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Categoría: Parejas

Estaba aburrida y con la depre, mi vecino el mejor

Ese fin de semana estaba en casa aburrida y sin panorama, de acuerdo a una amiga cuando uno esta media deprimida lo que debe hacer es arreglarse de la mejor forma posible y salir a disfrutar de la vida. Así estaba sentada en el balcón de mi departamento cuando mirando al lado, mi vecino parece que estaba del mismo humor que yo.



Es un tipo cuarentón, alto, moreno, bien atlético, muy fijado en su apariencia, generalmente usa esas musculosas, pelo bien corto, peinado al estilo despeinado con bastante gel y por los chismes del edificio separado. Para mí no es el tipo de mino que me guste. Conversamos algunas trivialidades de balcón a balcón, le hable de la depre en que estaba en esos momentos, le conté la idea de mi amiga y que me iba a arreglar y salir.



 



Como de costumbre, tome un baño de sales perfumadas, unte mi cuerpo con aceite humectante, pensarán que estoy media chiflada, me peine como de costumbre con mi gel para continuar ese look de recién salida de la ducha. Me coloque una camisola verde calipso bien sexy que tengo que al estar confecciona de una tela tipo seda y ser muy ajustada me delinea el cuerpo totalmente, resalta mis pechos y caderas y por lo delgada de su tela mis pezones resaltan. Me encarame en una chalas de taco alto y listo.



Antes de salir me asome al balcón y mi vecino estaba afuera mirando el infinito con un trago en su mano, hola le dije sigues ahí, yo voy a tomar algo de aire. Me despedí y salí a tomar el ascensor. No esperaba más de un segundo el ascensor cuando siento que se abre la puerta de mi vecino y sale diciéndome yo también voy a tomar aire. Venia con su típica musculosa que dejaba al descubierto sus musculosos brazos y buena parte de su magnifico torax.



Llego el ascensor, abrió las puertas venía bastante repleto y como pudimos entramos quedando él justo detrás mío. Yo apreté el botón del último subterráneo y él ninguno. Tan apretados íbamos que sentía su cuerpo pegado al mío y dada la delgadez de mi vestido sentía las vibraciones de su cuerpo. Llegamos al primer piso y todo el mundo bajo menos nosotros, pensé para mí que ahora él se movería y dejaría espacio entre nosotros, pero él no se movió, al contrario, hasta tuve la impresión que aprovechando el hecho de tener que moverse para dejar salir a las otras personas más se acerco a mí. Continuamos con nuestros cuerpos pegados, pero ahora yo sentía su respiración en mi cuello. De repente sentí que me besaba la nuca, a esta altura del viaje habíamos llegado al subterráneo pero ninguno de los dos nos movíamos. Al darse cuenta que yo no me movía comenzó a mordisquear el borde mis orejas, paso la lengua por mi cuello hasta mis desnudos hombros mientras sus manos comenzaron a tocar mis senos por encima de mi camisola, Juega con mis pechos y comienza suavemente a apretar con sus dedos mis pezones. En ese momento senti el que ascensor iniciaba su marcha a algún piso donde fue llamado.



No me muevo, porque quería seguir sintiendo sus caricias sobre mis pechos. El masajeo en esos momentos era con más fuerza y abarcaba todo mis senos. Su boca seguía lamiendo mi cuello y hombros y yo comenzaba a gemir. Llegamos al piso desde donde fue llamado el ascensor y las puertas se abren, una pareja de ancianos nos miran sorprendidos y lanzan unos improperios, y no suben. Sin cerrar las puertas y con los ancianos mirando sorprendidos comienza a bajar los tirantes de mi camisola hasta mi cintura dejando mis pechos totalmente al descubierto y comienza a frotar mis pezones entre sus dedos, dobla su cabeza y me los chupa.. Yo estaba en tal éxtasis que no entendí los improperios de los ancianos.



Las puertas cerraron y el ascensor inicio nuevamente la bajada. Bajando repetía la operación de lamer mis pechos, pero esta vez con lengüetazos más largos y rápidos, comencé a empezar a sentir un orgasmo. A esa altura a mí no me importaba un comino ser vista por el resto de los moradores del edificio estaba caliente como una perra en leva y sólo quería más sexo y pasión. No estaba dispuesta a parar por ningún gil. Esta vez el ascensor llega al último subterráneo y ahí queda parado.



 



Me suelta, retrocede unos pasos y me mira de fijamente de frente sin decir una palabra, yo parada frente a él con mi camisola bajada hasta la cintura y mis pechos totalmente al descubierto y mis pezones erguidos desafiantes rogando por más sexo. Me toma de una mano y me acerca a él hasta estar pegado, con su mano libre me agarra fuertemente de mi cola y aprieta mi pelvis contra si haciéndome sentir su órgano erguido y vibrando. Nunca había pensado en lo aperado que era. Su boca busca la mía, me besa con pasión buscando mi lengua, la que se entrelazan en un beso profundo de pasión.



 



Con su mano libre aprieta el botón correspondiente a nuestro piso y el ascensor comienzo a subir. No nos soltamos hasta llegar a nuestro piso, las puertas se abren y nosotros salimos tomados de la mano. Yo con mi camisola a la cintura y mis pechos al aire.



 



Entramos a su departamento, me lleva a su dormitorio y me suelta de la mano y comienza a desvestirse, veo su cuerpo desnudo frente a mi, firme, musculoso, fuerte y un miembro magnifico y completamente rasurado. Me entro un hambre. Se me acerco y suavemente retiro mi camisola dejándome completamente desnuda. Nos miramos durante unos largos segundos llenos de deseo y lujuria. Me llevo a su cama y me acostó boca abajo. Comenzó a besarme la espalda suavemente, apenas rozándome la piel con su lengua, haciéndome sentir escalofríos. Siguió bajando por mi espalda y paso por mis nalgas hasta llegar a la parte de atrás de mis rodillas.



