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Categoría: Dominación

El primer día después de mi muerte

Y acá estoy recostado en mi cama, otra vez como desde hace varios días. Y es que hoy se cumple un mes de ese momento que me destruyó, esa frase que me dijo la mujer a quien amé con locura. Estoy cansada, no tengo ganas de seguir con esto, sola estoy más tranquila. Aún no encuentro palabras para explicar cómo me hizo sentir eso, nunca pensé que me enamoraría así de alguien, pero me pasó y entregué todo por esa relación. Debido a eso, verla terminar así me asesinó por dentro. Y nunca mejor usada esa palabra, ella ese día mató algo dentro mío, no sé si fue mi capacidad de amar o qué, pero cambió mi forma de ver el mundo y a las otras personas rotundamente. 



Un mes de la cama al sillón sin salir de la casa más que a comprar comida, pero un mes donde mi mente nunca paró, por un lado, sufría por lo que pasó, pero por otra, sabía que tenía que seguir adelante. La vida continúa y tengo que elegir como. Tengo tomada una decisión ya y hoy empezaré con mi nueva vida, una donde no me encariñaré con nadie y sacaré provecho de quien se cruce por mi camino. Tomaré provecho de lo único que me quedaré siempre de esa relación, de cómo esa chica, psicóloga y muy conocedora de la mente humana me enseñó técnicas para dominar a los otros.



Me levanto, baño y cambio. Subo a mi auto con lo poco que queda de nafta en el tanque y voy al primer bar que encuentro. Apenas tengo dinero para pedirme una cerveza, pero eso no me importa, después de todo mucho alcohol me distraería de mi objetivo principal. Sentado en la barra analizo a todas las mujeres en el bar, la verdad es que no cualquier persona puede ser dominada, hay que saber a quién elegir. Por suerte mi ex me enseñó todo lo necesario para saber que esa chica rubia era adecuada. Metro sesenta, cara linda o eso creo ya que su escote no te permitía desviar mucho la mirada de él.



Me acerco a ella y comienzo a charlar normalmente como haces con cualquier chica. Sin embargo, de a poco y sin que ella lo note voy condicionando su mente y subiendo el tono de la conversación. Conozco la técnica y logro excitarla más y más con la conversación, llegando al punto donde ella misma me pide irnos de ahí. Nos subimos a mi auto y ponemos rumbo a su departamento.



Una vez ahí todo sigue normal digamos, nada fuera de lo que cualquiera ha vivido cuando logra irse con una chica, o eso es lo que ella cree. Yo sé que ya la tengo en mi palma, está tan excitada que poco más y me arrastra hasta su cama. Y una vez en su cuarto freno todo de golpe y es que es momento de comenzar con mi plan. Priscila, así se llama, por cierto, solo me pide que siga que no pare sin embargo me pongo firme y con una voz autoritaria que asustaría a cualquiera le grito que se calle. Su mirada demuestra lo asustada que esta, aunque sus pezones que se marcan a través del vestido también me muestran que su calentura no baja. Y ahí mismo le digo:



-Sabes que no se si seguir, estoy cansado y esto me aburre.



-No, por favor -decía ella- mira como estoy, no podés dejarme así.



-Y quien te dijo a vos que podías decirme que hacer y que no, vamos a seguir, pero como yo diga y si no estás de acuerdo me voy y ya -pero yo bien sabía que ella no me dejaría ir sin importar que le hiciera hacer, después de todo había manipulado su mente para eso.



-Nono, está bien como vos digas bonito.



-Nada de bonito puta, ahora soy tu amo y así me dirás, ¿queda claro? -le pregunte con voz fuerte mientras la tomaba por el cuello.



-Si -fue todo lo que salió de su boca al mismo tiempo que llegaba un fuerte golpe de mi mano sobre su nalga izquierda.



-Si qué puta inútil.



-Si amo.



-Nunca te olvides de hablarme como se debe, pero no te preocupes, ya te ganaste tu primer castigo, de seguro te ayudará a recordarlo para el futuro -Le dije mientras me sentaba en el borde de la cama. -sacate el vestido y las manos detrás de la espalda, firme y no te muevas- le ordené. Cumplió rápido con mi orden y ahí quedo ante mis ojos esa rubia de grandes pechos que por fin podía ver ya que no llevaba corpiño. Me levanté y puse frente a ella, toque y disfruté de sus tetas, las apreté hasta que sentí su pequeño grito de dolor y sin mediar palabra las solté para así agarrar su pequeña tanga. Tire hacia arriba hasta que la arranque desgarrando la pequeña prenda al tiempo que daba otro grito por el dolor que sentía en su concha. La empujé hasta que cayó al piso y quedo a cuatro patas.



-Ese es tu lugar, perra, sin ropa y a cuatro patas, nunca lo olvides cuando estés conmigo -me tomé mi tiempo para observar la tanga rota que tenía en mi mano, estaba claramente mojada- Que puta que sos, mirá lo mojada que estás -le dije mientras le metía la tanga en la boca.



-Si amo, estoy excitada, necesito que me coja -dijo como podía con su tanga en la boca



-Bien putita, parece que ya sabes cómo tenés que hablar, eso me gusta. Aprendes rápido, te ganaste una recompensa perrita -dije mientras sonreía feliz por cómo había logrado controlar a Priscila. Abrí mi pantalón y dejé mi pene frente a ella, me senté en el borde de la cama y ordené- chupala perra, no me hagas decirlo dos veces.



Ella no tardo en caminar a gatas hasta mí al tiempo que abría la boca y comenzaba a mamar mi verga. Comenzó lamiendo mi tronco para llegar al glande, su lengua jugaba por todo mi pito hasta que se lo metió en la boca.



-Así putita, seguí que lo haces perfecto -le decía mientras bufada de placer.



Minutos después y sin avisarle me corrí en su boca, tres chorros de semen llenaron su boca mientras ella se separaba y escupía la leche en el piso.



Me levante sin decir nada, me coloque detrás de mi perra y comencé a nalguear fuertemente su culo. Priscila daba gritos de dolor al tiempo que me pedía que pare. Seguí así hasta darle 50 azotes a su culo que ya estaba al rojo vivo.



-Limpia mi semen ya mismo del piso y tomalo si no querés 50 azotes en tu concha -dije mientras le tocaba su sexo demostrándole que no iba a tener compasión.



-Si amo -fue lo único que dijo antes de lamer todo el semen que estaba en el piso.



Apenas terminó acerque mi mano a su vagina y comencé a acariciarla. Mas sin previo aviso solté un fuerte azote sobre su sexo.



-Que no se te olvide tu lugar, puta, pensé que habías entendido mejor, pero veo que me adelanté, por hoy vamos a dormir, y no se te ocurre tocarte, no te ganaste un orgasmo hoy. No dijo palabra, pero se notaba en su cara que lo que acababa de decirle le dolía más que cualquier azote que haya recibido esa noche.



Es mi primer relato, agradezco cualquier clase de sugerencia para mejorar .


Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
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