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Categoría: Incestos

Creí que soñaba

Esa tarde hacia frio, terminó nuestro día trabajo.  Era viernes, toda la tensión acumulada en la semana de pronto había desaparecido, por la esperanza de descansar un par de días.

Quizá decidiera pasear con mi familia, en realidad no lo sabía, dependía de mi estado de humor y el de mi mujer, habíamos discutido por la mañana y amenazo con irse el fin de semana con su madre.

Estaba tan molesto que burlándome de ella le dije. Que me hacía un gran favor. Mi hija Karina de seguro ya estaba en casa, ojalá también Andrea realmente quería hacer las paces.

Con suerte también se le había pasado el enojo. Y estaba en casa preparando una buena cena y todo podía suceder, al menos yo así lo deseaba. Quería disfrutar de una buena noche de sexo.

Por suerte no había mucho que archivar y pronto estaba listo para ir a casa. Me disponía a salir cuando: --- ¡oye David! nos pusimos de acuerdo para ir a tomar la copa ---

Raúl y todos los compañeros sabían que no tomaba, pero me sentí mal de no acompañarlos, se trataba de socializar así que acepté la invitación.

Nunca en mi vida había estado en un sitio como al que fuimos, mesas por todos lados gente embriagándose, risas, música y mujeres con muy poca ropa.

--- ¿Qué vas a tomar David? ---      ---- ron con agua mineral--- había una chica joven quizá 18 años, pero en verdad lo dudo, yo creo que era algo más joven.

 Soy muy fisonomista y difícilmente me equivoco en cuanto a la edad de las personas. Su rostro lucio muy infantil estoy seguro, sin embargo, su cuerpo decía otra cosa.

 Al verla pasar de espalda comprobé lo incongruente de su aspecto, esas enormes nalgas tan bien formadas no correspondían a lo aniñado de su rostro. 

Su cuerpo era tan suculento como el de mi hija Karina, sus tetas bien formadas y sus nalgas tan grandes como las de mi hija, Karina era linda toda una tentación.

 De pronto me di cuenta de las porquerías que estaba pensando de mi hija ¡santo dios que barbaridades estoy pensando!

Decidí olvidar mis pensamientos y puse toda mi atención en aquella atractiva chamaca la invité a tomar una copa con nosotros. Y acepto y así tuve oportunidad de charlar con ella.

No es que yo fuera un inocente, pero al menos no gozaba de la experiencia que mis amigos tenían en aquel sitio, lo comprobé cuando Raúl decía algo al oído de la chica que le acompañaba.

Ella sonreía y le decía que sí, enseguida mire como se metió bajo la mesa, la chica que me acompañaba sonreía al ver mi expresión inquisitiva. --- ¿Que haca allí abajo?

--- ¿en verdad no lo sabes? ---     --- ¿no, no lo sé? ---     ---- ¿porque no te asomas? --- me dijo mientras soltaba una carcajada, lo cierto es que había despertado mi curiosidad.

En el fondo no creí que se atrevieran hacer lo que imagine y me agache, pues si, si se atrevieron la exuberante mujer había sacado la verga de Raúl y la chupaba con todo placer.

Observo mi cara incrédula y campaneando la enorme verga de Raúl me invito a probarla. Me dio mucha risa me dije eso me pasa por mirón e incrédulo.

Claudia que así se llamaba la chica sonrió conmigo. --- ¿se la está chupando o no?---     ----ja, ja, ja, ja. Si, se la está chupando---    --- ¿no se te antoja? ---    de pronto me dejo sin habla.

Trague saliva y conteste ---si se me antoja---        ----tú dirás---     ---creo que no yo no podría---   no quise verme ridículo y le dije ---no aquí---

---bueno para eso hay remedio---   ---será otra ocasión---.

Sin embargo Claudia habia agregado accion as u decir y su mano estaba apretandome la verga. Apenas habia un par de copas quizá por eso y pensando en Andrea no quise aceptar su oferta.

