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Categoría: Maduras

Doris quiere sexo (5)

Ya había yo visto a mi madre comportándose como una verdadera puta con mi compañero de la universidad, descubriendo que ella era una hembra sedienta de sexo y placer y que no le importaba si este placer se lo brindaba un jovencito que acababa de conocer lo cual me hizo replantearme algunos preceptos y cambiar la manera de verla, pues jamás la podría volver a ver como mi puritana y santa madre, y es más el verla en esa situación me provocó cierto morbo no lo puedo negar y deseaba volver a verla entregada a otro hombre comportándose como una sucia perra. Tras el día que vi aquel video, todo transcurría con relativa normalidad aunque no podía evitar que mis pensamientos se concentraran en imaginar si mi madre cuando decía que estaba trabajando o se demoraba un poco más de lo habitual no estaría realmente montando a algún macho, y cada que llegaba a casa yo sentía que hacía poco estaba disfrutando la compañía de algún amante pasajero, en conclusión mi mente giraba en torno a la vida sexual de mi madre.



 



Cierto día, un sábado para ser exacto, mi madre no tuvo que ir a trabajar por lo que estaba en casa haciendo el aseo ya que mi hermana había salido para reunirse con sus compañeros para hacer sus tareas y no volvería hasta las 7 u 8 de la noche. Mientras tanto yo veía fútbol muy relajado en mi cama aprovechando los últimos días de vacaciones en la universidad. Aproximadamente a las 9 de la mañana llegaron Raúl (a quien le decían Flaco) y Alberto, dos obreros que estaban realizando algunas adecuaciones en la primera planta y que iban todos los días desde el lunes anterior cuando habían empezado sus labores. Generalmente mientras ellos trabajaban yo me encontraba en la casa solo ya que como indiqué aún no habían empezado las clases, y prácticamente al único de la casa que conocían era a mí ya que se iban antes que mi madre llegara de trabajar, aunque fue con ella con quien se realizó el contrato para que realizaran los arreglos en la vivienda. En esos días yo había hablado con ellos para no aburrirme y me enteré que eran primos, y realmente se notaba. Los dos rondarían los 40 años y eran de cabello negro aunque a Raúl ya se le notaban algunas canas, ambos medían casi 1,90 metros y ninguno era un Adonis ni cosa parecida, eran un poco acuerpados debido a su trabajo me imagino, aunque Raúl era delgado y Alberto si tenía una leve panza pero nada extraño en este par de señores. Cuando tocaron el timbre yo me asomé a la ventana y a los pocos segundos sentí que mi madre les abrió la puerta para que ingresaran a la casa a continuar con su trabajo. Se saludaron rápidamente y ellos fueron a colocarse su ropa de trabajo mientras yo me dirigí nuevamente a mi cuarto, del cual tenía la ventana abierta y podía escuchar lo que los hombres comentaban mientras se preparaban para su jornada laboral



-          Esa vieja está buena –dijo Alberto-



-          Si está buenísima, ¿le vio ese par de tetas?



-          Claro, casi se me van los ojos, pero el culo también está rico



-          Delicioso, yo no la vi tan buena el día que nos contrató –respondió Raúl-



-          No, ese día no se veía así



-          Y está divorciadita, ese chochito debe estar pidiendo pene a gritos jajajajaja –dijo Raúl-



-          Jajajajaja, bueno flaco (así se le conocía) vamos más bien a trabajar para terminar rápido y podernos ir temprano



