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Categoría: Maduras

Entregada: al inquilino - 1ª parte

Bueno no sé como empezar a contaros lo que me ocurrió, tampoco sé porque lo hago debe ser por el sentimiento de culpabilidad que llevo dentro.



Diré antes de empezar que todo lo que cuento es real, solo he cambiado nombres y algún detalle menor.



Lo que cuento ocurrió hace un año.



Soy Susana, tengo en la actualidad 48 años, casada con Luis de 55 años, tenemos un hijo de 24. Vivimos en Madrid en un chalet. Soy abogada de un grupo de empresas. Como otras vi que lo ponen diré como soy: castaña con mechas, mido como 172, peso sobre 52, talla 115 C de pecho, culo respingón,



En fin empezaré diciendo que mi hijo acabó los estudios universitarios y una multinacional le ofreció un puesto en una sede fuera de España, por lo que apenas terminar se fue fuera.



Mi marido tiene una enfermedad que le incapacita en movilidad, apenas puede moverse por lo que pasó tribunal médico y le dieron la baja definitiva.



El chalet como todos tiene 4 plantas, la sótano que es el garaje y, en nuestro caso, una habitación de servicio totalmente equipada con cuarto de baño incluido. En la primer planta cocina, salón, jardín aseo. La segunda las 4 habitaciones y la última la buardilla.



Por el tipo de casa todo se comunica con escaleras por lo que mi marido pasa de su habitación a una habitación remodelada en cuarto de estar, luego quedan dos habitaciones más, donde dormía nuestro hijo y la que duermo yo desde hace un año, con sus problemas mi marido y yo optamos porque durmiéramos cada uno en una habitación



También diré que en el sexo la cosa era casi nula desde la enfermedad, apenas me tocaba alguna vez, yo me ponía de espaldas cerca y el me tocaba y luego me sentaba encima de Él, con cuidado, me besaba el pecho, los pezones y me tocaba el coño hasta que Yo llegara. A mi marido no le tocaba porque apenas se le ponía dura.



En fin debido a la baja de mi marido el dinero que entraba en casa era menor a lo de costumbre y después de dos años y con la baja definitiva veíamos difícil el volver a contar con la misma cantidad de ingresos, por lo que optamos por alquilar la habitación de servicio, que como estaba totalmente equipada y además podía tener entrada por el garaje, la convivencia familiar e intimidad podían quedar a salvo.



Después de algunos interesados por la habitación cogimos a un estudiante que ya tenía otro piso alquilado con amigos, pero estos volvían a sus casas y éste se quedaba en verano en Madrid haciendo prácticas, pero no podía pagar él solo, el piso donde vivía con los demás su idea era volver con ellos en septiembre.



Además nos pareció bien porque era para 3 meses y así podamos ver la experiencia como nos había ido.



Con la habitación entraba derecho de desayuno y de cenas, él (Juan) ya nos indicó que apenas cenaría en casa.



La convivencia era fácil, Juan apenas estaba en casa, por la mañana se iba y volvía por la noche y casi nunca cenaba nada, por lo que no le veía.



Después de muchos días, una noche bajé a la cocina a beber agua fría y cuando subía oí la puerta de debajo de la escalera (diré que para bajar al garaje y a la habitación de Juan había una puerta arriba de la escalera, frente a la cocina, otra abajo que daba a un pequeño hall donde había dos puerta una al garaje y otra a la habitación), me quedé en la penumbra a medias de la escalera de subida a las habitaciones, luego se abrió la de  arriba y entró Juan en la cocina, iba a lo mismo que yo a beber agua, al abrir la puerta del frigorífico, la luz me dejo verle perfectamente, iba en slip, ajustado, mu y ajustado, tanto que se le marcaba un bulto descomunal, no llevaba camiseta por lo que se le veía su joven y musculoso cuerpo. Después de beber bajó de nuevo a su habitación



Yo me fui a mi cama y la verdad el recordar su cuerpo y su bulto no me dejó dormir tranquila.



Durante los siguientes días creo que estaba más atenta a si se abría la puerta de la escalera que a dormir, tanto fue así que le ví por la ventana llegar, no venía solo, le acompañaba una mujer, entró por la puerta del garaje.



