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Categoría: Dominación

Elisa versus Claudia, mi pasión

En las relaciones de dominación/sumisión, hoy y después de una larga experiencia, todavía no tengo claro quién es el que realmente tiene el poder, si bien parece que el Amo, domina la situación haciendo cumplir todos sus deseos y fantasías, este se halla sometido por la fascinación que la sumisa obedeciendo las ordenes de este, ejerce sobre el Amo, esta es la gran dualidad de la D/S, el Amo domina en cuanto a acciones nos referimos, pero la esclava le domina a él si hablamos de sentimientos.



Te llamas Elisa, has nacido en Rumania, vives aquí, sola, muy lejos de tu familia, tienes 24 años, pelo lacio, muy rubio, melena larga casi hasta el final de la espalda, boca ancha, labios ni gordos ni finos, pero tan sensuales que dan ganas de morderlos, nariz chata y pizpireta, delgada, 56 Kg. ancha de hombros, (según tú, único inconveniente del gimnasio donde te machacas casi a diario), piernas largas y bien torneadas, unas tetas pequeñas pero de duros pezones rosados, con una fina cadera como antesala de un culo redondo y respingón, unas manos de dedos largos y bien cuidados, uñas largas siempre pintadas de rojo, en el pubis luces un pequeño triangulo de vello, fino y rubio, que da paso a un fino y lampiño coñito de gruesos labios, que algún día decoraré con un anillo.



Eres azafata de ferias y congresos, llegas de trabajar a las nueve de la noche de un viernes, estas cansada y hambrienta de sexo, que no de comer, pues comes más bien poco y mal, en el trabajo te has calentado, pero no has podido aliviarte, te desnudas, te duchas, juegas con tu precioso gato de Angora, llevas dos semanas, sin poder ver a tu Amo, y eso es demasiado tiempo, pero él tiene muchas más preocupaciones que tu simple y anodina existencia, enciendes el ordenador, para hablar primero, con la familia, pues es la única forma de contacto debido a la distancia, y después de las once de la noche con tu Amo y Señor.



Él se llama José, 40 años, casado y padre de familia con tres hijos, muy adinerado, alto, moreno, atlético, hombre muy pasional y muy morboso, pero con una mujer que no le secunda, pues con ella hace el amor pero follar, lo que es follar, ni modo y ya no hablemos del más pequeño mordisco o pellizco en un pezón o en cualquier otra parte del cuerpo.



Se conocieron en una feria, hace ya dos años, y después de mucho hablar entablaron accidentalmente una relación, pues los dos coincidían en sus deseos y obsesiones.



Por fin podía hablar con su querido Amo, este le había preparado un encuentro para mañana, pues tendrían todo el día libre para ellos, a través del Messenger él le fue indicando como quería que se preparase y lo que iban a hacer.



Vendrás a mi casa, iras vestida, con medias negras con costura por detrás, con un pequeño liguero negro, zapatos de tacón de aguja, dejo a tu elección la posibilidad de que lleves un corsé pero si lo llevas este debe ser bajo y apretado de forma que levante tus tetas sin cubrirlas, podrás llevar, si así lo deseas, un tanga a juego, llevaras una blusa y una minifalda o traje chaqueta corto también en colores oscuros, el pelo lo llevaras suelto, al entrar en mi casa, el tanga deberá estar en tu bolso, si quieres puedes venir desde tu casa con él en el bolso, o quitártelo en el ascensor si subes sola, seis pisos dan de sí, el ascensor es lento y tienes tiempo, llevaras también tus juguetitos, a saber, bolas chinas y un vibrador.



Al entrar en mi casa y tras un cálido beso, te vendaré los ojos, te darás la vuelta lentamente, enseñándome la mercancía, yo te iré desnudando, pues en mi casa no te quiero vestida, después, y ya solamente con los zapatos, las medias y el liguero, te arrodillaras a cuatro patas enseñándome tu dulce y poderoso culo.



