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Categoría: Maduras

Don Arnoldo

Después de atender a Marleny salgo a visitar a una amiga en las afueras del pueblo, había quedado con ella que me prestara una habitación para culiar con un vendedor que llegaba a dejar productos a un supermercado cerca de mi casa, ya que sería muy visible que el me andaba visitando en mi casa, tomo el camino que pasa cerca del río Magdalena, muy conocido en mi país, paso al frente de la casa de don Arnoldo, de unos sesenta y cinco años, su esposa es amiga mía, colaboramos en varias actividades del pueblo, me visitaba regularmente, conversábamos acerca de nuestros esposos y ella me contó muchas cosas de su intimidad al tener confianza en mi. De las infidelidades de su marido, de cuando ella estuvo separada de el por varios años y tuvo un compañero que llegaba regularmente a visitarla y culiar con ella. Yo le contaba mis problemas con mi marido. Tenía casi el año de no verlo, no había vuelto a saber de él ni de su esposa, sus dos hijos se habían marchado a la capital, ya eran profesionales y no regresaron al pueblo, estaba sentado en el corredor de la casa.



-Hola, don Arnoldo, como está.



-Hola, doña Haydee, que alegría de verla. Gracias, he pasado bien de salud, pero aquí solo.



-Porqué, don Arnoldo, que se ha hecho doña Carmen, tengo meses de no saber nada.



-Se fue al pueblo de ella a cuidar a la mamá que ha estado muy enferma, casi no viene a visitarme, de vez en cuando me llama por teléfono cuando sale al centro a buscar cosas.



-Si, yo la extraño. Ella llegaba a mi casa y conversábamos largas horas. Me acompañaba mientras ud. andaba en la capital de la provincia.



-Pase adelante y se sienta.



Yo llevaba puesto un vestido que de largo me daba a la rodilla, al sentarme se veían mis muslos casi hasta el comienzo de mis nalgas. El se quedó embobado al observar mis piernas bien contorneadas. No les despegaba la vista. Siempre me decía que cuando iba a ser de él, aprovechaba que no estaba cerca su esposa para piropearme en los encuentros con ellos. Yo sabía que este día no iba a desaprovechar la oportunidad.



-Don Arnoldo. Y cuando regresa doña Carmen?



-Todavía no lo se. Están buscando a una señora que se haga cargo de cuidar a la mamá y entre todos sus cinco hijos corren con los gastos.



-Hace cuanto que no viene?



-Tiene dos meses, doña Haydee. Todo este tiempo lo he pasado aquí solo sin ninguna compañía, no puedo dejar la propiedad sola, tengo que cuidar.



-Y solo de verdad?



-Si, doña Haydee. Completamente solo.



Al decirme esto acerca su mano a mis muslos y me los acaricia.



-Si, solo sin tener a disposición esto, una mujer linda como usted.



Lo miro fijamente mientras el se dedica a acariciarme las piernas.



-Don Arnoldo. Yo estimo mucho a doña Carmen, nos hicimos grandes amigas, pero no le perdono que halla dejado tanto tiempo a su marido solo.



-Si, me hace mucha falta esto, sentir a una hermosa mujer cerca de mi.



Si, el está acostumbrado a tener cerca a su mujer, ella es hermosa, grandes pechos, hermosos como los míos, unas piernas bien echas, tamaño promedio. Después que el regresó con ella no se habían separado hasta ahora.



El lleva su mano hasta mi entrepierna y me hace estremecer, me acaricia la vagina sobre mi tanga.



-Vamos adentro, doña Haydee, aquí nos pueden ver que la estoy acariciando.



Yo me pongo de pié automáticamente, tengo mojada mi vagina, el joven me había dejado alborotada, me culió rápido y no me dejó llegar al orgasmo cuando ya me tenía mi vagina llena de semen, estoy pensando en lo que me había dicho su esposa, que ella había vuelto con el porque el la complacía y la dejaba bien satisfecha.



