorva un poco, le digo que mientras sea mía, ha de tener una, mientras, puede usar la tuya, 3 veces seguida la palabra vainilla, ella asiente con la cabeza, cada vez le cuesta más estarse quieta, con una fusta le doy un par de azotes en su culo, le ordeno que no se mueva, ella nerviosa dice si amo, es la primera vez que verbaliza su condición de esclava desde hace muchos años, y solo con decirlo, un escalofrió de placer recorre todo su cuerpo.

Sigo mirándola, ahora acaricio su espalda, su cuello, su cabellera de pelo rizado, respira entrecortadamente, asustada, inquieta. Vuelvo a estar frente a ella, con una de mis manos levanto su barbilla, la miro a los ojos, no sabe qué hacer, donde mirar, le digo que ahora os voy a castigar, le ato las manos juntas, y la cuelgo de un gancho del techo, apenas si toca con los pies en el suelo, voy hacia ti y retorciendo uno de tus pechos hago que te pegues a ella, las manos atadas como ella, la cuerda en el mismo gancho, os pongo un consolador doble en vuestros coños, con un correa ato vuestros nalgas, voy tensando, cada nuevo tirón de la correa, es un trozo más de consolador entrando en vuestros agujeros. Pongo unas pinzas metálicas anchas entre tus pechos y los suyos, te muerdes los labios cuando la pinza dentada se clava en tu pezón, Zuleia también chilla, Repito la operación con el otro pecho, os miro colgadas del gancho, vuestras caras a solo unos centímetros, las tetas unidas por las pinzas, el coño atravesado…. Un azote golpea la espalda de Zuleia, os ordeno que os beséis, sin pensarlo su lengua entra en tu boca, tú le ofreces tus labios, tu cara, mientras tu lengua busca la suya. Ahora es tu culo el azotado, tiemblas y se tensa la pinza que une vuestros pechos,  ella gruñe, las dos gemís, lloráis, tus lagrimas mojan su cara, otro azote desde atrás golpea vuestros coños, ella no puede evitar mearse, su orina baja por tus piernas, las dos sois solo una, y vuestro dolor me pertenece, os voy azotando lentamente, disfrutando de vuestros nervios, de vuestra espera. Golpeo tu costado, justo en este trozo de teta que queda tan a la vista, azoto las piernas de Zuleia, largas y fibrosas, luego su culo de nalgas anchas y duras.  Las dos tembláis en vuestras cadenas, sorbes los mocos de ella, ella lengüetea tus lágrimas, sientes como tiemblas a cada azote, el sudor os envuelve a las dos, notas el temblor constante de su miedo, a ti te fallan las piernas, y os estremecéis  cuando el látigo se enrosca en vuestros brazos, levanto una de tus patas y golpeo en la planta de tu pie, tensas tu cuerpo y salta la pinza metálica de uno de tus pechos, aúllas de dolor,  dejas caer tu cara en su hombro, la mojas de babas y lágrimas, ella intenta consolarte, acariciándote con sus mejillas mientras vuelvo a pinzar vuestros pezones hinchados y enrojecidos, me aparto un poco de vosotras, y con el látigo de siete colas, os doy un azote que os envuelve  las dos, que quema vuestra piel, y acompasa vuestros gritos.

Me acerco y corto las cuerdas de vuestras muñecas, caéis al suelo como un saco, saltan  las dos pinzas de vuestros sus pechos, se te clava aún más el consolador, y entre lágrimas pedís perdón una y otra vez. Lentamente os voy desatando, os arranco los consoladores, os lo acerco a la cara, tu boca limpia el de Zuleia, meado y con restos de heces, y ella hace lo mismo con el tuyo, igual de sucio y pringoso. Os pregunto si habéis aprendido la lección, las dos decís que si con la cabeza.