La verdad los dos tipos tenían razón, mi madre como estaba haciendo aseo no se había bañado aún y solo vestía su pijama. Una blusita de tiras blanca con algunos detalles azules con un generoso escote que permitía vislumbrar muy bien la forma de sus pechos ya que no usaba sostén, y un pantaloncito que apenas le cubría las nalgas y solo 1 ó 2 centímetros de sus piernas pero que estaba bien ajustado a su cuerpo pronunciando la tanguita que llevaba debajo, la verdad si se veía buena. A eso de las 9:30 mi madre me avisó que fuera a desayunar y también invitó a los dos obreros a la mesa. Estábamos los tres sentados mientras mi madre nos iba pasando la comida y yo veía como los dos tipos disimuladamente ojeaban a mi madre para ver su suculento cuerpo. Hubo un momento en que mi madre se inclinó para dejar el plato de Alberto y su pijama se separó un poco de su cuerpo permitiendo que él y yo pudiéramos ver sus tetas bajo la tela durante un par de segundos, aunque él hizo como si nada a pesar de no perder detalle de la escena. Desayunamos y charlamos amenamente y los dos tipos se comportaban a la altura, ningún comentario subido de tono ni nada por el estilo. Terminamos y todos volvimos a nuestras actividades, aunque la mía fuera no hacer nada. Tras unos 15 minutos me bañé y fui a la primera planta para hablar un rato con los tipos, y lo que vi me dejó confundido. Mi madre estaba alzando algunos elementos cerca a donde Alberto y el flaco se encontraban trabajando, y ella se inclinaba a recoger las cosas del suelo casi sin doblar las rodillas permitiendo a los obreros una perfecta vista de su culo quienes no perdían detalle de semejante espectáculo. Ella se retiró y yo empecé mi charla con ellos como si no me hubiese percatado de nada. Hablábamos de fútbol y ellos me contaban algunas de sus experiencias mientras seguían trabajando y casi terminaban el trabajo.



 



Mi madre volvió a llegar al lugar donde nos encontrábamos charlando con unos vasos con gaseosa, uno para cada uno y se aprestó a dejarlos en una mesa cercana a nosotros. Yo pude notar, y estoy seguro que los dos maduros hombres también, que cuando se inclinó para dejar los vasos la blusa se le despegó del cuerpo como al momento del desayuno, aunque esta vez sé que ella sabía bien lo que hacía pues tardó más de lo que necesitaba para dejar allí las bebidas y sin importarle que yo estuviera allí, le lanzó una mirada a cada uno de mis compañeros de tertulia quienes apenas atinaron a sonreír ante tal actitud. Cuando se retiró del lugar me quede viendo como ellos estaban absortos observando como mi madre bamboleaba su culo a cada paso que daba. Yo no sabía qué pensar sobre aquella situación, pero el morbo me consumía y decidí dar el paso



-          Mi madre es muy bella, ¿verdad?



-          Si, bastante –dijo Raúl-



-          Está buenísima…………………..Perdón….–dijo Alberto tras recordar que a quien se refería era a mi madre-



-          Tranquilo Alberto, y pues la verdad creo que a ustedes les atrae mi madre y ustedes le atraen a ella, o no sé si sean impresiones mías –dije yo ante la atenta mirada de aquel par de hombres-, y pues les quiero decir algo pero les pido que me prometan que no se van a ofender



-          Nooo, claro que no –dijo Alberto-



-          Está bien, pues muchachos, no sé qué piensen ustedes de mí, pero lo que he observado hoy creo que hay una tensión sexual en esta casa y yo estoy sobrando, por lo que me voy a ir y pues dejar que las cosas fluyan con más naturalidad y no ser ningún obstáculo



-          Pues…..la verdad no sé qué decir….-dijo Alberto sorprendido-



-          No, no tiene que decirme nada, solo espero que me entiendan y les voy a pedir solo una cosa-los dos asintieron con sus cabezas y yo continué-, ustedes no van a obligar a mi madre a hacer nada que ella no quiera, si bien es muy probable que hoy pasen muchas cosas, puede que no pase nada, así que solo les pido que si es un espejismo mío o de nosotros hagamos como que nada ha pasado



-          Puede usted estar tranquilo, ya que usted depositó su confianza en nosotros no lo defraudaremos y no daremos ningún paso sin el consentimiento de su mamá



-          Está bien muchachos, entonces organizo un par de cosas y les aviso cuando yo vaya a salir



Me retiré del lugar y me dirigí al cuarto aun pensando en la oportunidad que había dado al par de obreros de tirarse a mi madre en mi propia casa. Obviamente yo no iba a salir de la casa, y ya sabía cómo hacer para quedarme allí para que todos pensaran que yo había salido y así ver toda la escena, el solo pensarlo me llenaba de morbo y mi verga se estaba poniendo a mil. Tras unos cinco minutos, fui a buscar a mi madre y le dije que saldría con unos amigos y no volvería sino hasta la noche, a lo que ella no puso ningún problema y hasta creo que se dibujó una sonrisa en su rostro. Sin más, me despedí de ella y de los obreros e hice que volvía a mi cuarto por algo que se me había olvidado, y cuando supe que todos estaban nuevamente en sus labores grité desde la puerta despidiéndome de mi madre una vez más, abrí y cerré la puerta para que pareciera que había salido y volví sigilosamente a mi cuarto aprovechando que tanto mi madre como los dos hombres se encontraban en la cocina y el fondo de la casa respectivamente y no podían percatarse que yo no había salido. Era casi mediodía cuando dije que saldría y mi madre estaba preparando el almuerzo aún en su pijama, y tras unos veinte minutos tras mi supuesta salida, oí a mi madre riendo con los dos trabajadores, así que me acerqué sigilosamente y los empecé a ver tras una ventana que había allí



