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Capítulo 2 (Alemania)
―Mmm sii!! Por favor no se detenga!-logre articular
Su lengua recorría hábilmente mi vagina, todo mi cuerpo temblaba ante sus toqueteos, Víctor se movía con tanta autoridad sobre mi cuerpo…parecía que conocía todo sobre mi, como si solo tuviera que tocar unos pocos lugares para tenerme rendida ante él, convirtiéndome en una suplicante forma de vida que ansiaba ser inspeccionada. Sus movimientos tan bruscos hacían que me moje mucho más, la manera en la que apretaba mis senos mientras su cabeza se perdía en mi entrepierna era algo de otro mundo…
―¿Quieres más?...dime
―Mmm sii jefe por favor…
Solo se limitó a sonreír, su lengua había probado mi interior, el sabor de la humedad que el mismo había causado, se incorporó lentamente y con un rápido movimiento saco su miembro para apoyarla directamente en la entrada de mi vagina, fue hundiéndose lentamente arrancándome pequeños suspiros y gemidos mientras su miembro avanzaba, mientras su miembro me invadía, su movimientos fueron aumentando en velocidad y profundidad, mis suspiros llenaban por completo la pequeña sala del jet que nos llevaría a Alemania, mis brazos rodearon su cuello y un apasionado beso contuvo los gemidos por un breve periodo de tiempo, escondí mi cabeza contra su cuello y comencé a morderlo mientras podía sentir como sus fuertes penetraciones llegaban a lo más profundo de mis entrañas adueñándose de ellas.
―Ohh Mariza….te deseo tanto, estaba deseando hacerte esto desde el primer momento que pusiste un pie en mi oficina, despiertas mi lado más animal, más salvaje, más hambriento de lujuria y posesión.
―Mmm Si Señor Si Señor! Hágame lo que guste…su humilde asistente está aquí para complacerlo….Mmm poor ayy… poor faavor no se detenga Señor!!.
Su mano atrapo mis cabellos y tirando de ellos consiguió separar mi rostro de su persona, comenzó a lamer y morder mi cuello mientras su mano libre apretaba con descaro mis senos llevándome cada vez más cerca de la puerta del placer, con cada lamida, con cada rose de su cuerpo, con cada penetración salvaje podía sentir como ascendía al paraíso….
Un fuerte movimiento producto de la turbulencia me despertó de repente, me encontraba totalmente traspirada, frente a mi Víctor comenzaba a despertarse mientras el capitán nos decía que mantengamos la calma, todo estaba bajo control, observe mi jefe y un intenso cruce de miradas se produjo…
―Tengo que ir al baño- solté de repente.
Casi entre corriendo al baño, cerrando la puerta tras de mí lo más rápido que pude, que era lo que ese sueño significaba? No podía creer lo que había pasado, introduje mi mano bajo mi pantalón y note de inmediato no solo un gran calor sino que estaba empapada y muy excitada, había sido todo un sueño pero se había sentido tan real, había sido una experiencia realmente intensa.
―Mariza…te encuentras bien? Hay algo que pueda hacer para ayudarte?- pregunto al otro lado de la puerta.
―“Si…que sea la última vez que entras en mis sueños y y me haces salvajemente el amor” Estoy bien, solo algo mareada ya salgo- Respondí en cambio.
―Está bien, date prisa pronto aterrizaremos- Concluyo
Me senté en el inodoro luego de bajar mi pantalón y mi mojada ropa interior, no podía ser verdad, si ese temblor no me hubiera despertado abría explotado en un inmenso orgasmo mientras dormía en presencia de Víctor, si darme cuenta había comenzado a tocarme mientras recordaba el sueño buscando una explicación, tres de mi dedos entraron sin apenas resistencia, mi respiración fue acelerándose mientras recordaba cada una de “sus palabras” la manera en la que me entregaba y a los pocos minutos pude alcanzar el clímax del que no pude disfrutar en mi sueño, claro está dejando el baño en condiciones y evitando a toda costa que de mis labios escapara algún gemido que informara a mi jefe de mi pecaminoso acto.
Nuevamente Mariza comenzaba a actuar de forma extraña pero era algo para lo que sencillamente no tenía tiempo para ocuparme, apenas llegamos a Berlín y bajamos del avión fuimos recibidos por un pequeño convoy el cual nos escolto hasta una de sus bases establecidas en el área, mariza seguía con la mirada hacia el piso estaba completamente roja y apenas me dirigía la palabra solo cuando yo le hablaba o le pedía que anote algo, al llegar debimos esperar en una de sus oficinas hasta reunirnos con el Gral. Aigner.
―Que esperamos Señor Vask?- Pregunto curiosa
―Al Gral. Aigner, esta base a partir de hoy comenzara a trabajar con nuestras armas, radares, misiles guiados…en resumen todo lo que se necesita para que esté operativa al 100%.
―No sería más fácil enviar el dinero a nuestro país en lugar de tener que venir en persona?
