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Encuentros con Sofía (Cap. 4)

Desde que yo tenía 5 años, cuando mi padre nos abandonó, Sofía pasó a ser padre y madre a la vez, claro que ella trabajaba desde joven, y no tuvo mas remedio que seguir trabajando y esforzarse por seguir adelante en un mundo en el que a pesar de todo existía el machismo y las mujeres no tenían muchas oportunidades de sobresalir.

Así que, prácticamente desde ese momento se dedicó a tiempo completo a velar por su casa y sacar adelante a sus 2 pequeños hijos, de los cuales yo era el mayor. Poco tiempo se dejaba para ella misma y salir a disfrutar de la vida como una mujer joven y hermosa como ella debería hacerlo, y así como comenté en relatos anteriores, poco nos dio a conocer de su vida sentimental o prácticamente si recuerdo haber conocido a 2 pretendientes, no conocí a ninguno más.

En una de esas ocasiones, en las cuales yo ya tenía más de 18 años, Sofía me preguntó acerca de mi opinión sobre que ella tuviera un pretendiente. Confieso que en ese momento a mí me pareció de lo peor, ya que quien iba a ponerse a pensar que a su propia madre alguien le pretenda ya sea para pasar el rato o peor para algo más serio

-Qué piensas de eso?, me dijo

-Pues no sé, no sé qué decir, le contesté

-Solo dime si te parece bien o mal, me preguntó

-No lo sé, insisto, supongo que debe estar bien, pero yo no quiero verte sufrir por nadie

-Entiendo eso, pero en toda relación siempre hay cosas buenas y malas, cosas que te hacen feliz y otras que te hacen llorar, me dijo

La conversación no pasó a más, y pues en realidad creo lo intentó con un hombre divorciado, pero a la larga, él volvió con su esposa y todo quedó ahí. Eso desmoronó cualquier intención que Sofía podría tener por rehacer su vida nuevamente.

La vi triste y hasta llorar en silencio ante esta situación, yo solo me acerqué a ella y solo la abracé, brindándole mi apoyo, así sin decir nada. Ella aceptó mi apoyo y luego poco a poco la vi ser la misma de antes.

Pero, y si en ese momento, yo hubiera aprovechado su debilidad y búsqueda de consuelo para lograr yo ser la persona que la consolara y porque no ser el hombre y macho en su vida? Me pongo a pensar en eso...

Yo regresé a la casa luego de terminar las clases en la U, y llegué un poco más temprano de lo de costumbre, por lo general Sofía se encontraba en su habitación, viendo novelas, en espera a que yo llegara a la casa. Ese día al llegar pude percatarme que la habitación sonaba como a vacía, como si Sofía no hubiese llegado todavía, por lo que recorrí la casa para comprobarlo.

En la sala no estaba, la cocina tampoco, y me asomé para ver si estaba por el patio trasero, nada. Me dirigí al piso de arriba y no escuchaba ruido, ni radio, televisión o tal vez de la ducha, me parecía extraño. Me acerqué a su habitación y estaba cerrada, me disponía a abrirla, cuando pude percibir unos gemidos que venían de adentro, me llamó la atención y apegué mi oído, era Sofía, mi madre, estaba llorando, seguramente por lo que hace poco había sucedido con su último pretendiente.

En ese momento, no supe que hacer, dudaba en decirle que ya había llegado o en abrir la puerta de golpe, o tocar la puerta y entrar, no sabía cómo reaccionaría ante cualquiera de las posibilidades, pero lo único que quería era entrar y consolarla.

Me decidí a tocar la puerta y decirle que ya había llegado. Retrocedí un poco y volví a acercarme pero esta vez, haciendo un poco de ruido, como para que me oyera.

Toc, toc – sonó la puerta.

-Hola mamá, estás ahí? Pregunté, como si no lo supiera.

-Sii, aquí estoy, que tal te fue?, preguntó, pero pude notar como que hacia un esfuerzo de ocultar en su voz que había estado llorando.

-Acabo de llegar, me voy a la sala a ver algo de tv, le dije

-Listo, me dijo, ya bajo

Y así lo hice, estuve en la sala viendo algo de tv, ningún programa en particular, hasta que luego bajó Sofía, pude apreciar que todavía no se había quitado la ropa de la oficina, ni los zapatos siquiera, bajó arreglada, pensé que para ocultar sus lágrimas, aunque no pudo ocultar muy bien lo hinchado de sus ojos por el llanto.