Mis escrúpulos evitaron que me fuera con aquella joven prostituta que para ser franco me gustaba mucho, era linda y su cuerpo era muy tentador, sin embargo, me sentí nervioso e inquieto.

Mi libido había crecido y tome dos copas más. Me sentí mal y deje de beber no era mi costumbre y creo que me cayeron de peso, espero unos minutos más y me fui a casa.

Ya era muy noche, si Andrea estaba y había preparado cena seguramente habría discusión, ahora deseaba que no estuviera no tenía ganas de pelea, la sed me hacía estragos y me ponía de mal humor.

Entre silencioso a casa, no hacía falta Andrea no estaba, esperaba sus reclamos en cualquier momento y estos no llegaron, tenía la pésima costumbre de esperarme en el comedor con luz apagada.

Aun me sentía mareado, pero me acorde de Karina, mi pobre hija quizá no había cenado. La verdad nada podía lo más aconsejable era ir a mi dormitorio, sin embargo, una fuerza extraña me llevo a su habitación.

Estuve a punto de tocar la puerta y en ese momento decidí mejor ir a dormir. No obstante, mis pies permanecían frente a la puerta, y entonces entre a la habitación.

Prendí la luz la verdad no me importaba si despertaba o no le daría un beso en la frente y me retiraría a dormir, pero lo que vi sobre la cama me dejo impactado.

Recordé a la chica del bar y la similitud que tenía en cuanto a las dimensiones corporales de mi hija, Karina dormía de costado, de espaldas a mi sin las sabanas con unas pantaletas color verde agua brillantes.

De esas que nombran cacheteros quise salir de inmediato, pero no había nadie que evitara echar un vistazo, las nalgas de mi hija eran en verdad bellas carnosas y rosadas.

Había algo que de pronto no entendí Andrea era bella pero muy delgada escasa de carnes, en contraste con Karina mi hija le superaba en todo: piernas, tetas, nalgas, abundantes en verdad.

Me sentí muy atraído por ese cuerpo joven y bien dotado, decidí retirarme, pero en eso Karina se movió un poco quedando boca arriba con sus rodillas levantadas.

Me quede como estatua sobre todo porque pensé que despertaría y me encontraría espiándola. Más no fue así, rasco su nariz respiro y continúo durmiendo.

Me estaba ganando la excitación y me desplace dos pasos hacia los pies de su cama, sentí un morbo desmedido por observar la entre pierna de Karina, recordé mis años de célibe.

Cuando no podía desfogar el deseo que ya sentía por las mujeres, incluso mi madre fue objeto de mis deseos, la miraba tan apetecible que sentía celos de mi padre al pensar que copulaba con ella.

Cuantas ocasiones me masturbe pensando en la panocha de mi mama, cuanta otra andaba hurgando en la ropa sucia para oler su aroma en sus pantaletas, ese aroma que muchas ocasiones me hizo eyacular.

Todo esto me estaba poniendo al rojo vivo, mi verga se había estirado cuan larga era y me dolía de ganas. Hasta ese momento yo no veía peligro en cuanto a observar los encantos de mi deliciosa chamaca.

Mas el peso de sus piernas fue ocasionando que se separaran, dejando su tesoro mal cubierto a mi entera contemplación, suspire nervioso y clave mis ojos en aquel sitio tan preciado.

Pude observar como los pelos de su sexo escapaban por los bordes de sus piernas, puse mis rodillas al piso y desde ahí tuve un panorama excelso de la intimidad de mi hija.

Estaba hechizado casi podía adivinar el aroma de aquel prohibido manjar, desde mi lugar aspiraba con fuerza tratando de atrapar aquel conocido olor.

No pude detenerme más y saqué mi verga de su sitio, parecía púber masturbándome con alguna revista de adultos, pero en este caso se trataba de mi hija esto me detenía para no cometer una locura.

No, era en vano, solo logre irritarme, me hacía falta la suavidad y humedad de una vagina. Ya no estaba para jalármela y eyacular en el piso. No para que engañarme.

