Con cada empuje, Daisuke perdió el sentido de sí mismo, sin mirar nada, su boca siendo penetrada con la máxima fuerza. Suspiró con rapidez que no satisfacía plenamente su necesidad de aire, ni siquiera sabía exactamente dónde estaba, ni qué había estado haciendo, la mente girando en verticilos de insensatez. Algo cambió en su mente; No había nada más que incertidumbre, una desconexión de sus pensamientos y la realidad, sus músculos sueltos y flojos siendo inutilizados, su cuerpo y su mente no estaban en el mismo lugar.

Podía saborear un prerredecimiento salado y sentir seda y armonía, carne dura en su lengua, golpeando su garganta, y tosió; había luchado al principio, luchando con toda su fuerza, pero ahora se había relajado, flexible a cada penetracion de la voluntad del otro, la única resistencia que quedaba de las defensas naturales de su cuerpo contra las intrusiones.

Ken empujó más profundo, sosteniendo momentáneamente la cabeza del otro mientras el se alojaba en el interior del orificio. Daisuke chisporroteó, con la garganta convulsionada por la cabeza gruesa y bulbosa de la polla de su novio. Sus ojos rodaron hacia atrás en su cráneo, la mandíbula aflojándose, su boca violada. El semen goteaba desde las comisuras de sus labios, tomando caminos erráticos, descuidados por su barbilla, dibujando líneas en su garganta. La cabeza resbalosa se alzaba contra su garganta como si estuviera amenazando con bajar hacia su estómago; Daisuke bufó por la nariz, los ojos húmedos y regados mientras trataba de tomar aire. La respiración parecía muy difícil ahora mismo. Su propia polla lo enfureció, presionando con firmeza el interior de sus pantalones.

En su mente sabía que no quería esto, pero los límites se desdibujaban a medida que Ken lo tocaba y manipulaba. Debajo de la parte superior de su cabeza podía sentir esas manos que hoy estaban completamente salvajes de Ken rasgando su cabeza arrastrandose debajo de las capas de su piel, bailando en los músculos, la cabeza de Daisuke creciendo mientras la sangre era aspirada en un lento y perezoso ritmo de su cuerpo.

Ken ni siquiera tuvo que contenerlo más; Antes de que estuviera a horcajadas sobre au chico, sentado sobre su cuello, forzando su erección a través de los labios delgados y firmemente fruncidos que finalmente perdieron la lucha. Ahora se sentían cómodos en aquel callejón oscuro, el área escapaba hasta los rizos lechosos de la luz de la luna, y Ken no tenía que forzarlo más, su influencia sobrepasaba la mente del otro. Sus dedos dejaron el pelo rojo cereza, y tomaron una posición más relajada, Ken de pie, Daisuke de rodillas, sus manos agarrando y apoyando contra los muslos carnosos de Ken para permanecer situado mientras que él era utilizado.

Una de las manos de Ken acariciaba amorosamente la parte posterior de la cabeza de Daisuke, sus labios gruesos y rosados arrancaban su sonrisa mientras movía sus caderas, empujando en la boca de Daisuke como si fuera un agujero inferior, sin ningún cuidado. Él gruñó, gimió, su orgasmo acercándose. Estaba tranquilo, aunque comparado con el gorgoteo de las bofetadas húmedas de la boca del otro chico. Daisuke se había rendido, ahora apenas gruñendo. Sus manos estaban aflojando su agarre asesino cuando su mente se fue. Tragó saliva, su saliva escupiendo el poderoso puñetazo de Ken, ahogándolo y mordiéndolo. Apretándose, inelegante y rígido, la garganta de Daisuke se echó al aire, dando una náusea seca sobre la punta que, afortunadamente, no era productiva.

—Sólo un poco más —Dijo Ken más advertencia que prometedora. Hoy deseaba ser violento, hoy deseaba usar la fuerza

Su semen caliente ardió fuerte contra la garganta de Daisuke y este tragó saliva, sintiéndose deslizar. Ken se echó hacia atrás, dando unos cuantos golpes más, ordeñando el último semen cremoso por la cara de su chico

Daisuke miró fijamente hacia arriba, sin palabras, atrayendo profundamente sus respiraciones a través de su dolorida y abierta boca. Era un desastre, babas y lágrimas y, ahora, el rostro de Ken era igual al de él sus mejillas enrojecidas y sus labios secos.