-          ¿Cómo va a decir eso? –decía ella tras sonreír tímidamente-



-          No de verdad, sus tetas me traen loquito –dijo Alberto-



-          Si, y su culo es hermoso –agregó Raúl-



-          Ustedes también tienen lo suyo…… o eso parece ¿no? –dijo mi madre mientras descaradamente bajaba su mirada y les observaba la entrepierna-



-          Claro que sí mi amor, nosotros tenemos algo que seguro le gusta



-          ¿Siii, y como qué? –dijo mi madre-



-          Agarre y me cuenta si le gusta –dijo Alberto acercándose a ella y luego guiar la mano de mi progenitora a su paquete el cual luego ella apretó y palpó sobre el pantalón-, y de una vez el de mi primo –y guió su mano al bulto de Raúl quien ya estaba junto a ellos-



-          Pues lo que siento me gusta y me gusta que está creciendo aún más –dijo ella sobando aquellos paquetes sobre la ropa de los obreros-



-          Es que con esas tetas como no se va a poner duro –dijo Alberto mientras agarraba una teta de mi madre-



-          Y no solo las tetas, véale ese culo-dijo Raúl dándole un azote-



-          ¿Quiere verlas?



-          Claro que sí



-          Mírelas bien, ¿le gustan? –dijo mi madre tras sacarse la blusa que llevaba-



-          Son hermosas mamacita –dijo él agarrándolas-



-          Pero bueno, yo ya mostré lo que le gusta a usted, creo que lo justo es que me muestre lo que me gusta a mí



-          ¿Esto es lo que quiere ver?-dijo él bajando su pantalón y su ropa interior, y al parecer mi madre lo masturbaba aunque yo no veía bien pues el cuerpo de mi madre me obstaculizaba un poco-



-          Es precioso, ¿se imagina esa belleza entre estas bellezas?-dijo ella agarrando sus tetas-



-          Sería un sueño –dijo Alberto y tras esto se abalanzó a darle un beso a mi progenitora-



-          Esperen, está como haciendo calor acá, mejor me voy a dar una ducha



Tras esto ella se retiró de allí aún con sus tetas al aire y la blusa en su mano ante la mirada de los dos hombres que no la dejaron de ver un solo instante.  Rápidamente me dirigí a mi cuarto pues mi madre tenía que ir al suyo a bañarse, y esperaba ansioso qué mas sucedería en mi casa entre estos tres maduros calentones. Al momento, escuché que Raúl decía a su primo



-          Esta mujer lo que quiere es verga



-          Si, y hoy nos la vamos a comer



-          Claro que sí, estoy que se lo meto entre el culo



-          Quiero darle toda la tarde por todos lados –aseveró Alberto-



-          Pues, yo tengo unas pastillas que nos pueden tener firmes un buen rato



-          ¿Viagra?



-          Pues no se llama así, pero funciona igual. Tomémonos una y nos la follamos toda la tarde



Tras oírlos decir esto y un par de burradas más, oí cuando se abrió la ducha ya que había un silencio casi absoluto en la casa, y también cuando ella terminó de bañarse y casi a los 5 minutos que ello pasó, vi que mi madre me estaba haciendo una llamada, por lo que le respondí en voz muy baja para que no me escuchara



-          Hola mamá



-          Hola mi amor ¿cómo estás?



-          Bien mamá, ¿ya terminaron Raúl y Alberto su trabajo?



-          Ya casi terminan, pero aprovechando que están acá y que tienen sus “herramientas” listas voy a aprovechar para pedirles que me hagan unas revisiones adicionales



-          ¿Revisiones de qué mamá?



-          Nada para preocuparse, igual ya les mostré y no pusieron problema



-          ¿Pero te van a cobrar más?



-          No, ya negocié con ellos, tranquilo



-          Ahhh bueno mamá



-          Hijo te llamaba a decirte eso y a decirte que ya hablé con tu hermana para que se demore porque van a seguir haciendo su trabajo y de pronto hacen ruido con sus herramientas y les puede molestar, entonces no llegues tan rápido a la casa



-          Está bien mamá, yo llego en la noche entonces, ¿y tú que vas a hacer?