―Es complicado… El Gral. Aigner conocía a mi padre, además la reunión de hoy es para coordinar sobre el equipamiento de bases fuera de sus fronteras, necesito que estés despierta, no podemos darnos el lujo de dejar pasar este trato, ¿entendiste?
―Si Sr. Vask.- Su mirada permanecía en el suelo.
―¿Estas segura?...vuelves a actuar rara, no sé qué problema femenino puedes estar pasando pero seré claro…no tenemos tiempo, necesito que seas profesional.
Solo se limitó a asentir rápidamente y dirigió su mirada a las puertas que se abrían para dar paso al General después de un cordial abrazo, nos llevó a recorrer la base y nos contó todas sus demandas para las bases que se encontraban en el extranjero, sin lugar a dudas era una oportunidad extraordinaria una portunidad que no se podía perder, al llegar al centro de mando observamos el contante trabajo que se manifestaba ahí, información entrando y saliendo continuamente, vigilancia de cada uno de las potencias de la zona, era hermoso ver nuestra tecnología mostrando todo de lo que era capaz.
―Estas haciendo las cosas bien Víctor, tu padre estaría orgulloso- mostrando una sonrisa algo tensa.
―Gracias Gral. Aigner, espero que el negocio se cierre como habíamos discutido y que no me haya echo venir de gusto hasta aquí, comprenderá que soy un hombre muy ocupado.
―Lo tengo claro, todas nuestras bases funcionaran con tecnología Vask, tengo una propuesta para hacerle Sr. Vask.
―El precio es justo y el tiempo es el correcto no creo que haya nada para discutir.
―Ohh solamente quiero mostrar algo de amistosa gratitud, haremos una celebración mañana a la noche en su honor y sería un gusto que nos acompañaran.- Su mirada recorrió la maravillosa figura de Mariza, quien se había alejado un poco para darnos la privacidad necesaria.
Aceptamos la propuesta y nos dirigimos a un hotel de la zona, nunca había podido soportar al Gral. Aigner, me resultaba una persona muy hipócrita. Al llegar al hotel cada uno fue hacia su habitación, comencé a preparar un discurso agradeciendo la buena voluntad y la confianza que nos daban al comenzar a usar nuestro equipamiento, el sueño comenzó a adueñarse de mí y de un momento a otro caí en un profundo sueño…
―Víctor mi amor…
―Victoria!! Corre, vete…llama a la policía!!-
Me encontraba forcejeando con un delincuente quien se había metido a mi casa creyendo que no había nadie, Victoria estaba paralizada y solo gritaba…hasta que un disparo hizo notar su presencia con un intenso sonido impactando en ella.
―Victoria..!
Me desperté de repente, nuevamente ese maldito sueño…habían pasado dos años ya, me encontraba, sudado y muy angustiado, una pequeña lagrima se atrevió a resbalar por mi mejilla, llame a mariza y dije que pasaría por ella en a las nueve de la noche en punto, tenía el día libre para hacer lo que ella quisiera. Por mi parte solo me quede en mi habitación, ese sueño había hecho que perdiera las pocas horas que tenía para dormir, solo me quede en mi cama, recordando a victoria, extrañando sus besos, la manera en la que me animaba a seguir adelante, la forma en la que se había comprometido en lograr que perdone a mi madre, su inmenso amor, me hacía falta su presencia, mis pensamientos volaban en cada uno de mis recuerdos con ella, hasta que un echo cruzo mi mente, en el jet que nos traería a Alemania, estando frente a mariza había podido dormir sin problemas, tampoco había pensado en victoria el día que ella se presentó en mi oficina…¿que era realmente lo que despertaba en mí? Las horas pasaron de forma vertiginosa, faltaban solo 30 minutos para que tuviéramos que presentarnos en la base del detestable General me di un baño rápido y me prepare para la cena lo más rápido que pude, salí de mi habitación y me dirigí al lobby del hotel para esperar a Mariza, el tiempo pasaba y ella no respondía ninguna de mis llamadas, comenzaba a molestarme demasiado eran ya las 9:25 Pm, estábamos llegando tarde, hasta que vi como ella bajaba las lujosas y finas escaleras que comunicaba el lobby con las habitaciones con un paso que demostraba decisión y sensualidad al mismo tiempo cubierta con un hermoso vestido negro que resaltaba cada una de sus hermosas curvas, un hermoso escote permitía apreciar su hermosa piel y un maquillaje muy sutil terminaba de demostrar la hermosa mujer que se ocultaba de todo el mundo cada vez que sentía vergüenza y miraba al suelo, mi respiración se cortó por un momento sentí el deseo inmenso de recorrer su cuerpo y que por un momento nada importara.
―Disculpe la demora jefe, estaba un poco nerviosa…. ¿Cómo me veo?- expresando una fantástica sonrisa al momento que daba una vuelta sobre si misma permitiendo que aprecie su atuendo.