Daisuke sintió un grueso coágulo en la parte posterior de su garganta, inseguro enteramente de lo que era. No podía hablar, haciendo ruidos bajos mientras trataba de procesar lo que había sucedido. La mano de Ken se alejó, los últimos goteos de líquido embebido se arrastraron por los músculos de su brazo. Las heridas abiertas ahora se sentaban en la espalda de Daisuke manchas oscuras manchando la tela de su camisa, Ken estaba siendo salvaje esta vez, le arañaba la espalda, con la camisa puesta

Este ultimo simplemente se mantuvo paciente, sabiendo lo que iba a venir

Sucedió rápidamente, con poca advertencia; Cayendo hacia adelante, sobre sus manos, todo el cuerpo de Daisuke se sacudió. Se tensó, ahogándose audiblemente, con un brazo dando, Un grito agudo lo dejó, aplastado bajo el hinchazón de la carne desgarrándose en la parte posterior de su garganta. El cuerpo cayó al suelo, con la boca abierta, Daisuke extendió la lengua y tosió, forzándola, intentando deshacerse de lo que fuera dentro de él, apenas pensando en dolor cegador. Su visión borrosa, manchas rojas salpicando el pavimento ante él. Se apuñaló en su esófago. Se arrastró hasta sus músculos. Desesperados dedos arañando su cuello, luego la parte posterior de su cráneo, Daisuke sintió que el pánico se encendía mientras se abría paso a través de su piel, una sensación violatoria. Sus dedos se encontraron con la protuberancia que cruzaba a través de su cuerpo de vez en cuando, y le dio una patada en una furia mayor, empujándola, tirando de ella, haciendo líneas rojas y sangrantes en su propio cuero cabelludo con las uñas mientras Ken intentaba estrangularle, lo hacia sin emociones, de manera fría, queria ser asi esta vez

Ahora fué por su cabeza, sus manos tocaban el hueso, se deslizaban por la materia blanda debajo del cráneo, no era una estrangulacion ahora, ahora era un masaje que finalmente Daisuke consiguió estar relajado, aunque la presión le deseborotonó los sentidos y la presión, se tragó su propia sangre, derrotado sin ni siquiera darse cuenta.

— Daisuke

El dueño del nombre se limpió la boca y la cara con la mano izquierda, y miró su palma, manchada de semen y saliva y parte de su propia sangre. No sentía más que apatía.

— Sí? —Su voz era desconocida, áspera y rasposa en sus oídos. La hemorragia en la garganta se estaba apagando, los grumos finos y gruesos de líquido se arrastraban por su garganta desgarbada mientras el brote trabajaba para repararlo. Daisuke se obligó a tragar una vez, luego dos veces más

Ken sonrió; Como sabía que lo haría, había funcionado.

— Nada simplemente, me siento plenamente feliz de tenerte bajo mi dominio, navegar juntos en el infierno de sensaciones

Daisuke se quedó de pie, las piernas aún temblando, miró arriba y abajo la forma de Ken, Nada de lo que veia le parecía espantoso. Nada en absoluto, no le importaba que Ken y su polla hubieran colisionado salvajemente contra la garganta de Daisuke hasta hacerle sangrar, tampoco importaba que sus manos hubiesen arañado brutalmente la espalda de su chico hasta hacerle sangrar, tampoco importaba la violencia de aprisionar sus manos contra su craneo hasta hacerle casi perder la conciencia, era algo consentido, deseado y querían nuevas experiencias.

Una vez más, Ken sonrió. Era imparable, capaz de hacer lo que quisiera, podía hacerlo, podia ser dulce y violento

Los límites están para romperlos, los abismos para saltarlos, la piel exige piel siempre, un sacrificio de piel, una sucia poesia de cuerpos.