-          No, yo me voy a quedar con ellos a aprender un poco como usan sus herramientas y como trabajan con ellas, se ve que trabajan muy bien



-          Eso sí mamá, entonces espero que la pases bien y que no te aburras



-          No hijo, seguro no me aburro



Colgamos y yo sabía ahora exactamente qué pasaría esa tarde en mi casa, mi madre sería follada por aquellos dos albañiles en mi propia casa y yo podría observarlo todo. Tras unos 15 minutos escuche salir a mi madre debido al sonido que hacían sus zapatos de tacón en el pasillo, y apenas escuché que llegó a la primera planta me apresuré a salir de mi cuarto a observar lo que sucedería y al ver a mi madre quedé atónito, llevaba un vestido que yo no sabía que tenía en su closet, iba literalmente vestida como una puta.  Era un vestido rojo que apenas le cubría las nalgas y ajustadísimo, totalmente descubierto en la espalda, y en el frente eran como dos tirantas que le cubrían los pechos y que formaban un escote que casi le llegaba al ombligo, por lo que la forma de sus tetas era absolutamente visible y por obvias razones no podía ella usar sostén, además dado lo corto del vestido se podía notar el liguero que llevaba puesto y sus medias veladas negras que terminaban con sus zapatos negros con rojo de tacón bastante alto. Fue a la cocina, y volvió con dos platos que sirvió en el comedor, para luego llamar a los obreros



-          Señores, vengan a almorzar



-          Uffffff, se ve deliciosa la comida –dijo Alberto mirando de arriba abajo a mi madre-



-          Espero que les guste, sigan a la mesa-les pidió-



-          Pero solo hay dos puestos –dijo Alberto-



-          Si, el suyo y el de su primo



-          ¿Y su almuerzo?-preguntó Raúl-



-          Mi almuerzo es este –dijo ella agarrando los dos paquetes sobre los pantalones-



-          Uffff, pues siendo así, mejor me alimento porque quiero que coma harta carne –dijo Alberto-



-          Y harta leche jajajajaja-dijo su primo-



-          Eso espero, quedar llena de carne y leche



Definitivamente mi madre estaba hecha una completa puta, y seguro esos dos albañiles la iban a tratar a su gusto toda la tarde. Se sentaron ellos uno junto al otro ya que así había dispuesto los puestos en la mesa mi madre y se dispusieron a almorzar, hasta que ella les dijo



-          Mientras ustedes almuerzan voy a prepararme



-          ¿Qué va a hacer?



-          A consentirme un poquito -dijo ella-



-          Pero nos dejará ver, me imagino



-          Claro que sí, yo soy su postre



De inmediato, mi madre se sentó en el sofá y empezó a sobarse las tetas sobre el vestido y a pasarse la mano sobre la tanguita, aunque yo no podía ver bien ya que estaba de espalda a mí. De pronto Raúl se levantó y caminó hacia mi madre mientras decía



-          Yo no aguanto más, me la quiero comer ya mismo



-          Pues venga amor, mire que ya estoy toda mojadita –respondió mi madre sin parar de masturbarse-



-          Se la voy a meter toda –dijo él mientras se desvestía en un santiamén y dejaba a la vista de todos su cuerpo desnudo y  un mástil duro de unos 21 cms., con pocas venas y unas bolas voluminosas colgando de él-



-          Métamelo ya papi, quiero que me parta con ese vergón que tiene-dijo la puta de mi madre mientras él se ubicaba entre sus piernas y me imagino corría su tanga y apuntaba su pene al orificio de mi progenitora-



-          ¡Qué rico chochito, está apretadito! –dijo él mientras empujaba lentamente sosteniendo las piernas de mi madre a los costados de su cuerpo-



-          Ahhhhh…… qué rico papi…….. me estás abriendo toda



-          Se nota que lo que le hace falta es una buena verga que la consienta



-          Sí Raúl, quiero que una buena verga como la suya me rompa toda, que me haga sentir viva



-          Tranquila que hoy la vamos a dejar bien satisfecha con mi primo, le va a terminar doliendo todo de la follada que le vamos a dar



 