Camino hasta la sala de la casa y el cierra la puerta que da a la calle, la suerte ya estaba echada, don Arnoldo me va a culiar. Mete mano en mi trasero y me lo acaricia, me acomodo sostenida del sofà y el me sube el vestido hasta mi cadera, dejando mis hermosas nalgas al descubierto, ya que solo un pequeño hilo me las separaba. Me las aprieta y me da embestidas a mi trasero, siento su verga erecta chocando en mis nalgas.



Siento su aliento en mi trasero, se bajó a besarme las nalgas, me hace estremecer. Hace a un lado mi hilo y deja al descubierto mis labios vaginales, me los comienza a mamar, mete su lengua en la entrada de mi vagina haciendo que tenga pequeñas contracciones.



-Aaaaaaahhhh, don Arnoldo, que rico que siento. Uuuuuuuuuuhhhhhhh, uuuuuuuuuuhhhhh.



Estoy gimiendo de la buena mamada que me está dando. Me chupa los labios, me los succiona fuertemente. Me atrapa el clítoris y hace que me estremezca. Muevo la cadera como culiando, esto hace que don Arnoldo se excite y hunda su boca en mi entrepierna, tiene pegada su nariz en mi orificio anal. Me suelta y me da unos lengüetazos recorriendo todos mis labios vaginales hasta terminar en mis nalgas y de paso saborear mi culo.



-Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhh, uuuuuuuuuuuhhhhhhhh, aaaaaaaagggggg.



Gimo escuchándome en toda la casa. Despego a don Arnoldo de mi trasero y me volteo y lo pongo de pie para buscarle su verga. Se la agarro sobre el pantalón, la tiene bien parada. Le bajo el zipper y le desabrocho el pantalón, ahí está su miembro como queriendo salirse de esa prisión. Le bajo el bóxer y sale un gran pene brilloso, grueso y largo. Don Arnoldo está bien dotado a pesar de sus más de sesenta años. Comienzo a mamársela y se escucha en la sala.



-Glup, glup, ssrrbp.



Así suena la mamada de verga que le estoy dando. No me la puedo meter toda en la boca. Le chupo la cabeza de su verga como cuando me como un helado de barquillo.



-Ooooohhhhh, uuuuhhhhh, que rico doña Haydee.



El está conteniendo la respiración para no acabar en mi boca, ya tenía dos meses de no culiar con su esposa y esto lo tenía al borde de la desesperación.



El coge mi cabeza y despacio mete y saca su verga de mi boca.



-Que sensación mas indescriptible, doña Haydee, no tengo palabras.



Logro soltar mi cabeza de sus manos y me pongo de pié. Hago que don Arnoldo se quite por completo su bóxer y el pantalón. Me le acerco ofreciéndole mis hermosas tetas para que me las mame, mientras que con una mano le cojo la verga y se la meneo jalándole la piel. El saca mis tetas del brasier y me las atrapa con su boca. Está desesperado mamándome.



-Tranquilo, don Arnoldo, respire profundo y contenga, porque sino va ha acabar rápido



Me hala de mis desnudas nalgas y me pega contra el, haciendo presión con su verga sobre mi mojada vagina.



-No, don Arnoldo, por respeto a mi amiga, no vamos a culiar. Si quiere se la mamo, se la acaricio, me tomo su leche, lo dejo me mame las tetas, pero no me coja.



-No, doña Haydee, no sea mala. He pasado dos meses sin tener mujer, y ahora que la tengo me condiciona a que le haga solo ciertas cosas.



Desesperado me mama las tetas y se mueve como buscando como penetrar mi vagina. Se la agarro y la hago a un lado, que no me quede en dirección de mi entrepierna. Me suelta las tetas y se baja rápidamente a mamarme el clítoris y me lo succiona. Se escuchan mis gemidos en toda la casa.



-Aaaahhh, aaahhh, uuuuhhhh, uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.



Que buena mamada la que me da don Arnoldo. Estoy dispuesta a que me coja pero lo quiero dominar más y negarme a que me la meta, hacerlo sufrir. Me saca la tanga y el vestido. Me deja desnuda por completo. Me quedo de pie en media sala y el se queda observándome, yo ahí, desnuda a su disposición. Me lleva al sofá y me acuesta. Se coloca en medio mío y me mama de nuevo mis labios vaginales, su nariz queda en medio de mi monte de venus. Me chupa, me hala el clítoris. Comienzo a convulsionar mi cuerpo de la buena mamada de don Arnoldo, estoy llegando a un orgasmo.



