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Fui infiel en mis vacaciones en el Litoral. Parte 4

Durante el almuerzo, con Susy nos mirábamos en complicidad, sabiendo que estábamos siendo observadas desde una mesa cercana por nuestros cuatro caballeros de la noche anterior, además ella tenía otros tres en su haber porque según me dijo necesitaba reunir más dinero para la hipoteca. Yo le dije que también intentaría incrementar mi productividad, mientras el cuerpo me lo permitiera porque a este ritmo no llegaría a los 10.000 que necesitábamos para el Corolla.

Juan le dijo a Toto que el dueño de la empresa de construcción que estaba trabajando en el puente era conocido suyo y que necesitaban un ingeniero para la obra. Juan le había dicho que en el hotel había uno, que probablemente estaría dispuesto a ocupar el puesto si la paga era buena, pensando que necesitábamos dinero. Mi esposo se quedó mirándolo sin saber que responder. Yo, curiosa le pregunté cuanto le pagarían.

-Dijo que 20.000 por los 10 días que duraba la obra. Además me dijo que tenían unas grúas con las que podrían sacar el auto del arroyo.

-Toto, es nuestra oportunidad. Tenés que aceptar o no podremos resolver nuestro problema- le dije

-Si pero con ese dinero no nos alcanza para la reparación.

-Bueno quien te dice que podamos llevarnos el Corolla a Mendoza y hacerlo reparar allá.

-Además con las chicas estamos sacándoles unos buenos dólares a estos tipos, haciendo de “acompañantes” y manteniéndolos divertidos. Con lo tuyo más lo mío podremos reunir bastante dinero.

-Y te dijo cuando debo empezar.- Preguntó Toto a Juan.

-Ahora mismo, nos vamos en la scooter de Susysi quieres y te presento al dueño. Si decides quedarte, me quedo a acompañarte y nos volvemos al atardecer. Que opinas.- Juan sentía compromiso por lo ocurrido.

-Bueno está bien, creo que no tengo otra salida- dijo Toto apesadumbrado pensando que cambiaría su tiempo de descanso por trabajo.

-Bravoooo….bravoooo¡¡¡- gritamos al unísono con Susy y brindamos por la buena decisión.

Soy una mujer optimista y siempre positiva, y quien irradia buenas ondas recibe lo mismo. Soy una agradecida del cielo porque así como se nos ponen piedras en el camino, encontramos las herramientas para sortearlas. En verdad doblemente agradecida porque iba a poder desplegar mis actividades con los del grupo a cualquier hora del día, sin necesidad de andarme ocultándome de Toto.

Almorcé solo ensaladas y de postre fruta, quería sentirme liviana.

Luego de descansar un rato en mi habitación salí a como a las 15:00 a dar una vuelta. Hacía mucho calor y tenía ganas de refrescarme un poco en el agua. Me puse una diminuta biquini amarilla que si Toto me la veía me la hacía cambiar. Cubrí mi cuerpo con un pareo multicolor que compre en Brasil y marché para la pileta. Allí había cuatro caballeros bebiendo cerveza en una mesa bajo una amplia sombrilla y tres nadando. Yo me acerqué y los saludé con la mano, para luego bajar un par de escalones hasta tocar el agua con el pie sintiéndola muy agradable. Dejé el pareo sobre el borde y con mi cola bien erguida, comiéndome la bombachita con los labios, bajé la escalinata hasta que el agua llegó a mi ombligo y me zambullí, para nadar. Nadé una ida y vuelta, sabiendo que me estarían mirando el orto, luego me senté en la escalinata. Desde la sombrilla un moreno me llamó.

-Hola hermosa, no quieres acompañarnos a tomar cerveza.

Me incorporé y me acerque con el pareo en la mano, mostrando mis atributos.

-Como te llamas bombón

-Hilda. Y ustedes quiénes son?- Mientras el moreno me servía cerveza, un gigante vikingo me acercó una silla.

-Yo soy Cuqui, hondureño, señalando al grandulón continuó, a él le decimos Gúlliver, es holandés. Este motoso es Paul de Miami y él es Chiqui de Cuba. En el agua están Tony de California, Rudy de Arizona y el negro es Joe de Manhattan.