A pesar de todo estaba muy hermosa, veré si hago un poco de justicia describiéndola. Llevaba falda, apretada al cuerpo, que resaltaba su esbelta figura, sobretodo sus amplias caderas y su pequeña cintura, de alto por media rodilla, como a ella le encantaba vestir. Era de ese tipo de falda que no sabes si es blanca con negro, o negra con manchas blancas. Sus medias panty de nylon, color carne, que formaban mejor sus ya de por si deliciosas piernas, zapatos de taco color negro.

Su blusa era blanca, de manga larga y de aletas de cuello muy cortas, con botones por delante, la llevaba dentro de la falda y era de un color casi transparente, podía pareciar su top largo color blanco que llevaba por debajo, dejaba ver la forma de las copas y tiras a modo de sujetador, era muy sensual. Las mangas arremangadas medio antebrazo, una pulsera fina en su brazo izquierdo y un anillo delgadito en cada mano. Los botones de la blusa estaban desabrochados  a la altura del top, lo cual permitía observar una fina cadena de oro que llevaba puesta.

Su cabello lacio, como lo llevaba hace algún tiempo, le llegaba por delante hasta la altura de sus pechos, negro azabache brillante, ya que lo cuidaba bastante. Tenía un poco de ondulaciones en las puntas, suelto sin recoger, unos aretes pequeños. Su rostro arreglado sutilmente, con un labial que resaltaba esos deliciosos labios y sus cejas perfectamente delineadas. Sus ojos café claro, sombreados y pestañas rizadas. Una verdadera delicia a la vista.

Ese caminar sensual suyo, que permitía apreciar sus caderas, como si de una invitación a contemplarlas se tratara, en cuanto me saludó, pude percibir su perfume, mezclado con su aroma a hembra, ese olor embriagante, solo suyo, terminó por excitarme, ya que últimamente no la veía como mi madre, sino como a una mujer muy hermosa, sexy y sensual.

-Hola, me dijo, dándome un beso en la mejilla y sentándose en el sillón que siempre usaba.

Se sentó cruzada la piernas, como le encantaba sentarse, su pierna derecha sobre la izquierda, lo cual hacía que su falda se subiera un poco, y a la vez que me permitía ver sus hermosas pantorrillas, cubiertas por ese nylon, que provocaba acariciarlas. Se acomodó la falda para hacerla llegar hasta sus rodillas.

Esbelta como ella ninguna, y sentada en una forma erguida, tomada de las manos y colocadas sobre su regazo, apoyando el codo izquierdo en el apoyabrazos del sillón. Su cabello del lado derecho caía por el frente de su cuerpo y las ondulaciones en las puntas del mismo, coquetamente daban la forma de su seno. El lado izquierdo del cabello hacia atrás, sobresalía sutilmente por encima del hombro. Y su rostro un tanto entre serio y natural, como queriendo ocultar sus sentimientos.

-Cómo estás?, le dije, que tal tu día?

-Bien, todo igual sin novedades, me decía, y a ti?

-Igual, pero… te noto un tanto extraña, le comenté

-Para nada, me dijo, es más hoy fue un día un tanto chistoso, me dijo, mientras contaba alguna anécdota de la oficina, no sé si inventada, de otro día, o realmente que pasó ese día

Mientras me contaba, ella reía, por momento me pareció un tanto fingida, pero que linda se veía al tratar de disimular que todo estaba bien.

Por un momento, en el punto gracioso de su cuento, se hizo hacia atrás en el sillón, como para arreglarse su cabello con la mano izquierda, mientras su mano derecha se acariciaba la rodilla derecha que todavía la llevaba cruzada sobre la izquierda, la acariciaba hasta la altura de su muslo, para luego intentar bajar un poco la falda y llevarla a su puesto y no mostrar mas allá de lo permitido. Su boca sensualmente se mostraba alegre, jamás la había tomado tanto en cuenta.

Una amplia sonrisa y unos ojos brillosos los tenía entre cerrados, mientras me contaba el final del cuento. Al arreglarse su cabello, movía su cabeza de una forma muy sensual, que me embobaba y yo solo la contemplaba como en cámara lenta, apreciando cada uno de sus movimientos, grabándolos en mi mente para siempre.