En vano trataba de apartar mi vista de su triangulo de amor, qué podía hacer con ella que fuera correcto, con mucha dificultad trate de acomodar mi erección dentro de mi pantalón.

No logre hacerlo porque en ese instante Karina empezó a gemir y frotar su sexo, su manita se deslizaba febrilmente en su rajita una y otra vez, enseguida observe como su mano burló sus pantaletas y se movía frenética dentro de ellas.

Continuaba dormida, pero por sus acciones parecía que no, seguía frotando sus panochita y sus gemidos aumentaban a cada rato. Como si una gran verga estuviera alojada dentro de ella.

Porque reaccionaba así mi angelito acaso ya conocía del gran placer sexual, eso era de lo de menos realmente no me importó, pero con sus escarceos me está enloqueciendo ella necesitaba de un macho y allí estaba yo.

Pero no lograba dar el paso decisivo, me estaba quemando y no quitaba la mano del fuego, no quiero echar culpas, pero siento que el vino me estaba dando el valor suficiente.

Mi verga, estaba enfurecida y doliente de hinchazón, fue entonces que tome la decisión, me desnude vi mi erección, y enseguida la mano de Karina hurgando en su bizcochito.

El baño sauna para mi verga estaba listo, a unos cuantos pasos, solo tenía que tomarlo. Apagué la luz, pensé, si por alguna razón abre los ojos no podrá saber quién es su jinete.

Pasaron tantas cosas en ese momento que no me puse analizar, porque Karina no protesto cuando quite su mano y metí la mía dentro de sus pantaletas, lo normal era que despertara y me sacara de su habitación.

Pero tampoco protesto, cuando habiéndome dado cuanta que su lubricación era propia para penetrarla, me deshice de sus pantaletas.

 Lo hice con mucho cuidado, y me sorprendí bastante cuando elevo sus nalgas facilitando el destape, recordé como minutos antes había deseado olfatear y me llevé sus pantaletas hasta mi nariz.

¡Que delicioso! ese aroma siempre me ha enloquecido, desde la primera vez que olí las pantaletas de mi madre, de pronto imaginaba los pelos de su panocha cosquillear mi rostro.

Ignoraba si mi chiquilla era virgen, pero estaba a punto de averiguarlo, ya colocado entre sus separadas piernas le propine algunos lengüetazos en su puchito.

Sentí sus manitas posarse en mi cabeza. Apretando con fuerza hasta cortar mi respiración, seguía gimiendo. Ahora motivada por mi lengua que frotaba su botoncito.

Mi rostro se había empapado de su liquido lubricante, y me retire de su tarrito de miel. Aposte mi tranca en la entrada de la vagina y la empuje con mucho cuidado.

Karina sufrió un sobresalto al contacto con mi barra caliente, por un momento pensé que le había lastimado, más no fue así lo supe porque ella comenzó a impulsar su pubis intentando tragarme por completo.

No, mi princesa no era no virgen, alguien ya le había abierto las puertas del placer, me sumergí por completo dentro de ella, y ella volvió a sacudirse cuando mi dardo entro hasta el fondo de su orificio.

 Mi nena tenía sus verijas bien estrechas, hacía tiempo que no disfrutaba de eso, Andrea había perdido esa cualidad después del parto. Era la misma gloria de la que los dos estábamos gozando.

El lobo era devorado por caperucita, una linda caperucita que aullaba de placer ante mis expertos embates, una linda criatura capaz de dar y recibir el más sublime de los placeres.

 Que me tenía atrapado entre sus estrechos y tersos pliegues, que a su vez se dilataban deliciosamente para dar cabida a mi vigorosa y dilatada estaca.

Mi experiencia decía que la tenía al borde del orgasmo me apretaba con sus piernas y gemía con más fuerza, la bese era lo único que no me había atrevido, acepto mi caricia y nos besamos con ardor.

Karina me apretó aún más fuerte como pidiendo me detuviera, pero a la vez sacudiéndose con fuerza y empujando su pubis contra el mío, grito de pues se quedó callada con dos postreras sacudidas.