-Y cómo la están pasando- les pregunté

-Muy bien hasta la rotura del puente. Nuestras amigas no están viniendo pero tenemos entendido que tú y las mujeres del hotel las están reemplazando, por un arreglo entre la señora Susy y Mr. Benson.

-Así es.

-Nosotros estamos esperando a Susy y otra tal Matilde, con ellas tenemos un evento programado a las 18:00.

-Eres prostituta profesional?- preguntó Chiqui, mientras los otros escuchaban tratando de descifrar el diálogo que se desarrollaba en español.

-No. Solo soy amateur, jaja, pero me gusta estar con hombres bien armados y con buena billetera, jaja.

-Bueno veamos cómo te portas dijo el cubano y comenzó a desatar las tiras de mi bombachita.- Yo le tomé la mano para frenarlo y le dije. –todo bien cariño, pero creo que hablé de billetera, no?... primero el money. Son 200 por cabeza, los que quieran jugar que vayan poniendo.- Cuqui les gritó algo en inglés a los que estaban en el agua y los tres respondieron levantando el dedo pulgar. De inmediato entre Cuqui y Joe contaron 14 billetes de 100 y me los pusieron en el biquini. Luego los cuatro se pusieron de pie rodeándome y sacaron sus magníficos miembros poniéndoos a disposición mía. Me arrodille y comencé a masturbarlos. Una pija en cada mano y otra en la boca. Iba rotando y acelerando el movimiento de mis manos. Las 4 vergas ya estaban como piedra. Gúlliver me levantó por las axilas como una muñequita, haciendo enfrentar mi concha a su pija y me la enterró con maravillosa destreza. Cuando vi que Paul comenzó a acercarse por atrás con su negra poronga entre sus manos, de inmediato me introduje los dedos en el ano haciéndome masajes circulares para dilatarlo. No me dio tiempo y me la apoyó en la puerta. Gúlliver se inclinó un poco haciendo que penetrara la verga de Paul en mi recto.

-Ay chicos, me van a matar…ahjj….ahhh.- Me subían y bajaban como un peluche ensartado. Fue algo muy violento y mi orgasmo también.

Luego Chiqui se acostó sobre una reposera de playa y Cuqui me montó sobre él. Comencé a brincar como una yegua en celo y cuando estaba por descargar un nuevo orgasmo, Cuqui me la mandó a guardar por el culo. Ahora el bombeo era febril y morboso. Paul y Gúlliver se turnaban en mi boca sedienta que chupaba sus dos magníficas porongas con pasión.

Los tres que estaban en el agua se habían apoyado en la orilla como espectadores de primera fila en el teatro.

Mis cuatro machos me fueron cambiando de posición y se fueron rotando. Mis orgasmos no cesaban, me sentía conectada con mis sensaciones y en sollozos de placer les pedía más. Transcurrieron como 30 minutos hasta que esos poderosos sementales comenzaron a descargar su semen en mis orificios y en la boca. Yo continuaba sin poder parar.

Los que estaban en el agua, gritaron algo en inglés, entonces Gúlliver me alzó en sus brazos y me arrojó como un patito, casi hasta la mitad de la pileta.

El contacto con el agua refrescó mi piel pero el fuego en mi vientre no se apagó. Rudy, Joe y Tony ya se habían abalanzado sobre mí como tiburones a su presa. Allí en el agua me continuaron cojiendo durante otros 20 o 30 minutos. Fue algo maravilloso, sentir el chapoteo de sus tres cuerpos con el mío que se agitaban en el agua cristalina. Tuve otros orgasmos hasta que ellos me vaciaron su esperma en la cola y vagina. Manchas espesas de semen dibujaban curiosos pececillos blancos cerca de la superficie del agua evidenciando las descargas de esas bestias.

Me despedí sonriente, con los 1400 dólares en la mano y el pareo en la otra. Le pedí a Gúlliver que me alcanzara el biquini amarillo que estaba cerca de él, pero el muy sinvergüenza tomó una pieza en cada mano y las puso a la altura de sus hombros.