Al final reímos un poco juntos, yo sin entender bien de que me hablaba, pero igual le seguía la corriente. Así estuvimos un rato, hasta que me decidí preguntar directamente.

-Mira, yo quiero preguntarte algo, le dije

-Claro, me dijo, sin perder su compostura y alegría

-Aunque no me hayas contado nada, puedo detectar que de un tiempo atrás, aunque lo intentas, no haz podido componerte de lo que pasó con tu último pretendiente, así le dije para no decir su nombre.

Sofía cambió su semblante alegre por uno más serio, sin perder la postura en su asiento, cruzó sus manos por sobre su rodilla derecha que seguía cruzada sobre la izquierda, se hizo un poco para adelante, como para prestarme más atención, sin embargo por ese escote de la blusa pude apreciar las uniones de sus senos, lo cual me excitó más.

Su rostro se puso un tanto serio, medio frunció sus cejas como cuando algo le disgusta, o como cuando presta demasiada atención a algo. Su boca quitó la sonrisa y se puso seria, pero seguí igual de hermosa. Su mirada se clavó en mi rostro, mientras escuchaba lo que yo decía.

-Entiende que tú eres una mujer hermosa y joven, no debes sufrir por ningún hombre.

-Ya no estoy tan joven, me dijo, y muchas gracias por lo de hermosa, pero tú me vez con ojos de amor de hijo, me contestó

-No te lo digo como hijo, te lo digo como hombre, eres muy hermosa, si te veo con ojos de amor, un amor muy especial y diferente por ti. Y por eso no quiero verte sufrir, ni llorar como lo estabas haciendo cuando llegué

Por un momento se quedó callada, no sabía si pensaba en lo que le estaba diciendo, o quizás le retumbaba en la cabeza la frase “un amor muy especial y diferente por ti” que se me acababa de escapar a propósito y a la cuál le había dado un toque de énfasis fríamente calculado.

-Es verdad que lo último sucedido, me duele todavía, pero ya irá pasando, me dijo

-Pero no por eso tú deberías negarte a enamorarte nuevamente y entregarte completamente en una relación que te haga feliz, pero acaso ¿es necesario comprometerse con alguien para todo eso?

-Nunca pensé que serías tan directo, me dijo un tanto ruborizada, nunca pensé tener este tipo de conversación contigo, te noto muy maduro en lo que dices, para mi sigues siendo un muchachito, pero ahora veo que no es así.

-Ya no soy un muchachito, soy un hombre, así como tu eres una mujer muy hermosa, y sabes que puedes contar conmigo para todo, le dije, poniendo un énfasis nuevamente en la palabra “TODO”, como para que le retumbara en su subconsciente.

Se quedó callada nuevamente, mientras entrecerraba los ojos como analizando lo que acaba de escuchar mientras me contemplaba y como que no daba crédito a lo que yo le decía, como si no pudiera reconocer con quien estaba hablando.

-Insisto que no puedo creer que estemos conversando de esto los dos, me dijo, mira, tranquilo, no digo que me voy a comprometer con nadie, solo hablo respecto a tener un amigo especial o algo así nada más, pero eso tomará algún tiempo para que vuelva a pasar. Mientras tanto siento que cada vez estoy mas vieja y voy perdiendo mis oportunidades.

-No pierdes nada, al contrario seguro no te das cuenta que lo que necesitas está mas cerca de ti, y no lo ves. Intentaba hablar en doble sentido como para que fuera entendiendo que yo me moría por ella. Por otro lado, ¿que te hace falta aquí?, digo por ejemplo, conmigo, para que estés bien, para que la pases bien, ¿no te gusta salir conmigo?

Luego de una larga pausa, estoy seguro que entendía claramente mis frases doble sentido, no quería aceptar lo que escuchaba y de seguro le inquietaba en su interior y calaba mas en sus dudas, como analizando que decir, solo dijo

-Es muy diferente, por ejemplo, me gustaría salir con alguien a bailar de vez en cuando

-Podrías bailar conmigo, le dije

Yo quería ir poco a poco siendo mas directo, la excitación del momento hacía que me decidiera a decirle que yo la veía como mujer, y que estaba loco por ella, que quería hacerla feliz, disfrutar juntos de la vida y sobre todo que me atraía tanto como hembra, que quería hacerla mía hoy y siempre.

