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El crucero se convirtió en un lugar de lujuria

Mis amigas y yo hemos decidido darnos un capricho, así que nos vamos de crucero por el caribe.



Las tres estamos solteras en este momento, por lo que no tenemos que preocuparnos ni de novios, ni de nada por el estilo. Esperamos, eso sí, ligar con alguno y follar mucho, por supuesto.



Llegamos al aeropuerto bien temprano, ya que teníamos que ir hasta Cartagena de Indias, en Colombia, para salir desde allí. Íbamos hasta Bogotá y desde allí, otro vuelo hasta Cartagena de Indias. Con parada en Bogotá, nos esperaban más de 14 horas de viaje.



Agotadas después de tantas horas de vuelo, descansamos en un pequeño hostal, antes de embarcar.



DÍA 1.



Salimos temprano de Cartagena de Indias, rumbo a Jamaica. El barco es todo un lujo. Tiene todas las comodidades y un montón de actividades para hacer. Aparte de varias piscinas, bares, restaurantes, etc. Vamos lo que se dice una pasada. Además los camareros están buenísimos. Todavía no nos ha dado tiempo a fijarnos en los pasajeros, pero ya los veremos.



Yo me llamo Sonia, que aún no me había presentado. Mis amigas son Cristina y Rosa.



Soy alta, morena, estoy de muy buen ver, así como mis amigas. Cristina es de pelo castaño, un poco más baja que yo. Se cuida bastante y está muy buena también. Alguna vez he pensado, que si fuera lesbiana, me lo montaría con las dos, jeje. Por ultimo esta Rosa. Ella es rubia, es muy guapa, pero es un poco tímida, y le cuesta un poco ligar por ese motivo. Pero su cuerpo es tan hermoso como el nuestro, así que la he arreglado antes de salir. Ya sabéis, un poco de maquillaje por aquí, un peinado sexy con flequillo por allí, que a mi me funciona bastante bien, y ¡lista! Ahora parece otra.



Tras tomarnos unos cocteles, decidimos bajar a comer. Nuestro camarero de hoy se llama John, es brasileño y está buenísimo.



Intentamos darle conversación, pero claro, imagino que como está trabajando, no puede enrollarse con las clientes.



Dos mesas más allá, hay un trio de chicos, que están también de muy buen ver, que no nos quitan ojo de encima.



Nosotras seguimos a lo nuestro, pero también les lanzamos miraditas de vez en cuando. Rosa se ha fijado en el que la mira a ella y se ha puesto colorada.



Después de comer, nos invitan a una copa en la barra.



Rosa ha ligado con el chico que la miraba todo el rato, no sé ni como se llama. Al final deciden ir a su camarote. Cristina y yo nos quedamos hablando con los otros.



Después de como media hora, Rosa sale toda colorada y se reúne con nosotras en la barra.



-¿Qué tal? le pregunto.



-Buf, ha sido magnifico. El tío está buenísimo y folla como los actores porno.



-¿Y te has quedado con su nombre? le pregunta Cristina.



-No. Ni me ha dado tiempo. Solo hemos ido al lío y ya está.



-Por lo menos ¿habréis usado protección no?



-Si claro.



Más tarde, nos vamos a nuestro camarote. Rosa se está duchando y Cristina dormita a mi lado. A mí me ha dado un calentón y decido hacerme un dedo. En eso estoy, cuando Rosa sale de la ducha. Lleva la toalla por encima y se queda mirándome mientras me masturbo. Deja caer la toalla y se queda desnuda delante de mí.



Yo acelero con mis movimientos y Rosa se toca las tetas. Entonces se acerca a mí y nos besamos en la boca. No soy lesbiana, pero sus besos me ponen a mil. La acaricio el culo y ella termina de masturbarme. Me corro con un grito. Cristina ni se ha enterado.



-¿Que hemos hecho, tía? Me dice Rosa.



-Nada. Pasarlo bien.



-Pero yo no soy lesbiana. Lo he pasado muy bien con ese chico.



-Ni yo. Aquí no ha pasado nada. Lo que pasa en el caribe, se queda en el caribe. Ja,ja,ja.



Después de holgazanear un poco, Cristina no se despertó en toda la tarde, nos fuimos a cenar.



Durante la cena, ni rastro de los chicos. Rosa miraba todo el rato a la entrada del comedor por si volvían a aparecer, pero no fue así.



Terminamos de cenar y como vimos que no aparecían, nos fuimos a dormir. Rosa fue la que peor se sintió.



DÍA 2.



Al día siguiente, nos levantamos tarde y dispuestas a pasarlo muy bien, aunque no estuvieran los chicos. Rosa estaba un poco triste al principio, pero enseguida se olvidó de todo.



Nos fuimos a bañar a la súper-piscina del barco y estuvimos un buen rato nadando. Después, decidimos ir al jacuzzi, bueno uno de ellos y entonces vimos a los chicos que se dirigían hacia nosotras. A Rosa se le iluminó la cara.



Se metieron con nosotras en el jacuzzi. Son Pedro, Roberto y Carlos.



Más tarde, la temperatura subió bastante y decidimos irnos de allí. Nos llevaron a su camarote. Tenían un camarote triple y nosotros uno sencillo con tres camas pequeñas. Estos tíos debían de tener mucha pasta.