-Si las atrapas te las llevas, si no me las quedo yo como trofeo, jaja.- Intenté arrebatárselas con 4 o 5 saltos  sin lograrlo. Como había llevado varios trajes de baño en mis valijas, di la media vuelta y le dije -quédatela de recuerdo grandulón.- Mientras caminaba por el sendero me fui cubriendo con el pareo multicolor.

De pronto me encontré con Susy y Matilde que caminaban en trajes de baño, en dirección contraria a la mía.

Mientras nos acercábamos pensé que a mi edad lucía mucho mejor que ellas, con un cuerpo bastante bien proporcionado. Susy, más alta que yo, tenía sus senos con bastante silicona, su cintura recta se engrosaba con unos rollos en el abdomen, sus piernas bien formadas aunque algo delgadas y flácidas al igual que sus glúteos, propio de una mujer que había tenido una vida bastante ajetreada. Matilde de igual estatura que yo, era bastante rellenita, buenos senos, buena barriga y piernas gruesas.

-Hooolaa reina- Me dijo Matilde- Que bien luces con ese colorido pañuelo.

-Ah sí, hace 3 años que lo tengo y lo amo.- Sentí que unos hilos de semen bajaban por mis piernas.

Susy me preguntó si venía del sector de la pileta, a lo que le respondí que había pasado por ahí.

-No viste si habían unos seis o siete tipos?- Le respondí que sí, sin decirle que había cojido con los siete.

-Nos están esperando para un servicio- Me dijo -Vos tenés changa a las 19:00 en el hotel. Tomá, en este papel están anotados los números de 4 las habitaciones donde tienes que presentarte. Te estará esperando un tipo por habitación, parece que quieren evaluar la potencia de esos minos en forma individual. Eso sí, la 207 dejala para el final.

-Por?

-Vos hacé lo que te digo cariño, después me contás.- mientras se alejaban Susy me repitió –No olvides, la 207 al último.

Cuanta intriga, pensé mientras caminaba hacia el hotel.

Al  pasar cerca de la cancha de tenis vi que había dos tipos jugando. Me acerqué hasta el alambrado, aún faltaba una hora para las 19:00. Susy me había comentado que el profesor de tenis, Gustavo, era un churrazo bárbaro y efectivamente, uno de los dos jugadores era un rubio alto con cuerpo de gimnasta que le daba instrucciones sobre los distintos golpes al otro, aparentemente uno de los jefes del grupo.

-Buenas tardes señora, Ud. debe ser Hilda verdad- me preguntó mientras recogía unas pelotitas.

-Hola, y usted quién es, como sabe que me llamo Hilda?

-Aquí se sabe todo, jaja. Su esposo estuvo por aquí esta mañana, peloteando un rato y me dijo que Uds. son el único matrimonio que pudo a hospedarse. Juan me informó que mañana se iban los investigadores y llegaban varios matrimonios, pero todo se modificó con lo del puente.

-Ud. debe ser Gustavo, el profesor de tenis?

-Si…su servidor y el señor es Mr. Benson.- Un hombre canoso bastante mayor pero muy bien conservado, delgado y alto. Con una amplia sonrisa, tomándose la visera me saludó en un español mal pronunciado. Gustavo continuó -Pueden venir a practicar con Arturo NN cuando deseen. A propósito, no lo veo con Ud.

-No, Toto, quiero decir Arturo NN no vino. Él es ingeniero y está colaborando con la empresa que construye el paso provisorio.

En eso Mr. Benson miró su reloj y dijo que tenía una reunión, nos saludó amablemente y se marchó, pero al alejarse unos metros me llamó.

-Ah señora, me permite?- Me acerqué hasta él y me dijo en voz baja –El jardinero José, me dijo que su esposo tenía interés en participar en nuestro programa, como voluntario.

-Si yo le comenté eso a José, en realidad es una inquietud mía, jaja. Mi esposo aún no lo sabe.

-Ok, la espero esta noche luego de la cena en la habitación 218 para hablar de eso- Me saludó y se marchó.