-Pero, también me gustaría salir a caminar por ahí, pasear un poco, añadió ya en un tono un poco nervioso

-También puedes salir conmigo a caminar y a pasear, le añadía, como buscando un pretexto para hacerla desistir de sus ideas y pretextos

-Es diferente, me dijo

-Acaso te aburres conmigo? Le pregunté, como para confrontarla

-No digas eso, sabes que me encanta salir contigo, me contestó

-Entonces no entiendo, le pregunté, haciéndome el inocente

-Es que,  no sé cómo decirte más claro, necesito alguien a quien tomar del brazo, ir de la mano... decía

-Pero, si así andas conmigo en la calle, es más muchos me han dicho, e incluso a ti mismo, que parecemos novios, le dije

Eso último le caló en sus pensamientos, de hecho eso era cierto, e incluso alguna vez que íbamos por la calle ella, yo y el hijo de mi hermana, en un almacén la dependienta le insinuó que yo era su marido, y que suerte de ella tener alguien tan joven y bien dotado físicamente como yo era en ese entonces.

-Es verdad, pero con un novio se hacen otras cosas, me dijo colorada como un tomate

-Te refieres al sexo? Le pregunté directamente

-Pues..... más colorada no se podría estar. Si, a eso me refiero, terminó diciendo

-Pero los novios no tienen sexo, los amantes si, entonces tranquilamente hoy podíamos ser novios los dos, le dije

-Pero yo soy tu madre!!, no podemos ser novios, dijo

Era el momento de lanzar la última estocada. La veía quebrarse, en un punto en el que se enojaría por siempre conmigo o tal vez se cumplirían mis fantasías.

-Entonces, seamos amantes, se me salió decirle

-Que te pasa?? Me dijo casi sin dudarlo

-Pues mira, nos llevamos como novios, hacemos cosas de novios, bueno excepto besarnos, si tuviéramos relaciones ya seríamos amantes.

-No puedes tener relaciones conmigo!! Me gritó, no debemos!!

-No debemos, pero estoy seguro que se te ha pasado por la mente al menos una vez, le dije

-Cállate, no sabes lo que dices, me dijo

-Si lo sé, he visto como me miras. Y te haz dado cuenta de cómo te veo, como disfruto ver tus curvas, le dije

-Calla!! Gritó tras taparse el rostro, la estaba quebrando con mis palabras.

-Yo sé que te gusto, te he visto sonrojarte cuando te saludo con un beso en la mejilla, y enojarte cuando te hablo de una novia, le dije

Ahora Sofía callada, solo aceptaba todo lo que le decía, la había descubierto.

-Es más, tu último pretendiente, era una versión madura mía, le dije

-No sé qué decirte, me dijo

-No te culpo, le dije, yo hago lo mismo, mis novias se parecen a ti ya sea físicamente o en su forma de ser, es que estoy enamorado de ti

-Te das cuenta lo que estás diciendo, me decía, mientras bajaba su pierna y ponía sus manos en su rostro en expresión de asombro

-Me doy cuenta perfectamente de lo que digo, y estoy seguro que tú sientes lo mismo

-.... Sofía no dijo nada

-Reconoce que así como yo estoy enamorado de tí,  tú lo estás de mi

Luego de una larga pausa, que para mí fue una eternidad, donde yo no sabía si me había sobrepasado, al fin, y luego de dar un suspiro dijo

-Es verdad, me dijo mientras ponía sus manos sobre sus rodillas y en ademán de querer levantarse, mirando hacia abajo, como si le hubiese encontrado una mentira, sentía algo de vergüenza

Lo había conseguido, y era lo único que me importaba ese momento, no podía desaprovechar esa oportunidad, al menos tendría que besar a esa mujer y si podía al menos acariciar su cuerpo, sentir sus curvas, era lo único que me importaba, dentro de mi crecía una excitación indescriptible, sentía un calor inmenso, que quería salir por cada poro de mi piel.

Sofía hizo el ademán de querer levantarse, seguramente quería huir de la escena y encerrarse en su cuarto o algo así. No podía dejar que esto pasara, así que en dos zancos estuve junto a ella y me arrodillé a sus pies, puse mis manos sobre las suyas, que a su vez seguían sobre sus rodillas, y se quedo sentada.

Pude sentir sus manos entre las mías, y a la vez sentí el roce de sus rodillas puestas esas medias nylon, las dos sensaciones eran deliciosas, me excitaban mucho.