Me acosté pero no podía dormir, daba vueltas y no era por el calor si no por la curiosidad de ver que ocurría abajo. Me levanté y bajé la escalera, fui a beber agua y luego puse el oído en la puerta de bajada a la habitación de Juan, no oí nada por lo que sin hacer ruido abrí la puerta y bajé despacio la escalera hasta la otra puerta, por le camino me decía a mí misma: solo es oír algo y subir. A través de la otra puerta se oía algo pero muy endeble de volumen, opté por abrir la puerta despacio, por el temor de hacer ruido y ser descubierta. La abrí y asomé la cabeza por el hall, ahora si se oía mejor, la habitación de Juan tenía una pequeña rendija, fui a mirar temblorosa, los jadeos eran más legibles, se oía la voz de Juan y de la mujer y lo que se decían casi perfectamente



“Así te gusta verdad puta”



“si sí, así fuerte muy fuerte”



“pero que zorra eres, seguro que tu marido no sabe lo puta que eres, verdad”



“no no sabe nada”



Llegue a la rendija y ví como ella estaba a 4 patas y Juan desde atrás la follaba, desde mi sitio vería la polla de Juan entrar y salir de su coño, era de dimensiones extraordinarias, descomunal la polla que tenía y ella gemía como una loca cada vez que se la metía del todo



“te gusta así, puta fuerte verdad”



“si fuerte y duro”



“bien porque ahora después te voy a follar el culo”



“pero la tienes muy grande y me dolerá”



La sacó de su coño y se fue al cuarto de baño trayendo un bote de algo, por el camino ví que su pollón era grande, gordo y estirado como un palo abriendo camino.



Se sentó en la cama



“cómetela ahora un rato, venga”



Juan se terminó de acostar y ella se puso de rodillas, vi que la mujer tenía más de 40 años, cogió la polla con sus dos manos y se la metió en la boca, apenas le entraba la mitad.



“Y todo esto quieres meterme por el culo, ni loca”



Juan se incorporó y le dijo que se pusiera a 4 patas que le iba a poner vaselina, ella decía que no y Juan le dio un azote en el culo y la dijo que allí se hacía lo que él quisiera o que se fuera a su puta casa con el cornudo de su marido. Ella todo sumisa se dio la vuelta a 4 patas y Juan le untaba vaselina en el culo. Yo por ese momento tenía mi mano por dentro de mis bragas, no sabía cómo había pasado pero estaba tocándome, tenía el coño empapado, en éste punto decidí irme, ya había tentado la suerte mucho tiempo.



Cerré las puerta de la escalera y en la cocina me senté en una silla y medio recostada con la cabeza en la pared terminé de tocarme el coño hasta llegar, mientras me tocaba solo pensaba en la enorme polla de Juan y en como a la mujer la trataba de puta, zorra, guarra y eso en lugar de repudiarme, pasó al contrario me ponía más y más tanto que al final, en mi pensamiento, a la que llamaba puta y zorra era a mí



Al día siguiente casi quería irme sin ver a nadie, me sentía mal por mi comportamiento y así pasó



Por la noche después de darle la cena a mi marido bajé a la cocina y, estaba inquieta nerviosa, en el fondo esperaba que Juan volviera a casa solo y poder verlo, aunque no pasó eso, me acosté y dí vueltas por si lo oía entra en l cocina, pero nada.



Me levanté por la mañana y preparé los desayunos, se abrió la puerta de la escalera y entró Juan



Juan- buenos días



Yo- ah hola, que tal dormiste



Juan- muy bien, ayer me acosté temprano



Yo- no sabía que estabas, podías haber cenado



Juan- bueno me quedé abajo y me dormí pronto



Entonces debió de pasar que Él llegó antes que yo.



