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EL CAPATAZ NACHO

EL CAPATAZ NACHO

 

Era la década de los sesenta cuando empecé a  trabajar en aquella estancia en  la orilla del Paraná. Ya venía de otras estancias, pero tuve la impresión de que en aquella me quedaría por mucho tiempo, como finalmente ocurrió, por diversas razones, pero así fue, hasta que me retire, jubilándome.

En aquellos años la estancia estaba rodeada de un monte copioso, verde, animales que había que atender, el trabajo era arduo y nos llevaba todo el día.

La casa era imponente, pero el patrón tenía para mi, su capataz una vivienda, retirada de su propiedad pero muy comoda y habitable y con el paso de los años fui dejando a mi gusto y placer, en eso el patrón nunca se metió en nada, yo podía hacer y deshacer.

La gente que allí trabajaba era buena y responsable, no tenían conflictos, la paga era buena, en eso el patrón nunca fue flojo, ni abusador. Pero nosotros le respondíamos de la misma forma, y el que no se adaptaba debía marcharse, pero solo tuvimos unos muy pocos problemas de ese tipo.

Todo lo que surgía, las complicaciones de trabajo, las resolvíamos entre todos nosotros y generalmente nos salían bien, con resultados positivos.

La faena era larga como dije, solo no trabajábamos los domingos, porque el patrón  lo había dejado claro. Ese día era nuestro, cada quien podía hacer lo que se le daba la gana. Muchos en esos días partían al pueblo que estaba a unos cinco kilómetros más o menos.

Yo no era muy divertido, o sea no me gustaba alternar con desconocidos, así es que casi siempre solo en algunas ocasiones muy contadas, me quedaba en la estancia. No trabajando, pero acomodando lo que tocaba el lunes, y si no descansando bajo  los árboles, había un lugar, un recodo, que tenía como un playadita, escondido de todo y que lo había declarado mi territorio. Solo el patrón y yo sabíamos de su existencia.

Allí sobretodo en los días de verano pasaba mis domingos, en la semana muy rara vez podía ir, pero los domingos estaba ahí, era un lugar de paz y regocijo.

Di era el hijo del patrón, así lo llamaban por Diego, lo conocí de pequeño, cuando llegue a la estancia. Tendría en esos días unos quince años tal vez. Pasaba sus vacaciones, y cuando empezaba el ciclo lectivo se marchaba y no volvía hasta el otro verano.

Resulta que el verano estaba cerca y el patrón me llama un día

__Nacho necesito de tu ayuda este verano

__Lo que diga patrón

__Mira, como todos los veranos viene mi hijo Di, y bueno me ha dicho que quiere dejar los estudios para hacer este trabajo que hacemos nosotros…tu sabes que yo voy y vengo, así que quiero que tu lo guíes, le enseñes, le muestres lo desgastante y pesado que es este trabajo…a ver si reflexiona y cambia de idea

__Como diga patrón

__¿Tu no tendrás problemas?

__Claro que no

__Estas autorizado a tratarlo como uno más y si es con dureza pues lo tratas con dureza, yo no me opondré

__Si señor, no creo que haga falta Di me conoce bastante__ la cuestión es que de la noche a la mañana debía hacer de niñero del hijo del patrón. El muchachito tendría unos dieciocho y llego un atardecer ya pasadas las fiestas de fin de año, que este año las había pasado con su madre, ya que los padres estaban separados hacia unos años.

El lunes por la mañana temprano y antes de que saliera de mi casa, golpearon a la puerta y cuando abrí sorprendido Di estaba parado ahí mirándome y estrechándome la mano

__Me dijeron que debía hablar contigo Nacho__ el jovencito de ojos profundamente azules me miraba con una sonrisa en su rostro. Solté su mano delgada y de dedos delicados y cuidados, pude notarlo enseguida.

__Oh bueno, la verdad es que no sabía cuando empezaríamos con tu preparación…

__Ya mismo si estás listo__ salimos y montamos en sendos caballos, yo tenía esa costumbre y nunca me la pude quitar.

Llegamos al pequeño tambo que había en aquella estancia. El lugar estaba con varios peones. Los nuevos siempre arrancaban trabajando ahí. Así que el hijo del patrón también debería empezar allí.