-No te vayas, por favor, le dije

-Es que, me da vergüenza todo esto, confesó

-No tengas vergüenza de tus sentimientos, le aconsejé

-Es que está mal, he intentado por mucho tiempo y de diferentes maneras sacar estos pensamientos de mi mente y estos deseos de abrazarte y besarte, ¿entiendes?, me dijo

-Te entiendo, tú no sabes la lucha interior que he tenido que ganar a diario para evitar lanzarme sobre ti cada vez que pasas junto a mi, y abrazarte y comerte a besos, le comenté

-Es un pecado y me arrepiento haber provocado esto en ti, me decía, llenándosele los ojos de lágrimas

-No llores mamá, no quiero verte llorar, le dije, mientras ponía mis manos en su rostro

-Es que.. ese el problema soy tu madre y para mí también eres una tentación, me dijo, poniéndome las manos en mi rostro de igual manera, soy tu madre, recalcó

-Si tú quieres ya no serás mi madre, tú eres mi tentación Sofía, no sabes lo que hago en mis pensamientos contigo, le decía, colocándole las manos sobre las piernas, en sus muslos, que deliciosas piernas tenía, las acariciaba sutilmente y llevaba mis manos casi hasta el filo de sus caderas, esa tela cómplice se arrugaba y se subía un poco en cada caricia, cada instante podía ver un centímetro más de carne de esa piernas que me volvían loco.

-Esto no debe suceder, está mal.... decía ya casi murmurando, la veía flaquear en su lucha resistiéndose a dejarse llevar de sus sentimientos

-Te amo tanto Sofía, le dije, apegando mi rostro al suyo

-Yo también te amo, pero...  por fin escuché decir de sus labios, mientras ella también se acercaba a mí

-Déjame besarte, déjame sentir el sabor de tus labios, déjame demostrarte cuánto te amo, le dije, mirándole a los ojos fijamente

-No digas nada, me dijo mirándome fijamente, solo hazlo, terminó diciendo al tiempo que cerraba sus ojos

Nuestras bocas se fundieron en un cálido beso, ahora sus manos me tomaban de la cara y de la parte posterior de mi cabeza. Mi manos no se separaban de sus muslos, ahora más bien los apretaba mientras seguía besándola.

Nuestros besos eran dulces, apasionados y sencillos. Como dos novios que acaban de aceptar ser novios de hoy en adelante, dos novios a los que no les importaba nada a su alrededor, solamente sentir que se tienen el uno al otro.

Cómo describir ese beso prohibido, fue indescriptiblemente sabroso, sentir el roce de sus labios en los míos, tan suaves, carnosos, sensuales, sabían cómo moverse y como besar. Cruzábamos nuestras cabezas para besarnos de un lado y de otro, nuestras respiraciones se iban agitando, nuestros ojos cerrados, queríamos vernos el alma nada más, ambos dábamos todo en cada beso.

Mis manos seguían acariciando sus muslos, y me atreví a bajarlos hasta sus caderas, la sentí temblar por un momento. En eso fuimos dejándonos de besar, de nuestros labios caían unos finos hilos de saliva que nos unían todavía, los cuales limpiamos cada cual con nuestras lenguas, saboreando el beso dado. Sofía me sostenía con sus dos manos sobre mi nuca, nuestras frentes se topaban y yo de rodillas a sus pies, seguía acariciando sus muslos y llevando mis manos desde sus rodillas hasta sus caderas, lo hacía despacio, quería sentir cada milímetro de ellas.

Ahora ninguno de los dos tenía dudas, estábamos conscientes de lo que acabamos de hacer, de las consecuencias y hasta donde nos llevaría si continuábamos así.

-El mejor beso que e tenido, le dije

-Fue perfecto mi amor, mejor de lo que había imaginado, me confesó, mientras pasaba su lengua de una forma sensual por sus labios y la dejaba en la comisura izquierda de su boca y me regalaba una sonrisa pícara y sensual, mientras nos veíamos a los ojos

-Te amo Sofía, discúlpame pero para mí ya no serás mi madre, le dije, de ahora en adelante te diré mi amor, Sofía o Sofy

-Y yo te diré Andrew, Andy, cariño o amor, me contestó

-Sabes lo que esto significa mi amor?, le pregunté

-Lo sé mi amor, me contestó

En eso me puse de pie junto a ella y me senté en el sillón de 3 puestos, y con mi mano extendida, le pedí se sentara a mi lado.

