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EL AMIGO DE MI TIO 2

EL AMIGO DE MI TIO 2

           

Los dos amigos se miraron y se vieron desbordados por aquella situación tan caliente, tan pasional. Con sus vergas duras y alzadas, no podían creer que aquel chico, el sobrino de su amigo fuera una puta tan tremenda. Mateo y Raúl se animaron y entraron en la carpa donde Abel yacía al lado del cuerpo caliente del jovencito aquel que chorreaba semen por su cola abierta y dispuesta a recibir todo el líquido que le proporcionaran. Estaba desnudo y con su pija erecta. Mateo se acerco a él y acarició su cuerpo, sus nalgas, hasta llegar a su palo duro, a sus huevos gordos. Abel sonreía mirando aquella escena. Raúl se quito la poca ropa que llevaba puesta y su vergota apareció en toda plenitud, la acerco a la boca del mamon  y tragón de ese chico que deseaba todo el sexo que pudiera tener para sí. Era una esponja que absorbía todo aquello, no se quería perder nada de nadie que estuviera dispuesto a darle verga.

__Nanito eres una belleza de chico…tienes un cuerpito sabroso, ese culito tuyo es muy deseable…__ comento con calidez tórrida Raúl acariciándolo

__Lo tienes para ti si quieres, es para ustedes, quiero verga…__ susurro Nano y tragó la poronga dura de Raúl, la lleno de baba de manera inmediata, los huevos de Raúl se movían, colgando, gordos, llenos de leche para él. Nano los acariciaba con sus finos dedos de chico. Mateo besaba las nalgas prominentes y hermosas. Las mordía deseoso, y metía sus dedos en el agujero sacando leche de aquel lugar y haciendo que el chico los comiera cundo dejaba la verga de Raúl. Mateo se desnudo prontamente.

            Germán se despertó urgido de mear. Se extrañó de estar solo en su carpa, eran como las diez de la mañana. Un día soleado y con una temperatura exquisita sin frio. Salió disparado de la carpa y en el primer árbol que encontró se detuvo a largar el chorro incontenible de orina cristalino. Le pareció escuchar gemidos cuando empezó a relajarse al dejar ir de su cuerpo aquel líquido. Paro la oreja un poco más y no tuvo dudas de que esos gemidos provenían de la carpa vecina. Noto que una vez que dejo de mear su verga estaba como queriendo levantarse. Hacia un tiempo que no tenia sexo y el contacto con la naturaleza lo abría, lo hacía ponerse caliente de la nada y aquellos ruidos lo alteraron y por eso noto que su poronga quería levantarse. La acaricio y se puso mucho más férrea, cabeceando, buscando levantarse. Se toco los huevos y los noto llenos, redondos. Se acerco más a la carpa. Corrió la tela que hacía de puerta, y pudo observar que ocurría adentro de la carpa. La boca de Nano tenía la verga de Raúl. Mateo chupaba el ojete del chico y Abel miraba todo sonriendo y tocándose sin resultado alguno después de la jornada que ya había tenido con aquel chico y  la cual Germán desconocía. Abel noto la presencia del amigo y le hizo señas de que entrara sin pudor.

__Entra Germancito, únete a la fiesta…__ casi grito Abel. Germán no daba crédito a lo que estaba sucediendo, pero su pedazo inconscientemente se levantaba. Demandaba atención urgente. Germán tiro la ultima prenda que le quedaba encima. Quedando totalmente desnudo como los otros, se puso muy cerca del jovencito que mamaba la vergota de Raúl y al cual Mateo chupaba y besaba el ojete abierto, dilatado, usado ya por Abel.  Nano gemía tratando de ordeñar a Raúl que suspiraba, gruñía totalmente exacerbado. Mateo en tanto entro suavemente en el ojete del chico. Mateo penetró hasta los huevos. Comenzó con un vaivén arrancando los gemidos del chico, lloriqueos. El mamon no dejaba el biberón que se inflamaba cada vez más. Raúl tomaba la cara de Nano y embestía aquella boca tragona y emputecida del chico. Los gruñidos de Raúl  tronaban más sacados y urgentes. Las manitos de Nano se llenaron con las bolas del macho, sobando, apretando, ordeñando, Raúl empezó a gritar, a convulsionarse. Mientras largaba chorros interminables de leche y Nano trataba de tomar toda esa leche, de comer esos hilos pegajosos, blancos. Se detuvo luego de unos momentos, mientras Mateo bombeaba con velocidad. El chico limpiaba el perno que aun tenía en su boca. Lo dejo limpito y aun rígido. Germán ocupo el lugar.