Era mi turno, los huevos me dolían saturados de semen, no se reponía del todo cuando comencé a embestirla con todas mis fuerzas, mi verga reclamaba expulsar toda su carga de leche.

 Karina volvió a gritar y en ese instante descargue mi semen tras una y otra convulsión que me hicieron sentir que moría.

Que iba suceder no lo sabía ni me importaba. Karina estaba despierta seguramente, pero continuaba sin decir palabra, saque la verga de su agujerito, con cuanto gusto me la hubiera cogido otra vez.

Pero la euforia había pasado y me sentí mal, tal vez arrepentido, pero a la vez feliz. Mis relaciones sexuales con Andrea no eran buenas, ella parecía a ver perdido el gusto. Coger o no le era indiferente.

Tenía tiempo que parecía que en mi casa el único que quería coger era yo. Me disgustaba todo aquello, tenía que andar picándole las nalgas y a veces ni picándole la panocha lograba calentarla.

Lo más curioso es que cuando yo decidía ya no tener relaciones con ella, era ella quien me buscaba, en ocasiones quise hacerme el fuerte y rechazarla cuando la panocha la traicionaba.

Pero díganme quien se puede resistir a una buena mamada, yo no, me frotaba la verga hasta que se me ponía dura e irritada, nunca hasta hoy a la fecha he podido resistirme.

Debo ser justo en esto, Andrea me mama la verga de manera increíble, repito no he podido ni creo que pueda resistirme a sentir el calor y humedad de su boquita mamando como una cría.

Me venció el cansancio y me quede dormido, el sábado me sorprendió acostado desnudo junto a mi hija.

Abrí los ojos pues la luz del sol se había filtrado a la habitación, sobresaltado giré la cabeza a mi costado, me encontré con la mirada indescifrable de Karina. Si, indescifrable esa es la palabra.

Daria todas lomas valioso que tuviera por saber que pensó al despertar y verse a mi lado desnuda, y con huellas de haber sido copulada, si es que en verdad no se había dado cuenta.

Quería que me tragara la tierra, sin poder saber que decir o que contestar si fuera el caso.  Fue ella quien rompió el silencio, aún recuerdo su tierna voz queriendo entender lo sucedido.

--- ¿Qué vamos hacer papa? ---    

---- ¿lo recuerdas nena? ---   ----como si hubiera estado despierta papi---     --- ¿no lo estabas pequeña? ---   ---creo que no, creí que soñaba---

----ahora me explico todo---    ---entonces explícame porque yo no entiendo---

A grandes rasgos le explique lo que había sucedido sin intentar justificarme.

--- soy adulto y asumo la responsabilidad de mis actos---    ---esto, no debió suceder, ¿porque no desperté porque no me opuse? ---    ---mira nena voy a tratar de explicar si es que esto tiene explicación---    --- ojalá que la haya---

Charlé con ella largo rato la abrasé intentando darle consuelo al final le dije quizá con crueldad.

---las cosas ya pasaron y no hay remedio, no reclames ni pienses solo vive, pero dime una cosa ¿de veras te disgusto lo que te hice? ---

Karina permaneció unos segundos callada y después pronuncio unas palabras llenas de timidez.

--- ¿porque me lo preguntas si te diste cuenta? --- ---si mi amor, pero escucharlo de tus labios ayudara que no me sienta tan mal---

---me da pena confesarlo ¡pero fue maravilloso como nunca! ---      --- ¡vamos nena! no es tan malo me di cuenta que no eras virgen, pero eso solo tú y yo lo sabemos vamos di lo que ibas decir mi amor---   ---es la primera vez que… sentí tan… delicioso---

Las mejillas de mi nena estaban como la grana eso la hizo ver más hermosa, además de engrandecer mi ego, la verga empezó a ponerse dura, pensé, qué más da las veces que me la coja el delito ya está hecho.

La mire fijamente la mirada de mi nena había cambiado no era la misma del día anterior cuando me dio un beso de despedida al salir al trabajo, con alegría mire que me veía enamorada.