Sofía tomo mi mano, se levantó, se acomodó su falda, pues esta se había subido casi hasta medio muslo, y me dejaba ver más de lo que podría pedir. Un tanto sonrojada al darse cuenta de esto, caminó hasta sentarse junto a mí y se recostó sobre mi hombro, cruzó sus piernas, puso su mano sobre mi pierna, y yo pasé mi brazo por sobre ella y mientras la abrazaba, con la otra mano tomé su rostro y la seguí besando.

Sentía mis dedos jugar con su pelo y podía sentir como Sofía abría su quijada para poder recibir mi lengua con su boca, yo hacía lo mismo, y nuestras lenguas jugaban hurgando nuestra respectivas bocas.

Su mano acariciaba mi muslo, esa sensación hizo que mi miembro despertara de su letargo, y empezará a crecer y crecer dentro de mis pantalones.

Luego yo también puse mi mano derecha sobre su pierna, la que estaba encima, en este caso la izquierda, y empecé a acariciarla, nuestros besos cada vez se ponían más apasionados.

Llevé mi mano hasta su cintura, Sofía puso su mano sobre mi hombro y ahora yo podía acariciarla mejor, lleve mi mano a su espalda y la acariciaba, a la vez Sofía me acariciaba mi pierna con su pie izquierdo, en eso llevé mi mano hasta su cadera, la primera vez que podría tocarla, le tomé del trasero, ella se dejaba.

Seguimos besándonos como dos dementes apasionados, llevé mi mano a su cintura y empecé a subirla, hasta llegar al filo de sus pechos, me detuve ahí, y repetía este movimiento varias veces.

Bajé nuevamente mi mano a su pierna y le dije

-Te deseo tanto Sofy, no tienes idea de cuánto

-También te deseo Andrew, me contestó, mientras bajaba su mano a mi muslo y la llevaba cerca de mii bulto, eso me hizo estremecer todo

-Ven, siéntate sobre mis piernas, le pedí

-Claro amor, me contestó

Sofía se puso de pie y se sentó sobre mis piernas, sentir sus caderas posarse sobre mis piernas fue grandioso, yo puse mi mano izquierda por su cintura, y la otra la puse en sus piernas, las cuales las sentía muy calientes. Ella pasó su brazo izquierdo sobre mis hombros y con la otra tomaba mi rostro. Seguimos besándonos por un buen rato, muy apasionadamente.

-Que es esto que siento entre tus piernas? Me preguntó, moviendo su pierna  sobre mi miembro

-Es lo que de hoy en adelante será solo tuyo. Le dije

-Solo mío? En serio? Y cuando me lo darás? Me dijo pícaramente

-Si me dejas, en este mismo instante, le contesté

-Si quiero, dijo

No necesitaba más, todo están dicho, se estaba entregando a mi, no iba a dañar el momento.

-Vamos arriba, le dije

-No, aquí estamos bien, me dijo

En eso se puso de pie frente a mi. Yo abría mis piernas y ella se acercó lo más que pudo hacia mi, puso sus manos en mis hombros y yo puse mis manos en sus caderas, mientras me sentaba al filo del sillón.

-Date la vuelta, le dije

Ella obedeció, ese trasero hermoso suyo estaba a mi disposición, cuantas veces lo había soñado, mi deseo y morbo pudo más, y lo acaricié tal y como lo había soñado, despacio, muy despacio, pude sentirlo, que firme, que sabroso, a dos manos seguí sus curvas.

Luego busqué el botón de su falda, lo solté y bajé muy despacio el cierre de la misma.

-Déjame quitártela a mi, le pedí

Con cuidado empecé a bajar su falda muy, pero muy despacio, iba sintiendo sus carnes cubiertas por esas medias nylon, me detuve en sus caderas al poder apreciar su interior de color rojo que llevaba puesta, una prenda un tanto diminuta, que no era una tanga precisamente, pronto pude ver sus nalgas redondas y hermosas.

Sentía temblar a Sofía, esa falda se deslizó fácil hasta sus pies, fui acariciando sus piernas mientras la deslizaba, Sofía cuidadosamente sacó sus pies uno a uno de la falda que estaba ya en el suelo, su blusa un poco larga cayó cubriendo parcialmente su interior, se veía deliciosa, se dio vuelta y se puso frente a mi, retrocedió un paso y se inclinó para darme un beso mojado en la boca, mientras sus manos posadas en mis hombros le servirían de apoyo para sentarse sobre mi.

