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Categoría: Confesiones

COMADRE 4

... A esta altura de la noche estaba sorprendido de mi aguante, hacía mas de hora y media en estos trotes y ella quería mas.



Como recuerdan le había metido cuatro dedos en su inundada cueva y con el pulgar sobre el monte la tenía agarrada de su sexo con fuerza mientras le comía las tetas con deseperación.



Yo bramaba como un animal, y ella pegaba unos gritos que se escuchaban desde la calle y fue lo que pasó, porque en un momento miro por la ventana y se ve que está el sereno parado en la esquina mirando hacia la casa. Que locura, en vez de correr las cortinas, sin soltarla de la concha que la uso de agarradera  para levantarla, la tomo de la mano para que no se caiga y acto seguido pateo la alfombra hacia el valcón y de a poco y dandole unos besos profundos llenos de lengua la voy llevando hacia allí, de espaldas para que no vea el espectáculo que le va a dar al sereno, que no pierde detalle.



Luján está tan caliente y loca como yo.  La siento al borde de una reposera petisa, me arrodillo frente a ella, le abro las piernas a la vez que ella me abraza, le meto la cabeza de la pija en la entrada de la concha y comienzo a darle una pequeña serruchada solo introduciendo unos pocos centimetros. Siento las paredes tan calientes que me queman, que puta ardiente que es.  Cruza las piernas por detras de mí y se ensarta sola a fondo y ella se mueve con intensidad.  La agarro fuerte y la levanto sin que deje de estar ensartada, miro por sobre su hombro y el voyeur sigue allí.   Estando con ella en el aire le doy unos golpes de cadera para el espectador y entramos al dormitorio, vamos hacia la cama de matrimonio, nos comemos las bocas a la vez que vamos cayendo como en camara lenta sobre ella.



Quedamos bien al medio de la cama y apoyandome bien le di una buena ración de pija con energía, sacando eso de animal que todos tenemos, le sacaba casi los 20 centimetros y se los volvía a meter hasta el fondo de un golpe, no tiene una concha, tiene una caverna, al otro dia tendría la pija hecha flecos, y ella la concha ardida, que buenooooo!



No me quería correr pero aguanté así hasta que ella se vino con mas gritos, nos giramos, con ella siempre ensartada y quedó en posición para que se diera una cabalgata en ese potro que la tenía ensartada y la hacía delirar.  Saltaba, giraba, rotaba, me estrujaba la pija con las contracciones vaginales que hacía a voluntad, y me daba la posibilidad de aguantarme mas sin acabar, que puta.  Me di cuenta que es una hembra sin limites en la cama, que al marido no le debe alcanzar para satisfacerla a esta puta...



Ustedes se acuerdan como empézo el primer relato? Así estaba yo, no recordaba ni como, ni porque, pero lo que si sabía es que estaba volando con una compañera de trabajo y que al otro día nada sería igual.  



Esta situación me hacía sentir macho y me daba morbo, me hacía realidad alguna de mis fantasías.



No se cuanto estubo montada en el palo que era suyo, al menos esta noche, pero acto seguido me encontre con ella sentada sobre mi cara, sorbiendo sus jugos directamente de su concha, mi boca chupaba con avidez, le metía la ancha y ejercitada lengua a lo largo de la raja y al pasar por los agujeros de la concha y el culo le introducía la punta hacía circulos dentro, que manera de saborear esos jugos, y daban hasta para tragar.  Nos habiamos convertido en dos animales 100% sexo, ya no existía el mundo, solo eramos hembra y macho gozando, grutando, bramando.  



Nos insultábamos mutuamente y nos egustaba, pedía mas y le daba, le pedía y me daba, y en esa locura le dije que quería meterle mi instrumento por el culo, pero me dijo que nunca se lo habían hecho por ahí y que le parecía que la pija era muy grande para su culito.  Yo pensé que era solo que necesitaba un mimo extra, que con el desempeño que tenía en la cama, lo puta que era, ese culo ya no era virgen, de todas maneras no quise arriesgarme y decidi dejarlo de postre.



Se inclinó hacia adelante, agarró la pija con ambas manos y comenzó a pajearla. Me hizo desear, parecía que me la chuparía pero no lo hacia, me metía la punta de la lengua en el ojo de la pija, una vívora,,, pero de golpe se la metío toda y yo con su concha en mi cara largue un suspiro y redoblé esfuerzos para darle placer, se lo merecía, una mujer que era de su casa pero no lo parecía, una mujer que me estaba matando de gozo.   Creía que esta vez no podría aguantarme y largaría toda la leche con la chupada fenomenal, con el morbo de la cama de matrimonio, el retrato del esposo en la mesa de luz... pero quería que fuera mia en la clásica, quería llenarle la concha de leche, quería dejarle la concha con sabor a otro macho para que el esposo sintiera que se mujer tenía otro dueño, faltaba mas esa noche..  



Continuara... 


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