Alberto seguía almorzando mientras su primo empezaba a mover un poco sus caderas logrando algunos suspiros en mi madre quien tenía sus manos en la pelvis de su amante controlando la penetración. Poco a poco fue aumentando el ritmo, y mi madre dejó de detener a Raúl quien ahora se impulsaba con las piernas de mi madre y la bombeaba con mayor velocidad. De pronto, mi madre empezó a gemir y a pedir a su compañero que no se detuviera a lo que él respondía bombeándola con más fuerza logrando en mi madre un par de gritos que se escucharon en toda la casa, para luego quedar tendida en el sofá aunque él seguía penetrándola con fuerza, pero prefirió sacar su miembro y acercárselo a la boca para que ella lo chupara. Ella ya estaba succionando aquel mástil con una energía tremenda y él apenas acertaba a suspirar profundamente. De pronto, su primo se acercó a ellos, abrió su bragueta y sacó su miembro que estaba tieso y que era más o menos del mismo tamaño del que mi madre chupaba aunque un poco más grueso y más venoso, para acto seguido golpearle la cara con su aparato llamando así su atención. Sin perder tiempo mi madre lo empezó a masturbar sin dejar de realizar la felación a su otro amante, y pasaba de una verga a otra su boca con una lujuria tremenda y los saboreaba como si del más exquisito postre se tratase, llegando al punto de cerrar sus ojos mientras realizaba estas maniobras y ellos ya tenían sus torsos descubiertos. Raúl se sentó en una silla de la sala y llamó a mi madre para que fuera hacia él, lo cual ella obedeció casi inmediatamente con el vestido aún puesto pero sus tetas fuera de él de una manera desordenada, pues habían salido casi como habían podido(me imagino que tras la bombeada anterior y el movimiento de las tetas terminaron saliendo más por la inercia misma de los movimientos y el escaso tamaño del vestido que porque alguno de los amantes lo hiciera de manera consciente





  • Venga putica, ahora me la como yo




  • Que rico, cómame -decía mi madre-




  • Venga me muestra como folla una puta -le dijo él mientras ella agarraba su pene y se lo introducía lentamente-...así putica




  • ¡Que rico se siente, por Dios!-exclamó ella moviéndose sobre aquel falo-





Ella poco a poco se movió sobre la verga de Raúl hasta que al fin la tuvo toda dentro y siguió moviendo su cadera mientras su amante le sobaba las tetas. Luego de un par de minutos de estar masturbándose mientras contemplaba la escena, Alberto se levantó y se puso de pie junto a mi madre dejando su erguido y abultado pene a escasos centímetros de la cara de mi madre, quien al notarlo solo acertó a abrir su boca para que Alberto atrajera su cabeza hacia su abdomen haciendo que ella engullera todo su pene, para luego seguir sujetándola de la cabeza controlando el ritmo de la mamada, al tiempo que su primo era ahora quien se movía metiendo y sacando su miembro del chochito de mi madre. Tras casi un minuto, Alberto soltó a mi madre quien jadeante se encargaba sola de la felación, y tras una señal con la cabeza que él le hizo a Raúl, éste también se detuvo y mi madre también se encargaba del ritmo de la follada, estaba poseída por esos dos trozos de carne. Al notar esto, Alberto dijo





  • ¿Si ve flaco?. la señora nos salió una tremenda puta




  • Sí, le gusta la verga como a pocas, ¿verdad? -dijo dirigiéndose a ella, quien apenas levantó su pulgar en señal de aprobación -




  • Jajajajaja, la muy puta no quiere soltarme la verga-dijo Alberto mientras no paraba de reír y con su respiración un poco más acelerada-




  • Ahhhh…..ahhhhhhhhhh -empezó a gemir mi madre apoyando una mano sobre el pecho de Raúl y masturbando a su otro amante con la otra mano-




  • Eso es putica-dijo Raúl agarrándola por la cintura y moviendo su cadera violentamente provocando aumentar el volumen de los gemidos de quien hasta hace poco yo consideraba mi santa madre-




  • Ahhhh…...dame duro….dame duro…-pedía ella salida de sí y habiendo liberado su mano del otro pene-




  • ¿Así te gusta perra?




  • Sí….mmmmm…….mmmmmmm….aaaaaaaaaahhhhhh….




