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Entre copas y copas

~~No soy una chica explosiva de esas de las revistas, pero tengo algo especial que vuelve locos a los chicos; será mi cuerpo pequeño, bien hecho y deseable, con mi pelo negro rizo y revoltoso, con mi sonrisa alegre y pícara, con mis ojos negros misteriosos y penetrantes, o mis labios inquietos juguetones, o tal vez será mi charla natural e inteligente o mi forma de bailar o. no sé, solo sé que mi novio se vuelve loco de celos, cada vez que sale conmigo de marcha.
 Bien, para poneros en situación. somos una pandilla de chic@s de 20 25 años, amigos del instituto y todo eso, salimos siempre juntos y siempre se forman las típicas parejitas aunque duran poco por que. ya se sabe ¡la carne es débil! Mi nombre es Carol, y aquella noche, antes de ir a la zona propia de discotecas, mis amigas nos juntamos para tomar unas copitas, prepararnos juntas, maquillarnos. me gusta vestir clásico así que me puse una pantalón negro ¡ceñidito¡, unas sandalias negras de tacón fino, una top negro de esos que dejan media barriga al descubierto y una cazadora de verano. Llegamos a los locales de moda muy contentillas, mi novio me estaba esperando con todos sus amigos, nos besamos al llegar y nos fuimos a la barra a tomar algo. Empezamos a bailar; me encanta subirme a las tarimas y moverme sabiendo que poco a poco todos, o prácticamente todos, los chicos del local me comen con los ojos. Todo iba bien hasta que llegó él. James, es un chico que conozco desde hace bastante tiempo, es amigo de mi novio y siempre nos llevamos bastante bien, pero hace un par de años, él y mi chico, tuvieron una discusión y desde entonces, su objetivo soy yo. Jamás me había importado, pero sus miradas, saludos, roces, fueron pasando de broma a algo más, y desde hacía un par de fines de semana, su presencia me producía escalofríos, me debatía entre un extraño deseo que me hacía sentir, el temor a caer en su trampa y ser objeto para su venganza y por otro lado el respeto que siempre tuve hacia mi novio.
 Solo al verlo llegar ya me temblaron las piernas, mi novio es poco detallista, poco observador y sobre todo muy confiado, así que, cuando me excusé para ir al servicio él se marchó a la terraza dejándome sola en medio de la disco. De camino a los baños, una mano pasó por mi cintura, me giré y no había nadie conocido y al volver la cara, sus labios fulminaron mi mejilla, y su mano propinó un travieso cachete.
 ¿Donde vas tan sola? me dijo mientras me abrazaba para bailar una salsa bien pegados. La verdad es que tu chico no te cuida como te mereces. ¡podrías cambiar de chico! me guiñó un ojo.
 Voy al baño James, luego hablamos. ¿me invitas a una copa?
 Venga, te la voy pidiendo. Lo de siempre; ¿verdad? No necesitaba contestación, al volver del baño, ya en la terraza, me trajo la copa, y junto a mi novio y dos pareja más, charlamos todos alegremente, con la peculiaridad, de que los dedos de la mano de James paseaban descaradamente por mi cintura mientras le contestaba con toda naturalidad a mi chico. Toda la noche pasaba igual, mientras bailaba abrazada con otro, él, delante de mi, o desde una esquina me penetraba los ojos, en ocasiones venía por detrás y me abrazaba para hacerme bailar a su ritmo, mis caderas al ritmo de las suyas y poco a poco, pegados comenzábamos a bajar, flexionando las rodillas hasta que nos caíamos riendo, y los demás también riendo, sin darle importancia, nos ayudaban a levantarnos mientras conscientemente me tocaba el cuerpo de manera fugaz. Mi deseo poco a poco aumentaba, con simples miradas, susurros, soplidos, me excitaba cada vez más, mi novio ajeno seguía divirtiéndose a pocos metros de nosotros. El alcohol empezaba a hacer efecto, el cuerpo ya no cumplía ninguna orden, y nuestros juegos secretos eran cada vez más arriesgados.
 La discoteca ya estaba llena, tenía dos plantas pero al ser fin de verano tan solo una estaba abierta. en la otra no había nadie.
 Entre la gente, tambaleándome trataba de llegar a los baños, mis amigas también estaban medio borrachas e iban delante mía, James apareció de repente y me besó apasionadamente. mi cuerpo solo obedecía al deseo y respondí con la misma intensidad al beso, sus manos recorrieron todo mi cuerpo pero de golpe me separaron, y estaba en el baño, mis amigas se reían, con esa risa tonta, me miraban y me preguntaban todas a la vez. no sabía como explicarles todo lo que sentía, aún sentía el deseo de las manos de James, y enfadada salí del baño, James esperaba en la puerta, con un cigarro en una mano y un cubata en la otra, apoyado, con ese aire arrogante que me vuelve loca, esa chulería que es mi perdición, esa superioridad que me intimida y esos ojos . me agarró fuerte del brazo y me obligó a seguirlo. Entramos en la sala de arriba, prácticamente estaba vacía, cuatro parejas con la misma idea que James. guiada pronto me encontré en el baño, la música sonaba, la canción era conocida y su ritmo sensual, mis caderas se movían embrujadas por un momento increíble y una de sus manos encontró pronto el camino a seguir, mi cuerpo sudaba. Sus labios, su lengua, mis labios, todo se unió con frenesí. Me quitó la camiseta con ansia, sus manos buscaban el tacto suave de mis pechos, y sus dedos juguetearon con mis pezones; rosados, erguidos y desafiantes. Sus labios desertores de los míos succionaron, lamieron, mordieron mis pechos. Me retorcí de placer. Cerró la puerto con llave, y sonriendo se acercó de nuevo, yo sentada en el lavabo, sin camiseta y con el sujetador medio fuera me sentí asustada, encerrada. Traté de vestirme pero me lo impidió, se quitó la camisa y con ella me ató las manos tras la espalda, mi resistencia era mínima pues me sentía desorientada.