-Aaaaaaaaaaahhhhhhhhh, uuuuuuuuhhhhhhhhhhhhh, que rico, no pare.



Don Arnoldo usa toda su experiencia, siento que se come por completo todo mi sexo. Esto me tiene a mil revoluciones, me retuerzo en el sofá como serpiente en medio de la arena del desierto al medio día. Me deja de mamar mi sexo y se coloca en medio mío y me comienza a mamar mis hermosas tetas. Con una de sus manos comienza a pasar su verga por mi raja, me la recorre de arriba abajo, mi sexo está palpitante por tener la verga de don Arnoldo metida dándome placer.



-No, don Arnoldo, no me coja, por favor, yo respeto mucho a doña Carmen, como para hacer esto con usted.



El hace caso omiso y está buscando como meterme su verga en mi sexo ardiente.



-No siga por favor, quítese.



Me muevo y trato de quitarlo de encima de mí. Esto lo que hace es encender su ego de macho dominante y se acomoda para meterme la verga. La cabeza encuentra mi punto de entrada y va separando los pliegues de mi vagina, poco a poco me va penetrando hasta metérmela toda.



-Noooooooooooo, aaaaaaaaaaaaaggggggggggggg, aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh



Grito suplicándole a don Arnoldo que  no me coja. Se apuntala fuerte y comienza a culiarme.



-Nnnnnnooooo, nnnnnnoooooo, por faaaaavoooorrrrrr.



Comienzan las estocadas de la verga de don Arnoldo a mi vagina, a esta hora ya la tenía bien lubricada del primer orgasmo que me sacó.



-Nnnnoooooooo, uuuuuuuhhhhhhhh.



Le vuelvo a suplicar y el hace caso omiso a mi súplica. Esto lo que hace es que el me meta hasta el fondo su gran verga. Vuelvo a gritar.



-Noooooooo, pooooorrrrrr faaavooooorrrrrr. Aaaahhhhh, aaaahhhhh, uuuuuuhhhhhhh.



Siento un placer indescriptible al sentirme totalmente penetrada por don Arnoldo.



-Noooooooo, nooooooooo, no me la saque, que siento delicioso. Quiero disfrutar esto que vuelve loca a doña Carmen y no la puede dejar.



Me abro más de piernas y don Arnoldo entra hasta lo más profundo de mi vagina, su verga me la ocupa por completo. Las estocadas son fuertes que hacen bambolearse mis hermosas tetas. El miembro de don Arnoldo me está dando mucho placer, siento que me hace explotar de nuevo en un orgasmo.



-Que delicioso, doña Haydee, siento mi verga calientita dentro de su rica vagina.



Era un macho bien dotado a pesar de su edad, doña Carmen está loca con su verga y por eso le permitió regresar con ella. Ahora don Arnoldo tenía dos meses de no culiar con ella y esto lo tenía desesperado.



Me está bombeando fuerte y profundo, con intensidad, su verga entra en mi vagina como un pistón bien ajustado, se resbala ricamente por la buena lubricación de mi vagina de las buenas mamadas que me dio.



-Don Arnoldo, que rico, siga, no pare, delicioso. Aaaaaaahhhhhh, uuuuuhhhhhh, aaaayyyy ayyyyy. De lo que me he estado perdiendo todo este tiempo por respeto a su señora. Pero ahora yo le voy  a ayudar a ella.



-Que buena que está usted, doña Haydee. Yo siempre había querido esto para mi. Comérmela toda. Tome. Tome, que rica vagina.



Mis tetas se bambolean de las fuertes embestidas, me está haciendo llegar a otro orgasmo con su verga bien metida en mi vagina. Mi cuerpo se sacude.



-Ooooohhhhh, aaaaahhhhh, uuuuuhhhhh. Me corro, ya no aguanto. Aaaaaaaahhhhhhhh.



