Después de comer sus uñas le avisé y me miró:

— Bien... frota tu cara en mis pies, alterna lengua, besos y manos.

Empecé pegando mi cara. Sus pies eran más grandes. Ya estaba acostumbrado al olor. Pasé mi cara por sus plantas y luego besé uno a uno sus dedos. Sus yemas carnosas chocaban con mis labios. Después de los besos lamí las plantas suaves y lisas, los talones hermosos y los empeines. Evité lamer entre los dedos por el sudor y quedaba algo de suciedad, ella se dio cuenta y acomodó su pie para que mi boca pudiera lamer entre ellos. Vacilé un momento y me dio un golpe con la planta. No dolió nada pero fue un aviso y metí la lengua entre los dedos. Justo en ese momento sonó su móvil.

— Hola mamá... Sí, tranquila que estoy bien... nada raro, vino un amigo a saludarme— dijo acariciándome con sus pies— bueno, chao mamá.

No paré de lamer y frotar sus pies.

— qué pena no contarle a mi mamá este momento... quiero compartirlo— dijo mirando a su móvil— se lo diré a Noelia.

— ¡Oye no!— dije asustado

— Calla... tengo fotos vídeos...mejor que lo sepa ella y no todo el barrio.

No podía hacer más... solo me resigné mientras seguía con mi labor.

—Noe hola, si supieras cómo estoy... tengo a David de sumiso tía... en serio, está lamiendo mis pies, mando una foto, no cuelgues— miró la pantalla mientras tecleaba— ahí está... ¿Quieres venir? Jajajaja aquí te espero.