Di de buena gana saludo a todos sonriente, tenía unos movimientos que  no se me hacían raros, pero tal vez exóticos. Era extremadamente simpático y  enseguida entraba en confianza. Sus ojos azules brillaban con la luz, y sus labios eran finos y delicados.

Se movía con cierta sensualidad que note enseguida.

__Bueno aquí te explicaran el trabajo, yo iré a accionar las otras tareas y luego volveré por ti

__Bueno nacho… te esperare ansioso__ esa frase me dejo pensando. Durante toda la mañana aquella frase resonaba en mis oídos, me zumbaba como abeja en mi cabeza, en mis sentidos. Mi cuerpo notaba algo raro. Yo no quería pero debo definirlo, como una extraña atracción, se iba gestando en mi.

__Di ¿Y cómo ha ido todo?

__Deberías preguntarle al encargado y a los demás peones…__ todos sonrieron alegres y de buen humor

__El patroncito se hamaca muy bien Nacho__ dijo uno de los peones más viejos y avezados

__No hay quejas sobre el__ dijo otro

__Si aprende muy rápido todo lo que se le indica

__Puedes estar tranquilo Nacho, es un buen alumno__ todos sonreían joviales, así es que salirnos de allí.

__¿Y ahora?__ preguntó el chico

__Ahora iremos a comer

__¿Adónde?

__A mi casa__ allí nos fuimos, el muchacho iba a la par mío silbando una canción. Llegamos y por supuesto yo sabía que tendría la comida lista. Nos lavamos las manos y nos sentamos para disfrutar de aquella comida

__¿Y cómo te sientes?

__¿Con que?__ pregunto Di

__Con el trabajo

__Hay que estar alerta, pero se aprende, es pesado…ahora no se nota tanto con el calor…pero en invierno me dijeron que es mucho más duro

__Claro… el frio te entumece los dedos, la piel…

__¿Y has hecho esto mucho tiempo?__ pregunto el muchacho

__Hace mucho si

__¿Y no tienes mujer, hijos?

__No__ y seguramente noto que me sonrojaba

__Oh lo siento, no quise incomodarte__ dijo Di

__No me incomodas__ seguimos comiendo y hablando de cómo sería el resto del día. Ir a los establos. Limpiar allí todo lo que se pueda y poner paja limpia para que los animales estén cómodos y limpitos. El escuchaba con atención y siempre de manera afable y alegre.

Luego insistió en lavar los platos, y no hubo forma de que entendiera que eso no era parte de la enseñanza. Pero se coloco el delantal y lavo todo los utensilios que usamos y no paró hasta dejar todo brillante.

__Eres un buen maestro de limpieza__ bromee y el no se intimido

__Claro…me siento cómodo haciendo esto también…

Pasaron los días de manera sorprendente y cada día el chico aprendía de manera veloz e interesada.

El patrón un día en que estaba en la estancia me llamo

__Di me ha dicho que está muy contento contigo, que eres un maestro genial

__Bueno patrón…

__No, no… está bien… eso es bueno…parce que el muchacho se va a quedar aquí

__No lo sé patrón… yo solo lo guio y él lo hace…

Con el contento del patrón pasaron otros días. Un domingo por la tarde fuimos con Di a mi lugar secreto. Quedó maravillado.

__¿Cómo es que nunca conocí este lugar? Es hermoso Nacho…

__Claro Di es muy tranquilo y verde…__ nos tiramos un buen rato en las colchonetas que habíamos llevado. Luego Di tenia calor y se quito la remera, pude ver su pecho fibroso y joven, los músculos marcados y sus tetitas hinchadas, mis sienes golpearon de placer y sudor. El nacimiento de su cola era exquisito. Me quite la camisa blanca que llevaba y la tire a un costado. El me observo detenidamente, podría decir que me comió con la mirada, eso puede notarlo.