Mojo toda la verga de don Arnoldo con mis liquidos vaginales. El me mama las tetas, le encantan.



Se quita y se sienta en una silla. Yo me levanto del sofá y me le siento en su verga frente a el, dejando de nuevo mis tetas a su disposición, para que mientras me coge también me las mame. Me clavo toda su verga en lo más profundo de mi vagina, a pesar de que es grande la desaparezco toda, comienzo a subir y bajar en ella moviendo mi cadera adelante atrás, el me ayuda tomándome de mis nalgas, mi movimiento es frenético, su verga entra y sale a toda velocidad.



El se pone en pié conmigo cargada sobre su verga, yo me agarro fuerte de su cuello. Tiene fuerza para tenerme cargada. Yo me balanceo al compás de su embestida, me la clava toda en mi ardiente vagina. Me lleva clavada sobre su verga hasta su habitación. Me coloca sobre la cama y comienza de nuevo su embestida fuerte y profunda. A pesar del tiempo que llevamos culiando el controla bien su eyaculación. Estoy disfrutando al máximo la buena cogida de don Arnoldo.



-Doña Haydee, usted es fenomenal, linda, preciosa.



El se quita y se acuesta a mi lado con su verga bien parada apuntando al cielo. Se la comienzo a mamar y don Arnoldo hasta que suspira aguantando el acabar en mi boca, le doy una suculenta mamada. Me quito y me le subo a la verga, comienzo a subir y bajar clavada en ella, el de nuevo me ayuda con sus manos tomándome de las nalgas. Toda su verga entra ajustada en mi vagina bien lubricada. Después me acuesto sobre el y me mama las tetas mientras yo estoy moviéndome intensamente.  Siento que se tensa y me hala de mi trasero dejándome clavada sobre su verga y a como puede se da vuelta conmigo encima, cuando me tiene abajo comienza a clavarme en lo más profundo su verga, no me deja nada afuera. De pronto siento su verga contraerse y comienza a dispararme los grandes chorros de semen acumulados durante todo este tiempo, me inunda por completo mi vagina.



-Tome, doña Haydee, no quiero dejar nada afuera. Tome. Tome



Diciéndome esto me clava con fuerza toda su verga.



-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh, uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhh.Que rico, siento llena toda mi vagina.



Me deja clavada su verga mientras su cuerpo me aplasta, está exahusto.



-Perdón doña Haydee, hace tiempo no hacía esto y me siento un poco cansado.



-No se preocupe, ha sido bueno todo lo que hemos hecho.



Retira su verga de mi vagina y un hilo de semen sale mojando las sábanas, fue abundante su descarga, se acuesta a mi lado.



-Señora, usted si que es una excelente mujer, doña Haydee, que buena que está, una experiencia extraordinaria. Yo jamás había disfrutado algo así con otra que no fuera mi mujer.



Lo abrazo y le digo.



-Don Arnoldo, yo nunca me imaginé que hacerlo con usted fuera tan satisfactorio. Doña Carmen vive contenta con ud.



Me levanto y me dirijo al baño, bajándome por mis piernas una gran cantidad de semen, sino fuera porque ya estoy operada para no tener más hijos por mi edad, yo creo que don Arnoldo estaría esperando un hijo mío dentro de nueve meses, se veía que su semen es de buena calidad y cantidad. Cuando salgo del baño el está sentado a la orilla de la cama observando como avanzo por la habitación.



-Que hermosa que es usted, doña Haydee, que piernas más lindas y que tetas más deliciosas.



-Hay, don Arnoldo, si yo soy igual que cualquier mujer de mi edad.



-No, doña Haydee, usted es muy hermosa, se ha sabido cuidar.