Así en esta posición, te ensalivaré tu culito, y lo penetraré con un plug con colita, te pondré tu collar de perrita y las pinzas de cascabel en tus pezones y de esta forma te pasearé por la casa que tú no verás, pues sigues con el antifaz ciego, llevándote por todas las habitaciones, solo por el placer de verte gatear torpemente delante de mi con collar y cadena, moviendo tu precioso culito con cola, y dirigiéndote con una pequeña fusta, un azote en la nalga derecha indica giro a la derecha, en la izquierda giro a la izquierda, en la espalda sigue recto, y un tirón del collar, parar, mi casa es pequeña, solo tiene once habitaciones por lo que al llegar al baño ya tienes el culo rojo.



Entramos en el baño, allí te sacaré tu colita y te pondré un enema en tu culo para tenerte bien limpia, te introduciré mis dedos en tu boca hasta tocar tu campanilla por si acaso no has cumplido la orden de venir en ayunas y obligarte a limpiar también tu estómago, y por si no has sido obediente y respetuosa con los deseos de tu Amo, (aunque sé que has guardado abstinencia, conviene a mis intereses, el que creas que no eres lo suficientemente limpia para tu Amo) también le hago una irrigación en su coñito, para limpiarlo a fondo, dejándote así completamente limpia por tus tres agujeros, que lo piensas, no eres más que tres agujeros dispuestos para mi placer.



Volveré a ponerte la colita y tras besar todo tu cuerpo, te destaparé los ojos procederás a desnudarme y lavar todo mi cuerpo con cariño y con esmero, como quiero concentrarme en las sensaciones y no quiero oírte, ni que te oigan los vecinos, te pondré una mordaza abierta y graduable tensando la abertura al máximo, pero habrá que comprobar que no molesta, para ello introducirás mi porra en tu boca, mirando que llegue hasta tu garganta y con ella dentro seas capaz de sacar la lengua y lamerme las pelotas, y por si acaso no eres capaz y haces un renuncio, primero te ataré las manos con las esposas acolchadas (tampoco es cuestión de hacerte daño), detrás de la espalda y ataré a ellas una cuerda que tras dar una vuelta por tu cintura, pasará por entre tus piernas, asegurando que la colita no se mueva, acariciando tu coñito para pasar por dentro de la vuelta de tu cintura y llegando finalmente a mis manos, con lo que controlaré tus movimientos, así espero por tu bien, me hagas una soberana mamada, empezando muy suavemente, pero te lo advierto, acabaré follándome tu boca a tirones de cuerda y de collar, mientras oigo el tintineo del baile de tus tetas.



Como ya sabes, después de mis clases de Tantra, por más que te esfuerces me correré cuando yo quiera, y ahora todavía no me apetece, no pienso parar hasta no ver tu dulce naricilla chafada en mi pubis y tu lengua lamiéndome las pelotas sin sacártela de la boca.



Cuando por fin lo hagas bien y yo me haya cansado de este juego, te llevaré a una habitación, que está preparada para este tipo de sesiones, iras andando a cuatro patas, de la misma forma que antes, pero ahora si veras por donde pisas.



Una vez allí, te sacaré la mordaza, la cuerda que rodea tu cintura y las esposas pero éstas, te las volveré a poner, ahora por delante y atándolas a una cuerda que cuelga del techo, te ataré las piernas bien separadas a sendas argollas del suelo, tensaré las tres cuerdas de forma que acaricies el piso, te sacaré el plug y cambiaré los cascabeles por dos pinzas unidas con una cadenita.



Introduciré en tu coñito tu vibrador y en tu culito mi nuevo juguete, un huevo vibrador que puede ser activado, a voluntad, con un mando independiente, pondré los dos en marcha y te iré calentando el culo y las tetas con una fusta con lengüeta, y como disfruto más con los juegos previos, no quiero que te corras sin mi permiso, pero no dejaré de azotarte hasta que lo hagas, para ello tengo cerca una cubitera con hielo, justo cuando crea que estas a punto de correrte pararé ambos juguetes, los sacaré y en su lugar pondré dos hielos en cada sitio, volveré a poner en marcha los juguetes y seguiremos, esta vez si, ahora te dejare correrte, y lucharas por conseguirlo pronto pues la intensidad de los azotes irá subiendo más cada vez hasta llegar al éxtasis.