__¿Y cuántos años tienes Nacho?

__Ohh unos cuantos

__ Dime anda

__¿Y cuántos me das tu Di?

__No se…cuarenta y tanos

__cinco…cinco__ dije sonriendo

__¿55?...guau hombre te ves maravilloso…muy buena forma…mira ese vientre, esa caja… aparte esa boca…esa barba siempre prolija…

__Bueno no será para tanto halago__ dije tratando de llevar la cosa para otro lado, pero la erección que tenia me delataría seguramente si tenía que pararme. El detuvo sus halagos y solo sonreía. De pronto se quito los bóxers y corriendo como saeta se metió en el agua. Allí jugaba como niño. La sola visión de su cola parada esa noche no me dejo dormir. Tuve que masturbarme dos veces. Y aun así me dormí con la verga semi parada y caliente.

Al sábado siguiente estaba muy caliente. No podía dejar de pensar en el cuerpito de Di. Me estaba volviendo loco y él lo sabía. Llego la noche del sábado.

__Esta noche me iré hasta el bar del pueblo

__¿Adónde?

__Al bar del pueblo a tomar algo…

__Tiene mala reputación

__Habladurías…__ escuche el motor de la moto en la que sabia andar Di. Era tarde, cerca de la medianoche, unos momentos después subí a mi camioneta y me lance al pueblo.

Cuando llegue a la entrada del bar. Di entraba allí, pero además vi que iba con dos o tres hombres o parecía que entro con ellos. Me inquieté, pero espere unos momentos. Algunos salían y otros entraban. Mi cabeza giraba y me sentí cada vez más inquieto y furioso. La palabra correcta tal vez fuera, celoso.

Salí de la camioneta, metí el revólver en la cintura y avance hacia la parte de atrás del bar. Vi la luz en un gran ventanal. Las sombras de personas, como que forcejeaban. Entré por la puerta de atrás. Escuche.

__No, no déjenme, ay, me hacen daño

__Quédate quieta putita… ¿querías esto eh?

__Pues te vamos a dar verga putita

__Mira es preciosa

__No, no ahhh, ay, ay__ asome mis ojos apenas por una rendija y sobre una mesa Di tenia a un oso de esos con su verga en la boca de Di, otro que acariciaba sus pechos y uno que intentaba entrar por su cola. Mi excitación y calentura pasaron a segundo plano. Vehemente apunte

__Ustedes quietos…dejen al chico…Di ven vamos__ los tipos se frenaron abriendo los ojos

__Pero espera el…

__Nada…silencio…Di vamos___ Di recogió su ropa y se la coloco a medias. Salimos de allí.

En la camioneta iba cubierto con mi campera de cuero

__Te dije que no era buena idea

__Son unos salvajes Nacho…solo hablábamos y bueno tal vez…creyeron otra cosa

__Tal vez creyeron otra cosa…__ balbucee confundido.

Bajamos en mi casa, deje la moto en la caja de la camioneta y entramos, por hoy había sido bastante trabajo. Di estaba tranquilo, le quite la ropa como a un niño, suspirando, y las imágenes de esos tipos con el volvían a  mi mente y mi verga se alzaba como la de un caballo furioso.

El se dejaba hacer, balbuceando las palabras

__Gracias Nacho…eres mi héroe…__y acariciaba mis cabellos.

__Date una buena ducha quieres…anda Di…anda cachorro…__ él se acerco a mi boca, muy cerca, y no puede evitar ir hacia sus labios sensuales y darle un beso suave, largo, profundo. No dijimos nada, se metió bajo el agua. Mi verga era una roca viva.

Salió de la ducha y fui yo, el estaba envuelto en una toalla grande. Me moje, y estuve un rato tratando de calmar mi ardor, pero nada bajaba mi erección. Puse mi bata sin nada  debajo. En la habitación estaba Di sin nada. Me acerque a él. Abrió mi bata y tomo con sus dos delicadas manitos mi garrote erguido y potente. La prenda cayó al piso. El la masajeaba suave, y mis gemidos empezaron  surgir en la madrugada caliente.

__Ohhh Nacho…no sabes cuánto esperaba esto…eres un macho fabuloso…tu garrote es como lo soñé mil noches…

__Di…ohhh como acaricias, sabes hacerlo tan bien…cachorro…ohhh…me das placer__ metió mi garrote en su boquita, tragando hasta todo lo largo, sus chupadas eran exquisitas. La saliva pronto lo bañó de manera total.  Mi garrote se ponía cada vez más duro, aquel chico era conocedor de lo que estaba haciendo. No era su primera vez ni mucho menos. Pero lo hacía  de manera que enloquecería a cualquiera.