Se levanta a abrazarme, me besa apasionadamente, me come el cuello hasta bajar hasta mis hermosas tetas, comienza a mamármelas. Su verga semierecta choca contra mi bajo vientre, mientras el me hala de mis nalgas pegándome contra el, me succiona fuerte mis pezones que se ponen erectos de la buena mamada. Su verga ya ha recuperado su erección. Se despega de mis tetas y se sienta a la orilla de la cama con su verga apuntando al cielo, me inclino a mamársela. Después de varios minutos el me quita de ella y me acomoda en cuatro patas a la orilla de la cama, el se pone de pie detrás mio. Mi vagina está bien mojada del orgasmo que tuve mientras le mamaba la verga. El comienza a besarme mis nalgas y recorre la hendidura del culo con su lengua llegando hasta mi orificio y de ahí sigue hasta la entrada de mi vagina, me penetra con su lengua bien adentro de ella, ya que la tenía un poco abierta después de que el me metió su verga por más de una hora en nuestra primer cogida. Acciono mis músculos vaginales y el mete y saca rápido su lengua. El se pone de pie acomodando con su mano la verga sobre la separación de mis nalgas, me la recorre de arriba abajo, me tiene pensando que me la quiera meter por el culo ya que no iba a poder caminar hasta donde mi amiga que me estaba esperando en su casa. Cuando pasa su verga hasta mi monte de venus la sube despacio buscando la entrada de mi vagina, cuando la encuentra deja la cabeza abrirse paso separando mis labios vaginales, comienza a penetrarme, siento como su miembro esta bien colocado y me la hunde de una sola estocada, separando por completo los pliegues de mi vagina. Lanzo un alarido que se escucha en toda la casa.



-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, suave, no me dejó prepararme para recibirla.



Siento como chocan sus pelotas en mis nalgas. Me la hundió toda.



-Aaaaaaaahhhhhh, uuuuuuuuhhhhhhh, ha, ha, ha, ha, ha.



Gimo con cada estocada, siento que la cabeza de su verga esta vez choca contra la entrada de mi útero, me la clavó por completo. Me hala de la cadera con cada estocada, siento que me lleva al cielo con su buena penetrada. A pesar de su edad sabe como tratar a una mujer y dejarla bien satisfecha.



-Que rico, don Arnoldo, no me la saque, siga culiándome.  Aaaaaaaaaaaaaa, uuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhhhh.



Mis tetas se bambolean con sus fuertes embestidas, me las acaricia y las toma como apoyo para clavarme su verga. Me inclino en la cama hundiendo mi cabeza y observo como mis labios vaginales parecen que están besando su gran miembro, observo como entra y sale. Siento que mis piernas desfallecen cuando estoy llegando a otro orgasmo mojando más su verga y solo se escucha el chas chas cuando entra y sale.



-Tome, doña Haydee, tome verga que su vagina es bien rica y aguanta bien.



-Rico, don Arnoldo, riiiiiiiicooooo, noooooooo meeeeee laaaaa saaaaqueeeeeee.



Mi cuerpo se estremece y el comienza a bombear con fuerza, rápido, me hala de la cadera haciendo rebotar mis nalgas en su pelvis. Mis piernas quedan en el aire. Comienza a tenzar su cuerpo y siento como su verga se contrae para dispararme el semen en las entrañas de mi vagina, es una acabada abundante a pesar de ser la segunda.



-Ooooooooohhhhhhhh, mi morena preciosa, que rico que siento acabar dentro de su vagina.



En cada disparo el me clava la verga. Se acomoda sobre mi espalda para acariciarme las tetas. Mis piernas desfallecen y caemos en la cama el encima mio sin sacar su verga. A pesar de su edad, don Arnoldo me coge bien, me deja bien satisfecha, lo ha hecho mejor que cualquier jovencito que con solo verme me la meten y acaban de una vez en unas pocas penetradas. El me saca la verga y queda mi vagina palpitante expulsando restos de su semen. Me tiene rendida no a sus pies sino a su verga, me ha hecho disfrutar como nunca. Ya tengo cerca de tres horas de estar culiando con el, sabe controlar su eyaculación, el sabe en que momento llenarme de su semen.



