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Categoría: Incestos

Acosado por hermana y madrastra. Sexo con ambas

En algún momento tenía que darse la convivencia, somos los hijos de la pareja, yo de mi padre ella de su madre, desde que nos presentaron se estableció ese feeling entre ambos. Una sensible diferencia de edades establecía ese escalafón de cierta autoridad que ponía a mitad de camino entre ella y su madre. Ambas mujeres tenían la misma cualidad física, ser tetonas, naturales y súper atrayente para gustadores de pechos femeninos, debilidad compartida con mi padre, por eso mismo ambos estábamos contentos viendo a estas dos hembras moverse con ese atractivo que acciona como imán para nuestras lascivas miradas cargadas de deseo, que yo tenía vedad por el vínculo, y temor a ser culpado de incestuoso, pero puedo decir en mi favor que no he sido el motivador, solo cometí el pecado de no resistirme, como dice el libro de la fe, la carne es débil, y esas tetotas estaban para tentar a un muerto…



Se presentó en el cuarto, vestida solo una remera de tela blanca, debajo, en la entrepierna la sombra de un triangulito oscuro suponía una tanga.



Adel, es medio hermana, la hija de la pareja de mi padre, una jovencita robusta con redondeces sin llegar a ser gorda, bien tetona, voluminosos pechos, diría que pequeños melones, la delgada y traslucida tela permite adivinar con bastante precisión el gran círculo que marcan las aréolas de los pezones, importantes pero no de la misma proporción que el conjunto del tetamen.



Sus veinte años y la calentura que habita dentro de su voluptuoso cuerpo le permiten y ella misma se obligó a ser atrevida, tener la osadía de invadir el cuarto del hijo de su padrastro, el trato amigable y complaciente la impulsó para que esa tarde de solos en casa fuera a tomarme por asalto.



Ella era la imagen viva de la transgresión, las tetotas su elemento de dominar voluntades y conseguir cuanto se le antoje, está consciente que los hombres sucumben ante sus imponentes carnes, más blancas y turgentes de que puedan imaginar. Es una mujer joven de piel muy, pero muy blanca, de esas que no gustan de exponerse al sol, sin marcas y con esa blancura que incita a los placeres más extremos, ella lo sabe y está dispuesta a experimentarlo, juega con el fuego llameante de su deseo, sabe que sus tetas pueden más que dos carretas, así le dijo la mamá cuando comenzó a desarrollar esas mamas tan generosamente heredadas de su progenitora: “Estas tetas que heredaste te abrirán muchas puertas, pero también muchas tentaciones, aprende a darle buen uso, con ellas conseguirás a todos los hombres que te propongas, ellos se rendirán complacidos, vendrás como moscas a la miel. Aprende a valorar estos encantos y hacer un provechoso uso de ellos”



De todo esto me enteré después de los hechos que voy a compartir con ustedes.



Adel, la deliciosa tetoncita, se presentó en mi cuarto, recostada contra el marco permitía el trasluz de su figura y ampliara la silueta de sus opulentos pechos, avanzó, con el atrevimiento de su juventud, sin falsos pudores, con la osadía de saber que cuando ella quiere sexo lo consigue.



Apoyó una rodilla sobre la cama, y se tomó el tiempo de observar mis reacciones, acarició sus pechos con esa seguridad y cadencia de movimientos que conquistan a un muerto, entendía que sus manos guían la mirada y mueven las fibras eróticas de su hermanito, comienza a frotarse, aprestar y recorrer todo el contorno de sus melones, jugar con el trasluz de la tela, frotarse los pezones.



Sin perder un solo movimiento de mis ojos, se inclinó descorrió la sábana y fue directo al miembro, tomó en su mano, sin dejar de fijar su mirada en la mía, comenzó a mamarla, acompañando cada movimiento de su boca con la sonrisa dibujada en sus ojos.



Movió mi cuerpo hasta sentarme en el borde de la cama, los pies en el suelo, ella entre mis piernas comenzó a mamar, sus manos acariciándose los pechos, ojos bien abiertos para mirarme mejor. Solo se escucha el hmmm hmmm y el chasquido de su lengua al lamer la verga. Sin dejar de verme agarra la pija para ayudarse en la mamada, la lengua dibuja brillantes estelas de saliva cuando la tiene fuera de su boca.