Me siento en un sillón, y mirando a Zuleia, le digo que hoy me apetece su boca, a 4 patas se acerca, empieza a besar, a lamer mi verga, sus brazos se agarran a mis piernas, sus pechos rozan mis rodillas disimuladamente se lleva una mano a su entrepierna, un azote en su culo hace que la quite, me gusta como lame, como besa, como engulle mi verga, cada vez más gruesa, cada vez más dura. Apenas si le cabe, pero sigue tragando, la agarro de sus cabellos y aplasto su cara contra mi cuerpo, casi no puede respirar, la verga la atraviesa hasta la garganta, me corro en su boca, en su cara, en sus mejillas, en su cabellera, traga todo lo que puede, aunque parte de mi corrida, resbala por su boca, pinta de blanco su cara, sus mejillas, sus pechos, me sonríe con sus labios gruesos embadurnados de mí. Me levanto y la tumbo boca arriba sobre la alfombra, ella se contornea, sonríe tímida y caliente, mis manos recorren su cuerpo, ordeño sus tetas, juego con su clítoris, se empieza a doblar, levanta su culo, sus manos bajan hasta su entrepierna, me suplica que le permita correrse, miro tu cara, estás de rodillas y sollozando, te digo que la ayudes a correrse. Vienes hacia nosotros, te tumbas sobre ella en un perfecto 69 tu lengua empieza a besarla, tus labios se mojan en su entrepierna, sus piernas levantadas se enroscan en tu cabeza, también ella te acaricia y te besa dándote ligeros mordisquitos en tu vulva, tus pechos rozan los suyos, sus pezones doloridos la hacen gemir un poco, los tuyos también te duelen. Me gusta ver como mueves tu culo, como te acoplas a esta lengua que no deja de lamerte, de besarte, oigo el gorgotear de tu boca con tu cabeza hundida entre sus piernas, ella tensa sus músculos, levanta el culo, se abraza a ti, mientras no dejas de mordisquearla, de besarla, de jugar con su placer. Dos hembras en celo, calmándose la una a la otra. Entre las dos me habéis puesto otra vez caliente, así que me levanto, de un tirón te arranco de ella, cogiéndote por la cintura te pongo a 4 patas, y al instante mi verga entra hasta el fondo de tu culo. Casi te caes, pero consigues mantener el equilibrio con tus manos en el suelo, Zuleia se pone debajo, acaricia tus pechos, tu vientre, besa estos pezones que bailan sin cesar al compás de mi placer, su lengua también busca mis testículos, y cuando me corro, bebe golosa todo lo que gotea de entre tus nalgas. Me tumbo en la alfombra, tú te enroscas junto a mí, con tu cabeza en mi hombro, me gusta acariciar tu pubis de vello oscuro y rizado, Zuleia pone sus pechos sobre mis piernas, limpia con sus mejillas mi verga. Relajados y satisfechos disfrutamos de cada rincón de nuestros cuerpos, el tiempo va pasando, y no puedo desear nada mejor, que pasarlo junto a dos hembras como vosotras.

El sol entra por la ventana, me despierto, aun dormís, acaricio tus mejillas, abres lo ojos, sonríes, y me besas, también Zuleia va desperezándose, un par de palmadas en tu culo te acaban de despertar, es hora de levantarse, hoy tenemos que practicar algunas cosas de la carrera, y aun hay que daros de comer y limpiaros un poco.

Gruñendo te levantas, Zuleia se coge a ti, y las dos salís de la habitación refunfuñando. Sucias, renqueantes, con cara de sueño, despeinadas y doloridas os encontráis con Nuria y Yoha que están hablando de otra zona del circuito, un lodazal que habréis de atravesar, más de  medio metro de profundidad de barro y agua, 500 metros de largo y unas argollas que pinzaran vuestra nariz cuando haya que tirar de vosotras.  Ajenas a su charla, vais comiendo el pienso de vuestros cubos, Zuleia te da un suave golpe con su nalga, te mira sonriendo y tú le devuelves el golpe, también sonríes, con la cara sucia te besa y tu restriegas tu hocico por sus mejillas,  habéis comprendido que en mi cama no sois rivales, solo opciones distintas.