Prácticamente me obligó a echarme para atrás, mientras ella se arrodillaba sobre mi, poniendo sus piernas a mis costados y topando por encima de la ropa su vagina con mi miembro.

Tomó mi rostro con sus manos y empezó a besarme con mucha pasión, yo ponía mis manos en sus caderas, por dentro de su blusa, que ahora le quedaba un poco suelta.

Acariciaba de vez en cuando su trasero a manos llenas, Sofía movía su cadera sobre mi, masturbándose con mi miembro, seguramente ahí tuvo su primer orgasmo, lo que comprobaría mas tarde al ver mi pantalón mojado por sus jugos que fácilmente atravesaron su interior y medias panty nylon.

Me besaba y acariciaba mi cabeza, luego puso sus manos en mi pecho y seguía besándome, ella llevaba el control de todo, me encantaba.

Se separó un poco de mi pecho y con sus manos toma las mías y las llevó a sus senos, quería que las tocará. Lo hice con gusto, los sobaba y apretaba, eran duros, firmes, redondos, Sofía gemía y hecha a su cabeza hacia atrás.

-Quítame la blusa amor, me dijo

Empecé a zafar los botones, uno a uno fueron saltando, pronto pude ver más de sus carnes, bajo sus brazos y le quité la blusa, la cual cayó por su peso al suelo, el top largo que llevaba de color blanco, tuve que sacárselo por encima de su cabeza, al sacarlo pude ver sus redondos pechos cubiertos solo por un sujetador de copas, el cual pronto también acompañaría al resto de  su ropa en el suelo.

Ahora sí podía apreciar esos redondos pechos, un tanto caídos por su edad y unas redondas y grandes aureolas, coronadas por unos pezones grandes, duros y puntiagudos de color café oscuro, los cuales quise tener pronto en mi boca, Sofía no me permitió hacerlo, quería que estuviéramos iguales y empezó a zafar los botones de mi camisa.

Los primeros botones se resistieron un poco en quitarse, tal vez por la desesperación, entonces Sofía sin pensarlo dos veces, abrió mi camisa de un solo tirón con sus manos, los botones salieron volando por los aires, y tuvo mi pecho a su disposición, el cual pasó y repaso con sus manos, y empezó a besar. Me ayudó a sacarme la camisa y con mi torso desnudo, ella empezó a besarme todo el cuello, a acariciarme el pecho y a morderme por donde podía, me estaba enseñando lo que quería que hiciera con ella, me hacía volar en un instante.

Ahora sí era mi turno, intenté seguirle el ritmo y empecé a besar y morder sus pechos, los amasaba a manos llenas. Sofía gemía de placer. Acariciaba su vientre y llevaba mis manos por toda su espalda, ella me brindaba sus pechos uno a uno, sus movimientos de cadera eran cada vez más rápidos, hasta que por un momento me abrazó fuertemente y tras un grito terminó nuevamente.

Con dificultad se puso en pie frente a mi, y como llevaba puestos todavía su interior, sus panty medias y los zapatos, al llevar zapatos su culito se ponía más respingón, era una visión tan perfecta de excitación que creo que me corri en los pantalones al verla hacer un baile sensual frente a mi.

-Te gusta lo que ves amor? Preguntó

-Por supuesto mi vida, le contesté

-Ven, es tu turno de disfrutar, ponte de pie junto a mi

Así lo hice y fue cuando ella siguió con su sensual baile, se apoyaba en mi como si  yo fuera un tubo en el cual ella se apoyaba, se agachaba hacia adelante y ponía su trasero en mi miembro, en otro momento me abrazaba y subía sus piernas a mi cintura, jamás podría haber pensado ver a mi madre bailar así, y peor aún que lo haga para mí.

En una de esas se puso en cuclillas a mis pies, y empezó a desabotonar mi pantalón, yo mientras me sacaba los zapatos con los pies. Empezó a bajarme los pantalones,  mi miembro formaba una carpa en mis interiores, claramente mojados, en verdad me había corrido hace un momento, pero al verla bailar así sensual me excitó nuevamente.