Yo –bueno pero de todas formas debería de cenar, esta noche te espero sin falta para la cena



Juan- bien de acuerdo



Ese día volví algo más pronto de lo habitual e hice algo que antes con mi marido hacía, buscar un conjunto sexy para ponerme, opté por una falda negra de punto que marcaba el culo, un tanga rojo debajo y un top blanco anudado al cuello por lo tanto sin sujetador, y bajé hace la cena, se la subí a mi marido, en ese instante oí como me llamaba Juan diciendo que había llegado. Bajé para decirle que enseguida estaría allí, vi sus ojos al verme, sobre todo los pezones de mi pecho marcándose en el top. Volví a subir para bajar todo lo de la cena de mi marido, aunque él pensó que era por el como estaba vestida porque mientras cenaba me dijo que me quería tocar, pero le indiqué que estaba abajo Juan para cenar y tenía que hacer algo de cena.



Bajé pero Juan no estaba, pensé que estaría en su habitación como así fue.



Preparé la cena en el porche del jardín y cuando llegó nos sentamos, me decía lo bien que se estaba cenando allí y le dije lo tonto que era por no hacerlo más.



Sus miradas se clavaban en mi pecho y yo de nervios y algo caliente no paré de hablar en toda la cena, estaba tan nerviosa que derramé el vaso de vino dos veces en la mesa. Hacía mucho que no sentía el deseo o las ganas de algo prohibido. Ya, antes, había tenido algún escarceo sexual fuera del matrimonio, pero nunca con un chico que por su edad podía ser su madre. Durante la cena hablamos de presentes, futuros, trabajo… de todo, pero sobre todo lo que más sentía eran sus miradas en mi pecho y aunque muchos hombres me los miraban, no era como ahora que yo tenía el deseo de que lo hiciera y ese deseo se convertía poco a poco en lujuria y calentura, tanto que después de quitar ambos la mesa nos volvimos a sentar con la idea de tomar un vino relajante y lo que hice fue separarme de la mesa para que pudiera, además, mis piernas que con la falda sentada y tan corta era mucho lo que enseñaba.



Después de un rato nos fuimos a dormir pero esa noche en la cama me despojé de todo y me toqué, estaba caliente, muy caliente y con mis pensamientos, donde aparecía Juan, acababa abajo en su habitación donde me desnudaba, me comía los pezones, el pecho, todo me decía lo rica que estaba y lo guarra que iba vestida.



Durante la noche no podía dormir, estaba inquieta en la cama, solo daba vueltas. Serían como las 4 de la madrugada cuando me pareció sentir la puerta del garaje, segur que es Juan, pensé, incluso por un momento fui más allá, pensé que subiría a mi habitación, pero como eso no era posible me puse un camisón blanco transparente y corto y un tanga rojo de hilo dental y bajé para beber agua, me hice la somnolienta y me hice la sorprendida al verle en el frigorífico con el agua en la mano, encendí la luz



Yo- caramba también tienes sed, quizás bebimos mucho



Sus ojos no se apartaban de mis pechos que se veían a través del camisón, mis pezones duros y el tanga rojo se veía también a través.



Juan- ah si eso será



Me senté en una silla para beber así le daba la oportunidad de verme bien, el tanga se vería casi segura estaba, moví la cabeza girándola



Juan- te duele el cuello



Yo- si algo



Dejó el vaso y me dijo



Juan- espera deja que te de un masaje



Fue a ponerse por detrás de mí pero me dijo



Juan- espera deja que saque la silla un poco de la pared



Me levanté y la puso más al centro



Juan- siéntate pero al revés, mirando al respaldo, así tendrás la espalda libre



Abrí las piernas y me senté como decía apoyando la cabeza en el respaldo de la silla



Sentí sus manos masajeare el cuello, los hombros y después de un rato bajo sus manos por mi espalda bajándolas hasta el culo. Sentía como me pasabas sus dedos por mi espalda y por los laterales rozando mi pecho



Juan- mejor? Verdad?



Yo- si, si mucho mejor



Algunas veces notaba su erecto bulto dando en mi espalda



Deseaba que pasara mis manos por mi pecho, mi culo mis muslos mi coño que me lo comiera de una vez pero..



Se oyó la voz de mi marido desde arriba



Marido- Susana estás en la cocina, la luz está encendida



Me cortó todo



Yo- si, si estoy ahora mismo subo



Tiré hacía atrás de mi cuerpo y me dí de lleno con su bulto, iba a pedir perdón pero solo dije



Yo- bueno gracias, voy a dormir



Y subí, entré en la habitación de mi marido le dije que se durmiera y le besé



Luego en mi cama metí mi mano por dentro del tanga y me encontré a mi coño todo mojado, empapado, cerré los ojos y me masturbé hasta llegar otra vez, era la segunda vez en una noche y eso no me pasaba hacía mucho.



