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Categoría: Confesiones

Aventura inesperada en el metro

Aquel día al abordar el metro estaba algo absorto por cuestiones varias que me tenían entretenido, y así me acerque a la división que seguridad hace diario de hombres y mujeres. Sin dar a ello mayor importancia, había junto a mi una pareja que se abrazaba y besaba con cierto descaro, la chica llevaba un bonito vestido azul obscuro, hasta la rodilla y sin medias. Al llegar el metro iba repleto, pero afortunadamente bajaron algunas personas y solo unos cuantos pudimos subir. Los primeros en hacerlo fue la pareja que se besaba, sin dejar de seguir besándose, se acomodaron a mitad del vagón.
Fue hasta ese momento que yo me percate de como me miraba la chica besucona, Comencé a seguirla con mi mirada, era como de 1.65 de estatura, llenita, con un busto mediano pero muy rígido y bonito, se le veían los senos redonditos y parados, con una blusa un poquitin escotada. Ese escote permitía ver su piel canela muy tersa y se notaba recién bañada, como lista para recibir mil besos y caricias. Lo demás no lo podía ver bien porque quede justo detrás de su acompañante. Seguimos y en la siguiente estación del tren bajò una persona y subieron como tres, por ello hubo un reacomodo de los pasajeros, eso me permitió quedar mas de frente con la linda chica que por la plática entre ellos pude enterarme que se llama Griselda. Y hora cuento como empezó esa maravillosa vivencia...

Al estar yo con la damita de frente y con el vagón lleno, una persona por acomodarse me empujo involuntariamente y me pegue de frente con ella. Le pedí disculpas y no hizo el mayor signo de molestia por esta situación, no obstante sentí en mi pecho sus bellos senos firmes y duros. Este sutil e inesperado roce empezó a causarme inquietud por sentir algo tan rico, comencé a excitarme, mi piel se puso chinita y mi instrumento quiso reaccionar, pero con calma me contuve al principio porque a su lado estaba el tipo con el que ella viajaba. Ella misma no se acomodó ni se movió ni lo mas mínimo, como en la mano derecha ella traía su bolsa agarrada y apoyada sobre su pierna, y con esa mano, en otro movimiento del tren a medio camino, y de la gente que se reacomodaba, me di cuenta que ella se me repegaba cada vez mas. Creí que lo hacia como invitándome a que siguiera viéndole aquellos sus lindos pechos. Note entonces que movía rígidamente sus piernas para rozar las mías. Yo me desconcerté un poco y de momento no sabia como reaccionar. Ella notó mi desconcierto y sin dudarlo, entre los apretujones y bamboleo del tren en su marcha, me siguió repegando mas atrevidamente sus duras piernas. Incluso meneó un poco su cadera para acomodarmela y pegarla a mi zona masculina. Parecía retarme a que la tocara. Incluso me mirò a los ojos y con la mirada me insinuó que le viera su provocativo escote. Su vestido era de una tela muy fina y delgada, ello favorecía el que yo la sintiera plenamente.

Ante esa ya de plano descarada insinuación, yo me hice de valor y le apoyé mi pene, todavía no estaba del toro erecto, pero ya muy excitado y comenzaba a ponerse duro. Ya con esa rigidez en mi instrumento, y a ver que no decía nada, decidí arriesgarme. Se lo recargue tantito y la chica hasta hizo por apretarse a mi y con ello sentir màs mi arma en su entrepierna.

Comencé ya con toda intención a recargarme de frente a ella, buscando pegarle lo mio al acercarme mas, y su respuesta fue sensacional. Con en pretexto de acomodar su bolso, bajaba y subía su mano discretamente, con ello fue sobando mi ya bien erecto pene, extendía su manita por sobre mi pantalón y noté que el tipo con el que iba, al parecer ni cuenta se daba. Afortunadamente para mi, el metro se fue parando a medias estaciones y el tiempo que duraron esas paradas intermedias me favorecía. La chica aprovechaba lo apretujados que íbamos todos los pasajeros para sobarme mas mi bulto, y con cada vez mayor descaro, seguía frotando, acariciando y hasta tomando mi pene y mis bolas con su suave manita. El delicado encantamiento de aquellas caricias me fue sabroso y casi eterno, no se veía que alguien sospechara. Por lo cual la chaparrita se acomodo de tal forma la bolsa, lo hizo para seguir disimulando y tocarme mejor, seguir jugueteando maliciosamente con mis pelotas y a lo largo de mi ya bien estiradota vara. Con semejantes caricias y apretonsitos mi tranca me hacia mi bulto, me la puso durìsima, tanto que yo creí que saldría disparada del pantalón.