Ahí empezó a lamerme pierna arriba por los muslos, hasta llegar a mis deliciosas y apretadas nalgas, y se dedico a darme pequeños mordisquitos los que me daban mucho placer. Más de una vez apretó con fuerza con sus labios. Se alejo un poco hacia los lados siguiendo las curvas de mis nalgas sin parar de jugar suavemente con su lengua, regresando al centro justo donde comienzan mis nalgas. Comenzó a bajar entre ellas, mientras yo levantaba mis caderas para facilitarle su trabajo, encontró mi ano y comenzó a dar vueltas alrededor de él con su lengua, poco a poco trato de introducir su lengua en mi ano, pero yo no me podía quedar quieta, vibraba con el placer que me estaba dando. Entonces bajo un poco más y comenzó a lamer los jugos que brotaban de mi húmeda vajina.



 



Suavemente me da vuelta para poder lamerme con más comodidad y así entregar más pasión. Mis piernas como llevadas por una fuerza sobrenatural comienzan a abrirse para mostrar abiertamente mi caliente, húmeda y totalmente abierta vajina. Levanta mis piernas rigiendo mis rodillas hacia fuera y arriba en dirección a mis hombros. Se para a mirarme así, abierta totalmente, mostrando toda mi vajina e invitándolo a entrar en mí. Lo miro y veo indecisión en sus ojos, no sabe si introducirme o seguir lamiendo. Se acerca y nuevamente empieza a lamer los labios de mi vajina y a chupar mi clítoris con fuertes succiones tratando de sacarlo de su escondite. Yo solo hago gemir y moverme llena de placer y calor. Me acerca y después me deja descansar, esta jugando conmigo.



Empuja un poco más mis piernas forzándome a levantar un poco mis nalgas y así poder lamer desde mi ano al clítoris de una sola pasada. Lo hace una y otra vez. Recogiendo cada gota que brota de mi vajina. Me da orgasmo tras orgasmo y le gusta verme como me estremezco y luego quedo tensa por un momento sintiendo el éxtasis. Siento entre lamidos, su dedo índice buscando mi ano y comienza a acariciar alrededor de él y yo cedo y él comienza a introducir su dedo y a jugar con los bordes de mi ano y continua lamiendo mi vajina y tratando de hundir cada vez más su lengua en ella. Ya no son gemidos los que lanzo, estoy aullando como una perra de placer y calor, yo simplemente no se sí es de día o de noche, ni siquiera se donde estoy. Nada me importa solo deseo placer.



 



Después de tanto placer me encuentro dormitando en la cama ligeramente de medio lado cuando siento un beso en mi espalda y se monta sobre mi cuerpo. Me estiro para quedar completamente boca abajo y abro ligeramente mis piernas para sentir su berga entre ellas. Pronto siento la punta de su berga presionando contra los labios de mi vajina para que se abran y pueda introducir su berga en ella. Se desliza hacia adentro sin problemas ya que todavía estoy totalmente húmeda y excitada. Su berga se desliza sin problemas y yo me acomodo para sentirla mejor. Dejo escapar suspiros de placer, lo que excita mucho a mi vecino y lo lleva a empujar con más fuerza hasta llegar al fondo de mi vajina con su preciosa berga. El placer me inunda de nuevo y dejo escapar gemidos de placer.



Quita el cabello que me cubre la cara y busca mi boca para besarme y yo siento como esa masa de carne se mueve dentro de mí y cubre toda mi vajina. Comienza un lento meta y saca, sintiendo cada centímetro de su verga dentro de mí. El muy desgraciado saca su verga lentamente hasta quedar casi fuera dejándome vacía solo para hacerme sentir llena nuevamente, juega conmigo y me da mucho placer. Yo levanto mis nalgas tratando de agarrar toda su verga y que nada se pierda



 



Comienza a hacer movimientos circulares con su cadera para poder frotar toda su verga contra las paredes de mi vagina. Me lame la mejilla, el cuello y mis hombros cada vez más excitado, aumenta la velocidad de sus movimientos mientras yo grito e imploro por más placer y pronto explotamos en una serie de orgasmos, mientras clavo mis uñas en el colchón y comienzo a gritar "así…….más…..siiiii…..dale…. por favor no pares……………..hay…hayyyyyy…". El se sigue moviendo y yo me estremezco. El sudor une nuestros cuerpos. Me toma de mis caderas y nos levantamos para yo quedar en cuatro, me acurrucu, cerrando mis piernas con su verga adentro. Se mueve otra vez más buscando mi vajina, entra y yo comienzo a moverme y apretarlo, pronto no puede contenerse más y comienza a llenar mi vajina con su semen caliente. Siento como su leche fluye dentro de mi. Nos deslizamos para quedar acostados de medios sin dejar salir su verga de mi, me abraza pellizcando mis pezones con sus dedos. Volteo la cabeza pidiendo un beso, me lo da y nuestras lenguas se entrelazan. Nos quedamos así hasta dormirnos.



 



Al despertar lo encuentro sentado al lado mío mirándome. Mi mano toma las suyas y las lleva hacia mis pechos, el comienza a sobarlos con fuerza y luego lleva su boca a mis pezones y comienza a chuparlos. Yo busco su berga y llevo mi boca a ella. Le doy un largo beso y me tiro de espalda en la cama y le dijo "No puedo más por ahora……"


Datos del Relato
  • Categoría: Parejas
  • Media: 4.5
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