Gustavo me hizo ingresar a la cancha cordialmente. Le pregunté si se hospedaba en el hotel a lo que me respondió sonriendo que era “motoquero” y que viajaba todos los días en su Harley, me preguntó si jugaba tenis. Desbordaba simpatía y su amplia sonrisa y ojos vivaces, denotaban su personalidad subyugante y avanzadora. Yo le dije que jugaba pádel, pero que suponía que el tenis era similar. Me dijo que era bastante distinto, que había técnicas que aprender. Cuáles, pregunté. Entonces me puso el mango de su raqueta en la mano derecha, indicándome como debían ponerse los dedos para tomarla. Yo me mostraba muy dócil y atenta. Luego me giró el cuerpo y tomándome desde atrás con su mano izquierda en el abdomen, con la derecha tomó mi empuñadura y comenzó a hacer movimientos con mi brazo para explicar el golpe de drive. Apoyando su rodilla en la parte posterior de mis piernas me hizo flexionarlas. Yo me sentía totalmente acosada, rodeada con sus brazos, pegada a su cuerpo y con su voz a 5cm de mi oído, pero el tipo era incitante. Con el roce de su cuerpo, de pronto se me aflojó el pareo sin que él ni yo lo notáramos. Mientras me daba otras reglas me liberó separando su cuerpo del mío, haciéndome girar frente a él. Sucedió que el pareo cayó al suelo, yo de inmediato me cubrí el pubis y me agaché para recogerlo pero él lo hizo primero. Demoró varios segundos en entregármelo mientras observaba mi cuerpo desnudo. Yo sentía mis muslos y piernas mojados en las partes internas. Tomé el pareo y mientras me envolvía de nuevo le dije que había querido saltar un charco de agua que había allí cerca, pero me había salpicado todas las piernas. El se sonrió.

-Bueno Hilda, por lo que veo tienes una buena estructura muscular para hacer deportes- Me dijo, sin sacar los ojos de mi culo.

-Podemos comenzar mañana, si te parece. Vengan con tu esposo. Ponte algo cómodo, esto no es Wimbledon, jaja. Si quieres puedes venirte en traje de baño, eso sí unas buenas zapatillas y visera o sombrero, la raqueta y las bolas las pongo yo.- Lo saludé con un beso en la mejilla y me marché pensando en lo de las bolas, que pícaro.

Faltaban 25 minutos para las 19:00. Me duché y cuando fui por el bolso con las pomadas  que nos entregó Susy, encontré una jeringa de goma y un artefacto para enemas. Tomé la jeringa y me hice tres inyecciones de agua en el recto. Con la última, el agua que expulsé estaba bastante limpia. La próxima vez sería con el equipo de 2 litros y en profundidad, pensé. Me vestí con una tanguita azul, sostén blanco, minifalda blanca muy corta y ajustada, blusa corta roja, sandalias blancas. Luego me coloqué abundante vaselina en el ano y cargué el envase en el bolso, porque no quería padecer lo de la primer noche.

Primera habitación de la lista, la 105 en planta baja. Golpeé y se escuchó una voz de adentro, “caman”

-Buenas tardes, Ud. espera por mi servicio? Un negro corpulento de mediana estatura, parecido al boxeador Mike Tyson, me habló en inglés, pero yo le hice señas que no entendía.

-I dont speak english.- balbucé con pésima pronunciación. El me respondió –I dont speak spanish, jajaja.