__Quieres mas leche, te voy a dar más leche, Nanito, ohhh que boquita tienes, chupa, mama, es toda tuyo, es tu biberón, anda, te voy a dar más leche…__ Germán recitaba ardiendo en medio de aquella situación. Pellizcando sus propios pezones erectos.

Mateo penetraba al chico casi sentado, pellizcaba los pezones parados y muy suaves. Lo masturbaba despacio sin dejar de clavar su aguijón en el culito entregado de Nano que lloriqueaba preso de tanta pasión y locura. Abel empezó a mamar la pija de Nano, que estaba como roca hacia ya varios minutos, en todo lo que había pasado, se le había bajado y se le había vuelto a levantar, babeando, la boca del hombre atrapo aquel pez y la saliva prontamente lo baño, haciendo que la cogida de Mateo fuera mucho más rica y lujuriosa.

La verga de Germán iba y venía dentro de la boca de Nano que se relamía teniendo a esos machos a disposición. Raúl en tanto con su pija semi desinflada, besaba las nalgas de Abel que estaba tirado en el suelo, sacando un culo soberbio, muy excitados, pasaba su lengua por la piel de esas carnosas y jugosas nalgas, todo esto le encendía la chispa, la llama, de tener a un jovencito como Nano, que emanaba toda la sensualidad, toda la calentura reinante en aquella carpa de calentones y perversos.

Mateo fue llenando de leche el culito del joven Nano que se retorcía de placer, Nano a su vez escupía su propio néctar en la boca cálida y receptiva de Abel, que poco a poco iba levantando su propia pija otra vez. Germán dejo la boca del chico. Mateo saco su poronga desfalleciente del ojete abierto de Nano. Se llego a la boca de Nano y se fundieron en un profundo beso, intercambiando los sabores a través de sus lenguas. Chorreantes de sexo, de lujuria. Abel a su vez, se prendió de las tetillas ardientes del chico que era un fuego interminable. Raúl besaba y lamia despacio y suavemente la verga de Abel que buscaba levantarse para un nuevo round. Germán entonces busco la abertura de Nano que aun largaba semen de su agujero profundo y socavado, abierto y receptivo para que alguien entrara en el sin miramientos. Con deseo volcánico Germán enterró su verga de a poco en el ojete del chico que seguía estirado en el suelo, recibiendo todas las atenciones de aquellos machos.

__Ohh nene que culito tienes, es un encanto, ahhh, cuanto hacia que no me comía uno de estos, ahhh, siempre me gustaron culos jóvenes, la verdad que no esperaba tener tanta suerte, ohhh, como me comes…tu culo aprieta…ahhh…ohhhh…siii…eres muy puta, muy zorra…__ decía Germán entregado al deseo y al  placer

__¿Tu tío sabe lo zorra que eres?__ preguntaba Abel entre chupadas a los pezones del jovencito

__No sé si sabe, tal vez lo sospecha, ohhh, ahhh, yo no pensé nunca tener tanta atención de semejantes machos…todos calientes por mi…__ balbuceó entre gemidos Nano

__Nos vuelves loco preciosura, nos tienes a todos alzados alrededor de vos, ohhh, quiero cogerte otra vez…__ recitaba placenteramente Mateo.

