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El Café Las Torres (Parte 1)

Hola, mi nombre es Andrea Garzón, soy escritora de literatura erótica desde hace 2 años, he publicado 2 ensayos sobre poesía erótica y un libro completo el cual no ha tenido tan buena venta como esperaba además de mi sitio en la Internet, pero ya es un comienzo…

Antes de empezar a relatarles mi experiencia, debo hacerles una confesión, soy una mujer que desde niña he sufrido de un gran complejo debido a una anomalía congénita la cual es una derivación del Síndrome de Morris donde mi clítoris crece de manera anormal entre mis labios vaginales, mi vagina es estrecha y carezco de útero lo que me impide tener hijos, soy lo que común mente se conoce como “Dick Girl” o “Chica Pene”, soy una mujer normal pero con un pene el cual desarrolla funciones normales de un pene inclusive orinar y eyacular.

Bueno, después de esta breve explicación sobre mi condición, comenzaré a narrar mi relato. Todo empezó cuando decidí salir a buscar inspiración para mi próxima obra, dejé de ir a los sitios de siempre para visitar uno nuevo fuera de la ciudad donde trabaja una amiga mía llamada Maribel. Mary (como llamamos a Maribel) es una amiga que estudia Comunicación Social en la misma universidad que yo por lo que me había comentado de este sitio por lo que decidí ir para cambiar un poco de ambiente.

 

―“Señorita, mas café por favor…” dije a Mary.

―“Si, ahora mismo…”

 

Ella es Mary, una mujercita de 20 años, 1.75 de estatura, 90-60-95, rubia natural, ojos azules como el agua del mar de las playas del caribe, labios rojos y carnosos dispuestos a dar una buena mamada a cualquiera que se lo pida, una mujer muy completa.

 

―“Vaya, ese uniforme que llevas te va muy bien, Mary”

―“Oh, ¿de veras?... Vamos, no me mires tan fijamente, digas lo que digas me da mucha vergüenza…”

 

Aun no sabía si el uniforme de Mary era el motivo de sentirme tan excitada, verla me hacía sentir rara, las demás meseras también actuaban de manera extraña, definitivamente ese Café tenía algo extraño, quizá se debiera a que los escritores eróticos tenemos un sexto sentido para estas cosas pe5o siento un olor embriagador que provenía de aquel sitio, en este Café hay algo… un no sé qué…

 

―“Señorita, ¿le importa si retiro su plato?”

―“No, adelante, gracias” dije.

 

Quien era aquel hombre que vino a atenderme, es hermoso, supremamente atractivo, alto, cabello corto, acuerpado sin ser musculoso, delicado pero firme, en una palabra… delicioso.

 

―“Hey, Mary, quien es ese hombre, no está para nada mal…”

―“Ah, ese es el señor Cortés, el dueño del negocio… es una persona espectacular, desde que está aquí vienen el doble de clientes…”

―“Umm, parece muy bueno en su trabajo”.

 

Debí entender su significado en ese mismo momento…

 

―“Ay, Mary, por cierto, a qué hora sales del trabajo, ya que estoy aquí deberíamos salir a dar una vuelta y tomarnos unas cervecitas…”

―“Como??..Bueno, la verdad es que no puedo, tenemos una reunión con el jefe después de cerrar así que..”

―“Bueno, entonces invítame a esa reunión…”

―“Que dices?, este… no puedo es algo privado del local y…”

 

El señor Cortes interrumpió el tartamudeo de Mary diciendo:

 

―“Es usted escritora erótica, verdad?, Mary me había comentado de usted y seria todo un honor tenerla en nuestra reunión, si no es molestia para usted…”

 

Había sentido lo mismo que yo en los ojos del señor Cortés. A través de sus ojos sentí el erótico secreto que se ocultaba tras el local, y decido aceptar su invitación. Una de las meseras me entregó un uniforme como el que usan en el Café, y sin ningún pudor, me desnudé delante de todos dándoles la espalda, me coloqué el uniforme y noté que me quedaba perfectamente a la medida.

 

―“Te queda muy bien, Andrea” dijo una de las meseras.

―“Quedaste divina, preciosa” dijo la otra mesera.

―“Que tal, como te sientes…” dijo el señor Cortés

―“Me da mucha vergüenza, jejeje” contesté. ”Pero, esta ropa no está nada mal y el ambiente tampoco…”

―“Entonces siéntese ahí y mírenos…”

―“Disfrutaré haciéndolo…” contesté.

 

Comenzó entonces explicándome como hacía para sacar toda esa provocación que producían sus meseras, tomó a Mary del brazo y empezó a acariciar uno de sus senos, apretaba su pezón con una mezcla de fuerza y delicadeza que no había más que arrancarle gemidos de placer a cada momento. “Para empezar lo importante es ser consciente que te están mirando…” dijo Cortés. “Se trata de la seductora tensión que se siente al ser consciente que alguien la está mirando y mostrar su cuerpo ante los clientes, si le pones duro el pezón bajo la ropa, será muy consiente que la están mirando…”

“Por ejemplo, que la vea con solo el pezón derecho duro…” En ese momento Mary se agachó cubriéndose el pecho mientras yo reía, se veía adorable haciendo eso, mientras tanto Cortés seguía con su interesante monologo… ”Pero si se queda así, encogida por la vergüenza, tendrá entonces el efecto contrario”. “Una buena mesera ha de mantener una postura correcta con la espalda bien firme…”

Tal como iba narrando el jefe, Mary se emocionada de forma lasciva cada vez que sentía como mi mirada recorría su cuerpo y al mismo tiempo me iba excitando como si estuviese sincronizada con ella, ya empezaba a notarse lo emocionada que estaba yo.

En ese momento se me acercaron las otras dos meseras y dijeron: “Bueno, Andreita, tu podrías hacer el papel de cliente… examinemos el “Servicio al Cliente”. Mary se acerca a la mesa con una bandeja con tres tragos y nos saluda “Oh, ah, Bienvenidos a su Café Las Torres, muchas gracias por venir, cuando haya decidido lo que va a pedir, vendré a tomar nota…” Una de las meseras sentada a la otra esquina de la mesa toma el cenicero lleno de colillas y pide a Mary que lo cambie por otro, mientras Mary se acerca a recogerlo no puede evitar que su vagina roce una de las esquinas de la mesa y comienza a masturbarse con el borde.

“Que le ocurre, señorita Mary?, está usted frotándose en la esquina…” dice el señor Cortés mientras baja su cremallera y saca su, para nada despreciable, miembro totalmente erecto… ”A ver qué se puede hacer”. Tomando a Mary por las caderas le corre la tanga con su pene para luego empujarlo hasta el fondo de su vagina en un solo movimiento. “Ahhhh, ahhhh, jefe, ahhhaaa”, “Mary, resistes tan poco a ser follada, entró derechito por lo mojada que estas…” Las otras dos meseras sentadas juntas comienzan a besarse mientras el jefe toma una de las piernas de Mary un la sube a la mesa dejándome ver su vagina mientras que el jefe la penetra, Mary se da cuenta… ”No, por favor, señorita Andrea, no me mires…” mientras que se corre al tiempo que su jefe.

“Jefe, yo también quiero” dice una de las meseras mientras el señor Cortés saca su miembro y su leche sale de dentro de Mary… ”Que le parece, señorita Garzón, lo ha entendido?”, “Por supuesto que si, señor Cortés, después de una dura jornada de trabajo, este es un gran reconocimiento…vaya Mary, has estado trabajando humedeciendo tus ojos y poniéndote roja esperándolo… muy bien”…

 

Continuará…

Datos del Relato
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