  • Véngase en mi verga puta-dijo “el flaco” mientras le daba una bofetada”-




  • Ayyy sí, que rico -respondió ella al golpe-aaaaa…...aaaaaa…..-no paraba de gemir-





Tras unos segundos, ella se desplomó sobre su amante quien triunfante sonreía sudoroso disminuyendo el ritmo de sus arremetidas, aunque con su respiración aún bastante acelerada, aunque al poco tiempo Alberto quien semasturbaba aún agarró a mi madre por el pelo y violentamente la hizo ponerse de pie y luego arrodillarse frente a él





  • Venga acá que usted todavía no ha terminado




  • Ajá -dijo mi madre a quien yo apenas veía parte de su tronco y piernas debido a la posición en que se encontraban-




  • Eso es, chúpela……..





Mi madre tenía las manos puestas en los muslos de su compañero, mientras yo escuchaba los suspiros de él y los sonidos que hacía el pene de él al atravesar la saliva de ella rozando su lengua y paladar. Mientras esto pasaba, el primo de Alberto se situó junto a él y vi a mi madre extender su mano hacia aquel otro miembro y la veía pasar de uno a otro con cierta continuidad y a ellos acelerar su respiración mientras ella los consentía con su boca y luego los masturbaba. Tras un corto momento, escuché a Raúl diciendo que se iba a venir y un par de segundos después lo oí exclamar profundamente mientras mi madre daba un par de pequeños gemidos, sin duda ya se había venido. Mientras esto pasaba, vi a su primo mover el brazo, y aunque estaba de espalda a mí era claro que se hacía una paja mientras mi madre seguía brindando atención a aquel pene que recién había tirado su esperma. Al poco tiempo, Alberto hizo que su “puta” se acercara a él y casi sin dar tiempo a que se acomodara también sollozó arqueando su cuerpo y doblando un poco las rodillas para luego soltar sus brazos al costado de su cuerpo mientras mi madre lamía su pene aún erguido.Raúl ya había vuelto al comedor a terminar su almuerzo, y vi a mi madre ponerse de pie mientras su amante se tiraba en el sofá. La imagen fue tremenda, ella tenía la cara, el cuello y las tetas manchadas de semen  y lo estaba limpiando con sus dedos, los cuales luego introducía en su boca tragando la leche de sus sementales mientras caminaba despreocupada hacia la cocina con su vestido en la cintura y la tanga sobre su nalga derecha dejando libre su chochito, el cual se veía brillante y húmedo. Volvió con su plato, lo puso en el comedor y empezó a almorzar como si nada hubiese pasado habiendo apenas bajado su vestido un poco y acomodado sus senos bajo las tirantas del mismo. Al poco tiempo Alberto se unió a ellos en la mesa para tomar su almuerzo, y tras quedarse mirando a mi madre un par de segundos, le dijo





  • ¡Qué pedazo de puta!




  • Jiji-sonrió mi madre mirándolo rápidamente-




  • Solo de verla me dan ganas de metérselo, vea no más como me tiene -inquirió él indicando a mi madre que mirara su entrepierna-




  • Qué rico papi -dijo ella, y sin más se metió debajo de la mesa-




  • Ufff, que buena mamada-fue lo siguiente que oí decir al albañil luego que mi madre desapareciera casi totalmente de mi vista-




  • Chúpemela también a mí -solicitó su primo a mi madre sentándose en la silla contigua-...eso es putica, así me gusta





Ellos terminaron su almuerzo mientras mi mamá continuaba brindándoles placer, y apenas terminó con su plato Raúl,se puso de pie y llamó a mi madre para que se parara a su lado, lo cual ella obedeció casi de inmediato. Acto seguido, y ante la casi indiferente mirada de su primo quien seguía almorzando, agarró con su mano la mandíbula de mi madre fuertemente acercándola a escasos centímetros de su cara, y tras mirarla fijamente a los ojos dijo





  • ¿Qué quiere?




  • Esto -dijo ella agarrando el duro falo de su compañero-




  • ¿Quiere que le dé verga?¿quiere que la llenemos de verga con mi primo?




  • Sí….




  • Quiero oírla-dijo él apretando un poco más el rostro de mi madre y casi amenazante-




  • Quiero que me coman -dijo ella suavemente-




  • No oí bien….-repitió él dando un leve jalón al rostro de mi madre y apretándole una teta-




  • Quiero que me coman, quiero que me rompan toda -dijo ella en un tono más alto y casi desesperada-




  • ¿Sí?...¿Quiere que la rompamos toda?-dijo él girándola violentamente y pegando su cuerpo al de ella-




  • Sí, quiero que me coman toda…-respondió ella moviendo su cadera contra el cuerpo de él mientras este le sacaba el vestido-




  • ¿Qué quiere que le hagamos putica?




