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Deambulando por la noche

Deambulando por la noche me encuentro despierto...



 



Vuelvo mi vista sobre el reloj que encima de la mesilla me indica la hora. Las 2,35. Buf... que pronto me he despertado.



 



Casi sin querer trato de recordar algo y en mi mente no aparece nada, pero... tengo algo que me hace pensar en mi físicamente. Mi miembro, mi pene se encuentra totalmente excitado. Me lo palpo. Si, está realmente excitado. ¿En que habrá estado pensando?. Me pregunto.



 



Lo acaricio un par de veces, abajo y arriba. El placer quiere nacer en su interior y un par de movimientos del músculo del esfínter en el ano me confirman tal sensación, además, mi pene se carga todavía más de sangre, sintiendo como se llena y oprime desde el interior hacia fuera. Es una sensación muy agradable, mantengo mi mano quieta pero sigo ejercitando mi esfínter. Lo noto vibrar con cada movimiento, trata de llenarse más en cada envite. El calor que nace en su interior se expande y me produce a su vez un placer que poco a poco se va incrementando.



 



De nuevo comienzo a masajearlo, arriba y abajo, arriba y abajo. El placer comienza a inundar todo mi pubis y quiere ocupar el resto de cuerpo, mi mente se quiere embotar y mis ojos con sus párpados cerrados tratan de recordar los mejores momentos sexuales. Me cuesta centrarme ya que el placer me está embargando, además no tengo sensación de que el orgasmo este próximo. Sigo moviendo mi mano, arriba y abajo, dejándome llevar por el placer que percibo con cada movimiento.



 



Cuando mi mano desciende dejando al descubierto mi glande me produce un pequeño rozamiento, este origina un pequeño dolor que en cada bajada siento. No es muy doloroso y se puede aguantar, a la vez que incrementa en cierta manera mi placer, pero con la otra mano voy en busca de saliva en mi boca reseca y mi pensamiento se va hasta el recuerdo para encontrar algo que alivie ese dolor. Lo encuentro, me están succionado el glande, lo siento dentro de una boca, su calor, su textura, su humedad, la opresión de los labios sobre todo él, mientras el vaivén del sube y baja de la cabeza. Una mano mía, sujeta la cabeza femenina por su nuca y con la otra acaricio su pelo enrizado, negro y largo que cubre todo el rostro de la mujer. No sé quien es ella, pero todo me resulta conocido. Poco a poco la boca va absorbiendo mi falo hasta llegar casi a desaparecer entre sus labios. Mi glande siente el fondo de la boca y trata de entrar mas todavía, la cabeza insiste en la presión y él penetra por la garganta sintiendo una oleada de placer indescriptible. Siento mi pene totalmente dentro de la boca ya que mis testículos están rozando los labios.



 



Recojo saliva a duras penas de mi boca con mis dedos y la deposito sobre mi glande, untándolo bien por todo su alrededor, este simple movimiento origina un placer distinto, siento humedad, estoy mojado, mi verga está mojada. Ahora la sensación en el movimiento es distinta. La fricción de mi mano sobre mi pene hace que me vaya en busca de más recuerdos, haciéndome olvidar las recientes sensaciones.



 



Mi mente me ha llevado a la visión de un sexo femenino, este está próximo a mi rostro, con mi mano lo acaricio, dejándome su humedad en los dedos. Está muy húmedo, está excitado ya que la mujer expresa un ligero movimiento de pelvis y de su boca sale un pequeño suspiro. Muevo mi mano suavemente sobre él, sintiendo el calor que emana y acompasando mi movimiento al de la mujer. Debajo de la palma de la mano noto los pelos del pubis, son abundantes, negros, pero no largos y ligeramente curvados. Me dejo llevar por esta sensación que me es sumamente agradable mientras mi mano está casi empapada de los líquidos que emana por la vagina.



 



Me detengo en el vaivén y separo bien las piernas mientras que los dedos pulgares abro la vulva para ver lo que su interior me depara. El contraste entre el negro y su rojo interior me sorprende. Este color es debido a la excitación y placer que está sintiendo. Al abrir el sexo llega a mi nariz un olor que me agrada, me resulta especialmente familiar, lo reconocería en cualquier sitio y circunstancia. El olor de este sexo es especial, además está mezclado con aromas de gel de baño que también me es conocido. Sin pensarlo, dirijo mi rostro hacia él besando su clítoris y dejando pasar suavemente mi lengua sobre toda la vulva añadiendo mas humedad todavía a toda ella. Esto me encanta hacerlo, me gusta este sabor y este aroma, así como el contacto de mi boca y lengua con la suavidad de los labios vaginales. Me dedico a pasar con detenimiento por toda su superficie ahondado de vez en cuando en el interior de la vagina. El pubis femenino se agita, se mueve, se bambolea y aveces me cuesta permanecer quieto sobre el sexo.



 



Un ligero respiro del pubis me permite centrarme en el clítoris. Acerco mi lengua su alrededor y la giro por todo su contorno, notando el pequeño bulto que origina. Lo presiono con la punta de mi lengua, en esto siento voces, ligeros quejidos, palabras y frases sin terminar y unas manos que se apoyan en mi cabeza, tiran suavemente de mi pelo mientras las caderas se levantan y que sin conseguir que mi lengua se desprenda de la presión, vuelva a apoyarse. Intuyo o eso creo, que ella ha alcanzado un orgasmo. Por momentos siento su vagina más húmeda. Todo su sexo está empapado.



 



Siento mi pene totalmente excitado, como nunca. Lo siento grande, lleno y necesito sentir calor.



