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Categoría: Incestos

Forzada hacer el amor con mi hijo

Bueno, no sé cómo empezar esto. Puedo empezar diciendo que soy una mujer de 40 años, viuda hace 2 años y con un hijo que es mi adoración.



La vida junto a mi difunto esposo fue muy buena y nos acostumbramos a una vida cómoda, no con tantos lujos pero si muy relajada. Sin embargo el destino quiso separarnos trágicamente y me quedé viviendo sola con mi hijo.



Mi marido se dedicaba a sus negocios en forma particular, y como nunca pensó en que algo a si le pudiese pasar, sus cotizaciones las hacía por un sueldo muy bajo, por lo que nos dejó una pensión muy miserable. Es por eso que me vi en la necesidad de trabajar.



Un día al volver a mi casa, me encuentro con una carta que me cambió la vida completamente. Por razones comerciales, mi marido había comprado la casa a mi nombre y no estaba pagada. Aun faltando muy poco para completar el monto, el banco la estaba lanzando a remate.



Busque por todos los medios la forma de reunir el dinero, pero para cualquier banco o casa financiera no era una persona rentable para que me facilitaran el monto que necesitaba.



Estaba desesperada, la fecha ya se venía encima y no había podido encontrar a nadie que me ayudara. Al ir caminando por la calle, veo que pasa un tremendo auto Mercedes Benz, y al mirar a su conductor veo que es Rodolfo, estacionándose un poco más allá.



Rodolfo fue un amigo de mi marido. Él tenía una, más que excelente situación económica, con varias casa, y empresas propias.



Hace años atrás tuvimos, digamos una buena relación con él y su señora, íbamos a su gigantesca casa, a la piscina, o asados, en fin compartimos muchas veces y yo me hice en ese tiempo amiga de su señora. Sin embargo esa relación se acabó estrepitosamente cuando un día, su señora llegó a mi casa, llorando porque tenía muchas sospechas que su marido la engañaba y yo… Que sabía de las infidelidades de su marido, terminé por confirmar sus sospechas, ganándome el odio de ese hombre.



Me trague mi orgullo y comencé a caminar hacia donde él se había estacionado, sin saber que decirle. Afortunadamente fue el, el que me vio y se acercó a saludarme. Ya habían pasado varios años de eso y pensé por un momento que eso ya había quedado en el olvido.



Me saludó muy afectuosamente y me preguntó cómo estaba. Le dije que la verdad, no estaba muy bien y antes que le comenzara a contar mis problemas, me invitó a tomarme un café. Entramos a una cafetería y nos sentamos en un lugar apartado. Comenzamos a hablar mi problema.



Mientras yo hablaba, sentía como ese hombre estaba pensando en algo. Pensé en que llevaba a ese hombre a estar escuchando mis problemas, después de haberlo perjudicado tanto y todo me llevaba a que el de alguna forma quería vengarse, mas, la presión que llevaba por detrás me obligaba a seguir hasta las últimas consecuencias, aunque tuviese que acostarme con ese hombre para salvar nuestra casa.



El me miraba fijamente y después de escucharme muy detenidamente, y sonriendo seguramente al verme tan desesperada, me hablo. Por su sonrisa yo sabía que él me tenía a su disposición, pero no me importaba, estaba dispuesta a todo, como se lo planteé disimuladamente en nuestra plática.



Me dijo que él, era un hombre muy poderoso y que el dinero no era problema para él. Que él podía tener la solución a mi problema, pero a cambio de algo, obviamente. Esperaba que me propusiera que me tenía que acostar con él, o algo parecido, pero su propuesta me dejó helada.



Me dijo que él me odió mucho, ya que por mi culpa, su matrimonio había fracasado, y que estaba muy alegre de ver que al fin su venganza estaba por llegar. Yo, sin poder evitarlo, se me salían las lágrimas mientras lo escuchaba.



Fríamente me dice que él está dispuesto a cancelar el total de la deuda a cambio de verme a mí mantener relaciones con otro hombre y él estar ahí presente tomando fotografías. La idea me no me pareció tan descabellada, y se acercaba a lo que yo había pensado, además no sería la primera vez, ya que en muchas ocasiones mi marido incluso hasta nos filmó teniendo relaciones y en fin, todo sería por mi casa, además que hacía tiempo que yo no estaba con nadie y pensé que un buen sexo no me vendría mal.



Sin embargo, cuando él se dio cuenta que yo accedía, me dice que el hombre con el que yo tenía que tener relaciones... Era con mi hijo.