Se oye el claxon de un coche, y todos miramos hacia la carretera, alguien llega, incluso vosotras levantáis vuestros hocicos sucios, el coche para y una mujer rubia desciende del vehículo, gafas oscuras, una larga cabellera hasta media espalda, botas de tacón y una pequeña fusta en la mano, viene tranquilamente, sin prisa, marcando cada paso, sonrió y voy a buscarla, es Eva, una de las amas más temibles que había en aquel momento. Nos damos un par de besos, y sorprendido le digo que bienvenida, ella mirándote a ti, dice que  alguien le ha contado lo de la carrera de las mamás, y viene a  ayudar, quiere convertir esta carrera, en un espectáculo como no se ha visto en años, es una de las mejores directoras de cine sado, y ofrece su equipo técnico y humano para hacer que sea la película de la temporada.  A 4 patas, temerosa te acercas a ella, notas sus manos en tus cabellos, sonríes, tu la llamaste, Nuria y Yoha lo están haciendo muy bien, pero muchos temas se les escapan, las veías preocupadas y nerviosas, y sabias que tu amiga y antigua  dueña, no te fallaría. Eva pone su mano en tu entrepierna, pellizca tu vulva, das un respingo y te muerdes los labios, sin dejar de tocarte, de jugar contigo, Eva habla con Nuria y Yoha que la escuchan atentamente, le preguntan, le piden consejo y ella se vuelca en ayudarlas. Tras más de una hora de charla y un par o tres de cervezas, Eva te abre la boca, pone en tu lengua las llaves de su  coche, y os envía a Zuleia y a ti a buscar en el maletero algo que ha traído. Zuleia y tú, corriendo, jugueteando, con los coños satisfechos tras la noche que hemos pasado, llegáis al vehículo, al abrir el maletero, os encontráis con una mujer desnuda, azotada y atada, bañada en sudor y jadeando por la falta de aire.

La ayudáis a bajar, y sonríes al verla, es Lidia, su esclava, tu amiga, tras recuperar un poco el aliento te besa hasta el fondo de tu paladar, luego besa a Zuleia, y a 4 patas, volvéis las tres hacia donde estamos.  Cuando veo a Lidia, le indico que se levante, un metro setenta de hembra caliente y sensual, sus pechos no muy grandes, perfectos para cogerlos con una mano, ella sonríe mientras los acaricio, le gusta como la toco, como la miro, su pelo castaño claro, con alguna que otra cana, cae sobre sus hombros, unas ojeras no muy pronunciadas, algún quilo de más en su barriga, pero sin perder ni un ápice de belleza, lo que no ha variado es su mirada picara y juguetona, ni su sonrisa insinuante, le digo que gire, orgullosa me muestra su culo respingón, perfectamente levantado, voy resiguiendo con mis dedos los azotes que Eva ha dejado en él. Eva ríe y le da un par de azotes más en sus nalgas, nos dice que además de su esclava, es la mejor ayudante de dirección que jamás ha tenido, y por eso la ha traído, ella está muy atareada, pero Lidia se quedara con nosotros todo el tiempo que haga falta

Nuria comenta que ahora pensaban practicar en el lodazal, Eva mira el reloj, y dice que de acuerdo, aún tiene un poco de tiempo, levantando a Lidia por su pelambrera, me dice que quiere que sea yo quien la cabalgue. Lidia se muerde los labios, mientras su dueña pellizca con fuerza  sus pezones, suda, se retuerce de dolor, vencida me suplica que le deje ser mi yegua, mirándola a los ojos le digo que de acuerdo.