 



Parece que me han robado el pensamiento ya que ella me dice que quiere sentirme dentro. Su voz es melodiosa, agradable. Es conocida, pero, ¿quién es?. Me reincorporo sin dejar de tocar su sexo y aproximo mi pene a su vagina. Ella lo toma en la mano, lo mueve varias veces y se lo coloca en la entrada de su sexo, moviéndolo sobre los labios de la vulva y haciendo presión sobre el clítoris. Lo pasa varias veces hasta que apuntando nuevamente inicia la penetración. Me dejo caer sobre su cuerpo y siento mi pene taladrar las extrañas de este sexo tan húmedo y caliente. Unos vaivenes de mi cintura hacen que llegue hasta el fondo. Lo siento. Siento mi glande tocar fondo y me produce otro sentimiento de placer distinto. Y a ella también le gusta. Me vas a reventar me dice, mientras, continuo bombeando con tanta humedad. Siento que entra y sale con mucha facilidad.



 



Los brazos de la mujer se posan en mi cuello y yo me aproximo todo lo que puedo para tener total contacto. Noto sus pechos contra mi pecho, son grandes y eso me gusta. Dejo que mis manos busquen sus glúteos, al llegar a ellos, descubro que son tersos y duros. Los acaricio, apretándolos ligeramente. Una de mis manos aprovechando el movimiento de vaivén de la penetración toca mi pene todo mojado y acaricia la vulva, y dejando el dedo anular sobre el clítoris, presionando en círculos sobre él. La respuesta no se hace llegar, de nuevo mas frases incoherentes, palabras sin terminar, suspiros ahogados y un movimiento frenético de la cadera de ella. Otro nuevo orgasmo. Me abraza fuertemente mientras me chupetea el rostro y el cuello.



 



Pareciese que se abandona en su placer, dejándose llevar por mis movimientos. Con mi mano mojada, la acerco a su ano. Extiendo todos líquidos recogidos por todo su alrededor, deteniéndome en la entrada y en la pequeña zona que hay entre los dos agujeros. Al acercarme a mi pene sigue moviéndose en el interior de la vagina, vuelvo a mojar mis dedos recogiendo mas néctar que lo deposito en la entrada del ano. Masajeo mediante presión en círculos todo su alrededor, y noto como se va expandiendo la entrada. Ella me dice, me gusta sigue así.



 



Debo hacer un pequeño esfuerzo, ya que de mis testículos quiere subir un placer superior, no quiero correrme todavía. Me centro en el placer que le estoy dando a ella, esmerándome en ello. Así enseguida consigo introducir un dedo en su culo. Que presión siento, pero se abre con facilidad. Muevo el dedo con un ligero y suave vaivén. Adentro y afuera, poco a poco la presión se diluye e intento poner dos dedos en su interior. Una ligera presión y ya están. Ay... que me haces, me dice. Déjate llevar y solo siente, le contesto. Es que me gusta, pues déjate hacer. Esta sensación a mí también me agrada, me excita mucho sentir como se abre ese agujero, sentirme dentro de él. ¿Quieres hacérmelo a mí?. Le pregunto. Si, yo también quiero que lo sientas.



 



Moja sus dedos con saliva y los lleva a mi culo, humedece toda la entrada del ano y va presionando poco a poco. Le cuesta, pero yo siento cosas nuevas que me gustan. Poco a poco introduce un dedo. Es una sensación fantástica, me gusta. Sigue le digo, mientras yo también continuo con mi movimiento de pelvis y de mis dedos en su ano.



 



Son tales las sensaciones que creo que no puedo aguantar más, así se lo hago saber. Me voy a ir enseguida, no puedo aguantar tanto placer. Espera me dice, me hace separarme un poco de ella, toma mi pene con una mano y lo dirige a su ano. Ven métemela dentro, pero despacio. Comienzo a presionar poco a poco y siento como mi glande va abriéndose paso por el esfínter hasta dejar de sentir la presión, esta está ahora sobre el tronco de mi pene. Comienzo a moverme despacio, pero ella me dice que me mueva que se corre, yo le digo que también que voy a llenarla entera. Si, lléname por favor, me suplica. Mientras sigue metiéndome ahora los dos dedos por el culo.



 



Una fuerte quemazón inicia su crecimiento en mis huevos, noto como va recorriendo todo mi pene para salir por la uretra. El placer es bestial, bombeo desde el interior de los testículos sacando todo mi semen y depositándoselo en el interior de su ano. Grito de placer, no aguanto más, no puedo contenerme mientras sigo bombeando en su interior. Ella se aferra a mi espalda mientras se convulsiona, busca mi boca e introduce toda su lengua en el interior. Dios... dice, es genial, me quema todo, mi coño, mi culo, todo... Seguimos moviéndonos hasta casi agotarnos, nos negamos a que se acabe.



 



Abro los ojos, o eso creo. No hay nadie. Estoy solo. No, no estoy solo ya que siento su aroma, su olor tan personal, pero no la siento a mí alrededor. Llevo mi mano a mi nariz, huele a su sexo, chupo un dedo y... es su sabor o esto también lo creo. Olfateo el aire... huele a ella.



 



Me pongo a recordar lo acontecido y entre estertores todavía de mi sexo ya casi flácido, pienso que no la he visto la cara. La he besado con los ojos cerrados, pero no la he visto, no se como es su rostro, y si hay algo que me encanta es mirar a los ojos a una mujer cuando se corre. Y no lo he hecho, no sé con quien he follado, a quien he amado.



 



Siento humedad en mi vientre, bajo mis manos para tocarme, estoy empapado, es de mi semen. Lo he soñado... Aspiro nuevamente el aire circundante. Huele, siento su olor pero estoy solo. Pienso de quien es este olor tan familiar. Enseguida me aparece un rostro de mujer. Ya sé con quien he estado.



 



 



Despierto he dicho antes. O tal vez esto ha sido un sueño.


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