La cogida que le había propinado había cambiado sus expectativas hacia mí, lo noté y decidí sacar provecho de ello, con mucha discreción por parte de los dos, no tenía por qué cambiar la situación.

Nuestros rostros estaban demasiado cerca, vi como mi nena mojo sus labios, como si presintiera que la iba besar, ese mismo deseo estaba presente en mí.

Sus carnosos y suaves labios me invitaban a acariciarlos sin la menor reserva. Andrea, si acaso llegara a regresar, lo haría por la tarde, así que nada perturbaría nuestra nueva entrega.

Sé que nada de esto es justificable, pero el destino puso en mis brazos quizá a la mujer más prohibida, con la que jamás allá pensado copular, a pesar de reconocer que admiraba sus encantos.

Y seamos honestos, de no haber pasado lo que paso, ella seguramente se hubiera negado a copular conmigo. Ni siquiera me hubiese permitido acercarme a ella.

Ahora las cosas eran distintas, y hasta del ladrón de virtudes debía deshacerme. Andrea, viviendo conmigo terminaría siendo historia, mi ocupación y dedicación a partir de ese momento serian enteras para mi Karina.

Uní mis labios a los de ella, y la besé con toda la ternura que mi nena desataba en mí. Le amé desde el instante en que la convertí en mi mujer, justo cuando mi verga penetro en su apretada panochita.

Mi nena correspondió a mi caricia, y me abrazo con fuerza, mi verga dura empujaba entre sus piernas con ansias locas por internarse dentro de su linda personita,

Los besos crecieron de intensidad y con ellos nuestros deseos Karina separo sus piernas dejando que mi tranca reposara entre ellas. Después la apretó causándome una hermosa sensación.

Su caliente ducto comenzó a dejar escapar su líquido lubricante, el cual percibí como se untaba en mi erección. Mi nena era bastante temperamental, pero estaba en los brazos correctos.

Despegue mi boca de la suya y la lleve hasta su caliente vulva, mi nena gemía al recibir las caricias de mi traviesa lengua, la misma que tantas ocasiones había logrado que su madre gritara de placer.

No se precisar porque, lo único que si estoy seguro es que el capullo de mi nena aún tenía mi propio semen entre sus padres. Pero esto me excito y creí que su chochito me sabia más rico, sucio como estaba.

El misionero, esa posición que ama en lo personal me encanta, esa posición, fue la que asumí. Bese a mi nena de nueva cuenta, y ella habida parecía querer arrancarme la lengua a chupetones.

Parecía no darse cuenta de lo que sucedía, tan entregada al dulce placer de mis besos, orienté mi verga sin despegarme de ella y se la metí de un solo golpe hasta que nuestros pelos quedaron formando una sola cabellera.

Beso tras beso metida tras metida gimiendo de placer al compás de mis estocadas, Karina se quedó quieta, llenando su bello rostro de muecas, miraba su carita llena de felicidad y de angustia.

Su éxtasis estaba próximo y bajé el ritmo a lo más lento que pude, la ensartaba cada dos o tres segundos, lentamente aplastando su clítoris con mi verga, y acrecentando inclemente su sensación.

Karina suspiro y paro su trompita después apretó sus manitas en mi espalda estiro sus piecitos y grito con toda su fuerza mientras yo hacía presión sobre su sensible clítoris.

Mi linda nena gozo su primer multiorgasmo ese en el que yo me había vuelto un experto. No pude más, después tres estocadas más vacié hasta la última gota de mi lechosa descarga dentro de la deliciosa panochita de mi nena.

Me porte como un jovenzuelo lo confieso. Karina resulto todo lo contrario de su madre, ardiente hasta al cansancio tuve que hacer gala de mi experiencia, mi nena me obligo a complacerla hasta en cinco ocasiones.

No quiero ser exagerado al respecto, solo las dos primeras ocasiones me vine, las tres siguientes ocasiones logré detener mi eyaculación, de todas formas, mis huevos estaban secos.

Afortunadamente la verga me respondió en todo momento, volví a sentirme joven.