Os llevamos junto a los sulkis, Nuria te empieza a preparar, Yoha hace lo mismo con Zuleia, y yo tirando de uno de sus pezones llevo a Lidia hasta el vehículo de color verde, ella respira hondo, sabe que seré duro y que no dejaré que se relaje, no pienso defraudar a Eva. Abierta de patas, me mira, mientras voy entrando en su coño la barra metálica, se muerde sus labios rojos, mientras se agarra con todas sus fuerzas a las barras. Ato sus correajes, y le encasto hasta el fondo uno de los consoladores-cola de reserva que tenemos, ella jadea, suda, con un par de azotes marco sus pechos, me gusta que también lleve alguna marca mía. Nuria sonríe, tú ya estas galopando, también Zuleia espera atada a su carro, por fin llegamos Lidia y yo, casi no puedes andar, es la falta de costumbre, pero hoy no importa la destreza o la agilidad, sino la fuerza física, y la capacidad de sufrir, con unos tirones de vuestras riendas, os llevamos hasta el lodazal, Antes de entrar, os enseñamos unos clips metálicos con una gruesa anilla colgando, os los pondrán vuestros jinetes en la nariz, cuando salten del carro, para tirar de vosotras. Tragáis saliva, las 3 conocéis el dolor que producen estos aparatos. Eva dará la salida, un latigazo silba en el aire, golpeando la mesa. Saltas al barro, junto a ti Zuleia, y también  Lidia, los carros se hunden más de media rueda, el látigo empieza a golpearos, clavas tus pies en el suelo, apenas si puedes moverte, también Zuleia tensa todos sus músculos, las ruedas siguen hundidas y quietas, salto del carro y pongo el anillo de hierro en el hocico de Lidia, con el primer tirón chilla de manera salvaje, Nuria y Yoha también saltan al barro, y os anillan,  tiro con todas mis fuerzas, Lidia chilla, berrea, por un instante cree que le voy a arrancar la nariz, pero el dolor la hace reaccionar, mientras con una mano tiro de ella, con la otra voy golpeándote las tetas con la fusta, pero  avanza poco, hundo su cabeza en el fango mientras le azoto el lomo, rabiosa saca la cabeza, escupe barro y por fin veo en sus ojos la rabia y el furia que la va hacer ganar, un par de azotes más y el carro empieza a moverse, tu no piensas permitirlo, clavas tus patas y  entre bufidos, tensas todos tus músculos y te lanzas hacia adelante, a tu lado Zuleia estira su cuello, mientras Yoha tira de su anilla, el látigo empapado en barro va castigando su cuerpo, enfadada no piensa dejar que una recién llegada gane a su potranca.  Nuria también te golpea, pero has resbalado y tras caerte, aun estás recuperando el aliento. Las tres lloráis, gritas, mientras los golpes resuenan una y otra vez. Poco a poco vamos avanzando, la cosa estará entre Zuleia y Lidia, apenas faltan unos metros, pongo mi mano en el barro, agarro la pelambrera de mi yegua y tiro con todas mis fuerzas, mientras con la otra mano voy retorciendo su aro, cabreada, histérica, insultas, gritas, intentas morderme, y este último arrebato de pundonor la hace avanzar un poco más, lo justo para llegar al final del lodazal medio metro por delante de Zuleia, que llega unos instantes después , y poco después tu. Rebozadas en barro, agotadas, volvéis a chillar cuando os quitamos los aros de la nariz. Bajas la mirada, Nuria está muy seria no quería quedar ultima, Yoha abofetea a su madre, vencida por una recién llegada. Y Lidia con su cara llena de barro, se arrodilla por si me apetece castigarla por sus insultos y su comportamiento.

Eva aplaude, le ha gustado el espectáculo, pero tiene que irse, a modo de despedida da un par de bofetadas a Lidia y se va, nosotros volvemos con vosotras, la manguera lanza un chorro contra vuestra piel, os vamos lavando junto con los carros, me acerco a Lidia, mi potrilla salvaje, meto la manguera en su coño, el chorro la hace doblarse de dolor, pero no se queja, sigue siendo orgullosa y terca, luego limpio su lomo, sus tetas, toda su piel, Nuria también se desfoga contigo, castigándote con este chorro potente y helado, no duda en buscar tus rincones más sensibles y está un buen rato mojándote, humillada lloras y pataleas.  Yoha por su parte restriega con un estropajo a su madre, hemos de domaros, adiestraros, y no hay espacio ni tiempo para contemplaciones.

Finalmente os desatamos del sulky, os llevamos al establo, os tumbáis  rendidas sobre el heno, tan agotadas, tan doloridas que ni tenéis fuerza para llegar al abrevadero donde esta vuestra comida. Es cerca del mediodía, pero no tardáis en dormiros, vuestra resistencia, los años no pasan en balde, ya no es la que era, pero todavía sois unos ejemplares magníficos, y conserváis todo el orgullo y bravura que siempre os ha caracterizado.

