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Mis machos del campo (Séptima -y tal vez- última parte)

Los chicos fueron mis respetuosos con el tiempo que les pedí para acomodar mis ideas después de la partida de Luis. Solo hacían mensajes preguntando como estaba o si necesitaba algo. Nos veíamos en el patio desde lejos y ellos me tiraban algún beso cariñoso y un saludo que yo respondía de mismo modo. Me hicieron bien esos días para liberarme del remordimiento que tenía por la forma que había engañado a Luis mi marido y también para planear como haría ahora que tenía involucrado en mi vida a don Carlos, ya que no lo quería perder ni a él ni a mis chicos. De todos modos iba a ser obvio para ellos que cuando viniera don Carlos estaría en casa y eso indicaría que algo había entre él y yo.



Pocos días después con la mente más fría y el cuerpo más caliente decidí que era momento de volver a la ¨normalidad¨. Era media tarde y luego de escribir las últimas sensaciones en mi pendrive, releí todo lo que había escrito con lujo de detalles desde el día que llegue al campo, a medida que avanzaba en la escritura me iba calentando cada vez más. Decidí hacer un mensaje a los chicos pidiéndole que vinieran ni bien lleguen del trabajo.



Prepare algo para invitarlos a comer, me bañe, perfume y me puse una ropa bien linda para estar bella para ellos, llevábamos muchos días sin coger y yo realmente estaba alzada como una perra.



Aparecieron un par de horas más tarde, los tres recién bañados .Al entrar los salude a cada uno con un beso en la boca, el melli Juan último en besarme empezó a manosearme toda, mientras Ricardo y el melli Luis traían apurados el colchón y lo colocaban sobre el piso del comedor, para esto ya el melli Juan me había desnudado y me estaba cogiendo, yo con mis manos contra la pared y el desde atrás prendido de mis tetas moviéndose sin parar. Entre los tres me llevaron al colchón, estaban tan o más alzados que yo y querían cogerme los tres al mismo tiempo. Le pedí a Juan que se ponga boca arriba, me arrodille sobre él y sentí como entraba su pija en mi concha y a Ricardo escupiéndome el culo para lubricarlo y cogerme por ahí, ya tenía dos pijas dentro mío, el melli Luis se arrodillo al lado de mi cara y empecé a chuparle la pija desesperada de calentura, él se movía de tal forma que más que estar chupándosela sentía como que me estaba cogiendo por la boca, así empezó la orgia y después se fueron turnando para cogerme de todas formas, yo era una especie de contorsionista tratando de que mi concha, mi culo y mi boca le queden siempre disponibles para que ellos pudieran tenerme cogida permanentemente.



Esta vez pude saber que la fiesta duro dos horas de leche tibia y carne dura dentro mío. Deje de pedir más y más recién cuando ellos se rindieron de cansancio. Estaba físicamente agotada y dolorida por todas las posiciones que me habían puesto. Ricardo y el melli Luis ya sin aliento se tiraron en el sillón, el melli Juan y yo quedamos en el colchón abrazados, nunca me imaginé vivir semejante escena. Como veces anteriores nos bañamos los cuatro entre caricias y toqueteos, después hambrientos nos sentamos casi desnudos a comer algo de lo que había preparado. Fui llevando la conversación hasta el punto que me interesaba, tenían que saber que cuando don Carlos viniera se quedaría a dormir en casa. Al principio no les gustó nada, fue el melli Juan el que se atrevió a decir lo que los tres temían: “y que va a hacer con nosotros? nunca más la tendremos??”. Claro que si respondí, pero deben entender que don Carlos está interesado en mí y él es un hombre mayor y además es el jefe nuestro, no puedo negarme a su propuesta, pero no tengan miedo, el ya casi no funciona sexualmente (mentí), mis únicos y verdaderos machos son ustedes y siempre me van a tener de hembra, pero deben ser discretos y entender, si el me despide a mi o a ustedes nos tendremos que ir de aquí y eso nos separaría para siempre. No quedaron muy conformes con mi explicación pero aceptaron que así serían las cosas. También les dije que coger con los tres juntos era lo más hermoso que me había pasado, pero que quedaba físicamente agotada, cosa que era muy cierta, de modo que de ahora en más van a venir una noche cada uno en un turno que ustedes arreglen, los tres son mis machos y estos encuentros entre los cuatro los haremos cada tanto y de común acuerdo, o ustedes acaso creen que no me duele el culo con semejante cogida?? Les causo tanta gracia mi comentario que no podían parar de reírse.