Allí donde estaba, me bajó los interiores, y limpio mi miembro con mis interiores, mientras se arrodillaba y empezaba a acariciar mis testículos.

-Hola preciosos, a los años que se dejan ver nuevamente, como han crecido!!! Me decía

-Por Dios!!! No pares de hacerlo!! Le gritaba

-Y tú cómo estás?? Le decía a mi miembro, mientras se acercaba y le daba un beso a la cabeza de mi miembro

Sentí flaquear mis piernas, y que me correría nuevamente.

-Si no puedes mantenerte en pie, deberías sentarte amor, me dijo

-Si, sería mejor, le dije casi desmayándome de placer

Me senté nuevamente en el sillón, y se acercó arrodillada a mi, me abrió las piernas y empezó a masajear el tronco de mi miembro, el cual empezaba a ponerse en todo su esplendor.

-Pero que grande estás!!! Le decía a mi miembro, eres todo un caballero, te pones de pie ante esta dama!!

-Me estás volviendo loco amor!! Le decía

Seguía masajeando mi tronco y empezó primero con una mano y luego con dos a masturbarme el miembro.

-Pero que grande y venoso estás, eres el más grande que he visto en mi vida!!! Quieres que te dé un besito??? Dijo

-Por supuesto que sí!!!!, hazlo!!, le dije ya desesperado

Y empezó a besarme el tronco y luego el glande, el cual ya empezaba a gotear líquido seminal. Le dio besos y luego empezó a pasar su lengua por toda la cabeza, y así empezó mi viaje al limbo, empezó chupándolo y lamiéndolo como si de un helado se tratase, y luego empezó a metérselo poco a poco en su boca y a sacarlo por completo. Yo veía salir mi miembro completamente mojado por su saliva y le veía chorrear saliva por la comisura de su boca. Me llevó al cielo como jamás imaginé, sentí que estallaría otra vez, y me trataba de aguantar lo más que podía para no hacerlo

-No termines todavía amor, me dijo

Y se quitó sus zapatos, y empezó a bajarse las medias de una forma tan sensual, como si fuera una bailarina de cabaret. Me encendía mucho más esos movimientos, y ella lo sabía. Su interior también salió volando por los aires luego de unos sensuales movimientos, para caer en mi rostro y poder sentir lo mojada que estaba esa prenda, llena de sus jugos vaginales, producto de sus repetidos orgasmos, un olor embriagante entró por mi nariz, un olor que solo en ella he podido encontrar.

Se acercó a mí, y se sentó sobre mi nuevamente, pero esta vez estábamos pelo contra pelo, yo quería penetrarla, pero Sofía no me dejaba, y eso me alocaba más. Nos acariciamos y besamos todo el cuerpo, y cuando no pudimos controlarnos más, se levantó un poco sobre mi, sin bajarse del sillón y apuntando con sus manos a mi miembro se lo fue introduciendo de a poco, ella llevaba el ritmo, yo sentía su caliente cueva que iba atrapando mi miembro, centímetro a centímetro, se lo iba engullendo, y yo agarrado de los cojines del sillón no soportaba tal grado de excitación.

Poco a poco se fue introduciendo todo mi miembro, mientras gemíamos los dos de placer. Y cuando ya se acostumbró al tamaño del mismo, empezó a realizar una serie de subidas y bajadas, a un ritmo lento y delicioso.

Así estuvo por un momento hasta que yo le gritaba que no aguantaba más.

En eso empezó una serie de movimientos cada vez más rápidos, y le grité que explotaría, en eso se detuvo y mientras nos dábamos una serie de besos mojados, apasionados y hasta un poco salvajes terminamos los dos, yo sentía como de mi miembro salía toda el semen contenido en mis testículos, los cuales se desinflaban como un par de globos sin nudo, mientras a la vez sentía un fuerte chorro que salía de su interior y me bañaba todo el miembro.

Así, entre gritos, gemidos y espasmos conjuntos terminamos, y llegamos al cielo los dos juntos, tomados de la mano, por primera vez.

Luego exhaustos y sudorosos, nos quedamos abrazados y luego de calmarnos un poco, decidimos subir a la que desde hoy sería nuestra habitación y cama matrimonial, la cuál sería testigo de innumerables encuentros y batallas sexuales, donde en cada una de ellas fuimos conociéndonos más, y encontrábamos la forma de irnos complaciendo de maneras innumerables.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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