---Nena después de esto, debes comprender que no estoy dispuesto a compartirte, yo solo seré de ti y tu nada más para mí---     --- me parece justo ya que lo dices, pero ¿mama? ---    ---no te preocupes, eso lo resuelvo en cuanto regrese de casa de tus abuelos---    --- ¿Qué piensas hacer? ---- ya lo veras---

Inesperadamente Andrea llego por la tarde, no encontró a nadie en casa, pues lleve a Karina a comer, los dos estábamos hambrientos y lo menos que podía hacer por mi nena era justo eso.

Era una manera de halagarla, después de haberse portado tan generosa conmigo, era nada lo que estaba haciendo, comparado con lo que ella había hecho por mí.

Andrea, iba a pagar caro la forma en que me estaba tratando, si antes tenía miedo que me dejara, ahora me daba igual. Muchas veces me amenazo con ello, pero ahora más le valía que no lo mencionara.

La tarde en compañía de Karina fue deliciosa. Paseamos como un par de novios, besándonos intentando que la gente no nos viera, pero debíamos volver a casa.

Sí, me sorprendí cuando vi a mi mujer en casa malhumorada y con cara larga, disgusta porque intuyo que Karina y yo habíamos comido en algún restaurant.

La reyerta era segura, motivo no le iba a faltar, esperaba como siempre que me mostrará temeroso, pero no lo estaba. Le di un beso a Karina y me fui a mi recamara.

Karina tampoco la quiso soportar y se despidió de ella y se fue a su cuarto. Transcurrieron diez minutos antes que Andrea me alcanzara en la recamara.

---no piensas disculparte---    ---de que mujer---

---de tu actitud---   ----no te olvides que tú comenzaste a insultarme, según yo, sin razón. ---

---- ¿Sabes David? cada vez es más difícil vivir contigo---    ---- ¿qué tratas de decirme? ---

---por lo pronto ya no quiero dormir contigo---

---y que lo digas, porque eso es lo que haces “duermes” ---     --- ¿si no te parece? ---  

--- ¿Qué Andrea? --- ella noto mi actitud desafiante, pienso que eso le molesto, porque se lanzó con todo.

--- ¿tengo yo la culpa de que seas un calenturiento? ---   ---no, yo creo que no, si te niegas a ser mi cómplice respecto a ello, no, no eres culpable. ---     ---no me puedes obligar---

---¿obligar, Cuánto tiempo tiene que no me das las nalgas?, a mí ya hasta se me olvido y se supone que es uno de tus deberes, pero si dices que no---     --- ¿te molestaría si nos separáramos? ---     --- ¿Por qué no te haces un favor y confiesas que tú eres quien ya no quiere vivir conmigo? ---     --- ¿ahora me culpas? ---   

----a diferencia tuya soy realista, escucha esta pregunta ¿si ya no quieres vida conyugal qué caso tiene estar juntos? ---    --- ¿eso es lo más importante para ti? ---      ---vuelvo a repetirte soy realista, si, para mi es vital, pero también te digo no te obligo, quieres dormir aparte adelante no tengo inconveniente, pero ya no quiero reproches quejas ni trato cual ninguno contigo---

--- ¿estás seguro, podrías arrepentirte? ---

---para nada te lo prometo---

---seguramente ya tienes otra mujer---

--- te dije que cero reproches---

---ya verás que vas terminar rogándome para que te deje hacer tus cosas---

---te prometo que no---

---me da asco tu desvergüenza mejor me voy---

---como gustes---

---me llevo a Karina---     ---como gustes---

Durante mucho tiempo, Andrea me había manejado con el poder la panocha, esa es la verdad. Era joven, no sé porque al castigarme hasta por meses sin sexo ella se acostumbró.

Y sin darse cuenta perdió el interés por mí. Las cosas cambiaron, y de qué manera, quizá no la más ortodoxa, pero cambio, sé que le dolía mi desinterés porque estaba acostumbrada a torturarme.

Sabía que la abstinencia era un infierno para mí.

Cuantas veces había despreciado mis caricias separando mis manos de su sexo, acompañado de palabras llenas de intolerancia.