También debían saber que cuando este don Carlos no habría ni escapadas al campo ni cogidas rápidas en el monte, como solíamos hacer cuando Luis mi marido vivía conmigo. Entre propuestas y risas aceptaron los términos, ellos querían tenerme tanto como yo a ellos, pero no quería que Carlos supiera de mi relación con los chicos. Ya era tarde, le pedí que uno de ellos se quede a dormir conmigo, jugaron el turno a las cartas y ganó el melli Juan. Ricardo y el melli Luis se fueron protestando por la suerte de su hermano y Juan y yo nos acostamos desnudos y dormimos acurrucados, no podía creer el vigor de estos chicos, a la madrugada sentí como me mojaba el culo con saliva para cogerme, yo estaba casi dormida, pero por supuesto que no me resistí, pero le pedí que sea delicado, porque me dolía de tanta pija que me habían metido antes. La acabada de ambos fue deliciosa y prolongada, después nos dormimos nuevamente hasta la mañana temprano cuando él se marchó a su casa y yo quede ordenando todo.



Que vengan una noche cada uno a coger y dormir conmigo me encantaba, tenía un harem de machos a mi disposición. Tenerlos de a uno me sirvió para conocer mejor sus gustos y que ellos supieran los míos, estaba enviciada con coger por el culo y los tres fascinados con eso. Descubrí que una de las cremas que usaba para mi cuerpo era un excelente lubricante así que sumado a que mi culo después de tantas cogidas ya se había dilatado, hizo que disfrute como una perra cada una de las cogidas que me daban. Mi morbo crecía cada vez más y quería cogerles el culo yo a ellos, de modo que en cada chupada de pija les hacía cosquillas con la lengua o con un dedo en el culo, de a poco empecé con la crema a meter la punta del dedo y al final pude cogerlos a los tres, el melli Luis ya antes me había dejado hacerlo, El melli Juan fue el que más se resistió, pero al cabo de unos días estaba encantado con mi cogida de dedo. Lo gracioso fue que los tres me pidieron encarecidamente que no les cuente a sus hermanos. Cada vez que lo recordaba me reía sola. Era una cosa morbosa lo que me pasaba con eso, pero sentir mi dedo penetrándolos me hacía sentirlos más míos.



El sábado que vino Carlos, trabajo a la mañana con los chicos y antes del mediodía me llamo para ir al escritorio, allí nos besamos y manoseamos de punta a punta, el trabajo quedo pendiente. No cogimos, me dijo que quería disfrutarme tranquilo en una cama así que fuimos a casa a almorzar y tener una larga siesta de sexo. Él no tenía el vigor de los chicos, pero lo compensaba con su experiencia. Era todo distinto cogiendo con él, con los chicos era más físico, pero la tenía tanto morbo y degeneración que me hacía gozar como una perra y así me llamaba mientras cogíamos… perra, y me encantaba ser eso: su perra!!



Pasamos el fin de semana conversando, paseando con los cuatri por el campo y cogiendo a más no poder. A Carlos le encantaba hablar de sexo y morbosidades tanto como a mí, cosa que me calentaba y me fascinaba de él. Tenía una mente tan perversa como la mía. El domingo a la tarde se marchó porque al otro día debía estar temprano en el pueblo. Al rato aparecieron los chicos en casa, los bese a los tres como siempre, aunque noté que estaban serios, algo celosos tal vez. Les repetí que siempre iba a ser su hembra, que no debían temer nada y para reafirmar esto, tome el mazo de cartas, mientras las mezclaba les dije: el que saque la carta más alta me coge hoy, se entusiasmaron y yo para mantener el suspenso seguía con las barajas en la mano di vuelta una carta delante de cada uno y salió primero Ricardo, luego el melli Luis y ultimo el melli Juan, ese sería el orden de las visitas de esta semana. Ricardo sonriente y feliz les dijo a sus hermanos que se marchen, que él tenía mucho trabajo que hacer. Y así ni bien salieron sus hermanos me cargo en brazos, me llevo a la pieza y nos fuimos desnudando sobre la cama sin dejar de besarnos y tocarnos. Mi adicción se estaba agigantando, esa noche me hizo y le hice de todo, me cogió de todas formas y por todos lados. Dormimos juntos abrazados y a la mañana lo desperté con una chupada de pija, trague su leche y lamí la que quedo en mis dedos y sobre su cuerpo. Lo despedí con un beso y empezó mi rutina de la semana.



Al mediodía recibí un mensaje de Carlos, que decía solamente: PUTA, primero no entendí, a los pocos minutos otro que decía. DEGENERADA,



El tercero: por error traje tu pendrive.



Quise morirme!! En mi pendrive estaba con lujo de detalles todo lo que había pasado en este tiempo en el campo, como pude olvidarlo en el escritorio?? Fui una estúpida ¡!



El cuarto mensaje de Carlos: PUTA, DEGENERADA Y MORBOSA!! ESTOY CADA VEZ MÁS LOCO POR VOS…



Yo no entendía nada, estaba amargada y confusa, que estaría pensando Carlos?? Que sería de mí?? Pensé en eso toda la tarde, mientras hacía algunas tareas y pasaba en la Pc las novedades atrasadas que tenía. Ya estaba oscureciendo, me bañe, comí algo y me prepare para esperar a mi macho de turno. Hoy le tocaba al melli Luis, tal vez era mi última semana de felicidad en el campo. Tenía que aprovecharla!


Datos del Relato
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