Descansa, mi niña, té bajo hasta que te apoyas en el suelo, te desato los pies, te saco las pinzas con cadena, te refresco con cava, que bebes directamente de mi boca, y yo bebo del que cae de tus pechos.



Después y más frescos, pongo en tus tetas un succionador, pues ya que dices tenerlas un poco pequeñas, habrá que ponerle remedio, te lo dejo puesto una hora aproximadamente, lo que hace que los pezones se sensibilicen, tienes pánico a las agujas lo sé, por lo que te vendaré los ojos para que no veas lo que hago, (aunque esto no debiera decírtelo), te pondré una inyección intramuscular de 150 c.c. de suero fisiológico en cada teta, con lo que ahora tendrán el tamaño que tu deseas, pero sabrás lo que es sudar.



Una vez hecho esto vuelvo a poner las pinzas en tus tetas, que ahora ya son casi ubres, pues como te decía yo, (teta que la mano no cubre no es teta sino ubre), a la cadenita ato un pequeño muelle y este a su vez lo ato a la argolla del techo, de forma que esté el muelle relajado si tu estas de pie con una silla entre tus rodillas, te desato las manos del techo y te las vuelvo a poner detrás, me siento en la silla de cara a ti, y tú ya con tu habitual calentura y después de dos semanas de no tener mi polla en tu coño, y sin haber visto el muelle pues vuelves a llevar el antifaz, bajas rápido para follarte con mi polla, pegas un respingo de dolor al sentir el tirón de tus pezones, y quedas parada, te espoleo el culo, ahora subes y bajas no sabes que es mejor o peor, el dolor en tus pezones o el placer en tu coño, dudas, al fin te decides, placer y dolor, placer, dolor, te clavas profundamente en mi polla con un sube y baja cada vez más rápido y compulsivo, hasta que al fin en el momento justo, ya no puedo aguantar más de un manotazo hago saltar las pinzas te clavas profundamente y al mismo tiempo los dos nos corremos.



Te desato, nos relajamos, te enseño mi casa con tranquilidad, pues aunque sea la tercera vez que lo pisas no has podido verla todavía, entretanto descansamos.



Te tumbo en una mesa camilla, con un cojín grande bajo tu culo, y tu cabeza colgando por el otro lado, te levanto dulcemente las piernas poniéndolas sobre mis hombros, crees que vamos a hacer el amor dulcemente, pero de una certera estocada penetro por tu ano, sin previo aviso y chillas de dolor, pero pronto pasa y vas gimiendo, disfrutando de la enculada, que sé que te gusta, pequeña putita mía, cada vez la tengo más dura, te pongo el huevo en el coño, masajeo tus, ahora grandes y sudorosas tetas, gimes, gritas, pides más y más rápido, cuando creo que te falta poco la saco de tu culo, me pongo a tu lado, te la meto en tu colgante cabeza, y tu sin pensarlo te la metes hasta la campanilla, y tu misma te follas mi polla con tu boca, evidentemente con algún amago de arcada, que hábilmente sabes disimular, saco el huevo y empiezo a masajearte el clítoris y el coño con una mano y tus tetas con la otra, voy metiendo mi mano dentro de tu coño, primero un dedo, dos, giro, ya van tres, giro ahora el índice, van cuatro, vuelvo a girar y cuesta el gordo, aprieto, giro, al final entra, con la otra mano pellizco el clítoris, te contraes, lo suelto te relajas y entra toda la mano hasta los nudillos, tú sigues mamando mi duro vástago, y ahora me dedico a follarte con mi puño entero que increíblemente ha entrado hasta el fondo, la saco de tu boca, lames mi polla desde los huevos al glande me corro en tu cara, te corres, respiras hondo y te dedicas a limpiarme con tu lengua, nos besamos, te abrazo, te cojo en volandas y te llevo a la cama, nos tumbamos y dormimos nuestra primera noche juntos.


Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
  • Media: 2
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1180
  • Valoración:
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