Ya dentro, enseguida pasaron a la acción. Pedro me quitó el sujetador del bikini y empezó a chuparme las tetas. Carlos repitió con Rosa, y Roberto se quedó con Cristina.



Después de un rato de chuparme las tetas, me metió un dedo por la braga del bikini hasta mi coñito, me estaba volviendo loca.



Vi por el rabillo del ojo lo que le estaban haciendo a mis chicas, y me puse más cachonda aún.



Pedro me tumbó en la cama y me comió la boca. Vi su rabo empalmado enseguida y entonces se puso un preservativo y me la metió de un empujón. Yo estaba muy húmeda y además con el condón entró fácilmente.



Empezamos a follar. Lo más excitante de todo fue que las tres parejas empezamos a hacerlo a la vez, con lo que el traqueteo de las tres camas al unísono fue lo más.



Pedro follaba como los dioses, y entre mis gemidos y los de mis amigas, me corrí enseguida.



-¡Aaaaaaaah!



-Tranquila, que yo todavía no he terminado.



-Tú sigue dándole machote. No te pares. Le dije.



Las camas seguían temblando. Para entonces Rosa decidió cambiar de postura y ser ella la que montara a Carlos. Roberto puso a Cristina en la postura del perrito y así lo hicieron. Nosotros seguimos en la del misionero.



Yo tuve un segundo orgasmo y al poco Pedro se corrió también. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, Rosa y Cristina también se corrieron casi a la vez.



Cristina se quedó con el culo en pompa mirando a la pared y Roberto tuvo que decirle que ya habían terminado.



Los tres se pusieron de pie y se quitaron los preservativos casi al unísono. Se fueron al baño y volvieron poco después de lavarse el semen.



Nos invitaron a tomar una ducha con ellos, pero estábamos agotadas. Así que nos duchamos solas, las tres a la vez y nos fuimos con sus albornoces puestos.



Prometimos vernos de nuevo antes de llegar a Jamaica.



Pedimos algo de comida en nuestro camarote. Estábamos cansadas y no queríamos salir de allí.



-¿Qué tal con Pedro? me preguntó Cristina, mientras se llevaba un sándwich a la boca.



-Ha sido genial. Folla como los dioses. Es un auténtico actor porno.



-¿Y tu Rosa?



-También ha sido genial. Carlos es un superdotado, jejeje.



-Tú también lo ha pasado genial ¿verdad Cristina?



-Ha sido lo mejor. No me importa si no bajamos del barco.



Así transcurrió el resto del día. Nos dimos paseos por el barco, comimos, bebimos, jugamos un poco al baloncesto, nunca lo habíamos hecho, y esperábamos volver a encontrarnos con los chicos por la noche, aunque no sabíamos cómo ni dónde.



La sorpresa llegó a las 11 de la noche. Los chicos se presentaron de improviso y nos llevaron a la parte superior del barco. Allí habían preparado comida como si estuviéramos de picnic.



Carlos se folló a Rosa por el culo. Cuando se lo propuso, no se lo podía creer, pero aceptó enseguida. Yo me follé a Pedro, porque literalmente fui yo quien se lo hice, el no hizo nada y Cristina le comió la polla a Roberto y luego acabaron haciéndolo en el jacuzzi.



Me di cuenta de que había dejado un poco de semen en el agua. Se lo dije y se rio un rato. Me dijo que no me preocupara que lo limpiarían luego.



Más tarde, cuando acabamos de follar, nos invitaron de nuevo a ducharnos con ellos. Esta vez no dijimos que no.



La ducha no era demasiado grande del todo. Primero entraron Cristina y Roberto. Poco se ducharon la verdad, porque enseguida oímos sus gemidos desde fuera.



-¡Ah, ah, ah! Cristina gemía como muy espaciada, jeje.



Roberto gemía más bruto, como hacéis los hombres, ya sabéis. ¡Aaah,aaah, aaaaah!



La verdad es que no duraron mucho. Yo me había puesto muy cachonda otra vez oyéndolos. Solo que tenía que esperar, ahora era el turno de Rosa.



Cuando ella entró, me hice un dedo para aliviar la espera. Pedro me miró y empezó a masturbarse.



Rosa y Carlos también se pusieron enseguida a follar. Mientras oíamos sus gemidos, Pedro se corrió. El semen salpicó su tripa. Yo le miré y me levanté y le chupé su semen. Estaba súper cachonda. Terminé de masturbarme en su cara y acabamos follando en su cama, sin esperar a que terminaran de ducharse Rosa y Carlos.



Cuando salieron de la ducha, se sorprendieron de vernos haciéndolo en la cama. Como acababa de correrse, Pedro aguantaba mucho. Yo gemía y gemía como una loca mientras clavaba mis uñas en su espalda.



Tuve un orgasmo antes de que él se corriera. Aguantó como media hora más. Finalmente también se corrió dentro de mí. Solo entonces me di cuenta de que no se había puesto condón.



Rosa tomaba la píldora por desarreglos y me dio una, aunque sabía que no me iba a hacer nada. Procuré olvidarme de todo.



Nos quedamos a dormir en su camarote y al día siguiente llegamos a Jamaica.



Esa historia os la contaré en el siguiente relato.


Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
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