            Germán bombeaba cada vez con más ahínco, profundamente, sintiendo como sus bolas golpeaban las nalgas de Nano que seguía recibiendo las caricias de Abel y ahora también de Raúl que se había corrido de su lugar y besaba al chico, alternadamente con Mateo. Los gruñidos de Germán iban aumentando de volumen, el sudor regaba por completo su cuerpo desnudo, las gotas eran gruesas y jugosas. El hombre se tomo rapazmente de las caderas del chico y le fue llenando de semen el túnel dilatado, rebalsándolo, el hombre cayó sobre la espalda del muchacho arrastrando consigo a los otros, que quedaron enredados, entre brazos, muslos, sexos, cabellos, bocas, riendo, besando al chico en una parte y en otra del cuerpo. Mientras este largaba chorros de leche por su cola, los dedos de Mateo entraban y le daban a saborear a Nano que los chupaba goloso. Luego fue Raúl quien hurgo en el delicioso culito del chico y también como si alimentaran a un cachorro le daban sus dedos y el chico los dejaba limpitos. Abel y Germán no se quedaron atrás y le dieron de comer hasta que ya no quedo una gota.

            Luego fueron besando al chico en los labios, ora uno y luego otro y volvían a empezar, intercambiando salivas. Las lenguas de los machos repasaban la comisura de los labios, la barbilla, las mejillas y las orejas del chico que gemía extasiado, caliente, desquiciado.

            Las manos de los hombres acariciaban los muslos, los pezones rígidos  y siempre en estado de erección. El contorno de las nalgas apetitosas y jóvenes del chico que se apoyaba en un pecho y luego en otro, se iba paseando en los vellos de quienes lo tenían y también besando los pezones de aquellos hombres viriles, sensuales, dispuestos a gozar y a hacer gozar a aquel efebo de ensueño. Los machos mordían el cuello fino, delicado de Nano. Y no dejaban de ocupar su boca deliciosa, entregada al goce, a la lujuria, al placer sin límite.

__Ohh Nanito eres un ángel que viniste del cielo…ahhh___ susurraba Abel

__Magnifico ejemplar de putita me tienes loco bebe, ahhh__ le decía suavemente Mateo

__Tu cuerpito es hermoso y eres tan zorra ahhh…__ se despachaba Germán

__La tengo dura otra vez y eso es tu culpa pequeña perra, divina, esa cola que tienes me vuelve loco, no soy yo, me gustas tanto, tanto, que no creo poder dejarte ir, creo que voy a vivir contigo y serás solo mío, ahhh, uhhh, ohhh…__ Raúl recitaba con su potente machete cargado para un nuevo encuentro carnal.

__Ohhh mis machos, que amables que son, no sabía que podía provocar tanto deseo en los hombres, ahhh, ay, ay, ay, ustedes me están volviendo loco de calentura, quiero que me cojan sin parar, estoy en un estado mental muy desquiciado, nunca me había sucedido con nadie, pero con ustedes no sé, ¿me dieron algo en la bebida?¿alguna droga algo?

__Nada bebe mamon, solo te hemos dado verga, eso es lo que te tiene loca mi vida, ven siéntate en esta que tengo para vos…__ dijo Raúl mirando a los ojos al chico que lentamente se movió hacia donde estaba el hombre, sentado en un especie de almohadón, agarrándose firmemente el perno grueso y cabezón, Nano se levanto levemente y paso sus piernas sobre las piernas del otro y fue sentándose suave, mientras su culo se comía la vergota de Raúl que se transfiguraba mientras sentía el ojete del chico comiendo su pedazo.

__Ohhh papi que gruesa, ahhh, ay, ay, ohhh si está entrando toda, siii, cógeme, así, así, papi, ahhh…__ Nano gemía y se abría las nalgas con ambas manos para que la penetración fuera mas comoda y plena.

            Abel se acercaba a la espalda del jovencito y la besaba de manera tierna y a la vez sensual, acariciando con sus dedos, mientras el chico gozaba como perra con la poronga de Raúl clavada en sus entrañas. Germán masajeando su pedazo, largo, y cada vez más potente, se inflaba de a poco, lo pasaba por los pies descalzos de Nano que gemía emputecido, salvaje, subiendo y bajando del palo que lo sometía. Luego de un momento Germán se tiro en el piso y comenzó a lamer y chupar delicadamente los dedos del pie derecho y luego del izquierdo de Nano que era un volcán en erupción de deseo y calentura sin control.

