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Categoría: Maduras

La fantasía de Adri

Adri combinaba su anodina vida trabajando en la oficina de lunes a viernes con sus fantasías, su mundo, que le llevaba a sensaciones que hacía mucho tiempo que no sentía.



 



Estábamos a viernes, último día de trabajo de la semana y la diferencia en sábado y domingo tan sólo sería que no tendría que ir a trabajar. Se presentaba un fin de semana anodino, sin ningún plan a la vista que pudiera sacarla de aquella sensación.



 



La mujer tenía una profunda vida interior que no se reflejaba en su semblante, ni en su vida cotidiana. Se encontraba ya próxima a los cuarenta y esa pequeña crisis de proyectos pendientes de realizar empezaba a despuntar en su vida.



 



Su vida sexual había sido bastante rutinaria, quedando prácticamente vacía cuando se divorció de su marido. Ahora, en sus largas noches en solitario, a veces se imaginaba como varios chicos jóvenes se acercaban a ella, la besaban, la tocaban..............



 



Todo ello era un sueño una fantasía ya que por su forma de vivir era imposible que aquello se produjese. No se acercaba a locales swingers, ni tenía ese tipo de contactos. Si tenía amigos con quien salir a cenar y tener después una noche de sexo, pero eso ya no le llenaba.



 



Aquel viernes, Adri tomó el autobús con destino a su trabajo. No estaba excesivamente lejos de su casa, pero se evitaba pasar por un lugar no demasiado recomendable. Había observado como un chico no paraba de mirar su bolso, lo que le dio mala espina y decidió bajarse una parada después de la que solía hacerlo, pero a la vez, más transitada.



 



Aún así, aquel joven se acercó, y cuando el conductor paró y abrió la puerta, este, con un movimiento rápido, agarró el bolso y bajó del autobús. Adri no pudo más que gritar y bajarse detrás de él para intentar defender lo que llevaba.



 



Aunque consiguió agarrar de nuevo el bolso, la mayor fuerza del hombre, hizo que lo volviese a arrebatar para continuar corriendo. Adri cayó al suelo. No podía seguirle, pero su sorpresa vino cuando tres jóvenes que rondarían los veinte años, salieron corriendo detrás del ladrón, dándole alcance y tras un pequeño forcejeo con el ratero  del que salió malparado, recuperaron el bolso que devolvieron a su dueña.



 



La mujer estaba encantada. No sabía como agradecer a aquellos chicos que hubieran recuperado su bolso. Lo primero que hizo fue invitarlos a un café, lo que le permitió tranquilizarse después de los duros momentos que acababa de vivir y de lo nerviosa que estaba.



 



Los tres chicos, estudiantes universitarios, permanecieron junto a Adri, mientras que ella, dando pequeños sorbos a su taza, se iba tranquilizando.



 



Los muchachos bromeaban, mientras que ella iba superando el susto. La mujer buscaba una solución para agradecer de verdad lo que los chicos acababan de hacer, hasta que se le ocurrió la idea perfecta y decidió hacerles una invitación.



 





  • Chicos. Estoy muy agradecida. Por ello, si no tenéis otro plan para esta noche, me gustaría invitaros a cenar en mi casa. ¿Aceptáis?





 



Los jóvenes quedaron sorprendidos con la proposición, aunque viendo la cara de alivio después de lo que había sucedido, lo comprendíeron perfectamente.



 





  • Bien, antes de nada, me presentaré. Soy Adri




  • Yo soy Chano, éste es Ángel y el grandullón Pipe.





 



Después que aceptaran, Adri entregó la dirección a sus tres héroes y quedaron en casa de ella por la noche.



 



A la hora prevista, los tres amigos se presentaron en el piso de la mujer con unas botellas de vino y unos pasteles. Por su parte,  Adri ya había preparado la cena y colocado sobre la mesa unos aperitivos.



