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Categoría: Fantasías

UNA FANTASÍA ESPONTANEA

" Mi mujer y yo somos una pareja típica, pero a veces la pasión nos lleva a experimentar situaciones morbosas. "

 

Se hizo tarde y nos fuimos a lavar los dientes, la rutina de siempre. Y como no, antes de acostarse, hay que hacer la meadita de rigor por lo que mi mujer se sentó en la taza del wáter. Yo normalmente la dejo sola, que si no dice que le da corte y no le sale el chorro, pero esa noche estaba cachondo y quería jugar un poco. Me puse delante de ella y me bajé los pantalones.

 

- ¿Qué haces? No ves que estoy meando y así no puedo.

 

- Perdona, pero no ves cómo me pones.

 

Yo empecé a tocarme por encima del bóxer. Ya la tenía morcillona y ella se percató de mi hinchazón, cosa parecía excitarla.

 

- Parece que te he cortado el rollo, pero tranquila sé cómo ayudarte.

 

Me incliné hacia adelante para llegar a su coño peludo, aunque últimamente lo lleva recortado, cosa que me pone un mogollón, porque sé que le gusta que le coma su coño. Como decía, me incline para acariciarle la rajita, quería sentir su suavidad eso me pone a mil y más ver como reacciona su cuerpo y esta empieza a mojarse. Me acerqué a su rostro y le di un beso suave en los labios buscando su complicidad. Ella me lo devolvió con un beso más intenso y húmedo como a mí me gustan. Eso significaba que quería seguirme el juego. Estuvimos un rato concentrados con nuestras lenguas lo que incremento mis movimientos en su coño. Era tal el morbo de la situación que me acerqué a su oreja y le pedí que se meara en mi mano.

 

- Sé que lo deseas y yo quiero sentir como me meas encima.

 

Ella me miro si saber que decir. A ella no le va mucho este tipo de cosas, aunque sabe que a mí me ponen un montón. Pero para que no tuviera tiempo a responderme, yo aproveche para convencerla. Metí mi mano derecha por debajo la camiseta para masajear sus pechos. Le encanta que juegue con ellas y le pellizque sus pezones, se deshace de gusto. 

 

- Ahhhhh, como me gusta que me sobes las tetas. ¡¡¡Chúpamelas!!!

 

- Me las voy a comer enteras, pero por fi, méame la mano, que me encanta hacer guarradas contigo.

 

- Pero no me sale, me da cosa.

 

- Tu relájate y disfruta, ya sabes lo que me gusta tu faceta como guarrilla.

 

En eso me puse a chuparle las tetas. Joder, tenía los pezones durísimos de lo cachonda que iba. Se los empecé a lamer y a succionar con pasión. Ella disfrutaba tanto que arqueaba la espalda lo que hacía que su coño se abriera y yo empezara a meterle un par de dedos. Estaba super mojada, saqué los dedos para poder saborear sus jugos. Y también le di a probar a ella que no se resistió y después nos besamos.

 

- Joder que rico sabe tu coño. Me pones a cien.

 

Mi mujer me bajó el bóxer y agarró mi polla con pasión. Sentí la presión de su mano que empezó a subir a bajar dejando el glande al descubierto con un hilillo de líquido preseminal que uso para lubricar mi pene y meneármela. En pleno éxtasis me vino unas repentinas ganas de mear.

 

- Joder tía que me han entrado ganas de mear.

 

- Y a que esperas, soy toda tuya.

 

Ella me soltó la polla y se quito la camiseta y volvió a cogérmela dirigiéndola a sus tetas.

 

- Méate en mis tetas. Mójamelas enteras.

 

- Que guarrilla eres. ¡Me encanta!

 

Me costó un poco, con la polla dura y hinchada, tuve que concentrarme y relajar la uretra. Pero era tal el morbo que no podía desaprovechar la oportunidad. Siempre quiero hacer guarradas con mi mujer, pero por lo general nos cortamos y acabamos solo follando. Esta vez, los dos estábamos súper cachondos y nos dejamos llevar por el momento. El chorro empezó a salir, al principio no era muy fuerte, pero apreté las nalgas y empezó a salpicar en sus tetas. Ella empezó a masajeárselas como si se estuviera duchando. La escena era grotesca, pero a la vez excitante con mi polla hinchada meando encima del cuerpo desnudo de mi mujer que gozaba de mi meada que la dejo todo empapada. Cuando acabé me arrodillé para lamerle el coño que aún goteaba y fui recorriendo todo su cuerpo hasta llegar a su boca, ella de relamió los labios y nos dimos un beso apasionado.

 

- Joder cariño que rico sabes. Me ha encantado mearte entera. ¿Quieres que follemos?

Datos del Relato
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