Las ideas de Eva han gustado mucho a las niñas, están ilusionadas con todas las sorpresas que no os hemos querido contar.  Hacia las siete de la tarde, ya se les  ha pasado el enfado con vosotras, así que vamos al establo, donde todavía retozáis medio dormidas, y cogiendo los cubos con vuestra comida nos acercamos, Nuria acaricia tu rosto, abres la boca y dejas que ella vaya poniendo algo de pienso mojado entre tus labios, Zuleia también siente el calor y el afecto de Yoha, y Lidia me mira, picara y traviesa abre su boca, saca la lengua, mientras acaricia mi verga, le pregunto si quiere el pienso con algo de leche, y sin cerrar la boca sonríe, la cojo de su nariz, y la lleva a mi verga, su lengua sigue tan sensual y diestra como antaño, mientras mi placer crece y se endurece entre sus labios, yo voy acariciando su cuello, su espalda, mis manos bajan hasta sus nalgas, mientras ella sigue lamiendo, relamiendo, empiezo a moverme, a sentir que no voy a tardar en darle toda la leche que desee, ella acerca su bol a su boca, y cuando un chorro blanco y espeso, se vacía en ella, deja que vaya cayendo de sus labios, de su cara, de sus pechos, hasta ir llenando su bol, mientras me mira golosa y pícara.

Una capa espesa, blanca y caliente cubre buena parte de su comida, con la lengua relame cada gota que se ha perdido, que no ha caído en su cubo. Mojo mis manos en aquel engrudo, y ella empieza a lamer, noto su lengua en cada uno de mis dedos, luego le voy dejando caer lentamente la comida sobre su cara, con la boca abierta va comiendo, mientras una parte moja sus mejillas, su nariz, baja por su cuello, empapa sus pechos. Dejo de tirarle para que pueda ir recogiendo con la boca todo lo que le ha caído, no queda mucho, veo que tú ya has terminado de comer, te ordeno que te tumbes sobre el heno, y vierto parte de lo que queda en tu entrepierna, la comida se mezcla con tu pelambrera, con los dedos voy entrando aquel engrudo en tus agujeros, ordeno a  Lidia que se lo coma todo, tumbada en el heno, con su hocico a la altura de tu coño empieza a lamerte, a limpiarte, su lengua no deja ningún rincón por lamer, te oigo gemir, te abres más de piernas, ella sigue sorbiendo de ti, de tu sexo, de tu culo, incluso va recogiendo los trozos que  caen al suelo. Zuleia no dja de mirarnos, le indico que se tumbe junto a ti, quiero que te bese, que te acaricie, hasta que tu coño se corra en la boca de Lidia.

Zuleia y Lidia te lamen, te besan, jadeas, te encorvas, gruñes de placer, te abrazas a Zuleia, no dejas de besarla, de acariciarla, mientras enroscas tus piernas en la cabeza de Lidia que sigue jugando con su lengua, con sus dedos dentro de ti. Separas tus piernas, Lidia te mira con la punta de su  nariz mojada de ti, Zuleia se acerca a ella, y empieza a masturbarla, tú también acaricias a Lidia, nos miráis, os humilla, os excita mostraros sucias y marranas retozando entre heno sucio y restos de comida, mientras gruñís y no dejáis de tocaros, de besaros, de llenar de  dedos, manos y puños vuestros agujeros de cerdas en celo.