 



Los cuatro permanecieron de pie. Los jóvenes preguntaron a la mujer sobre su estado de ánimo, después del susto de la mañana. Ella se encontraba animada. Se había puesto guapa con una camiseta y un ajustado pantalón vaquero.



 



Charlaron amigablemente, bromeando durante un rato. Después, Adri se dirigió a la cocina y comenzó a traer los platos que ya estaban preparados. Los jóvenes invitados la ayudaron y en breve los cuatro se sentaron a cenar.



 



Adri había realizado unos platos exquisitos y así se lo hicieron saber verbalmente y demostrándolo dando buena cuenta de ellos.



 



La anfitriona sacó el postre que habían traído los muchachos, acompañándolo de café y diversos licores que había comprado para la ocasión.



 



La conversación, que en todo momento había sido amena, se fue convirtiendo en picante, cuando Adri, ya sin tapujos, por el alcohol ingerido, realizaba preguntas íntimas a los muchachos, aunque de forma tan divertida, que nadie se sentía incómodo con la conversación.



 



Así, poco a poco, comenzaron a desinhibirse. Cada uno contaba sus vivencias, que ciertas o no, hacían reír a los demás.



 



Adri se encontraba muy a gusto con sus nuevos amigos. Lo que había sido inicialmente una reunión de compromiso, como agradecimiento a lo que los jóvenes habían hecho por ella durante la mañana, se había convertido en una fiesta íntima entre personas que parecía que se conocían de años atrás.



 



La mujer comenzaba a sentirse atraída por aquellos tres fornidos cuerpos. Además, se había dado cuenta que los chicos también se fijaban en su escote y en el inicio de sus pechos. En aquellos momentos, ya con unas copas, le habría encantado hacer de stripper, pero sabía que debía guardar la compostura, al menos durante unos minutos más. Hasta estar segura que los chicos la seguirían y lo disfrutarían.



 



Estaba decidida a cometer una locura. Por ello forzó aún más la situación al preguntar a los muchachos si habían tenido alguna experiencia con más de una persona a la vez. La respuesta de todos fue negativa, por lo que Adri, envalentonada, contó lo divertido que fue para ella cuando unos años atrás lo experimentó.



 



Observó el bulto en sus pantalones. La conversación iba por donde ella quería y también excitaba a los chicos. Sabía que era el momento de lanzarse antes que se volviera a enfriar la situación a la que tanto trabajo le había costado llegar.



 





  • Decidme chicos¡¡¡ ¿Os gusto? ¿Qué os parezco como mujer?




  • Eres muy atractiva




  • ¿Y mis tetas? ¿Qué os parecen mis tetas?




  • De escándalo – Contestó Pipe.





 



Aunque sabía de si misma que estaba un poco pasada de alcohol, al igual que los tres hombres, consideró que era el momento, y con cierta vergüenza, tapada por la excitación, se quitó de forma rápida su camiseta.



 



A los tres jóvenes se les iban los ojos a los senos de Adri, aunque por la timidez, ninguno de ellos se acercó.



 





  • Si Mahoma no va a la montaña................





 



La mujer se acercó a Ángel y le colocó los pechos a la altura de su boca, mientras que su mano le acariciaba el paquete.



 



Ese gesto envalentonó a los otros dos chicos que se acercaron a ella y comenzaron a acariciarla. Como respuesta ella llevó sus labios primero a los de Pipe y después a los de Adrián.



 



Los tres chicos la rodeaban. Ansiosa, procedió a quitar las camisas de los muchachos. Ellos colaboraron y enseguida estaban desnudos sus torsos.



 





  • Chano. ¿Podrías desabrocharme el sujetador?





 



Momentos después la mujer mostraba sus voluminosos pechos a los invitados.



 





  • Chicos. ¿Por qué no os desnudáis? Después iremos a mi habitación. Es amplia y estaremos más cómodos.