  • Quiero que me…….-empezó a susurrar ella por lo que no pude oir, sin tener ya el vestido puesto-




  • ¡Quiere que la llenemos de lechecita?




  • Siii……-decía ella mientras su vestido era totalmente retirado de su cuerpo por su amante-




  • ¿Y también quiere que le rompamos ese culito rico que tiene? -dijo Alberto quien se había acercado a ella, quien se agarraba las tetas visiblemente excitada-




  • Sí papi, por favor...quiero que me den por el culo-hagan conmigo lo que quieran…..-dijo ella muy excitada-




  • ¿Lo que queramos?-preguntó Raúl con una sonrisa maliciosa-




  • Siii, por favor...VIOLENME- terminó gritando ante la sorpresa de todos y la sonrisa de ellos-





En apenas un par de segundos, “el flaco” le quitó la tanga y la dejó vistiendo sólo su liguero, sus medias y sus tacones, realmente parecía una puta. Raúl se sentó en una silla de la sala tras indicación de su primo quien luego puso a mi madre a chupárselo mientras seguía de pie doblando únicamente su cintura dejando una completa vista de su culo a su otro compañero. Pronto Alberto se ubicó tras ella, guió su duro miembro a su coño y la penetró sin miramientos generando en ella un pequeño gemido, quien aceptaba las embestidas de su macho mientras seguía la mamada a su otro amante.Ví como Alberto chupó su dedo índice y lo guió hacia el ano de mi madre, ella al notarlo lo volteó a mirar un segundo, pero inmediatamente volvió a su labor dejando que él hiciera lo que quisiera. Él movía el dedo en la entrada del ano de mi madre, mientras dejaba caer un hilo de saliva sobre el mismo dejando de bombearla pero sin retirar su miembro de la vagina de ella, y vi cómo lentamente desaparecía su dedo entre el culo de mi madre quien gemía pero no dejaba de chupar el pene que tenía en sus manos. Tras casi un minuto, ya todo el dedo de “el flaco” estaba totalmente incrustado en el ano de mi progenitora y empezó a meterlo y sacarlo al mismo ritmo que lo hacía con su miembro en la conchita de mi madre, hasta que de pronto sacó su pene del sexo de mi madre y lo ubicó en la entrada del culo de ella y lo empujó un poco





  • Arghhhhhhhhhh….-exclamaba ella sacando la verga que tenía en su boca-




  • Chúpelo puta -dijo Alberto obligándola a chupar su verga nuevamente-





Poco a poco Raúl se la enterraba en el culo y ella se esforzaba por soportar el dolor con el falo de su otro amante en la boca. Tras solo un par de segundos ya estaba totalmente penetrada por el ano, y él empezaba lentamente el bombeo agarrando cada tanto un poco más de velocidad a sus movimientos y así mismo incrementaban las quejas de dolor de mi madre quien no podía apartar su boca de la verga de su otro amante. Al poco tiempo, cesaron los lamentos de ella y al parecer ya su ano se había acoplado perfectamente al pene de su amante, lo cual le estaba generando gemidos ahora de placer, y tras apenas un par de minutos durante los cuales él aumentó el ritmo a tal punto que terminó dándole bestiales penetraciones a mi progenitora ella alcanzó su orgasmo y se oían fuertes gemidos apocados por la verga que aún mantenía dentro de su boca hasta que Alberto la atrajo hacia sí tomándola del pelo





  • ¿Quiere que se lo metamos los dos al tiempo putica?-dijo Alberto cuando parecía que ella había recuperado un poco la energía-




  • Sí…..aggghhhhhhh……..agggghhhh…...por favor penétrenme los dos, mi vagina está ardiendo -dijo ella entre sollozos-