Al día siguiente estuve inquieta y deseosa de llegar a casa para ver si volvía a cenar con Juan. Le preparé la cena a mi marido mientras hacía tiempo para que llegara, después de bajar las cosas de la cena de mi marido me cambié de ropa, no quería que me viera otra vez tan corta y ajustada vestida. Me puse una falda vaquera elástica, un mini tanga blanco y una camiseta de tirantes sin sujetador. Esperé tomando un vino que Juan llegara, incluso ensayé como sentarme en el porche  en una hamaca para que me viera bien las piernas, pero pasó el tiempo y no llegó, me fui derrotada a mi habitación después de tomar algo rápido, ya eran la doce de la noche. Miré por la ventana por si le veía llegar pero al final cansada y derrotada en mi interior me acosté, aunque no podía dormir



Ya pasadas la 2 sentí como se abría la puerta de la escalera, debía ser él que quería algo o bien llegaba entonces, me incorporé de la cama y me puse el camisón para bajar, vi que el tanga que llevaba era blanco por lo que no resaltaría a través del camisón, me lo quité y me di cuenta que aunque llevaba el coño arreglado, el poco pelo que tenía podía intuirse a través del camisón.



Bajé a la cocina y vi la luz del frigo, la puerta estaba abierta, vi a Juan solo en slip, le torso al desnudo, le saludé y cerré la puerta de la cocina y encendí la luz



Yo- así no molestamos a mi marido



Note en su mirada que se me veía todo



Yo- hoy no viniste a cenar, lástima



Juan- si hoy no pude, acabo de llegar y tenía sed



Yo- mucha bebida?



Juan- jja no mucho algo solo



Cogí el agua y me puse un vaso



Juan- que tal tu cuello



Yo- bueno como siempre



Cogí una silla y la puso en el centro de la cocina



Juan- venga, siéntate que lo arreglemos algo



Me senté mirando al respaldo, con las piernas abiertas, si hubiera alguien de frente me vería todo el coño, sentí los dedos de Juan en mi cuello y poco a poco por mis hombros y después en mi espalda



Juan- tu marido me dijiste que tenía la enfermedad hace dos años o así verdad?



Yo- si, ese tiempo



Juan- y no se puede mover casi, ni subir ni bajar escaleras



Yo- todo despacio y poco tiempo seguido puede moverse



Juan- entonces en el sexo nada y perdona que sea así de franco



Cuando hizo la pregunta sus manos estaban casi en mi culo



Yo- bueno algo si, tocarnos y eso



Pasó sus manos por delante pasándolos por dentro de mis muslos, si los subía llegaría a mi coño, ya mojado, notaba también su polla en mi espalda



Juan- ah tocamientos claro si



A la vez que lo decía subía sus manos por delante pasándolas por mi pecho



Juan- tocamientos por estas tetazas que tienes, es eso



Me las masajeó, apretó y sobó, luego se entretuvo con los pezones, estaban muy duros



Cerré los ojos y no contesté le bajó las manos y sentía como en segundos llegarían a mi coño



Juan- también tocamientos en este rico coño que tienes



En ese momento me pasó las manos por él



Juan- y mojado además



En ese instante me dio un vuelco todo, que hacía, ese chico podía ser mi hijo, tenía casi su edad, que me pasaba para de dejarme tocar por alguien tan joven, baje mis manos y la puse entre mi coño y sus manos



Yo- no no por favor déjalo, dejémoslo



El quitó las manos



Juan- como quieras, me voy a mi habitación



Yo- espera espera



Me puse de pie a la vez que le sujetaba una mano, luego le cogí su otra mano y se las puse en mi pecho, el me empujó hasta la pared ala vez que me pellizcaba los pezones, cosa que me hizo gemir, lo volvió a hacer y volví a gemir más



Juan- te gusta que te soben las tetas verdad, zorra



Él continuaba sobándome el pecho, pellizcándome los pezones



Juan- bésame en la boca, vamos



Le pasé los brazos por su cuello y me besé en la boca, él metió su lengua dentro de la mía y yo seguía gimiendo cada vez más por su sobeteo en mi pecho



Puso su boca en mi oído



Juan- coge mi mano y llévala a tu coño,



Lo hice como una autómata



Juan- la putita está caliente y mojada



Su boca me besaba, una mano me sobaba el pecho y la otra en coño no tardé en explosionar de placer gimiendo como una verdadera posesa. Me sujeté con mis brazos en su cuello porque las piernas se me doblaban.