 



Los tres hombres quedaron completamente desnudos y tomando cuatro vasos de licor y la botella, se dirigieron a la habitación. Adri se dirigió al baño.



 



Un par de minutos después se reunió con ellos en la habitación. Se había quitado los pantalones y llevaba un camisón negro, transparente, que remarcaba mucho más sus curvas y sobre todo vislumbraba sus pechos y sus marcados pezones.



 





  • ¿Os gusta?




  • Estás preciosa. Te sienta estupendamente. – Contestó Pipe.





 



De nuevo fue ella quien tomó la iniciativa y se dirigió a los muchachos para besarlos. Las manos de los chicos se dirigieron a los pechos, los cuales pellizcaron y estos respondieron endurenciéndose.



 



Los jóvenes se encontraban totalmente desnudos y ya con una erección importante. La temerosa viajera del autobús de la mañana ahora se había transformado en una dama del sexo que quería disfrutar de aquellos tres bigardos.



 



Los juegos y caricias se multiplicaban. A un beso acompañado de la lengua de uno de los jóvenes, seguía unas pasadas con sus labios y lengua en el miembro de alguno de los chicos. Las manos de éstos ya bajaban más, palpando por encima del triángulo de su braga.



 





  • ¿No queréis verme desnuda? ¿Por qué no me quitáis el tanga? Estoy muy mojada.





 



Fue Ángel quien se dirigió a ella y tomando su prenda más íntima la deslizó por sus muslos y sus piernas. La mujer hizo el movimiento para dejarla libre y ser retirada totalmente de su cuerpo.



 



Su negro vello vaginal se transparentaba a través de la fina bata. Recortado, bien cuidado, hacía que  Adri se mostrase aún más sensual.



 



Quedó tumbada en la cama, mirando hacia arriba, esperando que los muchachos la tomasen. Por su parte, los chicos la rodearon, contemplando lo que se veía a través de su fina bata.



 



Pipe se colocó a los pies de la cama, mientras que Ángel y Chano se colocaron a ambos lados. Fueron estos quienes abrieron la bata, dejándola totalmente desnuda, expuesta a la vista de los tres jóvenes que iban a disfrutar de su cuerpo.



 



Otra ve fue Pipe, quien agarrando sus piernas, las separó y su lengua empezó a pasar por los labios genitales de la mujer. Los otros dos hombres, tomaron la postura clásica de tomar los pechos y empezar a besarlos y a morderlos intensamente.



 



Los jóvenes trabajaban el cuerpo de Adri. Ella permanecía inerte, tan sólo moviendo y gimiendo po las caricias bucales que recibía. Pipe era quien mejor sabía de su calentura ya que su cara estaba empapada de los jugos que segregaba la mujer.



 



Ahora quería ser parte activa, por lo que decidió incorporarse y hacer parar a sus amigos. Quería hacerlos disfrutar también a ellos y no ser una hembra pasiva.



 



Situándose de rodillas, tomó los miembros de Ángel y Chano y los masajeó. Ambos estaban rígidos y eran para su gusto de un tamaño ideal. Empezó a realizar una felación, o mejor dicho dos, ya que su boca se iba alternando en cada uno de los penes de los jóvenes.



 



Con las manos acariciaba y mesaba los testículos de los jóvenes mientras su golosa boca disfrutaba de los penes de los dos muchachos. Situada de rodillas, Pipe fue el primero en penetrarla.



 



Sentía la penetración. El joven, por su parte, notaba la cálida humedad de la vagina de Adri. Se notaba excitada. Sus flujos vaginales sobresalían, impregnando su vello púbico.



 



Quería más, necesitaba más, por ello se apartó de los tres jóvenes y se colocó de nuevo tumbada en la cama, exponiendo su sexo y sus pechos a los muchachos.