            Raúl empotraba al jovencito y le acariciaba y pellizcaba los pezones. Sintiendo como sus bolas eran aplastadas por las nalgas fibrosas del chico que lloriqueaba de placer.

            Mateo llevo su boca a la pija de Nano que estaba como un fierro duro y alzado nuevamente, y lo tragó, mamando, tratando de arrancar el jugo del interior. Los gemidos de aquellos personajes inundaban todos los rincones de aquella carpa fatal y en llamas, incendiada de lujuria y gozo. Mateo besaba los huevos de Nano, los lamia tomándose todo el tiempo del mundo.

            Nano empezó a subir y bajar por el palo que lo atravesaba de manera veloz, intermediando besos fogosos con Raúl, que sudaba a mares, y su corazón se agitaba y golpeteaba aceleradamente, mientras su perno se inflamaba brutalmente dentro del túnel del chico que daba alaridos de gozo.

__Ahhh chiquillo ya viene, ya viene mi leche, te voy a llenar ese hermoso ojete de perra que tienes, ohhh, siii, te voy a dar mi leche, ohhh eres tan precioso, quiero cogerte siempre, ahhh, dulce, putita mía, ahhh, ahhh, ahhhh…__ así fue llenando el culo abierto de Nano que se retorcía gimiendo, bufando, chorros de leche bajaban del túnel, del canal dilatado y a la vez con la vara de aquel macho aun en su interior, los brazos del chico rodeaban el cuello grueso del macho que lo tenía penetrado, unido a su pijon que aun latía largando los últimos hilos de semen en el culo de Nano. Mientras lo llenaban de semen, el chico largaba el suyo en la boca hambrienta de Mateo, que se relamía tratando de que nada se le escapara.

            Los hombres rodeaban al joven, la mayoría sudaban. El sol estaba bien alto en aquellos momentos. Todos buscaban un poco de aire. Besaban al efebo, lo acariciaban, y algunos salieron a orinar. Desnudos en la naturaleza. Se miraban y se sonreían satisfechos, y a la vez alzados.

            Nano salió de la carpa junto con Abel y Raúl ambos con las vergas flácidas, y también la del chico bamboleaba entre sus piernas.

__Sabes que cariño__ dijo Abel abrazando al joven por los hombros y luego bajando la mano hasta las nalgas.

__¿Que papi?__ pregunto el emputecido chico

__Me gustaría verte orinar como si fueras una chica…__ diciendo esto, el jovencito no lo dudo un minuto y agachándose como una nena, empezó a orinar mientras todos los hombres aquellos lo miraban extasiados, y calientes como brazas al rojo vivo.

__Ohhh es hermoso…__ comentó Abel

__Divino__ Mateo se refirió al joven mientras los ojos se le salían de las orbitas por el morbo que aquello le provocaba.

__Una maravilla…__ dijo a su vez Germán sobándose el pedazo

__Que cosita más hermosa eres Nanito…una putita de primer nivel…__ expreso con total calentura, Raúl.

            El día fue transcurriendo. Siguieron desnudos, cocinaron y le sirvieron comida, el joven Nano bebió y comió de manera generosa, tanto como todos los hombres. Estaban cómodos como se encontraban porque no había nadie a la vista. Era un lugar que solo ellos frecuentaban. Era su paraíso personal. Parecían los últimos hombres en la tierra, con el efebo que los atendía a todos de manera sensual, y satisfactoria, todos se sentían  atendidos de manera increíble. Ni siquiera sus esposas los habían atendido de aquella manera en cuestiones sexuales. Nano era de entregar todo y no guardarse nada.

