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Categoría: Incestos

El incesto en mi vida (Parte 13)

El lunes por la mañana, nos levantamos y camino a mi trabajo deje a Sandra en su casa, ya que daba la casualidad que mi empresa se encontraba en ese mismo pueblo. Llegue a mi despacho y me centre en mi trabajo, pasados unas horas mi cuñado, padre de Sandra, me llamo al móvil, al ver la llamada el corazón me dio un vuelco, ya que temía que se hubiera enterado de lo que había hecho con su hija durante el fin de semana. Me alivie al ver que solo me llamaba para invitarme a comer a mediodía para agradecerme el llevarme a Sandra a la playa, le conteste que no podía porque había quedado para comer con mi socio, que si quería podíamos dejarlo para el día siguiente, ya que los restantes tenía que viajar a una feria de muestras relativa a mi sector, el acepto y quedemos para comer al día siguiente.



Tal y como habíamos quedado, el martes a mediodía me dirigí a su casa, al llegar me recibió mi cuñada y me hizo pasar al salón donde ya se encontraba su marido, nos saludemos, me invito a una cerveza mientras esperábamos la comida y empecemos a hablar, Sandra no tardo en bajar de su habitación, me dio dos besos y me saludo con un “hola, tito”, le respondí, pero su padre y yo seguimos hablando de nuestras cosas. Durante la comida, Sandra saco el tema de mi viaje, interesándose que para que era y donde, les explique que era una feria donde varios proveedores enseñaban sus nuevos productos y fabricaciones, al invitarnos era casi un compromiso el tener que asistir para no quedar malamente con ellos, además de que siempre surgía algún trato o idea nueva para nuestro negocio, también le dije que se encontraba en la zona levante de España.



Ella dijo que ojala pudiera ir, a lo que le conteste que sería una buena oportunidad, ya que ella estaba estudiando administración y comercio, para darse a conocer a algunas empresas y así poder realizar las practicas al terminar sus estudios, teniendo la posibilidad de quedarse fija en ellas después de finalizarlas. Sus padres me daban la razón y ella les pidió permiso para acompañarles, aun así no les veía del todo convencidos para darle el sí. Viendo que no podría salirme con la mía, les dije que no habría problema con que ella me acompañara ya que tenía varios pases de proveedores y solo había activado uno, les explique que dichos pases había que activarlos por internet ya que daban acceso a la reserva de dos noches de hotel, las entradas profesionales a la feria, además de almuerzo y cena dentro del recinto.



Al ver que no les iba a repercutir económicamente, ni a ellos ni a mí, accedieron a que me acompañara. Claro está que todo lo que había contado era mentira, ya que los pases solo daban derecho a la entrada y había que activarlos para que la feria pudiera llevar un control y que solo los profesionales pudieran entrar. Quedemos a la hora que la recogería y le pedí que me diera sus datos para poder activar un pase a nombre de mi empresa.



Después de comer me fui a mi oficina, en aquel momento se encontraba en el despacho mi socio José, os pongo un poco en antecedentes, José y yo nos conocemos desde niños, prácticamente parecemos casi como hermanos, hace unos años después de trabajar en una empresa del sector de telecomunicaciones, decidimos ponernos por nuestra cuenta, así montemos nuestra empresa de instalación y mantenimiento de redes de telecomunicaciones, consiguiendo además estar subcontratados con una importante empresa del sector. José lleva siempre las tareas de organización, personal y contratación por lo que siempre suele estar en la oficina, yo en cambio me centro en la supervisión de obras y visitar a proveedores y clientes, por lo que es raro que no me encuentre casi siempre de viaje. Me senté en mi mesa y active por internet el pase de mi sobrina, pero me quedaba cambiar la reserva del hotel, ya que había reservado una sencilla y quería cambiarla por una doble, pero me daba cosa llamar delante de mi socio y que sospechara algo, apunte el número del hotel en mi teléfono y me levante con la excusa de ir a tomar café a un bar, que se encuentra cerca de nuestra empresa, invite a José a venir conmigo, el declino mi oferta, cosa que ya sabía porque siempre tomaba café después de comer en un bar propiedad de su hermana que le pillaba de camino hacia el trabajo. Mientras tomaba café llame al hotel y cambie la reserva, puntualizándoles que la habitación doble debía ser con cama de matrimonio.



