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Categoría: Confesiones

Andrea y Antonia se conocen

Esa noche me tocó ir al aeropuerto a buscar a mi esposa. Llegaba de su viaje de vacaciones de seis meses y estaba emocionado. Al salir de migración la Vi hermosa, radiante y bella. Provocativa cómo siempre, coqueta y semi vestida como le encanta a todos los que la ven.
A sus 45 años está buenísima. Vestido corto, blusa delicada y sin ropa interior. Una hembra de espectáculo.
La lleve a cenar a un restaurante en Caracas, ella era el centro de las miradas y lo justificaba porque siempre sonríe. Divina y egocéntrica, tiene con que. La disfrutaba y me excitaba. Me contó durante la cena todas las cosas interesantes que vivió con sus hijos. Tenía 5 años sin verlos y había mucha tela que cortar…
Llegamos a nuestro departamento y nos besamos por largo rato, algo que ella no resiste mucho. Antonia es una mujer que apenas la manoseas, responde de inmediato presta para darte sexo divino y divertido.
Note varias marcas en su cuello y en su ingle, pero no dije nada.
En la cama nos acariciamos y me confesó que hoy solo sería anal… Recostandome su enorme culo en mi ya erecta verga.
– Que paso, es que no me quieres regalar tu concha? Pregunté
– Es que me duele mucho adelante y te prefiero atrás.
Me contó que durante su viaje conoció a varios amigos con los que pasó días muy agradables. Pero hubo uno que la hechizo y con el mantuvo 3 meses de relaciones diarias, salvajes y exitantes.
Que para despedirse en Santiago El, organizo una noche de amigos y le hicieron una orgía de maravilla.
Me contó que todos le hicieron el amor pero que uno de ellos, el latino mestizo tenía una verga tan gruesa que le hizo daño. Estaba aporreada mi esposa de tanto llevar lo que le gusta. Yo estaba consciente que así disfrutaría sus vacaciones por lo que no me molestó, y comencé mi trabajo.
Antonia tiene un culazo memorable. Blanco, grande y bien carnoso. Esos que apenas caben en sus diminutos bikinis y que todos quieren ver y muchos poseer.
La pongo en perrito y coloco mi falo en su entrada, a lo que ella hace el trabajo de empujar hacia atrás para que entre todo de una sola vez, cómo le encanta a ella.
Nos dimos por largo rato. Note que estaba muy bien dilatada a lo que le susurré al oído…
– Se ve que te dieron full por ese culo en tus vacaciones
– Ni te imaginas, respondió con puta picardía. Mi culo fue por semanas el foco de nuestras juergas en esa ciudad. Las mujeres de allí no dan ese tesoro a sus maridos y cuando lo obtienen de alguien no quieren dejar de poseerlo.
Eso me excito muchiso y terminé acabando rico y agradado. Ella me obsequió dos orgasmos pero se ve que estaba agotada de sexo.
Se paró temprano al día siguiente, descuadrada por el cambio de horario. Estaba super sexy con ropa interior que había comprado. Hizo el desayuno y me levanto como ella acostumbra. Antonia desde hace varios años me despierta en la mañana con un oral como solo ella sabe, a lo que respondo con una penetración enjugada con su saliva y hacemos un rapidito que aveces puede durar hasta una hora.
Antonia y yo tenemos una relación especial. Trabajamos duro pero tenemos una forma particular de disfrutas del sexo. Hacemos tríos, intercambios de parejas, hemos estado juntos en orgías y convenimos todo lo que para muchos pueda ser infidelidad ya que nuestra apertura permite lo más sórdido y profano que podamos vivir. Nuestros cuerpos son para disfrutarlos y compartirlos y el de ella mucho mas.
Al final del desayuno me preguntó por Andrea, la rubia asistente nueva. Quería que le contará mis andanzas con ella. Ya sabía de algunos detalles pero ella quería los que le daban morbo y alimentaban su espíritu lujurioso.
Le dije que había organizado para hoy una velada después del trabajo para que ambas se conocieran.
En el centro de producción las presente y ambas quedaron encantadas. Antonia sexy como siempre, mostrándose y con ese aire de puta perfecta que la caracteriza; Andrea divina, provocativa, con ropa tan diminuta que asusta respiras a su lado para no terminar desnudandola. Bromearon todo el día, el resto de empleados solo las miraban y murmuraba sobre estas mujeres que no dejaban de sonreír y tocarse timidamente durante la jornada.
En la tarde nos fuimos a nuestro departamento. Andrea le propuso a Antonia ducharse antes de comer para estar más cómodas. Y mi esposa accedió sin problemas.
Me dejaron solo y aproveché para prepararles un par de tragos.
Se los lleve al cuarto de baño y encontré un verdadero espectáculo porno…
Estaban en un 69 comiéndose mutuamente los coños, gritaban de placer y no paraba de acariciarse. Tiraban con desenfreno en la bañera en la cual cabían ambas sin problema.
Las dejé que se conocieran y se dieran divino. Los tragos ni los vieron. Estaban en su terreno.
Salieron de la ducha y entraron en la habitación, tomadas de la mano, sonríedo con picardía y luciendo ropa muy sexy.
Se acostaron en nuestra cama y Antonia me preguntó si no debía ducharme, lo que significaba en nuestro lenguaje erótico, “déjanos solas un rato” me retire y comenzó un nuevo episodio. Por la puerta entre juntada pude ver cómo se hacían el amor en unas tijeritas de película. Cuál expertas gritaban de placer y tenían continuos orgasmos que se tornaron incontables. No pararon hasta que regrese a la habitación.
Antonia me dijo que estaba feliz de que yo encontrará a Andrea . Que era hermosa y maravillosa y que quería que siguiera trabajando para nosotros. Que quería celebrarlo haciendo un trío conmigo ahora mismo.
Ambas me tomaron de mis manos y me llevaron a la cama. Comenzaron a besar mi pene las dos y alternaban con ricos y jugosos besos entre ellas. Esas mujeres se veían muy bien.
Manos de mujer acariciándose y acariciándome, piernas largas y ricas entrelazandose, pies hermosos jugando entre ellos. Un concierto de cuerpos perfectos y sensuales dispuestos para la lujuria. Los tres conjugandonos con deseo y perversión para sacar provecho los unos de los otros.
Penetrarlas era una delicia. Ambas con vaginas suaves y resistentes, con culos dilatados y dispuestos y bocas cálidas y tragonas. Por dónde lo metía salía satisfecho y era bien recibido. La única disputa era por darle placer al que quedaba en frente de ti… Y rotamos toda la noche.
El Domingo en la mañana, día siguiente de conocerse, ambas se dedicaron a despertarme haciéndome una mamada a duo inolvidable. Andrea debía irse a su casa y Antonia tenía en la tarde un encuentro con un amigo que se gustaban desde hacía tiempo y quería darle la bienvenida… Se muy bien a lo que iban, yo pasaría el resto del día descansando y planificando la semana de trabajo. Antonia se puso hermosa. La pícara se puso ropa interior delicada y diminuta. Iba a tirar con El Chef. Un amor prohibido y dilatado en el tiempo. Me dió un beso y me dijo hasta mañana. Me pidió que la pasará buscando por la casa del chef antes de irme al trabajo. Nos despedimos y así quedamos.
En el próximo relato te cuento cómo estubo la bienvenida con su amigo.

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