__Lo que se perdió nuestro amigo…__ comento Abel

__¿Quien mi tío?__ preguntó inocente Nano

__Claro, se está perdiendo un encuentro que no vamos a olvidar…__ dijo Mateo

__¿Quien quiere una fruta?__ preguntó Germán. Todos aceptaron la oferta. Germán repartió a todos un durazno fresco y jugoso.

__Pero no creo que a tu tío le gusten los chicos, al menos nunca lo escuche ni lo vi decir nada…__ comento Raúl

__Bueno nunca te escuche a vos tampoco decir nada y veo que te gustan bastante…__ refirió con sorna Abel.

__Bueno uno siempre está abierto a nuevas emociones…__ reflexiono Raúl

__Me parece muy bien, hay que estar abiertos a todo lo que nos de placer, la vida es muy corta…__ dijo seriamente Mateo.

            Nano se levanto de la ronda que habían formado y comentó que debía ir a un sitio a evacuar, así que se marcho ante la mirada deseosa de todos. Todos aquellos machos bailaban al ritmo de aquel culito joven. Lo vieron marcharse y mover esas caderas y más de uno empezó a levantar temperatura. El chico se perdió entre un pequeño monte de arboles bajos y tupidos, y luego de un rato salió de allí y fue directo al arroyuelo manso y fresco.

__¿Como está el agua?__ pregunto acercándose a la orilla Raúl

__Hermosa…__ contesto el chico dando brincos en el agua marrón. Raúl sin pensárselo dos veces se hundió en el arroyuelo. Germán se acerco al agua, pero traía en sus manos un jabón, se metió en el agua y cuando Nano se acercó empezó a restregarle el jabón por la espalda, por el cuello, la nuca, Raúl entonces se acercó a los dos que jugueteaban en el agua y empezó a darle besitos en los labios al chico. En tanto Germán metía los dedos en el ojete del chico limpiándolo bien. Restregaba las nalgas, en un momento Nano se dio vuelta y agarrando el jabón, empezó a Jabonar el pedazo de Germán que comenzaba a levantarse. A ponerse duro, rígido, Germán busco los labios del efebo y metió su lengua hasta el fondo de la garganta. Pero el chico no dejaba de lavar y masajear la poronga que estaba ya poniéndose a mil. Los huevos también fueron enjabonados por las manos del jovencito calentón y puton. Raúl apretaba al joven con su creciente virilidad. Con las manos los pezones de Nano eran apretados insaciablemente. A su vez el macho besaba el cuello del chico. Lo mordía. Se apretaban entre los tres. La pija de Nano también se había levantado ante las caricias de aquellos potentes machos. Chocaba con la de Germán que estaba dispuesta a atravesar cualquier túnel, quería entrar en el chico, allí como estaban, con el arroyo a unos centímetros más de la cintura, cubriendo los machetes alzados y rígidos, no se veían, pero se intuían. Germán giro al chico, tomando otra vez el jabón, lo paso una y otra vez por culo del chico. Metió dos dedos. Y luego lo reemplazo por su pedazo de carne urgente.

__Ahhh papi, que verga tienes, ahhh, me gusta, ohhh, ay, ay…__ el chico fue sodomizado mientras el agua se movía y Raúl chupaba los pezones.

            Los otros miraban desde la orilla y se iban arrimando. Abel había ido adentro de las carpas para traer los colchones cómodos e inflados. Mateo lo ayudaba, los arrastraron hasta la orilla donde apenas llegaban pequeñas oleadas de agua dulce. Se sentaron en ellos con sus vergas que iban empalmándose lentamente. El sol estaba arriba, alumbrando cálido, pero sin atormentar.

            Germán salió del estuche. La mano de Nano se aferro al miembro de aquel macho y lo llevo hasta la orilla, se puso en cuatro patas y Germán lo volvió a someter, hasta los huevos. El jovencito se arqueaba hacia atrás y gemía, Raúl masajeaba su pedazo observando la escena. Abel no aguanto y poniéndose de pie se arrimo a la pareja y coloco su garrote en los labios de Nano que comenzó suavemente a chupar aquel manjar que había conocido primero que todos.