 



Ángel fue quien se colocó ahora entre sus piernas y la penetró. Sus dos amigos quedaron mirando mientras realizaba el mete y saca. Excitada, Adri no podía aguantar y besaba en los labios al muchacho, enredado este entre las piernas de la mujer y tan sólo sacando su miembro para de manera instantánea volverlo a introducir.



 



La excitación de ambos se hacía notar, sobre todo en la mujer, que no paraba de gemir, incluso de gritar ante lo que vivía. La fuerte respiración del muchacho daba a entender que no aguantaría mucho más el ritmo y su orgasmo estaba cerca.



 



Ángel sacó su miembro y lo rozó con el vello de la mujer y enseguida vieron como su semen lo impregnaba. Su penetración había terminado, pero aún quedaban Pipe y Chano, que muy calientes, no dieron respiro y tomaron de nuevo a la mujer.



 



Adri había llegado instantes antes al orgasmo, pero quería más, quería mucho más. Estar con tres jóvenes viriles sólo para ella le hizo volver a la realidad y prepararse para seguir disfrutando.



 





  • Chicos. ¿Os apetece una doble penetración?




  • ¿Y si es una triple? Por lo menos podremos decir que lo hemos hecho. Al menos yo. Sería mi primera vez.




  • Y la mía – Contestó Ángel.





 



Los muchachos asintieron entre risas, sabiendo que seguramente Adri ya habría tenido alguna experiencia similar, aunque no hizo ninguna obstentación de ello. Chano se tumbó. Su miembro erecto se clavó en la mujer que se colocó encima de él. Pipe roció el ano de la mujer con leche corporal, masajeándolo con su dedo y al final, introduciéndolo en él para que no sintiese ningún dolor.



 



La mujer, quieta, clavada en Chano, esperó hasta que el joven introdujo el pene en su ano. Los dos chicos comenzaron a moverse con movimientos acordes y así evitar que sus miembros terminaran fuera de los lugares que debían.



 



Ángel caminó de rodillas hasta colocarse a la derecha de Adri. Su miembro estaba medio erecto, por lo que tuvo que sostenerlo para que los labios de la mujer hicieran el resto del trabajo. Pronto ella sóla podía moverlo, entrando y sacándolo de su boca.



 



Pipe comenzó a excitarse más y desbarató el ritmo que llevaban sus otros tres compañeros. Comenzó a dar fuertes embestidas hasta que un pequeño grito y el hilo blanco y viscoso que colgaba de su órgano genital dio por terminada su relación de aquella noche.



 



Se apartó de la cama. Eso hizo que también se movieran el resto. Primero la mujer volvíó a colocarse tumbada, mirando al techo. Chano se colocó tomando la clásica postura del misionero y por último Ángel flexionó ligeramente sus rodillas para que pudiera llegar fácilmente a su pene.



 



Adri estaba más cómoda ahora. Disfrutaba ansiosamente de sus dos hombres, mientras que Pipe permanecía sentado en ropa interior, contemplando impasible el espectáculo.



 



Chano se mostraba también excitado. Bastante más que Ángel, que ya había culminado una vez la relación con la mujer. El hombre se levantaba y veía como su pene se adentraba entre el vello de su amiga.



 



Instantes después tan sólo aguantaba Ángel. De nuevo la muchacha se había colocado de rodillas, con sus manos clavadas en el colchón, y su boca, únicamente destinada a sorber la dura barra del muchacho.



 





  • Sigue Adri, no pares, me estás haciendo llegar al cielo.





 



Esto la animaba, hasta que por fin, su boca se impregnó de semen.



 



Se levantó y fue al baño a lavarse. Al volver, los tres chicos estaban semivestidos. Ella, aún totalmente desnuda fue a dar un beso a sus muchachos y de nuevo las gracias, por la noche que le habían hecho pasar.



 



Fueron de nuevo al salón de la casa donde tomaron unas bebidas más y charlaron amistosamente. Al despedirse, uno a uno, la mujer dio un fuerte abrazo de agradecimiento a sus amantes salvadores.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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