Yo me quedo acostada boca abajo recuperando fuerzas y el se acuesta a mi lado apoyando su verga todavía erecta sobre mis nalgas. Me fijo en la hora, tengo que continuar a la casa de mi amiga, ahí no se lo que me espera, volver a culiar con don Arnoldo sería llegar bien cansada. Trato de evitar una nueva erección de su verga. El se dedica a acariciar mi cuerpo, como todo hombre, le fascinan mis tetas que se dedica a mamarlas, ya me tiene boca arriba y el pegado a mis pezones.



-Don Arnoldo, tengo que marcharme. Una amiga me está esperando, quedé con ella de ir a hacer unas visitas donde una gente que necesita una ayuda del gobierno para reparar sus casas.



Le digo esta mentira porque en realidad me tenía preocupada que me estuviera esperando el vendedor donde mi amiga, hoy le iba a dar la oportunidad de cogerme y estaba quedando mal con la hora del encuentro.



El hace oídos sordos, me mama más intensamente. No se de donde saca fuerzas si ya me ha culiado dos veces en tres horas, es un hombre maduro de mucho aguante, de mucha experiencia. Me recorre mi abdomen con su boca. Toma una toalla y me limpia la entrada de mi ardiente vagina y se dedica a mamarla, me hunde su lengua, la mete y saca como si fuera su verga. Me la recorre de arriba abajo dedicándole una buena succión a mi clítoris sacándome alaridos con mi nuevo orgasmo.



-Aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh, uuuuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhhhhhhhhh, uuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhhhhhhhh. Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiicoooooooooooooo.



Mi cuerpo se estremece todo, siento que voy a desfallecer, me agarro fuerte de las sábanas. El se coloca en medio mío apuntando su veterana verga en la entrada de mi veterana vagina. Me toma de la cintura con un brazo y me pega hacia el mientras poco a poco me va clavando su verga. Comienza el vaivén de sus fuertes penetradas. Yo abro más mis piernas para que el se acomode bien. Tengo mi vagina tan mojada que su gran verga entra como cuchillo a la mantequilla, se resbala ricamente hasta lo más profundo de mi ser, esto me tiene delirando, estoy disfrutando como si fuera la primer cogida que nos damos. Yo le tomo el ritmo a sus penetradas y acciono mis músculos vaginales para darle una mejor sensación de disfrute a su verga, que sienta como si le halara la piel con mis manos para dejarle al descubierto su gran cabeza que en ese momento me taladra mi vagina. Estoy disfrutando de la verga de don Arnoldo a más no poder, en este momento quedan en el olvido la verga del capataz, la del jovencito que me siguió en las fiestas del pueblo hasta cogerme, la de Freddy cuando fuimos a la playa, la del hijo de mi amiga que me entregó el pedido de tangas, la de Frank cuando fui a visitarlo a la cárcel y la de Luis que es con el que culiamos regularmente, y todas las de los relatos anteriores con mi otro seudónimo. Tres Patas era un asunto aparte, el recibió un trato especial de parte mía. Perdí la noción del tiempo, nada más recuerdo que don Arnoldo me tomó de las piernas y me las subió para penetrarme bien profundo y fuerte.



-Tome, mi putita, para que nunca me olvide. Con mi verga no se juega que la cosa es en serio.



Estas penetradas me estaban causando dolor y a la vez placer.



-Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyy, cabrón, mmmmmmeeeeeeeeee duuuuuueeeeeleeee, no sea grosero.



Mi cuerpo entró en convulsiones en medio de la descarga de semen de la verga de don Arnoldo.



Quedé tendida en la cama, sin fuerzas con don Arnoldo encima terminando su descarga, con un mete saca rápido, todavía tenía fuerzas el viejo.



-Ya, don Arnoldo, ya no aguanto, me siento cansada.



Se queda apoyado en sus brazos conmigo por debajo y su verga metida en mi vagina.



-Perdón, doña Haydee, pero es que usted está muy linda, hermosa. Eso me hizo perder la cabeza, es una sensación indescriptible, su cuerpo me pedia mas. No pude parar. Yo estuve muchos años esperando esto y ahora no quiero desaprovechar la oportunidad.



Se inclina y me mama las tetas.



-Que tetas más ricas, hermosas, doña Haydee.