Aquel chico sensual me estaba volviendo loco con su boquita, mamaba de manera brutal y salvaje y luego suave, sintiendo cada centímetro de mi pedazo de carne en llamas. Con una manito acariciaba y estrujaba mis bolas. Las apretaba y las soltaba.

En un momento saco la vara de su boquita.

__Ven acuéstate conmigo, quieres Nacho…__ dijo con su voz de mariposa sexual y afiebrada. Me acosté dejando su propia pija en mi cara. Mi boca chupo con deseo ferviente. Tanto tiempo había pasado de la última vez que me permití estar con un chico, que ya se me había hecho mucho. Comí de manera hambrienta deseando cada poro de aquella piel encendida de cachorro caliente. El por supuesto, metió otra vez mi garrote en su boca y siguió tragando. Tragando mis bolas, hasta abrir la boca de manera grande, suculenta, extasiándose con mi cuerpo ya maduro y en su último verano, por decir así.

Acaricie sus nalgas, y mi calentura estaba al rojo. Las pellizque, las mordí, las estrujaba con deseos, con fiebre de macho insatisfecho. Mi lengua recorría toda la extensión. Finalmente abrí el cofre y mi lengua fue en busca del anillo. Lamí, chupe, bese, lamí, chupe, bese, mi saliva pronto descubrió que la flor se abría y se ponía a mi disposición para que entrara.

__Ohhh Di, ohhh, necesito entrar en tu cola….ahhh…quiero llenarte la cola con mi leche Di…ohhh cachorro….cariño….ahhh…tu boca es increíble

__Quieres cogerme Nacho…si quieres mi colita…yo también quiero papi, claro que quiero…__ de un salto aquel cachorro estuvo sobre mí.

Mi poronga miraba al techo firme, dura, el la escupió, mi dedo se perdió en su túnel dilatado y en espera, se fue sentando despacio, moviéndose como una serpiente sobre mi mástil. La poronga fue entrando, la sentía resbalar dentro de el, su rostro se transfiguraba a medida que lo penetraba. Entonces empezó a subir y bajar, pellizcando mis pezones duros y gordos, les pasaba la yema de los dedos, y luego apretaba, y volvía a acariciar, llevándome al paroxismo de la lujuria y el deseo y el placer.

Me cabalgaba de manera salvaje sabiendo bien lo que hacía, de vez en cuando se agachaba hasta mi boca y hundía su lengua insidiosa en la mía, y explotábamos en besos chispeantes y abrasivos. Profundos. Ardiendo los dos sin temor a quemarnos en ese infierno de lujuria.

__Ohhh cachorro que placer me das…tu colita es tan…ahhh…tan apretadita…

__Papi, papi me gustas tanto…podría hacer esto todo el tiempo…cabalgarte y cabalgarte…ay…ay…ahhh dame tu pedazo papi…__ los alaridos de Di me inflamaban el corazón y los huevos y la verga en su colita abierta y dispuesta, subía y bajaba, con ardor, me sacaría la leche de un momento a otro, mucho más no aguantaría, estaba sobreexcitado.

__Te voy a llenar cachorro precioso, tu cola es tan apretadita…ahhh…ahí va…ohhhh amorcito…cariño__ largue todo lo que tenia acumulado desde el día en que lo vi sacarse la remera en el recodo. Desde ese día la aguja del placer se había clavado en mí.

Apreté y abrí sus nalgas mientras una catarata de fluidos, jugos, semen, entraban en su túnel ardiente. Pronto empezó a largar su propia leche sobre mi pecho y mi vientre entre jadeos, lloriqueos, suspiros. Quedamos quietos, el cayo sobre mi y encendimos en besos mojados y floridos. Explosivos en tanto mi verga en su cola no se dormía, no reposaba.