Al día siguiente, me puse en camino, recogí a Sandra, eran aproximadamente las 8 de la mañana y nos quedaba por delante unas 5 horas largas de viaje. Durante el trayecto, pasadas unas 2 horas pare en un restaurante para tomar café y desayunar algo. Allí me pude fijar en que nos miraba prácticamente todo el mundo, sobre todo camioneros y comerciales que no le quitaban ojo a mi sobrina, la mire detenidamente y caí en la cuenta de que era normal que la miraban, ya que llevaba unos vaqueros cortos muy apretados, que para colmo realzaban las curvas de su culo, sus piernas bronceadas al aire y para rematar una camisa sin mangas de color azul claro, donde se le podía transparentar un poco el sujetador blanco que llevaba. Desayunemos y volvimos a la carretera, le pregunte de la forma más suave posible y que no se molestara, que si llevaba en su maleta algo de ropa más elegante, ellas se ofendió un poco y me pregunto si es que íbamos a alguna boda, tomándomelo en broma le explique que en aquella feria, la gente solía ir bastante elegante, ya que se daba la circunstancia de que allí iban empresas muy importantes y solían cerrarse contratos de muchísimos millones. Para que se le quitara el mosqueo le dije que no se preocupara, que al llegar al hotel mirábamos su ropa y encontraríamos una solución.



Lleguemos sobre las 1 al hotel, nos registremos y subimos a la habitación. Una vez acomodados, fui a darme una ducha, ella me pregunto que si quería que me acompañare, le conteste que no ya que estaba cansado del viaje y ya habría tiempo para nuestros juegos, además de decirle que sacara su ropa para ver que elegíamos para ir al día siguiente a la feria.



Después de ducharme y cambiarme de camisa, Sandra ya había vaciado su maleta, no había nada que encajara con la idea que yo tenía en la cabeza. Llevaba pantalones vaqueros con roturas, otros negros tipo malla de deporte, algunas minifaldas, pero para mí nada elegante. Podréis decir que soy machista, pero no me apetecía mucho ir a ese tipo de evento, acompañado de una joven con esas ropas, ya que mucha gente pensaría que era una putita que había contratado para que me acompañara, algo que no era de extrañar ya que yo había podido ver a algunos conocidos con ese tipo de acompañamiento. Le propuse ir primero a comer algo y luego iríamos de tiendas para comprarle algo, ella dijo que no quería que le comprara nada y yo insistí diciéndole que dejara que le hiciera algún regalo. Tarde unos minutos en convencerla pero al final lo conseguí.



Fuimos a un restaurante, después de comer tranquilamente, tomar café y una copa para bajar la comida, salimos a comprar. Debo confesar que ir de tiendas no me gusta nada, si no hubiera sido porque el hotel se encontraba justo en el centro de la ciudad, donde se encontraban prácticamente todas las tiendas y negocios, no le hubiera hecho a mi sobrina la proposición de ir a comprarle ropa y hubiera buscado otra solución para la feria.



Paseemos por varias calles viendo escaparates, hasta que dimos con una que le gusto, entremos y le expliquemos a la chica que nos atendió que estábamos buscando. Me hizo gracia ver que sus compañeras no me quitaban ojo de encima, seguramente estarían intentando ver qué relación podía haber entre un treintañero y chica que claramente no aparentaba la mayoría de edad. Después de probarse varios vestidos y conjuntos, por fin dimos con lo que buscábamos, un traje de chaqueta beige, con una falda corta, justo a la mitad de sus muslos y una chaqueta cruzada de 3 botones, sin camisa. Le pregunte a la chica si no pasaría calor, al estar ya en verano, ella me explico que no, ya que el traje estaba hecho de lino y era bastante fresco, además de que al tener el pecho pequeño, podía llevar la chaqueta sin camisa debajo. La verdad es que le sentaba estupendo, al no llevar camisa, la chaqueta se abría justo en su canalillo, por lo que insinuaba pero sin enseñar nada. Antes de que mi sobrina entrara al probador, para quitárselo, mire el precio y vi que era bastante barato, por lo que le dije a la dependienta que le buscara algo elegante para una cena, le preparo varios vestidos y se los llevó al probador. Al poco rato salió con uno de ellos, mi polla dio un respingo con solo verla, era un vestido corto verde brillante, se ajustaba a su cuerpo perfectamente, la parte de abajo quedaba poco más de unos centímetros por debajo de culo y la parte de arriba acababa en una especie de tirante que solo iba en un hombro, no lo dude y le dije que también lo comprábamos. Pagamos y nos fuimos.