Se mueve encima mio pero su verga ya está un poco más pequeña, después de unas cinco penetradas se sale de mi vagina, la cual le sale un pequeño hilo de semen.



Suena el timbre de la casa y se sobresalta don Arnoldo.



-No estoy esperando a nadie.



Me asusto pensando que pueda ser doña Carmen que está de regreso en su casa, no tengo ánimo de levantarme y esconderme en el baño y limpiarme para irme.



El sale a revisar la puerta y al rato lo escucho conversando con un hombre.



-Donde le tengo que firmar?



-En esta línea don Arnoldo.



Al rato escucho que cierra la puerta, viene hacia la habitación. Yo todavía estoy desnuda en la cama con mi vagina mojada de semen.



El se sienta al lado y comienza a leer lo que contenía un sobre que le habían entregado en la puerta, era de parte de un abogado y un sobre cerrado. El me dice triste.



-Lo que me faltaba, doña Haydee, ahora si que estoy completamente solo.



Me siento en la cama y el me da a leer el documento del abogado. Era la demanda de divorcio que presentaba doña Carmen.



-No lo puedo creer, don Arnoldo, porque esta decisión de parte de ella. Si ustedes estaban bien, todo había vuelto a la normalidad.



-No sé que pasó. Ahí me envía una nota aparte.



Me la da para que la abra.



-Léala, doña Haydee, ahora ya no me importa.



En ella le explica el porque del divorcio, tenía un compañero y no estaba interesada en regresar con el. Este había recibido una herencia y se la había llevado con el, se iban a ir del país. Era el mismo que estaba con ella mientras don Arnoldo se separó por andar con otra mujer. Ella quería a este otro hombre y cuando se fue a cuidar a la mamá el llegó a buscarla. Decía que llevaba una vida sexual satisfactoria con el.



-Bueno, doña Haydee, me quedé solo, su amiga me dejó por otro hombre.



-Y porqué no habla con ella y se arreglan.



-No, doña Haydee, si la presiono pierdo esta propiedad que es lo único que me queda.



Se la había echo bien doña Carmen. Tenía que firmar el divorcio y lo dejaba en paz, sino lo echaba de la casa.



Don Arnoldo se acuesta y yo le comienzo a mamar la verga para que se le olvide este momento pero por lo mucho que lo intenté, nunca se le volvió a parar. Estaba bloqueado. Le puse mis tetas en su boca y me las mamó poco. Le puse mi vagina en su cara para que me la mamara y tampoco. No hubo manera. Se sienta recostado en la cama y me le siento de costado y lo abrazo y se le salen las lágrimas. No podía creer que su esposa lo había dejado por otro hombre. A mi también me parecía increíble. Don Arnoldo era un magnifico hombre para culiar, tenía aguante, no eyaculaba inmediatamente, se controlaba muy bien, su verga era increíble. Los dos estábamos ahí desnudos en la cama, incrédulos de lo que pasaba.



Me levanto y me meto al baño, me pongo la ropa para seguir donde mi amiga. Ya repuesta salí a la habitación, ahí estaba don Arnoldo desnudo en la cama.



-Don Arnoldo, ya me voy. Tengo que ir a la casa de mi amiga. Un día de estos regreso a verlo, para que conversemos de lo que sigue de aquí en adelante.



-Si, doña Haydee, está bien.



Me inclino a darle un beso. El se pone de pie y me abraza a su desnudo cuerpo, ahora su verga no reaccionaba a estas caricias.



-Gracias por todo, doña Haydee.



-Gracias a usted, don Arnoldo.



Me marcho donde mi amiga, dejando a un abatido don Arnoldo, después de haber disfrutado como dos jovencitos, ahora el había sucumbido ante su mujer, ahora ella tenía otro hombre para culiar y el no lo aceptaba, se creía que ella nunca lo iba a dejar por eso. Estos días tengo que hacerme cargo de don Arnoldo para que no se sienta solo y encuentre una compañera, tengo que acomodar mi agenda para visitarlo por lo menos dos veces por semana, en la mañana, que es cuando tengo tiempo desocupado para culiar con alguien sin previa cita.


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