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Entregué a mi mujer (Tercera Parte)

Ahora tomo yo, Lorena el timón del relato, por más que mi marido rezongue, no lo dejo continuar.



Ahora va a saber, que, aun estando algo tomada, ese sábado a la noche tenía dominio de mi voluntad, y merced un poco a la cantidad de bebida que ingerí, pero más por estar sumamente cachonda, es que le mamé la poya a Edu, que no le dejé una sola gota y que me tragué todo lo que eyaculó, cosa que no me arrepiento. No era la primera vez, ni será la última, aunque mi marido no lo sabía.



Cuando mi esposo para la salida del sábado, me hizo vestir como "una ramera", no sabía de qué se trataba, pero imaginé que algo tramaba y me dije para mis adentros " a mi juego me llamaron", en el auto, mientras viajábamos, me enrollé la pollera en mi cintura acortándola, resultado exhibía los puños de las medias alegremente y ante cualquier pequeño movimiento se veían mis muslos y hasta mi cola less blanca, en contraste con la pollera negra, medias negras y porta medias de tal color. No escatimé mostrar siempre mi entrepierna para deleite de los parroquianos. El colmo se dio, cuando un Edu desconocido para mí, enfiló hacia nuestra mesa, era un hombre que me encantó por su porte, como parte de mi juego, me dirigí con mi mirada hacia mi marido, mientras habría desmesuradamente las piernas, mostrando como nunca mi prenda interior.



Cuando llegó hasta nosotros, clavando su vista en mis interiores y saludó a mi marido, tuve un ataque de risa. Le había mostrado todo a un amigo de mi esposo.



Luego la cena e ir a un boliche bailable, donde sucedió lo del pete, que traté de ocultar a mi esposo, pero que se enteró por medio de Edu-



En la cena charlamos sobre la posibilidad de un futuro trabajo y cerramos el trato de reunirnos el lunes a mediodía en su oficina.



Ya lunes, me vestí y produje como una exquisita ramera, según me dijo mi marido, mujeres atrevidas es lo que Edu seleccionaba para atender a los clientes turísticos



Una pollera súper cortona a cuadros, una blusa traslúcida, corpiño de media copa y cola les hilo dental conformaban mi vestimenta, sobre ello un saco blanco largo para tapar mis desnudeces, no sea que los vecinos comenzaran a murmurar.



Muy pintada llegué a las oficinas, me planteó lo que deseaba que yo cumpliera, que las primeras guías las íbamos a realizar juntos, a efectos yo tomara la experiencia necesaria y que luego saldría sola como guía turística, primero tours en el país, para luego ir despegando a destinos internacionales. Me palmeo la cola en signo de aprobación, o eso creo, sus palmadas al ser tan corta la pollera, me impactaron directamente en las nalgas.



Ya días posteriores, llevaba polleras más largas y poca pintura, en la oficina me ponía el conjunto diseñado a tal efecto, el cual tenía pollera muy corta, blusa de gaza transparente, que dejaban ver claramente mi prenda interior y un saquito azul, que usaba únicamente días algo fríos, pese a la calefacción existente. 



Así empecé como guía de turismo por el país, Mendoza, Bariloche, Cataratas, Córdoba, Mar del Plata, Ushuaia, Glaciares, eran los destinos más requeridos, una semana o diez días eran el tiempo más común.



Un día, Edu me hizo reunir con él y me dijo que había contactado con una empresa que se dedicaba a cruceros sexuales, que en caso de conseguir los necesarios pasajeros, quería que yo fuera la guía, ya que tenía los dones necesarios, pero para ello era condición casi ineludible, que me hiciera los pechos, ya que los míos eran pequeños y mi físico daba para un buen par 95, que él conocía un especialista en trasplantes y que los gastos corrían por parte de la empresa, quedé en contestarle al otro día, se lo comenté a mi marido, el que se alegró de dicha propuesta, al muy degenerado le encantan los pechos grandes.



Así fue que me llevó Edu al consultorio, me marcaron los senos en cuadrante, todo delante de Edu, que no se perdió la oportunidad de toquetearme los pezones y toda mi ubre mamaria, diciendo que era la última vez que los acariciaba tan pequeñitos.



Las siliconas me las pusieron atrás de los tendones, fueron días pos operatorios bastante duros, todo mi tórax vendado, sentía como que me hubieran puesto algo muy pesado, los días fueron pasando, también las incomodidades. Poco a poco fui retomando mis actividades en la empresa, un día me comunica Edu, que debo nuevamente concurrir al consultorio donde me efectuaron el implante, que me van a sacar todo el vendaje, que ya estaba en condiciones de exhibir mis nuevos senos. ¿'Quien me acompañó?  Edu, ingresó conmigo al consultorio y vio en vivo y directo como desenvolvían a la momia. Cuando concluyeron, me acercaron a un espejo, mis mamas estaban espectaculares, el cirujano, me las palpó y atrás de él, Edu no perdió su oportunidad, en el médico reconocía yo la mano de un especialista, en las manos de Edu, percibía si a un especialista, pero del manoseo. Sea como sea, su toqueteo mi humedeció la entrepierna. Nos retiramos del consultorio y Edu me dijo que nos dirigiríamos a una corsetería a buscar rápidamente un soutien que me calzara, ya que era recomendación del especialista, que nos los tuviera sueltos, pues los primeros días tendería a "caerse" y no regresarían a su posición los gemelos de bien parados.



Entramos a la lencería y pedí soutiens para probarme, en el probador ingresó Edu, diciendo que me asesoraría. No se cansó de manosear mis tetas, al final pidió tres soutien balconette, uno blanco, uno negro y uno muy hermoso color rojo, que me quedaba pintado. Al ver tal belleza de ropa y la percha, me sorbió los dos pezones, yo ya estaba para el lecho, mi cachondez mojaba mi entrepierna. Pidió 3 cola less a juego y no fuimos a su oficina.



Yo estaba enloquecida de caliente, Eduardo me dijo, que no me había dicho nada que me iban a dar el alta, ya que quería ser el único primero que me visitara sexualmente con mis estrenadas lolas. 



Nos besamos como desesperados, sus y mis manos erraban salvajemente, me quito la tanga que tenía puesta, me acostó boca arriba sobre un escritorio, subió mis piernas a sus hombros y como hambriento se bajó pantalones y bóxer y me penetró de un sólo golpe. Yo estaba tan lubricada con mis jugos, que su pija entró como un pistón en mi vagina, sus testículos chocaban a cada momento con mi cola, el entre y sale de su pija de mi concha, eran para mí un martirio bellísimo, Sentía su poronga entrar y casi salir toda en una piel a piel exquisito. Como soy multiorgásmica, mis orgasmos se sucedían uno tras el otro, sin solución de continuidad. El cada tanto paraba, no quería acabar rápidamente, hasta que sentí su chorro tibio inundando mi vagina, allí exploté con un orgasmo feroz, que me dejó extenuada.



Continúa.


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