Tuvo otra decepción, como yo lo esperaba porque Karina no acepto irse con ella.

---no mama ¿porque esta es mi casa? tú quieres irte, pero yo no, porque voy a rechazar el apoyo de mi padre---

Andrea se fue sola sin dirigirme la palabra, la vida le había cobrado lo mezquina que se había portado conmigo. Karina ocupo el lugar de su madre desde aquella misma noche.

Después de haber vivido reprimido por muchos años, fiel porque siempre le fui fiel, hasta el día que le fui infiel con nuestra hija, he vivido de manera intensa aún no se cuánto tiempo se pueda prolongar.

Karina sigue muy cariñosa, brindándome noche a noche la incomparable dicha del gozo carnal. Me hace el ser más feliz del mundo, a veces creo que no merezco la dicha de tener junto a mí a tan linda mujer.

Me estoy haciendo viejo, pero aun logro dejarla satisfecha, ha tenido que adaptarse a lo que le puedo dar, pero aun soy capaz de arrancarle un orgasmo.

Es tan linda, que muchas ocasiones me besa la verga después que me la cojo. Me dice que adora mi verga, y lo menos que se merece es un beso, por darle tanta satisfacción.

Una tarde llegue a casa, y me dio una sorpresa tenía un pastel, y preparo el platillo que más me gusta. Motivo, cumplimos veinte años de “casados”. Fue realmente un hermoso detalle.

Nunca olvida un detalle, con tal de mantener prendida mi llama, y vaya que lo logra, puso una cinta para cubrir mis ojos, y me dijo que esperara un poco.

Tardo un par de minutos encerrada en nuestra alcoba, y cuando retiro la cinta de mis ojos, me sorprendió que estaba vestida solo con su sostén, y una muy breve tanga, que no alcanzaba a cubrir los pelos de su panochita.

Fue demasiado bello para mí, exaltada libido. Olvidando lo que tan gentil había preparado para mí, la conduje a nuestra recamara.

Con los dientes arranque su sostén, sus lindos pechos se erizaron cuando los acaricie, y bese con ternura, ---te adoro nena---   me saque la verga y se la mostré. --- mira nada más como la has puesto--- 

Mi verga estaba tan estirada como siempre, Karina tenía un efecto demasiado fuerte sobre ella, siempre dispuesta a dejarla satisfecha, y satisfacerme, con lo más bello que le había otorgado la naturaleza.

La recosté sobre la cama, y también con los dientes arranque su tanga, enseguida le di un beso en su panochita, y frote mi nariz en su pubis. Abrí su capullo y metí mi lengua dentro de ella, era un placer aquello difícil de postergar.

El sabor de su sexo para mí era indispensable, era la miel del durazno en almíbar, impensable cogérmela, y no mamarle su puchito. A ella le encantaba, y yo me afanaba en hacerla gemir. Un verdadero privilegio, deslizar mi lengua en su deliciosa humedad.

Cuanto deseo, y lujuria desataba mi nena. Al exponer al ansia urgente de mis manos, la encantadora geografía de su cuerpo. Sus   carnosas piernas eran rosadas por mis manos.          

Toda su piel se erizaba, y su boquita pronunciaba algunas palabras sin sentido.

continúe recorriendo con mi lengua por interior y exterior de sus piernas, ella gemía, jadeaba, y se retorcía de placer; humedeció uno de sus dedos en su boca y lo lleva a la punta de sus pechos para humedecerlos.

---“Nena amorcito ahora te voy a dar lo que quieres” ---   --- ella contesto balbuceante: “¡si, métemela, métemela ya!”.

 Karina me inspiraba una ternura, imposible dimensionar, su cuerpecito lindo, y trémulo para hacerme inmensamente feliz, yacía frente a mi dispuesta a complacer mi lascivia.