 Tranquila, Carol, querida. Te deseo tanto como tú a mi. empezó a desabrocharme el pantalón. No tengas miedo me susurró no te haré daño
 ¡No!, Déjame, esto no está bien.
 ¡¿Ahora?! tú estás loca. su tono de voz era amenazante. realmente crees que tras esta noche vas a marcharte así. sin más???, no! llevas todo el verano provocándome, buscándome, jugando conmigo, y ahora vamos a terminar este juego.
 Sus manos volvieron a apretar mis pechos, con sus labios en el cuello empezó a morder y a succionar hasta dejarme una buena marca. se echó a reír. era su marca!!! Sus manos me bajaron un poco el pantalón y empezó a jugar con mi ropa interior, tirando de ella haciendo que el tanga que llevaba puesto se me clavase.
 ¡si además llevas puesta esta ropita . !, eres de lo que no hay. y ¿de verdad piensas que voy a marcharme si follarte? Me tiró violentamente al suelo, me bajó los pantalones y puso sus piernas entre las mías de forma que no me dejaba cerrarlas. se reía, empezó a lamerme el ombligo, y a bajar hacia mi ropa interior. con los dientes fue retirando el tanga mientras me miraba a los ojos fijamente, cuando ya no pudo bajarlo más, empezó a lamer, pasó una vez la lengua por todo mi coño, sonrió
 Estas mojada! se reía abiertamente eres una buena zorra. y me decías no .
 James, por favor! grité
 No seas, tonta. levantó la mano como grites te parto la cara! ¡disfruta! Siguió lamiendo. mi cabeza se resistía pero mi cuerpo disfrutaba, pronto empezó a morder, sabía lo que hacía y me tuvo al borde del orgasmo. Se arrodilló entre mis piernas, y de forma involuntaria las abrí por completo, sonriendo bajó la cabeza.
 Por favor. casi rogué que siguiese apolló sus manos en mis piernas y sopló entre ellas, el aire frío en mi coño húmedo y caliente tuvo un efecto maravilloso, y un escalofrío me recorrió por completo, volvió a soplar y me corrí sin poder evitarlo, era maravilloso. Se tumbó sobre mi, mientras mi cuerpo se recuperaba, sus ojos fijos en los míos con aire triunfador, con arrogancia de seductor experimentado, me besaba sin dejar de mirarme, todo mi cuerpo sentía el peso del suyo, me hacía sentir prisionera bajo él. Se puso de pie y me desató las manos, solo con una mirada entendí lo que quería, terminé de desnudarme.
 El sujetador también, preciosa. me ordenó Me quedé completamente desnuda, frente a él, estaba como hipnotizada, no era capaz de reaccionar, parte de mi cuerpo sentía miedo, vergüenza, pero, la otra parte, se sentía dominada, pero cómoda.
 Sabía que no me equivocaba me dijo mientras terminaba él de desnudarse nunca me equivoco, eres de esas mujeres; ¿verdad?, necesitas sentir el poder de un hombre, eres provocadora, juguetona, te gusta hacer sufrir a los chicos, vas de dura, pero sólo se te puede ganar así, a la fuerza, y yo sabía que te iba a gustar. lo sabía, tenía claro que podía dominarte. se colocó detrás de mi, y comenzó a acariciarme las tetas mientras me hablaba al oído sólo yo fui capaz de hacerte sentir realmente lo mujer que eres, y para eso, para que tú te sientas mujer necesitas que un hombre te posea.
 Con las manos en mis hombros me puso de rodillas y luego, sujetándome fuerte la cabeza me penetró por la boca
 Chupa, ¿sabes hacerlo?, ¿no?, tranquila. yo te enseñaré. ¿qué pasa? ¡¡no quieres. !!! jajajajajaja pues no te queda más remedio. no seas remilagada putita, o quieres que te haga daño.
 Asustada, empecé a chupar, poco a poco, sus manos sobre mi cabeza me marcaban el ritmo, siguió aumentando el ritmo, empezaban a darme nauseas, tenía una polla larga y gruesa y mi garganta no estaba acostumbrada. traté de separarme pero no me dejó tirándome del pelo me dejó claro que no iba a dejarme libre.
 Vas atragártelo todo, nena.
 Mi mirada de angustia le debió de excitar porque empezó a penetrarme frenéticamente para correrse pronto en mi boca. Su semen caliente me hizo atragantar pero su cara me dio miedo, y sin dudarlo tragué hasta la puta última gota de su leche.
 Cuando me soltó, lo miré agradecida, se rió, y sacó un cigarro, lo encendió.
 ¿No me dejas salir? le pregunté al ver que no abria la puerta ni dejaba que me vistiese.
 Carol, con lo zorra que eres no pensarás que me creo eso.
 ¿Que te crees el qué?
 Que quieres marcharte. . ya!. no me jodas, y haz lo que te digo, si no quieres que te de una paliza.
 James.
 Ponte de rodillas. . Me puse de rodillas, a cuatro patas. si quereis que siga. pedídmelo.

Datos del Relato
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