Lo traté de degenerado, depravado y no sé cuántas cosas más, él solo me miraba y sonreía. Al final me levante y cuando estaba a punto de irme, él me dijo que si cambiaba de parecer, sabía dónde encontrarlo.



Me fui a casa, y al llegar me puse a llorar desconsoladamente. Mi hijo que estaba en su habitación salió a consolarme. Él estaba al tanto de nuestra situación y se lamentaba de no poder hacer nada para remediarla.



Ya un poco más tranquila seguimos conversando, hasta que sin darme cuenta le terminé contando de mi encuentro con Rodolfo y su depravada petición.



Mi hijo no dijo nada, solo me abrazaba y me acariciaba el cabello. A la noche siguiente, me sentada en el living de mi casa, tomándome un trago, para pensar, cuando llega mi hijo. Al ver mis ojos llorosos, nuevamente se sienta a mi lado y me consuela. Yo no me pude contener y rompí en llanto.



Permanecimos abrazados en el sillón, yo con la cabeza apoyada en su falda y el acariciándome la cabeza. De repente él me dice que había pensado todo el día tratando de buscar una solución a nuestro problema y que no encontró, salvo cumplir a propuesta de ese hombre.



Nos quedamos callados un largo rato, sin hablar, pensando ambos en esa propuesta hasta que el rompe el silencio y me pregunta si yo estaría dispuesta hacerlo. Me demoré mucho en responderle, pensando 1000 veces en que pasaría, hasta que ya viéndome sin ninguna escapatoria y viendo que mi hijo también lo había pensado, y estaba sufriendo al verme a mi sufrir, le respondí que sí.



Hablamos un poco del tema, tratando de convencernos de que lo haríamos por amor, que esto nadie tendría que saberlo, en fin una serie de ideas, llegando en común acuerdo que lo haríamos.



Esa misma noche llame a Rodolfo y le dije que estábamos dispuestos. Cerramos las condiciones de pago, que se haría en efectivo antes de hacerlo y el quedó de pasarnos a buscar al otro día.



Eran las cinco de la tarde, me encontraba en mi casa fu ando un cigarrillo, cuando siento la bocina del auto de Rodolfo afuera de nuestra casa. Mi hijo estaba en su habitación, lo llamé y ambos salimos, sentándonos en el asiento de atrás del auto.



Rodolfo rápidamente se dirigió a las afueras de la ciudad, donde se encontraban los moteles más privados. Mientras avanzábamos, mil cosas daban vueltas en mi cabeza, mientras mi hijo, sin decir nada, solo me tomaba de la mano, dándome su apoyo.



Entramos los tres a una cabaña, mientras Rodolfo cancelaba la habitación, yo y mi hijo nos mirábamos, pensando en lo que vendría.



El saca de su auto un portafolio y lo coloca sobre la cama. Se sienta en un sillón, prende un cigarrillo, mientras yo contaba el dinero.



Estaba todo, el total que yo le había comentado.



Él le dice a mi hijo que se acueste en la cama y el obedece sin oponer ninguna objeción. Mientras que a mí me pide que me saque la chaqueta que llevaba. Luego me pide que comience acariciar el pene de mi hijo, por sobre el pantalón y tuve que hacerlo. A mi hijo le ordena que le toque los pechos. Yo sentía vergüenza de estar tocando a mi propio hijo, y trataba de no mirarlo. Cuando escucho la orden que le da a mi hijo, y siento la mano de mi hijo sobre mi pecho, un escalofrió recorre mi cuerpo.



Rodolfo continuaba en el sillón mirando el fruto de su poder. Se excitaba al ver como el dinero era capaz de hacer que una madre y un hijo, pudiesen llega a una situación como esa.



Le ordena a mi hijo que se desnude y a mí me pide que me saque mi blusa y mi brasier. Mientras lo hacíamos, el continuaba fumando su cigarrillo, de vez en cuando tomando algunas fotografías, y sin perder ningún detalle de nuestro actuar. Me sentí sucia desnudándome delante de mi hijo, y más aún cuando él me ordenó que le tomara su verga entre mis manos. Sin embargo, me llevé una gran sorpresa al ver como mi hijo se había desarrollado durante todos esos años. Esa pequeña cosita que tenía entre sus piernas, se había transformado en una gruesa verga, que seguro cualquier mujer desearía.



Las instrucciones siguieron y siguieron, mientras yo con mi hijo, seguíamos al pie de la letra cada una de ellas.



Aun sentía algo de vergüenza al verme desnuda ante mi hijo, pero parte de mi lo estaba disfrutando. Sentía como su boca succionaba fuertemente mi pecho, sintiendo el roce de mi pezón contra su lengua, el contacto de su mano contra mi pecho me hacía estremecer.