Comencé a metérsela despacito, justo en el momento que la penetré; ella suspiro muy fuerte, y emitió un suave gritito, sus expresiones se tornaron llenas de ansiedad.   Mis fuertes agravios, a las resbalosas paredes de la vagina, provocaban, que mi nena empujara con firmeza su cintura, al encuentro solaz con mi duro trozo

Apreté mis ojos, y comencé a deslizarme despacio, para deleitarme y apreciar, la suavidad de sus pliegues, de ese orificio grato, estrecho y jugoso…

Me quedé quieto, aquello era como estar en la gloria, sí, mi lanza era acometida por su propia temperatura, imaginen la mezcla que resulto, con la temperatura al interior del ducto de mi nena.

Mi ego, estaba sobrevalorado en aquel instante. que sensación mas divina, era estar encima de esa linda y portentosa mujer; “esto no puede ser, no puede ser demasiada gloria para un simple mortal, creí que soñaba”, ¿será real que me la esté cogiendo? Me quise cerciorar, y separé mi cuerpo, para observar mi verga sumergiéndose, dentro de su linda persona.

Era una fantasía, si eso era, una revelación etérea, que otra cosa podía ser, si le había visto crecer, fui testigo de su ducha infantil, cuando su infantil vagina carente de pelo, carecía de atractivo para mí.

Ahora, convertida en una hembra deliciosa, en todas, y cada parte de su excelso cuerpo, su enorme follaje, era como un artero insulto a mi lascivia, su vagina, parecía una flor recién nacida, y el orificio como un capullo herméticamente cerrado.

 Con dulce voz entrecortada, me indico me detuviese, pensé que se encontraba incomoda, pero me dijo, que quería cambiar de posición.

Se incorporó, y enseguida se inclinó sobre la cama.  Tantas veces la había tenido y no me cansaba de observar su torneado físico, sonreí complacido al ver las redondas formas de su nalga, carnosas rosadas sensacionales.

Me retire unos pasos, para ver a mi nena, y a su pequeña vagina coquetear, debajo de bajo de sus hermosas nalgas, sus pelos ya humedecidos, y pegados adornando su resquicio, mi verga parecía explotar, ante ese lindo panorama.

Más no pude evitar la tentación, de besar y lamer sus enormes cachetes, Karina, suspiraba agitando sus preciosas nalgas en mi rostro, de pronto, di un lengüetazo a su vagina, e hice que se doblaran sus piernas, Karina, separo las piernas, y metí lengua dentro de ella, entonces mi nena grito.

Me incorpore, y la tome de las caderas, apunte mi verga, y sala metí hasta la raíz, mi nena seguía gimiendo, y yo arremetí con todas mis fuerzas.

Y se movía al mismo tiempo con mi gol, logrando sincronizar, mis estocadas con el impulso de sus adorables nalgas. Delicioso, fantástico, porque contraía los músculos de su vagina, apretando mi verga, de la manera más grata, que puedan imaginar

¡Ocho!, aquel instante, fue el éxtasis. Mi verga, endurecida a su máxima capacidad, saturaba su vagina, pero me devoraba sin dificultad.

Estrechándome con firmeza, entre sus

Suaves, y resbaladizos pliegues.

Karina, con sus inapreciables caricias, me hacía experimentar el placer más intenso, que nadie haya logrado provocar en mi vida.

Atrapado en su vagina, y en la intensa sensación que ello me producía, apresuré el ritmo de mis embestidas. Mi adorada, y encantadora nena, hizo eco a mi apasionado accionar, y así a ese ritmo frenético y loco, unidos emitimos nuestra descarga profusa, y deliciosa.

Ha llegado el ocaso de mi vida, aun no soy un anciano, pero el tiempo no perdona, muchas veces impulse a Karina a buscar una pareja, alguien joven como ella, pero nunca acepto.

Sin embargo, ahora es algo indispensable me gustaría que, al morir, no se quedara sola, desdichadamente, ahora como en tiempo pasado, no acepto mi sugerencia.

Dijo, no tener ni deseo, ni necesidad de alguien más, que estaría conmigo hasta el final de mi camino, mientras ello sucedía, solo pedía que le amara, y estuviera con ella viviendo intensamente nuestro amor.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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