En lo mejor de la mamada soltó el miembro se incorporó para cruzar los brazos y tomar la remera y en un solo movimiento se la quitó, arrojándola fuera de la cama, la tanga negra también se fue para permitir ver esos pendejos prolijamente recortados, los pechos se balancearon, era el movimiento de efecto para seducir, reptando sobre el lecho se colocó apoyando la espalda en la cabecera de la cama, sin dejar de jugar con sus delicias mamarias, los levanta amenazando con lamer los rosados y gruesos pezones.



No necesita hablar sus gestos hablan todo, tienen las preguntas y las respuesta en sus gestos, la seducción parece ser su segundo apellido, el deseo, el primero



Abre las piernas sabe lo que viene, no deja de mirarme, ni tomarse los pechos con las manos, se desplazó lo suficiente para darme comodidad de entrarle el miembro, ella seguía mostrando como se acaricia mientras los primeros gemidos por haber entrado en ella. Sintió el grosor y la penetración, seguía apretándose los pechos mientras la penetro con la vehemencia propia de esa calentura que no me da respiro, tomado de su cintura me impulso dentro de ella, puedo ver como la penetro, verga en su máxima expresión, bien dura, las venas azulada y bien marcadas entrando en esa conchita, húmeda y bien estrecha, aprieta sus rodillas sobre mis caderas, colabora, moviendo la pelvis, acompaña en ritmo y forma la cojida que nos estamos dando.



Ahora son mis manos, dedos gruesos y palmas grandes, las que aprietan y exprimen sus meloncitos, los pezones son presionados por el índice y el pulgar, frotando, comprobando que no sale nada, solo los gemidos mejorados y aumentados.



Los gemidos se hicieron lastimeros y los jadeos más y más intensos, las tetotas se balancean sensualmente al compás del movimiento del bombeo en su vagina. Toda ella se reduce a dos grandes tetas sacudiéndose como flan, los gemidos se hacen más agudos y profundos, los ojos cerrados para poder sentir con más intensidad, reiteran los gemidos, el jadeo se torna intenso,



La atrevida muchacha, ahora está indefensa y maltrecha por el calor interno, la boca abierta, los gemidos son ayes, como de dolor, expresando ese momento acuciante de excitación que no puede controlar, se debate entre el cosquilleo de la calentura y la penetración que le abre la vagina.



Se mordió los labios, echó la cabeza a un costado, los ayes dejaron de escucharse, un hmmmm profundo y cadencioso salió de entre sus labios bien apretados. Echó la cabeza bien atrás, -Hmmmmm y elevó los brazos para tomarse de los barrotes de la cabecera de la cama, los ojos entrecerrados, mordiéndose fuerte el labio inferior. La sonrisa se dibuja en sus labios, los ojos abren una hendija para ver y sentir como acaricio sus hermosos pechos.



El orgasmo la recorre descargando la eléctrica excitación que altera sus sentidos, que la conmueve transforma, silencio y concentración, atravesada por los calores del placer recorriendo sus sentidos. Sigo dentro de ella, solo una pausa para permitirle elaborar ese momento de intimidad personal, de goce interior.



- Estas bien?



- Sí, mucho.



Solo ese instante de calma, retome el movimiento de bombeo, más intenso, mas bamboleo de los pechos al sacudirme dentro de su sexo. Se agarró con fuerza de los barrotes de la cama, cierra los ojos aprieta los labios, vuelve a gemir los ayes se repiten recurrentes, con distintas armonías y variaciones según la penetración y la intensidad de sus latidos internos.



Vuelve a tocarse los pechos, apretarlos para responder a la sensación de ponerse en camino hacia una nueva erupción del volcán interior.



Con los dedos separa los labios de la vulva, me gustaba ver como entraba en su cueva.



Los gemidos cortos y agudos se repiten como rezando para acompañar el ritual del sexo. Esta oración a la diosa venus, los gemidos se hicieron más agudos, la cama se estremece por las sacudidas que provoco, la penetración se torna vehemente y tormentosa, nuevamente se agarra con fuerza de la cabecera de la cama, para contener los embates del hombre que abre y dilata al máximo su vagina, sin poder controlar ese momento de angustia tan próximo al orgasmo, agarrotar sus manos al barral, morderse los labios, tomar aire por la boca, estremecerse, temblar cuando la excitación se convierte en ciclón de clase 5, huracán que arrasa con todas las defensas.



En medio del tumultuoso y efusivo orgasmo, juro que perdí el control y me dejé arrollar por el mismo huracán que arrasó con sus emociones. En la tumultuosa excitación de Adel, largué todo el caudal de esperma, bombeé todo hasta quedarme seco.