__Ahhh mamon, que puta eres Nanito y me encanta, ohhh__ gemía Abel de placer. Germán iba y venía dentro del ojete del jovencito que gruñía de contento. Raúl también se acercó al chico y ahora se intercalaba en las chupadas, un momento con Abel otro con Raúl, mientras en el culo tenia la vara suculenta de Germán. De vez en cuando Nano agarraba una poronga, cuando la tragaba y luego tomaba la otra y la comía sin descanso, con total intensidad, provocando en aquellos hombres las sensaciones más frenéticas, calientes, desquiciantes, que no sentían desde hacía años.

Germán se aferraba de las caderas del chico, lo sacudía lo apuraba, las caderas de Nano, los glúteos sabrosos, golpeaban las bolas del macho que ahora lo penetraba deliciosamente.

Abel luego de un rato, saco su pistón de la boca del jovencito y corriendo a Germán tomo su lugar, dándole carne a una velocidad infernal. Entre los lloriqueos del chico y los gruñidos de aquellos machos la paz de aquel lugar estaba siendo amenazada brutalmente. Mateo metió la vergota dura en la boquita de Nano, la saliva del chico bañó el tremendo bananón de aquel hombre que se pellizcaba los pezones para que Raúl se los besara, mientras le acariciaba las nalgas también.

Pasados unos minutos Mateo ocupo el lugar de Abel y Raúl el lugar en la boca de Nano que mamaba sin detenerse, ya le dolían las mandíbulas, al recibir una verga tras otra, igual no se quejaba y se abría de piernas cada vez más, sintiendo que su culito le ardía un poco mas por el tremendo contacto que recibía a cada momento.

Luego fue Raúl el que entró en aquel chico sodomizado, ya con su ojete colorado, y al borde del colapso. Las porongas de los demás machos que se iban corriendo, eran tomadas con una mano por el chico, con la boca. Llego un momento en que todos estaban listos y a una  sola voz, empezaron a largar las leches sobre el rostro, los labios, la cabeza, las orejas, el pecho y todo lo que se ponía por delante de aquellas mangueras salvajes, calientes, llenas de líquidos que se vaciaban sobre le amante feroz y caliente que tenían para sí, Nano a su vez también largaba en sus dedos su propio semen.

Todos empezaron a caer sobre el pasto, la arena y los colchones, buscando un poco de descanso. Nano al rato se metió al agua nuevamente para limpiarse un poco de todo el semen sobre su cuerpo, ahora satisfecho y un poco adolorido. De a uno aquellos machos con sus vergas poderosas y bamboleantes se fueron metiendo al agua para limpiarse un poco de todo aquel ejercicio que habían mantenido hacia unos minutos.

Nano luego del baño dijo que se retiraba a descansar, a lo que aquellos hombres no les pareció nada mal, por supuesto lo dejaron dormir y descansar toda la tarde. Cuando entró a la carpa Nano había buscado antes de dormirse una crema que había traído y se la coloco en su ojete abierto y ardiente, eso calmo prontamente cualquier dolor que pudiera sentir.

Cuando salió de la carpa el atardecer, casi noche, lo esperaba con unas primeras estrellas en el cielo límpido. Luego de aquella noche, en la mañana deberían partir, para volver a la vida común de todos los días, todo lo bueno se termina pronto. Por supuesto que seguía desnudo, como los primeros hombres en la tierra, los otros también andaban en pelotas sin ningún prurito, ni vergüenza.

Por supuesto que no tardaron en acercarse a aquel joven, a colmarlo de caricias, de besos, caricias y besos que fueron devueltas, compartidas. Todos gozaron de aquel cuerpito de Nano que se entregó a las voluntades y deseos de aquellos hombres hasta muy entrada la madrugada, cuando las fuerzas empezaron a flaquear nuevamente.

La mañana siguiente los encontró a todos entrelazados, desnudos, y tardaron bastante tiempo en despertar y emprender el regreso.-
Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 69200
  • Fecha: 31-05-2025
  • Categoría: Gays
  • Media: 1
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 302
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