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Categoría: Incestos

Entre primos no es pecado

Una vez, estando yo de vacaciones, mi prima se fue a quedar unas semanas con mi mamá (es su sobrina regalona), dormía en mi pieza, en mi cama. El día en que yo llegué después de un mes, mis viejos estaban esperándome, en la madrugada, obviamente ella también. Tomamos un café, yo les conté anécdotas e historias, me bañé y me fui a dormir. Le dije que siguiera usando mi cama, que yo podía dormir en un colchón en el suelo y saco de dormir, total era sólo una noche.

cuando entré a la pieza, sentí un olor espeso, pero rico, dulce y excitante, un aroma a mujer. Ella estaba acostada, no sé si dormía o fingía. Como les conté tenía un culo precioso, con la luz de luna se alcanzaba a ver entre las sábanas, además usaba un pijama muy corto que dejaba mucho a la imaginación, también se veía parte de su pecho. Sólo verla hizo que se me erectara me saqué la toalla y comencé a pajearme un rato pasándome mil rollos, me puse pijama y me acosté.

No podía dormir, sólo saber que estaba allí me tenía nervioso y excitado, fui al baño a terminar, sin embargo, apenas volví a la pieza, me sentí muy caliente otra vez. Me acerqué lentamente a la cama y le hice cariños en su mano, muy suavecito, con ternura, pero sin dejar de ver su poto. Le bese la mano e iba subiendo con mi boca por su brazo, ella me preguntó susurrando qué estaba haciendo, yo no le respondí y seguí hasta su hombro, se acomodó y cuando llegue a su cuello, respondió dándome un beso en la boca.

Nos dimos un beso húmedo, muy rico, mientras la abrazaba, se corrió y me acosté al lado de ella. Seguí besándola y mi mano subió por ese corto pijama acariciando su muslo.  Toqué sus nalgas, con mi pene durísimo y sentí como su vagina se iba humedeciendo, con mis manos busqué sus tetas por debajo de la polera y sentí sus pezones duros. Le besé el cuello, y llegué con la boca a sus pechos. Los lamí con locura, los mordía y mis manos no dejaban de manosearle el culo. Tratamos de no hacer ruido, pero al crujido de la cama le acompañaban gemidos, la di vuelta como haciendo cucharita mientras acariciaba sus tetas, ella me tocaba el pene y apretaba el glande, yo sentía como palpitaba en su mano, toqué su clítoris y sentí sus labios muy mojados. Desesperado bajé su short, me saqué el pijama y sentí su culo durito y parado en mis muslos, ella seguía tocándome el miembro, la volví a mover y la dejé boca abajo, yo me acosté encima de ella y comencé la penetrar. Primero lento, muy suave, sentía como entraba y salía mi pene de su vagina tibia, ella paraba el culo y cada vez aumentaba la velocidad, comenzamos a jadiar, le tapa la boca para que sus gemidos no se oyeran tan fuertes, nos detuvimos, me arrodillé, le levante la cola y comencé a penetrarla, esta vez en cuatro, la tomé de la cintura y la movía enérgicamente. Le acariciaba las nalgas y con la otra mano paseaba por el ano, se lo acariciaba y metía un dedo, ella comenzó a mover el culo de arriba hacia abajo, y yo estaba vuelto loco, comencé a meterlo más fuerte y la cama comenzó a crujir mucho, estaba a punto de terminar, pero tuvimos que parar.

Ella se dio vuelta me agarro el miembro y empezó a pajearme, me dio un beso, me bajó de la cama, me acostó en el colchón y se sentó en mi pene, comenzó a moverse hacia atrás y delante, mientras ponía mis manos en sus tetas. Vi su cara y estaba vuelta loca, apoya sus manos en mi pecho y se movía hacia arriba y abajo, como si quisiese saltar, ambos gemíamos de placer. Sentí que iba a terminar y solo atiné a apretar sus muslos, ella seguía moviéndose, pero en su quejido noté que llegaba al orgasmo junto conmigo, iba moviéndose cada vez más lento, hasta que cayó sobre mí, estábamos, desnudos y sudados. Nos quedamos así un rato, creo haberme dormido. La sentí moverse, se puso el pijama y volvió a acostarse. Yo no me moví, acerqué el saco y me dormí.

Al otro día desperté, ella estaba volteada hacia la pared, me metí en la cama y la abracé, se acomodó en mis brazos y seguimos durmiendo. Cuando me di cuenta, nuevamente tenía una erección, así que comencé a mover la pelvis, se dio cuenta, y movía su culo. Yo estaba desnudo, puso su mano en mi pene, metí la mano debajo de su pequeño short y comencé a masturbarla, me encanta sentir como comienza a mojarse de apoco y su clítoris duro. Le metía y sacaba los dedos muy rápido, ella gemía de placer, mientras la besaba para que no hiciera tanto ruido. Se dio vuelta y empezó a pajearme, mientas me miraba a los ojos y reía. Se metió por debajo de las tapas y comenzó a chupármelo, recorría el miembro entero con su lengua. Siguió chupándomelo, le dije que iba a dejar todo cochino, me dijo que no y siguió chupándomelo hasta que le llene de leche la boca, me siguió pajeando mientras se tragaba el jugo. “¿Viste que no manchaste nada?” me dijo, seguido de un levantémonos.

Aunque le pedí que se quedara otra noche, volvió a su casa…

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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