Nuria, Yoha y yo tras miraros un rato, cerramos el portón del establo y volvemos a la casa, donde comentamos las novedades que ha dicho Eva. Las chicas están muy  ilusionadas con sus ideas. Mientras cenamos  surgen algunas dudas, y hacia las 10 de la noche, decido ir a buscar a Lidia, además de esclava, es la ayudante de Eva, seguro que sabrá solventar cualquier problema. Al abrir el portón la vemos abrazada a ti, tiro de una de sus patas, gruñe un poco, pero te suelta, tú me miras con una mueca de desilusión, pensabas que venía a por ti, pero hoy necesitamos a Lidia.  A  4 patas me acompaña, al llegar a la casa, le decimos que ahora queremos que sea  la ayudante de dirección de Eva, sonríe y se sienta junto a Nuria y Yoha, está un buen rato charlando con ellas, explicando cada detalle, cada situación y cada solución. Finalmente, todo queda aclarado, entonces sonríe con sus hermosos ojos castaños mirándome,  se arrodilla y me suplica que esta noche la deje ser una mujer, le digo que si, y tras besarme los pies, se levanta y va  hacia la ducha, la espero en mi habitación, se toma su tiempo, pero al fin aparece limpia, perfumada, suavemente maquillada, con su piel aun húmeda por la ducha, su cabellos cayendo sobre sus hombros, se tumba junto a mí, la abrazo y la acaricio, noto su piel fresca y suave restregándose en mi cuerpo, sus labios buscando mis besos, mis manos juegan en sus nalgas, ella restriega su sexo por mi verga, mientras los besos cada vez son más largos, más profundos e intensos. Se pone en cuclillas, entra mi verga en su coño, arquea su espalda hacia atrás, se contornea, se acaricia los pechos, se relame los labios, y estruja con sus músculos mi deseo, mientras yo endurezco sus pezones con mis dedos, me mira, sonríe y se deja caer sobre mi pecho, mis manos se aferran a su espalda, mi verga martillea dentro de ella, oigo su respirar agitado junto a mis labios, nuestro sudor compartido, nos movemos al unísono, arriba, abajo, acompañados por el chirriar cada vez más rápido, más intenso del colchón en el que estamos, noto como me vacío dentro de ella, ella se aprieta aún más contra mi cuerpo, mientras no deja de besarme, de lamer mi cara, de gozar como mujer y como hembra de cada nueva embestida, cada nuevo chorro mojándola por dentro, yo no la suelto hasta que vacío todo mi deseo dentro de ella. Luego nos relajamos, abrazados hablamos de mil cosas, recuerdos y antiguas aventuras, reímos, jugamos, nos besamos, volvemos a hacer el amor, mientras la luna va recorriendo la noche.

Por la mañana, acaricio su espalda, voy bajando mi mano hasta su culo, ella se mueve, se enrosca entre mis piernas  para que mis dedos lleguen mejor a cada rincón de su piel, lame sumisa mi pecho, yo sigo acariciándola, su lengua recorre mi vientre, hasta llegar a mi entrepierna, se aferra a mi verga, noto su respiración caliente, la humedad de sus labios, pero ahora tengo algo más urgente. Tirando de sus cabellos, la saco a la calle, nota la brisa en su piel que se eriza levemente, sabe lo que ahora toca, y sumisa abre la boca, no tarda en recibir un chorro amarillo y acido en su boca, engulle mientras yo voy meándola entera, me gusta apuntar a sus mejillas, a su frente, a su barbilla, mojar sus pechos, su vientre, ver sus rodillas en el charco de orina que se va formando. Al terminar se acerca, y con la lengua va limpiando las ultimas gotas de orina que aún quedan en mi miembro. Al fondo veo como llegáis con Nuria y Yoha, os dejan en el patio bajo un sol cada vez más intenso. Lidia sumisa se acerca a vosotras, las tres esperáis sumisas nuestras órdenes, bajo un sol intenso que arde en vuestra piel.

Tras desayunar volvemos con vosotras, os decimos que ahora os llevaremos al circuito donde se hará la carrera, las dos os ponéis nerviosas, inquietas, por fin conoceréis el lugar, vamos hacia el coche, delante iremos Lidia y yo, detrás Nuria i Yoha, y en el maletero vosotras dos, te colocas, enroscada con tus patas dobladas, Zuleia se acopla a ti, aun os apretamos un poco más, notas tu cuerpo pegado al de tu compañera, ella siente tu respiración junto a su boca, y cuando menos lo esperáis, el clack del maletero cerrándose, la tapa os aprieta aún más la una contra la otra, el calor os empapa de sudor, el aire enrarecido se os hace irrespirable, y de pronto los primeros baches, socavones de tierra que zarandean al coche y os zarandean a vosotras. En el interior del vehículo, charlamos, reímos, Lidia me mira con los restos de mi meada, resecos en su piel, mientras las chicas le cuentan vuestras aventuras, como aceptasteis volver a ser yeguas sumisas, como os estamos domando y adiestrando, mientras tú,  sientes cada vaivén, cada piedra que el coche pisa, dolorida y cansada, oyes como Zuleia llora, nunca ha llevado bien los sitios cerrados, y mucho menos cuando es un maletero pequeño y oscuro. El trayecto se alarga casi dos horas, siempre por carreteras estrechas o caminos desgastados.