La dama bien que disfrutaba de mis reacciones, se notaba feliz de sentir como con sus caricias y sobadas me puso bien durote. Entre los movimientos del tren, y como pude me hice espacio para agarrarme de otra forma y no caerme, y con intención de poner mi mano derecha a la altura del pecho, esto con la firme idea de unirme mas a ella, de frente, y poder tocarle los lindos senos. Así lo hice, con mis dedos logre meterme en la copa del brasier, era un bra de copa rigida color negro satinado y con encaje gris en las orillas. Continuando mi búsqueda y sin dejar de mirar esas ricas tetas, y después muy discretamente fui introduciendo mi mano, al ir metiendola sentí mas claramente el contorno de su ropita interior. Incluso al sentir el filo de su brasier, acaricie levemente el encaje. Entonces llegué a sus ricas tetas. Las estuve rozando un poco y hasta que, con mis tocamientos el pezoncito se fue poniendo erecto. Enfocando todas mis caricias solo al pezón. Todo esto con el consentimiento de Griselda; mientras mas le sobaba yo su puntita y se le ponía dura, ella lo aceptaba y seguía con su labor por abajo y bien concentrada en disfrutar de mi duro y rígido miembro viril. Alternando sus caricias entre lo largo de mi arma, y de repente me daba algunas sobadas en mis testículos. A veces se detenía en la punta, la palpaba en su volumen y me la apretujaba con ricura. Yo en en mi ropa interior ya sentía las consecuencias de la excitación. Estaba poniéndome húmedo, cuando ella se dio cuenta de esa humedad, se dibujo una maliciosa sonrisa en sus labios rojos. Afortunadamente mi pantalón era color negro y la tela no permitió que se notara.

Dos paradas después del tren, y por el poco ascenso y descenso de la gente me ubique aun mas detrás de ella, y ambos nos dimos nuestros ricos arrimones. Yo le recargaba lo grueso de mi bulto en su entrepierna y discretamente lo movía de atrás hacia adelante y de repente en círculos. La chica correspondía meneando disimuladamente su cadera y el trasero. A veces se soltaba del tubo y con su otra mano también me sobaba y apretujaba mas y mas todo mi bulto, hasta buscaba concentrarse en mis bolas. Al tomarlas hacia un leve juego con ellas entre sus dedos. Cuando hizo eso, yo aproveché para con una de mis manos acariciar su linda zona mágica, se la acaricie de lo mas lindo, y hasta pude sentir sus ricos vellos. La linda chica se sorprendió tantito, pero ni hizo nada por quitarse, y me di cuenta de que le agradó mi atrevimiento. Asi que para asegurarme de que podía continuar, estire por debajo mi otra mano y se la pasé por todo su redondito trasero, lo sobé rico, tanto que en mi mano pude sentir el sudor de su linda piel. Incluso pude sentir la linea divisoria de sus ricas pompis, la cual no escapo de una buena tanda de caricias mías.

Así seguimos un par de estaciones mas entre nuestros tocamientos y compartidas humedades. Seguí sobando su zona, se la sobe mas intensamente, concentrándome en sobar mas aun sus labios vaginales para con ello lograr que se viniera. Y fue tan rico ese instante de directa masturbación Que pude sentir que la tenia ya lista para el final. Con solo unas cuantas frotaditas mas, se fue poniendo tensa y bien aferrada a mi tronco, Mientras yo la sobaba, ella apretaba mas mi durisima verga... No pasó mucho tiempo para lo que yo tanto deseaba. Por fin logrè sentir mas húmeda y muy caliente su cosita..! Incluso aunque ella trató de disimularlo, la hermosa chaparrita soltó un apenas perceptibles suspiro al sentirse liberada y desahogada, satisfecha al liberar sus ricos fluidos femeninos. De solo sentir como me aventò su calor, yo también me vine todito. Mi semen inundò mi truza y la chica me acaricio mas para deleitarse con lo mojado. Nos buscamos con la mirada, y ambos hicimos una muy leve señal de mutua satisfacción. Antes de retirar mi mano, muy disimuladamente le di un suave y rico apretoncito en su cosita. Lo cual correspondió sobandome sobre el bulto, y de tal manera que me daba a entender que le encantò sentir el calor de mi leche en su mano.
Estábamos por llegar la estación de transborde. Entonces pude colocarme a un costado de ella, pero teniendola de frente a mi, baje mi mano y me incline hacia ella, cual fue mi sorpresa que al sentir ella mi mano en la suya, en vez de quitarla, la dirigió hacia su entre pierna, solo con la total intención de demostrarme que estaba bien mojada. Por lo que antes de llegar a nuestro destino pude sobarle su vagina con casi todos los dedos de mi mano en señal de agradecimiento.

Cuando llegamos a la estación, nos dimos un ultimo y elocuente apretón de manos. El tren abrió sus puertas, ella se tomó de la mano de su descuidado acompañante, y ambos continuamos nuestro camino. 
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 9
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