Recién en ese momento tomé conciencia de que le había acabado dentro, sin preguntarle, me sorprendió la forma y el modo de acosarme de la hermanita, ahora ya está hecho, en ese momento asumí mi culpa.



- Perdona, la calentura me pudo, te acabé dentro, y ahora…



Me pareció que no lo había notado, como fue todo en simultáneo, su estremecedor orgasmo arrasó con mi calentura, su tormentoso orgasmo se llevó mi eyaculación. Su mano recogió el semen que emerge de la vagina, su mano recoge el fluido seminal, sonríe despreocupada.



- Nada, no pasa nada. Mamá ya me había prevenido que tendría muchos hombres atraídos por mis tetotas, desde el primario comenzaron a crecer y todos los hombres a fijar sus ojos y sus ganas de tenerlas, la tentación era grande, por eso desde antes de mi primera vez, con el padre de una compañera de cole ya estaba protegida, mamá había previsto que los hombres se encabronan con mis tetas y se olvidan de controlar donde dejan su leche. Todo bien, me gustó cogerte.



Nos quedamos acariciando desnuditos, disfrutando del relax en la creencia de que solo estábamos nosotros dos. Pero….



Pero, luego de estarnos disfrutando del silencioso relax post cogida, que como todos saben cuando estamos en el fragor de acto sexual se disminuyen las capacidades de controlar los movimientos periféricos, la audición y la visión solo están atentas a los movimientos de la otra persona.



- Hola chicos! Se nota que lo pasaron bomba!, qué polvazo!! Ver un espectáculo porno, en carne viva es algo maravilloso, el sexo al rojo vivo, qué calentón me agarró, si me dieron ganas de acompañarlos…



- Entonces ven… te hacemos un lugar…



Adel y yo sonreímos, nos separamos, haciéndole lugar a la mami.



- Así vestida? mejor sin nada, a él le gusta ver tetas y las tuyas están bien llenitas.



Verla desnudarse, despacio, mostrando poco a poco sus carnes, excitaba y mucho, las manos de Adel fueron colaborando para poner al miembro como si recién comenzara el juego.



Todo fue delirante y tumultuoso, la madre se metió en medio de los dos, la hija demostraba que no eran unas improvisadas, que sabían cómo hacerlo, yo acompaño. Entre los dos le pegamos una soberana mamadota, cada uno prendido de una teta hasta agotarla.



La muchacha fue la primera en llegar a la cuca, con caricias y lamidas, luego me colocó para un 69 con la mama encima de mí, sumando sus bocas en la succión de la verga.



La mami ya estaba recaliente, se acomodó encima de mí, Adel fue la que guio la poronga para meterla dentro de su vagina. Comenzó a moverse con gran conocimiento del arte del sexo, bamboleando sus tetas en mi cara, no le costó mucho trabajo ni esfuerzo conseguirse ese polvo que hacía un buen rato estaba necesitando, enseguida fue un segundo polvo, bien gemido.



Mi corrida dentro de su conchita fue demasiado rápido, tampoco pude controlarme como lo hago con habitualidad, es que esas tetotas turban mi concentración y sacan la leche fácil. Me vine dentro de la madre que seguía disfrutando de su segundo orgasmo.



El metisaca con la leche dentro había comenzado a sacar para de la descarga en cada salida.



Adel está con la boca pegada a nuestros sexos, dispuesta a no desperdiciar nada del vital fluido del macho, recogiendo la leche escurrida. Terminó limpiándome la verga de todo vestigio de la eyaculación.



- Bien aprendida, me gusta que aprendieras el valor de no desperdiciar nada de la energía del hombre que nos hace el amor. Es un pecado mortal, desperdiciar el semen masculino.



De esta manera, sorpresiva, sin responder al armado argumental de una historia que parezca lógica, se desarrollaron los hechos relatados, porque en las historias todo debe encajar acorde a una trama y tener una justificación lógica, pero en la vida real se producen estas situaciones que no responden a ninguno de esos requisitos, las situaciones auténticas no tienen que tener una justificación, solo suceden sin explicación.



Así de simple, así de curiosamente irreal fue esta especie de acoso sufrido (bueno disfrutado) por este hombre que relato ese momento de lujuria e irrealidad, que aún ahora le cuesta entender y comprender, solo espera que no haya sido un sueño y que vuelva a repetirse. Los indicios van más por el lado de lo segundo, veremos que sorpresa me tienen guardada.



Nazareno Cruz


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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