Finalmente, mareada y medio desvanecida por el calor, notas que el coche se para, Zuleia inquieta también se mueve, abrimos el portón y la luz os ciega, un descampado en medio de la nada, al fondo se ve un caserón, allí es donde vamos, os atamos las manos a la espalda, Lidia lo mira desde el coche, la hago bajar y le ordeno que se ponga junto a vosotras, se enfada, una bofetada la hace callar, obedece y también le ato sus manos a la espalda, con el pie dibujo una línea en el suelo, os pongo una par de  pinzas de madera  a cada una en vuestros labios vaginales, no entendéis nada, ato las cuerdas al parachoques de detrás, y os digo que cuando salten las pinzas de vuestro coño, salgáis corriendo, la que llegue primera, tendrá cervezas frescas, la segunda, agua calentada al sol, y la tercera, vera a las otras beber. Lidia quiere protestar, pero calla al segundo azote en sus pechos. Oís el motor del coche, aprietas los puños, miras a Zuleia sudando como tú, la boca abierta, y asustada. Junto a vosotras Lidia, respirando lentamente, intentando asimilar lo que os espera. Las ruedas giran, el coche sale hacia adelante, y apenas unos instantes después, las pinzas salen disparadas, el dolor es intenso, pero te lanzas adelante, Zuleia con sus zancadas increíbles no tarda en avanzarte, y algo más alejada Lidia, que sorprendida y enfadada, le cuesta centrarse en la carrera. El sol quema vuestros pies, vuestros pechos se bambolean de lado a lado,  el sudor moja vuestros ojos, pero no dejas de correr, no quieres perder la estela de Zuleia, que sigue yendo en solitario, ella sonríe, está convencida de su victoria, se gira para ver la distancia a la que estáis, pero da un traspiés y cae de bruces al suelo, sus pechos chocan contra el suelo, tu estas a punto de caer, no la puedes esquivar, asi que das un salto, ella baja la cabeza, y ve como la supera, se levanta como puede, le duele todo, incluso tiene una pequeña herida en un costado, a su lado pasa Lidia, que no quiere ser la última, Tu no miras atrás, solo buscas la casa, las cervezas frescas, una pequeña subida hace que pierdas algo de ímpetu, tras de ti, oyes el jadear de Lidia, y también las zancadas de Zuleia. Clavas tus pies, tensas tus músculos y aceleras todo lo que puedes, tus pechos te duelen de tanto moverse arriba y abajo, los de Zuleia también bailan de manera frenética, no lo sabes, pero Zuleia ya ha avanzado a Lidia, que cuando la ve pasar se hunde, afloja el ritmo y comprende que ella ser la última. Ya me ves, el dolor en tus piernas es tan intenso que están temblando, pero Zuleia debe estar igual, así que sigues con todas tus fuerzas hacia adelante, hasta que llegas a donde estamos, caes agotada, muy poco después es Zuleia quien llega y tras esperar un poco Lidia.

Te dejo una caja de cervezas recién sacada de la nevera., abres una y más que beber, engulles el líquido, Zuleia pone su cabeza dentro del cubo de agua que hay al sol, bebe durante un buen rato, una vez recuperada, saca su rostro, sus cabellos chorreando agua, mira a Lidia, que de rodillas ante vosotras se relame los labios, mientras no deja de observaros,.