El mismo se movió y saco de la funda estrecha y adorada, chorreó su ojete, se acurruco a mi lado, yo encendí  un cigarrillo y empecé a echar humo por el lugar

__Nunca pensé que tenías un arma

__No la iba a usar

__¿Seguro?

__Salvo que fuera absolutamente necesario

__Eres un macho hermoso Nacho

__Y tu cachorro estas para el infarto…desde el día aquel en que vi tus pechitos en nuestro lugar secreto, mi verga no puede dejar de pensar en ti, me tienes caliente siempre…__ mi poronga seguía dura, Di la rozaba con sus deditos de vez en cuando, jugando con ella, manteniendo el fogón encendido, nos besábamos intercalando su lengua con el cigarro que se terminaba.

__Date vuelta cachorro…__ le sugerí a Di y el obediente putito, giro su cuerpo dándome su espalda y su cola turgente y firme, soberbia.

Busque su anillo frenéticamente y la poronga entró fácilmente en el anillo dilatado y esperando, entre y serruche, lo taladre con gusto, veloz, urgente, no saciado.

Mordí y chupe el lóbulo de su oreja derecha y de su oreja izquierda, el chico gemía y yo gruñía como lobo en celo.

__Ohh papi cógeme siii, eres mi papi…mi macho…__ mi garrote inflamado taladraba ese ojete precioso, mordía sus hombros, me tenía muy caliente, no sabía cuan trastornado estaba por aquel chico que me volvía animal y loco. Bombeaba, sudando, hundí mis dientes en su nuca y largue mi explosivo semen, llenando otra vez el receptáculo de Di que gemí lloriqueando como nena y eso me encantaba sobremanera. Quedamos pegados. Suspirando, gimiendo. Gruñendo.

Ronroneando como gatos calientes nos arrullamos. Nos tocamos hasta que creo que nos dormimos, profundamente.

Al día siguiente un brillante sol entraba por los ventanales de la casa. Di vueltas en la cama y no había nadie, estaba solo. Mi erección era de caballo, las manchas en las sabanas me decían que no había sido un sueño todo aquello. Me di una ducha para quitarme los restos de mi amante nocturno.

Cuando entre en la cocina mi sorpresa agradable fue ver  a Di con el delantal puesto, desnudo por completo, lavando no se qué platos que habían quedado del día anterior. No puede aguantar y fui rápidamente a apoyar aquella cola que me enloquecía. Mi verga se levanto velozmente elástica y desquiciada.

__Ohhh papi, como estamos, eres un semental…

__Es que me gustas tanto

__Se nota mi macho…vas a hacerme creer que soy tu hembrita

__Lo eres cachorro, lo eres__ mientras chupaba su cuello busque su agujerito, con dos dedos entre en el, ya estaba mojado, luego así parado como estaba entre con mi estaca. Lo tomaba de la cintura sinuosa y marcada y hundía mi daga. Movimientos sensuales de su cola hacia atrás hacían que lo ensartara más profundamente. Mi garrote se inflamaba dentro de su humanidad, mordía el cuello, y besaba su nuca, el gemía arrebolado y caliente

__Ohhh mi macho eres divino, cógeme así, ay, ay, ay__ apure mis embestidas sintiendo la urgencia de largar mis jugos en su ojete maravilloso y así entre grititos, exclamaciones, mordidas, chupadas, fui largando mi leche matutina dentro de su bello cuerpo, llenándolo, explotando su canal. Quedamos de pie pegados unos momentos casi sin movernos. Luego Di se corrió sacando el machete de su cola y poniéndose de rodillas empezó  lamer y limpiar mi garrote casi caído, desinflado, lo dejo limpio por completo, yo le agradecí levantándolo del piso y dándole un profundo beso.

Desayunamos así como estábamos y luego le seguí dando verga durante todo el domingo. En todas partes de la casa, en todas las posiciones, el era una mariposa sedienta de sexo y de pija y a mí me encantaba su colita y sus formas.

Se quedó para siempre en la estancia y ahora mismo duerme a mi lado mientras escribo estas palabras.-

 

 

Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 65003
  • Fecha: 08-05-2022
  • Categoría: Gays
  • Media: 10
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1669
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
raul
invitado-raul 09-05-2022 19:20:20

me encanta tu relato, quisiera conocer una mujercita asi , para reventarle el culito con mi verga

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