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Categoría: Maduras

Inquilina cuarentona y macizorra

Desde el pasado mes de febrero, tengo alquilada una vivienda en el centro a una mujer de unos 45 años. Su pelo es liso y moreno cobrizo, lleva gafas de montura dorada y tiene unas tetas bien grandes y nada caidas. Pero lo mejor es su culo, un culo grande y redondo que siempre marca con pantalones ajustados. Tomaba el sol con rayos uva y siempre estaba morena



Era extremadamente borde y me miraba con un aire de desprecio y superioridad que me molestaba, la verdad.



En mayo dejó de pagarme las rentas y fui a verla para pedirle cuentas. Me recibió con una camiseta que dejaba ver un largo canalillo, con unas tetas morenas de pezones gruesos que se adivinaban a través de la camiseta, y unos vaqueros blancos ajustados.



-Qué quieres, me espetó duramente



-perdone, Dª carmen pero vengo porque estoy preocupado, no me paga desde hace dos meses.



Resopló con indignación y me escrutó a través de sus gafas



-Espera



y se dio media vuelta, entrando en el interior de la casa, moviendo ese culo grande y perfecto. Volvió al poco y me dio unos billetes de 50 euros.



-perdone Dª carmen pero esto no cubre ni la mitad de un mes



- en este momento no tengo más



y volviendo a resoplar, provocando que su flequillo se levantara, cerró la puerta en mis narices.



Hable con un abogado y le puse la correspondiente la demanda de desahucio. Al mes o así, recibí una llamada de la vieja:



-Pero qué coño es esto, acabo de recibir una notificación del juzgado



-ya se lo avisé dª Carmen, no me ha dejado otra opción.



Me pidió arreglar las cosas por las buenas así que ese mismo día por la tarde me acerqué a su casa. Allí me esperaba con una camiseta también muy escotada y un pantalón ajustado, todo negro. Llevaba tacones altos y su mirada de siempre tras las gafas de montura dorada



esto es ilegal, antes de demandarme debes darme un plazo para pagar



yo creo que todo es legal, Dª Carmen



estuvimos discutiendo unos dos minutos, en los cuales la vieja me enseñó no se qué norma legal. Yo no atendía casi nada porque estaba como hipnotizado mirandole el pedazo escote y esas tetazas morenas.



te gustan mis tetas, eh nene? Me soltó de pronto



yo me quedé confuso y sentía que mi cara se ponía roja



no Dª Carmen, le aseguro que está usted confundida porque…



no pasa nada, le pasa a muchos, pero seguro que es mi culo el que te vuelve loco.



Y al decir esto, se dio la vuelta, dandome la espalda. Se apoyó en una mesa de mármol blanco y puso el culazo en pompa. Parecia que los pantalones iban a reventar



-seguro que te has pajeado mil veces pensando en mí, cochino



yo ya no sabía qué decir



te voy a enseñar mi trasero para que disfrutes de él. Míralo un tiempo pero no se te ocurra tocarme. Mañana quitarás la puta demanda.



Se desabrochó el pantalón y comenzó a bajárselos. Tardó casi un minuto por lo ajustado del pantalón pero mereció la pena. Qué maravilla!. De pronto me encontré a la vieja con los pantalones por las rodillas, las piernas bien rectas y mostrándome ese culazo moreno y perfecto, en pompa, que la vieja sin rubor se abría para enseñarme un ojete y un sexo depilados por completo, la muy guarra.



Mi rabo estaba infladisimo y la vieja giró la cabeza y me miró con desprecio a través de las gafas.



-ahora me subiré el pantalón y se acabó, salvo que quieres más pero eso te costará seis meses sin cobrar el alquiler, cerdo.



- de acuerdo, susurré, hipnotizado por el culazo de la vieja que quería reventar ya.



Me acerqué y le di dos palmadas bien fuertes en el trasero que resonaron con fuerza. Ya sin vergüenza ninguna la despeloté por completo salvo los tacones, dejándole las gafas. La agarré del pelo en una coleta y me quedé un rato contemplando ese cuerpazo moreno por delante y por detrás. La tiré bien fuerte del pelo y le pegué un buen morreo. Su boca olía a chicle de fresa.



-joder, qué cuerpazo, te voy a reventar vieja



- dejame que te coma ese rabo, nene



me despeloté yo también y con el rabo a punto de estallar, un pincho bien gordo de carne con venas gordas y marcadas.



-joder, qué rabo tienes, me voy a atragantar



la vieja, en cuclillas me hizo una mamada increíble, primero me la recubrió de saliva con unos buenos escupitazos y luego metiendosela hasta la base, mirándome a través de las gafas.



Después de un buen rato, la obligué a levantarse, le hice darse la vuelta apoyada en la mesa de mármol, con los tacones todavía puestos. Hice que agachara sobra la mesa en un perfecto angulo recto, con las piernas bien rectas y las tetazas aplastadas sobre la mesa. Dandome yo mismo ritmo al rabo, contemple ese espectáculo digno de verse, su cuerpo moreno sudoroso y brillante, a mi entera disposición



revientame, nene, no aguanto más. Gimió ella



te voy a petar el ojete vieja. Le dije yo, tirándole otra vez del pelo y obligándola a que me mirara con esas gafas de madura



luego, conseguí esperar un rato, contemplándola en esa situación humillante. Era mi pequeña venganza por su trato rudo y áspero de días atrás



-joder, fóllame ya, puto cabrón, taladrame el jodido culo



´lo que tu digas, vieja.pero antes dejame comerte ese culazo



le abrí bien el ojete, y se lo comí, así como el coño depilado, que olían a su colonia. Estuve chupeteando como un animal casi media hora, me encantaba el sabor de su ojete. Sólo se escuchaban los lameteos. Ella gemía sin parar. Después paramos, se recogíó el pelo en una coleta, y poniendo el culazo bien en pompa me dijo



ahora sí, nene, rompeme el culo como dios manda



dicho y hecho, mi pollón estuvo entrando y saliendo de su ojete más de una hora mientras sudabamos y gemíamos como perros. Terminé con varios trallazos de lefa que inundaron su ojete.



Me vestí, tranquilo y satisfecho. Ella hizo lo mismo.



Al despedirnos en la puerta me dijo



-Ahora me dejarás en paz con lo del alquiler, recuerda tu promesa



- ya veremos, le contesté mientras reía para mis adentros contemplando cómo su rostro serio hacía un gesto de reproche


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 7
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