Volvimos a dar vueltas entre las tiendas, ya era media tarde, me encontraba sediento y le dije de tomar algo, paremos en un bar y nos tomamos algo. Luego la lleve a una zapatería para que se comprara zapatos que pegaran con los vestidos que le había comprado. De camino se me ocurrió bromearle con la película de Pretty Woman, ella se hizo la enfadada y me pregunto que si la consideraba una puta, me acerque a su oído y le conteste susurrándole que en la cama era aún mejor que una puta, se volvió y me miro con una sonrisa pícara.



Tras comprarle los zapatos, me pidió que le comprara unas medias, paremos en una tienda de lencería, ahí si me dio vergüenza entrar, le di dinero y le dije que se comprara las medias que quisiera, además de un conjunto de lencería elegante, ya que al día siguiente por la noche, la quería llevar a cenar a un buen restaurante y quería que llevara el vestido que le había comprado y así iría bella por dentro y por fuera.



Poco a poco la tarde fue pasando, Sandra estaba radiante, para que luego digan que las mujeres no se divierten de compras. Habíamos comprado vestidos, zapatos, bolsos y ropa interior. Pero fue justo al pasar por delante de una peluquería, donde pensé de poner la guinda a la tarde. Le dije de entrar y que se hiciera lo que quisiera, no puso ninguna pega, entremos nos sentemos, no tuvimos que esperar mucho para que la atendieran. La chica que la atendió le pregunto qué quería y ella le pidió que le cortara las puntas y le alisara el pelo, ya que lo tenía ondulado. Una hora después, Sandra quedo aún más guapa si se podía. El pelo liso además de sentarle increíble, le hacía aparentar un par de años más.



Antes de volver al hotel, estuvimos cenando en una pizzería, acompañando la comida con una botella de vino. Llegamos a nuestra habitación, Sandra colgó los vestido comprados y me enseño el conjunto que se había comprado, aquello me puso cachondo perdido, se componía de un tanga negro de encaje y un sujetador del mismo color sin tirantes, ya estaba deseando verla con eso puesto.



Se desnudó sin ningún tapujo y se dirigió al cuarto de baño, yo me desnude rápidamente y entre detrás de ella, me paro y me dijo que a donde iba, le conteste que a ducharme con ella, me dijo que no ya que no se podía mojar el pelo, yo no había caído en ese detalle, me dio un beso en la boca y me dijo que después me recompensaría. Mi polla se puso a reventar y no veía el momento de que acabara de ducharse, salió pasados unos minutos envuelta en una toalla y me dijo que era mi turno para ducharme, entre y me duche rápidamente, me seque y me fui al dormitorio totalmente desnudo.



Mi polla no tardó en reaccionar, ya que mi sobrina se había tumbado en la cama, totalmente desnuda, seguía siendo un placer solamente contemplar aquel cuerpecito. Me tumbe junto a ella y comencemos a besarnos, esta vez ella tomo la iniciativa y no tardo en coger mi polla entre su mano y comenzar a pajearme, yo mientras empecé a hacer lo mismo con su coño, nos estuvimos pajeando mutuamente un buen rato, empecé a bajar con la intención de comérselo, pero ella me detuvo y me dijo que quería follar, me dejo tumbado y ella se subió encima, aunque yo sabía que ya estaba húmedo, no me esperaba la dilatación con la que contaba ya ese coño, mi polla entro hasta el fondo de un solo empujón, le dije que estaba muy caliente y ella me confesó que mientras me duchaba ya había estado tocándolo un poco, imaginar cómo se masturba me excito aún más, ella llevaba el ritmo de la cabalgada, unos minutos más tarde empezó a subirlo y no tardó mucho en correrse, la deje descansar unos segundos, me levante y la acomode poniéndola a cuatro patas, me situé detrás y comencé follarla, deleitándome con ese culazo que tiene, no pude aguantar más y deje soltar mi leche dentro de ella, me pidió que no la sacara y que siguiera follándola, la obedecí y seguí bombeando ese coño que chorreaba ya, pocas embestidas después ella se corrió soltando un grito que seguro lo tuvo que escuchar hasta el recepcionista. Debido a que no habíamos parado ni un segundo en todo el día, ambos caímos rendidos en la cama.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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