Sin perder tiempo, él la agarró por debajo de los muslos y la levantó en sus brazos manteniéndola clavada en el aire solo sostenida por sus manos y su verga la cual aún tenía incrustada en su ano. Él sonrió satisfecho por la respuesta recibida e hizo una seña a su primo quien se puso de pie y se acercó a ellos y ví cómo apuntaba su verga que aún se mantenía dura apuntaba al coño de mi madre. Se acercó a ella y no tardó en tenerla penetrada por el frente mientras su primo lo hacía por detrás manteniéndola en el aire totalmente enterrada y gimiendo como una auténtica zorra. Tras un par de minutos en los que solo se oían los gemidos de los tres amantes y el choque de sus pelvis, y luego de decirse algo suavemente, Alberto se separó para tomar un sorbo de agua y “el Flaco” agarró por las piernas a mi madre y sin sacar su pene caminó con ella hacia las escaleras y allí subieron al segundo piso por lo que debí esconderme en mi cuarto, mientras el otro obrero aún desnudo fue a continuar trabajando mientras oí entrar a la pareja al cuarto de mi madre y seguir con la faena. Salí nuevamente y miré tras la cortina del cuarto de ella la escena, y ví que ella cabalgaba al hombre mientras él le sujetaba con ganas las tetas. Poco tardó él en lograr un sonoro orgasmo dentro de ella y se tiraron en la cama a descansar mientras ella limpiaba la verga de su amante con su boca hasta dejarla brillante aunque no perdía su dureza, por lo que ella no desaprovechó para montarse en él y clavarse aquel duro pedazo de carne en el chocho. Iba un par de minutos de aquel polvo cuando escuché pasos en la sala por lo que corrí a esconderme en mi cuarto, y vi pasar a Alberto hacia el cuarto en busca de su hembra. Solo se escuchaba el golpeteo de los amantes, hasta que Alberto dijo





  • Listo Raúl, ya terminé el trabajo




  • No ha terminado el trabajo aún -dijo mi madre-




  • Jajajaja, ¿quiere que le rompa el culo?




  • Si mi amor, lléneme el culo con su verga




  • Claro que sí. ¿Vio lo putica que nos salió la patrona?-dijo él-





Raúl le dijo algo, tras lo cual rieron los dos pero que no alcancé a oir. Se hizo un silencio casi absoluto en el cual solo se oía la respiración alterada de mi madre y a Alberto narrando segundo a segundo cómo entraba su verga en el ano de ella. Nuevamente me asomé, y vi a mi madre a cuatro patas con Alberto bombeándola tras ella. Esta escena duró varios minutos hasta que finalmente ellos descargaron su leche dentro de mi progenitora, quien al arrodillarse para chupar el miembro de sus amantes dejó salir un poco de semen de su culo.



Terminó y se tiró a la cama exhausta junto a los dos obreros totalmente desnudos aunque aún empalmados. Tras unos 10 minutos ella los invitó a la ducha y los oía nuevamente follar en el baño, pero allí no pude acercarme pues me habrían podido ver. Salí de la casa aprovechando que estaban demasiado ocupados y no oirían nada y fui a caminar al centro comercial intentando no pensar en lo sucedido, pero fue imposible. A mi mente venían una y otra vez las imágenes de mi madre totalmente poseída por aquellos dos hombres y ella pidiendo más y más verga, y eso me excitaba bastante. Casi a las 8 de la noche volví a casa y estaba mi madre en pijama durmiendo con la TV encendida y al escucharme ella se despertó





  • Hola hijo




  • Hola mamá, ¿cómo te fue?




  • Muy bien, ¿a tí cómo te fue?




  • Bien mamá, gracias. ¿Y los trabajadores terminaron el arreglo?




  • Sí, ellos terminaron su trabajo y aprovecharon que la casa quedó sola para taladrar en unos lugares que me hacían falta unos clavos -decía ella sonriendo ante mi sorpresa por su descaro-




  • ¿Y todo bien?




  • Sí, muy buenos. Quedé de llamarlos si volvía a necesitar algo, pero quedé exhausta




  • ¿Y por qué?-pregunté yo intentando algún resbalón en la respuesta de ella-




  • Les ayudé a clavar, además debí atenderlos por su buen rendimiento y profesionalidad -dijo ella con naturalidad-. Hablamos mañana hijo, estoy muy cansada. Duerme bien





Tras esto apagó su TV y yo salí del cuarto, pero antes ví la ropa que había usado esa tarde tirada en el piso bajo una camisa suya. Fui a mi cuarto y me masturbé pensando en todo lo que había visto ese día y luego me dormí. En la madrugada me desperté y no podía dejar de pensar en lo mismo, así que debí masturbarme nuevamente, y me di cuenta que me calentaba demasiado ver a mi madre hecha una golfa, y que lo del día anterior no iba a ser lo único que presenciaría, pues ver follar a mi madre es mi más grande fetiche


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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