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Conociendo a ratona 2.0 (Cap. 8): Promoviendo el negocio

Ratona al recibir la orden directamente de su Ama fue a buscar el teléfono para contactar a las clientas y comentarles que llamaba para programar una cita para presentarse con su Alteza a la brevedad. A las clientas no les gustó la idea de que les llamaran por teléfono para ordenarles presentarse ante su Alteza a la hora que ella así lo había decidido. Ratona les recordó que habían firmado un contrato con su Majestad donde en una cláusula de disponibilidad donde se les obligaba a presentarse donde, cuando y a la hora que su Majestad les hiciera saber y que ellas fueran citadas; o de lo contrario el servicio de bocadillos en sus fiestas sería cancelado, las clientas no tuvieron más opción más que decir que si y preguntar el día y la hora.



Ratona les aclaró que su Majestad deseaba verlas al día siguiente en punto de las 9:30, ya que tenía cosas que debían enterarse de las nuevas atracciones acerca de los bocadillos, y de paso aprovechó para recordarles que su Alteza odia la impuntualidad. Las clientas al ya saber las reglas de su Alteza y que si no es como ella ordena les suspende el privilegio de ser sus clientas, sabían perfectamente que su Alteza no dice dos veces la misma orden, así que todas aceptaron debiendo cancelar sus planes previamente programados.



A la mañana siguiente a las 9:25 se escuchó como el timbre anunciaba la llegada de las clientas. Ratona las dirigió al vestíbulo donde esperaron pacientemente. En punto de las 9:30 apareció su Majestad y al momento de su entrada todas las clientas en cumplimiento del reglamento del negocio se postraron ante su Majestad y le besaron los pies para saludarle como muestra de respeto. De inmediato las clientas se apoyaron sobre sus talones y con la mirada baja y manos atrás y esperaron en silencio a que su Majestad les informase el motivo de la reunión.



Su Majestad comenzó haciendo uso de la palabra y desde su trono donde siempre da órdenes a sus esclavas esta vez dio audiencia a sus clientas que le ponían total atención estando arrodilladas. Su Majestad les dijo que se había dado unas vacaciones y que al llegar a su destino rentó una limusina y ahí se le ocurrió darles la oportunidad de quedar aún mejor con los invitados de sus eventos. Las clientas no entendían que tenía que ver eso con ellas por lo que pidieron permiso de hablar, su Majestad les permitió hablar un momento, las clientas agradecieron el permiso y preguntaron cuál era la ventaja para ellas.



Su Majestad sabía perfectamente que la única beneficiada era ella misma, sin embargo les alimentó su ego de gente rica diciéndoles que al rentarle sus limusinas y hacer que recogieran a sus invitados al igual que regresarlos a sus casas eso les daría un nivel mayor a ellas como anfitrionas, las clientas agradecieron el gesto de pensar en ellas dándoles una mejor categoría como anfitrionas de sus eventos.



Su Majestad les respondió que para su clientela siempre trata de buscar el mejor servicio y es por eso que ha comprado un servicio de limusinas solo pensando en ellas para subir así su calidad de atención. Las clientas se inclinaron y besaron los pies de su Majestad para agradecerles la oportunidad de ser mejores anfitrionas en sus eventos privados.



Su Majestad dijo no tienen nada que agradecer, solo quiero que al irse de mi casa se dediquen promocionar mi nuevo servicio para los eventos. Las clientas eran tan burras que no se dieron cuenta que su Majestad una vez más las estaba dominando sin darse cuenta que trabajaban para ella.



Las clientas respondieron “si Majestad, en este momento empezaremos la promoción pedimos permiso de retirarnos y así comenzar con el cumplimiento de su encargo”, su Majestad se puso en pie respondiendo vayan mis fieles vasallas y enseguida extendió la mano, las clientas entendieron que era momento de retirarse besando la mano de su Majestad.



Las clientas se retiraron y apenas llegaron a sus mansiones tomaron el teléfono para promocionar a su Majestad tal y como se los había dejado en claro. Su Majestad no podía creer el nivel de estupidez de sus clientas ya que prácticamente les había dado una orden y ellas lejos de darse cuenta aceptaron promocionar el negocio de su Majestad además de agradecerles que pensara en ellas, cuando la verdad solo era una manera distinta de cobrarles más en cada uno de sus eventos.



Las clientas se dieron a la tarea de llamar a todas sus amistades más pudientes y comentarles el nuevo negocio que su Majestad les había expuesto pensando en todas ellas para subir su calidad de anfitrionas. Las demás amigas agradecieron la información y enseguida se unieron a la tarea de promocionar el servicio de limusina.



Su Majestad no solo se había hecho de una extensa cartera de clientes ricachonas que les encantaba gastar dinero mostrando lo ricas que eran, sino que además ahora eran sus esclavas ocultas, ya que eran ellas las que debían promocionar lo que ellas mismas iban a contratar más adelante.


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