Te miro, estás tumbada a la sombra, satisfecha tras tres cervezas seguidas, te pregunto si quieres más, y sonriendo dices que no con la cabeza, miro a Zuleia y Lidia, y decido ser bueno, una ha caído intentado ganar, y la otra ni sabía que iba a correr, entro en la casa y al salir dejo una caja de cervezas bien frías en la mesa, son para vosotras, se os ilumina la cara, Zuleia se vierte una por su cara, por su cabeza, mientras con la otra mano va bebiendo, Lidia bebe con ganas y también se vacía un par en sus cabellos, le gusta como el frio baja húmedo por su cara, por su cuerpo.  Miro el reloj, son casi las 12, ya es hora de que veamos el circuito. De la casa saco tres patinetes eléctricos, uno para cada pareja, Delante se pone Lidia, tras ella yo, con mis manos bien cogidas a sus pechos. El segundo es el de Zuleia i Yoha, i finalmente el tuyo con Nuria. A pesar de su desnudez, de sus castigos, Lidia no tarda en volver a ser la ayudante de Eva, os dice que saldréis por una recta de casi tres kilómetros, el patinete acelera, pero se para al kilometro y medio, aquí empezara la carrera, antes simplemente os harán trotar un poco, para que vuestra musculatura se vaya calentando…

Otra vez subimos al patinete, miras hacia atrás, hacia adelante, tres kilómetros de recta, es mucha recta. Sin bajar del vehículo, os dice que aquí se empezara a ver como estáis de fuerza, de ímpetu, pero solo es el inicio.  Tras un par de curvas se para, os enseña lo que en tiempos fue un antiguo camino, hoy totalmente repleto de zarzas y maleza. Por aquí subiréis con los sulkies, la miráis, es imposible trepar con un sulkie por allí, Lidia te da una palmada en el culo, y te dice que tranquila, lo van arreglar un poco, tampoco demasiado, solo lo suficiente para asegurarse que con una buena yegua tirando del carro se pueda subir. Volvemos a los patinetes, y bordeamos la colina, hasta llegar al lugar por donde saldréis después de haber subido y bajado. Zuleia traga saliva viendo aquella bajada, peligrosa y descarnada.  Yoha le dice que ya la ira frenando.  Otra vez en el patinete, ahora viene un par de kilómetros de curvas, subidas, bajadas, Lidia os dice que el día de la carrera el suelo estará lleno de pequeñas piedras de cantera, puntiagudas, afiladas y sueltas.  En silencio, asustada vuelves a montar en el patinete, seguimos adelante, Zuleia también está inquieta, ante lo que os espera.  Otra vez paramos los patinetes, Lidia os dice que esto ya lo conocéis un tramo de 500 metros, Lidia os dice que además de fango y lodo, este será el vertedero de todos los lavabos del recinto,  este tramo servirá para comprobar si sois capaces de superar el hedor, el asco, y continuar cabalgando bajo el látigo de vuestras dueñas. Zuleia te mira y tú no quieres ni imaginártelo, Lidia te acaricia y te dije que luego pasaréis por una zona de mangueras que os limpiaran a fondo.

Tras el lodo, una recta rodeada de chorros de agua helado, os devolverán el aliento y limpiaran vuestra piel, para llegar hermosas y apetecibles a la recta final. Primero correréis los 3 kilómetros hasta el final de la recta, allí girareis, y volveréis en lo que será ya el tramo final, levantándote la cara Lidia te dice, que si habéis conseguido llegar hasta aquí, vuestros chicas sabrán con la fusta y el látigo, sacar hasta la última brizna de energía, que quede en  vuestras patas, porque vuestras hijas no piensan quedar segundas y vosotras tampoco.  Mirándome Lidia me pregunta si he pensado en cambiarte el nombre, que yegua y jinete se llamen igual puede ser un problema, le digo que no, tu eres Nuri, y tu dueña Nuria con “a” de ama. Os da unas palmadas en el culo y os dice -Bueno chicas, nos vemos en la carrera, dentro de 15 días. Las dos protestáis, os quejáis, aun no estáis listas, aun os falta…. Una bofetada de Yoha gira la cara de Zuleia, tú también callas al instante, mientras Nuria, os dice que tenemos yeguas, lugar y fecha, del resto se encargaran Lidia y Eva, y vosotras lo único que habéis de hacer es obedecer, correr y callar.
Datos del Relato
  • Autor: Kimbocat
  • Código: 63086
  • Fecha: 16-07-2021
  • Categoría: Sadomaso
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