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La colegiala Melissa

En la categoría juegos eróticos, bajo el título "que chupada", les narraba la experiencia oral, que tuve con las tres chicas cslientes, de la escuela de magisterio rural. Pués como habíamos platicado de vernos nuevamente, tres semanas después me llamó por teléfono Melissa, que era la mayor de las tres, tenía entre 17 y 18 años de edad. Me dijo que estaba en la terminal de autobuses, y como hacía para verme, le dí una dirección y le dije que tomara un taxi, que yo lo cubría, y así no la hacía esperar mucho. Minutos después llegó, eran aproximadamente las cinco de la tarde. Ya en mi oficina, me comentó que había viajado sola porque su lugar de origen, era distante, y que había pedido permiso un día antes del fín de semana. Me dijo que por los comentarios de sus dos compañeras estaban entusiasmadas por los orgasmos que habían tenido, y que probablemente me hablaban el día domingo, antes de regresas a la escuela. Esta escuela es pública y sólo estudian allí con bolsa de estudio, son pocos alumnos y generalmente salen con trabajo para ejercitar en el área rural. Ella estaba en el último año, y su novio también salía ese año, eran del mismo lugar y tenían planificado casarse,al concluir los estudios, me dijo también que con el novio ya habían intimidado en la cama, y que habían tenido relaciones cinco veces. Y ese día tenía planificado quedarse en la capital para pasar la noche conmigo, que quería tener la experiencia de un hombre mayor que su novio,(yo tenía 25) y al mismo tiempo la curiosidad de sentirse penetrada por una verga enorme como la mía. Nos fuimos a un apartamento, ella se duchó y cambió de ropa para ir a cenar, se puso unos pantalones de mezclilla apretados, sus piernas eran gruesas, no obesa, caderas amplias, nalgas redondas duras, y la blusa le quedaba pegada al torax, dejando observar una chiches redondas grandecitas, su cabello lo había recogido con una coleta, su rostro moreno, si no hermoso, muy agradable, su rasgos definidos, y su boca carnosa, su sonrisa agradable, y siempre que sonreía se le hacían unos hoyuelos, cerca de la comisura de sus labios, dándole una gracia sensual. Regresamos al rededor de las nueve de la noche, ya en la recámara empezamos a besarnos tiernamente, nuestras lenguas se entorchaban, nos chupábamos los labios suavemente, besé su cuello, su piel se erizaba al contacto con mi lengua, la estaba llevando poco a poco a la lujuria, sabía que no había experimentado mayores caricias, porque al hacerlo con su novio, era mas corriendo que otra cosa y a escondidas, por lo que nunca había alcanzado un orgasmo, más que el que tuvo conmigo en la ocasión oral. Fuí desabotonando su blusa, y quité su sostén, y empezé a acariciar sus senos duros, sin pezón, más que una aureola morena y de punta lisa, gemía de placer, ella empezó a quitar mi camisa, y sus labios besaban mi pecho, me lamía como yo le había lamido a ella, sus pantalones, ya los había quitado, y mis dedos, se habían hecho espacio, por la orilla de sus bragas y empezaron a juguetear con su clitoris, se había depilado la vagina, ella encantada masajeaba mi polla, repitiendo que era larga y gruesa,(8 pulgadas), la de su novio apenas llegaba a 4 pulgadas y media y delgada, me dijo que después de haber visto la mia, hacía unos días se la había medido. Estábamos completamente desnudos, tenía en mis brazos ese cuerpo tibio, juvenil, con olor especial, nos acomodamos en un 69, su vagina estaba completamente mojada, sus líquidos viscosos, saladitos, su clítoris palpitaba en mis labios, estaba gozando a lo máximo, su boca chupaba mi glande, sentía la tibieza de su aliento, la sentí venirse como loca, me puse sobre ella y abrí sus piernas, su hoyito cerradito, rojito, coloqué la cabeza de la verga en su entrada, y la sentí abrirse camino, lentamente metí la mitad, se quejó un poco, y no meetí más, entraba y salía, entraba y salía, su vagina fué dilatandose, y penetré un poco más, ésta vez ella con sus talones en mis muslos, me empujó hacia ella y se fué al tope, sentí como sus paredes vaginales me apretaron, su ojitos cerrados, y en rostro angelical de niña apareció una sonrisa de placer, la besé suavemente, la coloqué arriba de mí, besandole sus hermosos pechos, trabó los ojos, y se vino en otro orgasmo, al tiempo que yo vaciaba mi esperma en el fondo de su vagina. se recosto sobre mi pecho, y así nos quedamos por largo rato, mi pene estaba aún dentro de ella. Luego de un descanso, sentí como sus paredes vaginales se contraían apretando mi pene, y este empezó a crecer dentro de ella, la coloqué en cuatro, y empezé a darle nuevamente, hasta que volvió a venirse, así de espaldas le pedí que me dejara echarle mi leche dentro de su ano, para sorpresa mía me dijo que sí, que me lo iba a pedir pero le había dado verguenza, me lubriqué con gel, y suavecito le empezé a desvirgar su culito, no se puso tensa colaboró conmigo, y poco después, gimiendo de dolor, la tenía toda adentro, me corrí en su culito, y se la saqué, estaba sudando y con el rostro descompuesto, sólo atinó a decirme que no le había gustado esa experiencia, pero tenía curiosidad. Por la mañana lo hicimos dos veces más, y la fuí a dejar a su autobús. Varias veces hablamos por teléfono, pero nunca más volvimos a acostarnos.
Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 3.45
  • Votos: 29
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