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Conociendo a ratona 2.0 (Cap. 11): Esclavos para el hotel

Las fieles vasallas o esclavas ocultas una vez más agacharon la cabeza poniéndose en postura de adoración para besar los pies de su Majestad en agradecimiento de haber considerado para desempeñar esta nueva encomienda, pero ahora con un mayor nivel de importancia ya que debían promocionar su próxima apertura, así como también debían comprar para su Majestad un grupo bastante grande de sumisos para atender el hotel.



Una vez más el grupo de vasallas o esclavas ocultas se dividieron en dos grupos para cumplir más eficazmente las ordenes que habían recibido directamente de su Majestad y debían cumplir solo en 15 días, ya que el hotel se inauguraba en un mes y solo les quedarían 15 días para calificar educar a los sumisos que consiguieran a los pies de su Majestad tarea que para su Alteza era como chistar los dedos, pero para ellas como vasallas novatas estaban aprendiendo.



Las esclavas ocultas o vasallas principales habían escuchado algunos rumores que ahí mismo en Madrid había un bazar donde se podían intercambiar, comprar o vender todo tipo de sumisos o esclavos, por lo que decidieron informarse donde estaba ese bazar sumiso y comprar un muy buen lote de sumisos para que trabajaran para su Majestad. Una vez que tuvieron ubicado el bazar se encaminaron hacia el para no perder ni un solo minuto y poderle cumplir a su Majestad con la tarea ordenada.



Por fin llegaron a la ubicación donde les habían informado que estaba dicho bazar de esclavos. Empezaron a pasearse entre los pasillos y se dieron cuenta que había todo tipo de esclavos.



Las esclavas ocultas preguntaron cuanto les costaría llevar el lote completo, el encargado del local dijo que estaban de suerte, ya que ese lote estaba al 50% de descuento por ser sumisas de fin de temporada y que por eso las estaba rematando a mitad de precio. Las vasallas preguntaron el precio regular del lote, el encargado dijo que por ser jóvenes eran algo costosas pero que como se acercaba la nueva temporada con mercancía nueva se las dejaba a mitad de precio además que se la entregaría a domicilio, las vasallas aceptaron el trato y dieron el domicilio del reino de su Majestad.



Las vasallas continuaron su caminata y encontraron tantas mujeres jóvenes como hombres con muchas aptitudes para ser esclavos, ya que apenas se acercaba uno a mirar la mercancía ellos mismos se postraban para besar los pies de los posibles compradores. Las vasallas compraron 30 perros y 30 perras también de remate de temporada pero de muy buena calidad. Las vasallas conociendo el nivel de desempeño que su Majestad exige confiaban en que serían del total agrado de su Majestad, pidieron fueran enviadas al reino de su Majestad a la brevedad, pagaron y se fueron.



Por otro lado el otro grupo de vasallas pensaron diferente, ese grupo decidieron irse por el lado mucho más sencillo y económico, de todas maneras el objetivo a cumplir con su Majestad era llevarle esclavos y esclavas. Decidieron empezar con algunas amigas y unas vecinas de ellas de las que en varias veces las habían visto muy calladas y arrastrando los pies al caminar, se dieron cuenta que era una de las señales que distingue a un sumiso a simple vista.



Decidieron ir a buscarlas directamente a sus casas, era de madrugada pero ellas necesitaban comprobar lo que sospechaban, hicieron sonar el timbre y por arte de magia salieron con solo un bata sus vecinas y antes de saludar agacharon la cabeza y en vez de preguntar que se les ofrecía, se disculparon por haberlas tenido esperando mientras ellas abrían. Las vasallas comprobaron sus sospechas y sin preguntar si querían o no, les ordenaron a las vecinas ponerse a cuatro patas, besarles los pies por dejarlas en espera y que se disculparan por eso. Las vecinas de carácter débil solo obedecieron lo que se les ordenó, las vasallas les ordenaron seguirlas hasta su auto a 4 patas para después encajuelarlas y llevarlas a su casa para al día siguientes entregárselas a su Majestad.



La siguiente parada en la recolección de esclavas y esclavos fue su propia familia, ya que se sentían comprometidas a no fallarle a su Majestad, tomaron la decisión de que sus madres y todas las mujeres de sus familia ya fueran hermanas, madres, primas o tías debían y tenían que ser propiedad de su Alteza, por lo que tomaron manos a la obra y sometieron a todas atándolas y encajuelandolas también para llevárselas a su Majestad a primera hora de la mañana. Cada uno de los grupos de vasallas logró recaudar unas 100 entre esclavos y esclavas de diferentes edades.



Al día siguiente sin importar que no hayan descansado se presentaron en el reino para llevar el lote de perros y perras, al aparecerse el Ama, todas las vasallas se postraron a besar los pies suplicando perdón al presentarse sin previa cita. El Ama permitió que sus esclavas ocultas se humillaran a sus pies y terminando el ritual, las esclavas comunicaron a su nueva Ama que le habían conseguido un número considerable de sumisos y sumisas para ser entrenados a sus pies. Mientras el primer grupo presentaba a sus familias para entregárselos como esclavos, el segundo grupo le dijo que ellas habían comprado también unos 100 perritos entre sumisos y sumisas, los cuales habían pedido ser enviados al reino.


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