Rodolfo le ordena a mi hijo que me termine de desnudar completamente. Trataba de no mirar a mi hijo, ocultando mi vergüenza, que poco a poco se estaba transformando en placer, placer que mis genitales ya empezaban a acusar, cuando siento sus manos deslizando mi calzón hacia abajo, sintiendo la humedad que ahí se generaba al dejar mi sexo al desnudo.



La siguiente orden no se hizo esperar. Esta vez me fue dada a mí, ordenándome introducirme la verga de mi hijo en la boca. Al verme entre las piernas de mi hijo, con su verga entre mis manos y con mis labios semi abiertos, vi en el rostro de mi hijo, como sus ojos se cerraban y se entregaba al placer.



Debo reconocer que para mí era una sensación deliciosa, comencé a sentirme muy excitada al sentirme observada y esta con esa verga en mi mano, gruesa, dura, ese olor a hombre, a verga que hace tiempo no sentía, y más aun siendo la de mi hijo.



Suavemente la introduje en mi boca, suavemente, sintiendo cada pliegue, cada centímetro de esa hermosa herramienta penetrar en mi boca. Con mi mano la sostenía desde la base y la acomodaba, bajando hasta meterla completamente, para luego sacarla suavemente.



El sabor era delicioso y ya no lo hacía forzada, era un manjar en mis labios que degustaba palmo a palmo, luchando conmigo misma para no comenzar a gemir como una perra en celo, tratando de guardar la poca dignidad que me quedaba.



Rodolfo en su sillón se había sacado su verga y se masturbaba suavemente viendo como la madre se engullía la tranca de su hijo, y como el, ya completamente excitado, comenzaba a gemir y hacer fuerzas para no terminar eyaculando en la boca de su madre.



Estar ahí en cuatro patas, con la verga de mi hijo sumergida en mi boca era exquisito, pero ya mi entrepierna, jugosa pedía a grito que le brindaran un poco de atención. Podía sentir como unas pequeñas gotas de ella escurrían por las partes interiores de mis muslos, estaba deseosa de verga y esperaba ya desesperada la nueva instrucción de Rodolfo.



Afortunadamente no se hizo esperar y Rodolfo me ordena que me siente sobre mi hijo. Trate de poner una cara de molesta, pero me fue imposible, mi hijo claramente se dio cuenta que yo lo estaba disfrutando al igual que él.



Ya con una pierna a cada lado de su cuerpo, tomé su verga con mi mano y la dirigí a mi húmedo sexo a punto de explotar. Al sentir la punta de su verga rozando mis genitales fue el cielo y al sentarme sobre esta, haciendo que se introdujera hasta el fondo de mi ser, sintiendo como esta se alojaba en lo más profundo de mí, me mató y no aguanté más y comencé a acabar, descargando una enorme cantidad de gusgos sobre mi hijo. Él se debe haber dado cuenta por mi mirada y agarrándome con sus manos mis nalgas comenzó a moverse más fuertemente regalándome uno de mis mejores orgasmos de mi vida.



Sentí como mi hijo se esforzaba por no acabar y prolongar su goce. Tal como para comenzó a ser un placer, me di cuenta que él también estaba disfrutando enormemente al igual que yo y decidí hacer que ese momento, un momento inolvidable.



Casi olvidando que Rodolfo nos observaba y sin recibir ninguna instrucción de él, me baje de mi hijo y me recosté a su lado, subiendo una pierna por sobre el para que me penetrara por detrás. El también ya no seguía órdenes y tomándome de las caderas, me penetró por detrás.



Su verga entro sin ningún esfuerzo en mi mojada concha y una y otra vez se introducía hasta el fondo. Ya no fingía y sentía como sus gemidos, acusaban una gran erupción de semen. Por mi parte la calentura y morbo del momento se apoderaron completamente de mí, y olvidando que era mi hijo, y al sentir que como su semen golpeaba las paredes interna de mi vagina, comencé a gemir como un perra y a tener mi segundo y húmedo orgasmo, al mismo tiempo que Rodolfo, ya con los pantalones completamente abajo, también acababa estrepitosamente.



Luego de eso, salimos los tres del motel y Rodolfo nos dejó en la casa. En todo el trayecto, ninguno de los tres dijo nada, sin embargo mi vida cambiaría para siempre.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 8.5
  • Votos: 2
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
kondor14
kondor14 09-06-2018 09:08:14

volim incest super

juan lobo
invitado-juan lobo 28-05-2018 18:42:45

muy bueno soy de caracas tengo 43 años soltero 04241943070

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