Me ofreció un trago largo de vodka y él se sirvió otro. El continuaba hablando en inglés como si yo lo entendiera, creo que dijo que era de New York y que se llamaba Scot. Luego de beber la mitad de mi vaso, para entrar en contexto, le dije que eran 200, con los dedos. El me pasó un papel donde decía. “Sra. Hilda. Adelanto 2000, primer noche 800, restan 1200 = 6 servicios”. Que HdeP pensé que se habían olvidado. Dejé el papel en la mesita y me acerqué al negro para comenzar la tarea. Le desabroché la camisa, descubriendo sus abdominales y pectorales impresionantes. Le bajé el pantalón de gabardina, no tenia calzoncillos. Un magnífico pene semiendurecido quedó a la altura de mis senos. Me flexioné y comencé a chupárselo, no tardó en lograr su máxima rigidez, con unos 26 cm de largo y muy gruesa. El negro se sentó en el sofá, yo me saqué la blusa, me tomó de la cintura montándome sobre él. Me levantó la falda hasta la cintura y corrió mi tanguita hacia un lado descubriendo mi sexo, se tomó la verga y comenzó a pasarme la cabeza por la vulva que ya tenía empapada. Yo me acomodé arrodillada en el sillón de frente a él y con un par de movimientos hice que entrara en mi vagina hasta la mitad. –Aaahhh, fuck me…fuck- le dije, con esas palabras que suenan tan eróticas en los videos porno. Por momentos cabalgaba hasta alcanzar un orgasmo, luego él bombeaba aceleradamente haciéndome acabar de nuevo. Luego se puso de pié, tomó un condón y se lo colocó, lo cual me desconcertó por no haberlo hecho al principio. Me alzó, yo crucé mis piernas por su cintura, apoyó mi espalda en la pared y me la plantó nuevamente. Yo me mantenía suspendida con sus manos sosteniendo mis glúteos y mis brazos cruzados en su grueso cuello. Qué  delirio, que potencia, recuerdo que me cogió así, de pie durante más de media hora, hasta que eyaculó su cuantioso esperma. Se sacó el condón, le hizo un nudo y lo colocó en un vasito como esos de muestras de orina, esterilizado. Luego continúo cogiéndome por el culo en cuatro durante otra media hora pero sin eyacular. Teminamos, me di una ducha rápida y luego de despedirme salí de la habitación.

La segunda en el papel era la 207, pero recordé el mandato de Susy, ésta era al último. Continué por el pasillo de la planta baja hasta la 109.

Al entrar no vi a nadie, avancé hasta el vestidor y una voz desde el baño me llamó.

–Eres Hilda, pasa estoy en el baño?

Me asomé a la puerta y vi en el interior del jacuzzi un joven de tez blanca y pelo castaño –Si soy Hilda, y tú?

-Jimmy, dime Jim.- Hablaba muy bien el español, era muy lindo. Le pregunté si era latino.

-Nací en Arizona pero mis padres son uruguayos. Ven quítate la ropa y métete en la bañera, es muy gratificante.

Me desnudé y me senté en uno de los asientos del jacuzzi. Una espesa capa de espuma flotaba en el agua.

-Esto está realmente buenísimo.

El redujo la presión de las bombas, me tomó de las piernas y me desplazó hacia él. Comenzó a tocarme el clítoris e introducirme sus dedos con bastante delicadeza. Yo le tomé el pene, tan exquisito como los anteriores. Estuvimos allí hablando y tocándonos durante unos 15 minutos. Yo no aguantaba más y él la tenía como un palo de béisbol. Me monté sobre esa rica pija y tomándosela me la introduje, luego lo abracé por el cuello y comencé a besarlo, mientras iniciaba el rítmico movimiento. Tras mi orgasmo, me levantó, me llevó en alzas hasta la cama y me puso en perrito. Primero me la dio por la vagina un buen rato, mientras introducía sus dedos en mi ano. Luego me la sacó, se colocó un condón y me la metió por atrás.

-Aaaauuuch….. aaaaaayyaaahh….Los enviones eran cada vez más profundos hasta que sentí su pelvis en mi cola. Algo de vaselina que aún quedaba y el jabón del agua colaboraron gratamente para que el malestar fuera muy leve y rápidamente se fue disipando. Estos tipos eran realmente unos dioses, uno mejor que otro.

-Jim me estás matando de placer, dámela toda, asiiiii…..assssiiii…..ahhhhh. Que bellos orgasmos.

También colocó su condón en un recipiente esterilizado al igual que Scot.

Eran las 20:10 cuando estaba entrando en la 205. Allí me recibió un venezolano que no recuerdo su nombre y me hizo sentir tan bien como Jim, pero todo fue en la cama. El me explicó que esta práctica era para cuantificar la cantidad y calidad del esperma que liberaban, por eso lo guardaban en el condón para que luego los profesionales realizaran los análisis pertinentes. Luego me cojió en variadas formas arrancándome varios orgasmos hasta que finalmente eyaculó en su condón.

Al salir al pasillo, me dije en voz baja, bien Hilda tienes que ir en busca de la 207.

 

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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  • Lecturas: 2002
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