Después de unos segundos donde recuperé las fuerzas Juan se sentó en la silla quitándose el slip y dejando su enorme polla a la vista



Juan- ponte de rodillas y cométela



Me puse de rodillas y antes de cogérsela Él me quitó el camisón dejándome desnuda solo con las zapatillas puestas, su polla me apuntaba a la cara, l acogí con las dos manos y le pasé la lengua por toda ella mirándole a la cara



Juan- muy bien zorra ahora trágatela toda



Intenté metérmela toda en la boca pero no me entraba, Juan algunas veces me sujetaba la cabeza para que su polla quedara más tiempo dentro de mi boca



Juan- que zorra eres, tu marido arriba y tu comiéndole la polla a pocos metros y que bien la comes, seguro que te has comido alguna más que la de tu marido, verdad puta



Me la saqué de la boca y mientras la acariciaba con mis manos le dije



Yo- si y en esta misma cocina a un amigo suyo mientras mi marido y su mujer estaban en el salón



Luego me la pasé entre mis tetas para cuando apareciera meterla en mi boca



Juan- que rica cubana, que puta eres



No era la primera vez que la hacía, a los tios le pone que una mujer con el tamaño de mi pecho se las haga



Me la metí en la boca y Él comenzó a descargar su leche caliente en mi boca, a mi no me ha gustado especialmente tragar la leche aunque si me gusta comerles la polla, por eso la saqué de mi boca y la leche saliendo a borbotones me daba en la cara, el pelo y el pecho dejándome todo embardunado de leche caliente. Luego me puse su polla junto a mi cara



Yo- te ha gustado



Juan- que buena mamadora eres, veamos lo bien que follas, vamos a mi habitación que tengo condones



Yo- voy a limpiarme y arriba para ver si todo está bien y bajo



Me pellizcó los pezones, me sobó las tetas y se puso de pie y se fue escalera abajo. Yo fui al aseo me adecenté de la corrida y miré en la habitación de mi marido, estaba durmiendo, bajé sin hacer ruido a la habitación de Juan, estaba tumbado con la polla tiesa, dura y gorda de nuevo mirando al techo



Juan- dame una chupadas en la polla, ponme un condón y cabalga encima de mí



Así lo hice acabé poniéndome de rodillas encima de su polla que metí en mi coño y comencé a cabalgar, primeo despacio y luego más y más de prisa, el me sobaba el pecho, los pezones o me tiraba hacía Él y me besaba en la boca



Juan- que rica puta eres y que caliente estabas deseosa de polla verdad guarra



Mirando desde arriba a Juan, cabalgando como una posesa, sitiendo su polla dentro de mi coño, follando con un chico musculoso, guapo y joven no veía mal ahora el hacerlo y sobre todo que antes de que Él llenara el condón de leche Yo tuve dos fuertes corridas, acabé rendida encima de Él, con su polla dentro acariciándome la espalda y el culo



Yo- tengo que irme no vaya a ser que mi marido se despierte



Le besé en la boca y me incorporé



Juan- bien pero mañana seguiremos ah y dos cosas una que quiero que te depiles totalmente el coño y dos que mañana te follaré el culo, no eres virgen por ahí verdad



Yo- no, no lo soy



Juan- te la ha metido tu marido por ahí



Yo – Él y algún otro



Juan- ven acércate



Lo hice me beso y me dijo al oído



Juan- que buena zorra eres, te daré todo el placer que mereces puta



Yo- eso espero



Salí de su habitación y llegue arriba, no había pasado nada, mi marido seguía durmiendo



Continuará


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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