―Estas…Estas hermosa.- Mis defensas habían caído, miles de pensamientos pasaban por mi mente y cada uno de ellos tenía que ver con poseer apasionadamente a mariza, con recorrer su cuerpo, morder su exquisita piel, propiciarle un momento de placer y arrancarle un gemido tras otro, había dejado de importarme el hecho de que estábamos llegando tarde a la reunión con el Gral. Aigner
―Ya es tarde señor, debemos irnos.
―A dónde?...
―A la reunión con el Gral. Aigner Sr. Vask.- una simpática risa sonó al terminar su frase.
Logre despejar mi mente del cruel hechizo en que mariza me había dejado, salimos lo más rápido posible y usando un auto proporcionado por el hotel llegamos al salón dispuesto para la celebración, atravesamos un pequeño control de seguridad y nos encontramos rodeados de políticos, reporteros, un gran número de oficiales, el ambiente era acogedor sonaba una música suave y armoniosa que mantenía la calma, saludamos a muchos de los invitados y tuvimos que tolerar con buena cara a cada político que se acercaba con una sonrisa hipócrita en su rostro, las luces fueron menguando de a poco y comenzó a sonar un hermoso Vals, las parejas comenzaron a armarse y de manera decidida tome la mano de Mariza para comenzar a bailar.
―Vamos…-Sujete su mano y pude sentir su suave piel.
―No, no voy a bailar- Comenzaba a ponerse nerviosa.
―Claro que si…vamos- una leve sonrisa apareció en su rostro.
―Sr.Vask…por favor….no se bailar.
―Yo te guiare, sigue mis pasos…
Sujete su mano y rodeando suavemente su cintura comenzamos a bailar, a pesar de haber empezado de forma algo tosca cada vez se dejaba llevar más por el movimiento de la música y me permitía guiarla con mas facilidad, mi mirada se centró en sus hermosos ojos celestes, pude notar como se sonrojo casi al instante dejando escapar una encantadora sonrisa.
―Te ves hermosa, ese vestido te queda a la perfección, pero tengo una duda, cuando nos disponíamos a salir de viaje para Alemania no tuviste tiempo ni siquiera de tomar tus zapatos, ¿cómo es que ahora traes ese vestido?-
―Bueno… Sr. Vask ud me dio el día libre, lo compre en una tienda cercana al hotel.
―Brillante, supiste guiarte sola por la ciudad y conseguir lo que buscabas…o acaso una de las empleadas del hotel te ayudo?- Sonreí seguro de estar un paso siempre delante de ella.
―No, se hablar de manera fluida cinco idiomas… español, inglés, alemán, ruso y griego- Mostrando una pícara sonrisa.
―Eso…es fantástico…porque no me informaste eso.- su confesión hizo que me quedara duro por unos segundos
―Me dio vergüenza Sr. Vask….
―Llámame Víctor por favor y tutéame.- Mi mano en su cintura comenzaba a apretarla más contra mi cuerpo
―Sr. Vask creo que es lo mejor para no mezclar las cosas que mantengamos un vínculo estrictamente profesional.- puso su mano en mi pecho y me empujó suavemente para separarnos.
El vals concluyo y ella huyo con la excusa de ir al baño, recorrí solo las instalaciones del salón hasta toparme con el Gral. Aigner luego del rechazo tan evidente de mariza no estaba en condiciones de tolerarlo pero mi vista no se fijó en el sino en la mujer que lo acompañaba, una hermosa mujer rubia de ojos celeste y vestida de forma “más llamativa “ que mi asistente me mostraba una hermosa sonrisa, me acerque a ellos y comenzó una conversación de lo más tediosa y aburrida, definitivamente ya no soportaba un momento más aquella reunión, pero en un momento el General pregunto por mi asistente al informarle que había ido al baño de damas salió a buscarla, aunque puso la patética excusa de “seguir saludando a los invitados” , al retirarse la conversación con la misteriosa mujer fue subiendo de tono y de una manera disimulada nos dirigimos hacia unas de las habitaciones más alejadas del gran salón, la empuje contra un escritorio y metiendo mis manos por su escote libere uno de sus hermosos senos para llevarlo directo a mi boca.
―Umm… Sr. Vask, es una persona muy traviesa- Dijo al momento que levantaba el vestido y se acostaba arriba del fino mueble.
―No sabes cuánto…- mi mano se dirigió a su entrepierna para acariciar su vagina a través de su fina ropa interior.
Mis dedos lograron hacer contacto directo con su sexo y pude sentir como comenzaban a humedecerse, mi boca seguía jugando con su duro pezón el cual reaccionaba a cada uno de los movimientos de mi lengua, su respiración era muy irregular y sus pequeños gemidos llegaban a mis oídos excitándome todavía más pero al levantar mi vista para ver su rostro mi mente comenzó a jugar conmigo, en lugar de ser esa misteriosa mujer de la cual no conocía ni siquiera su nombre podía ver con total claridad a mariza, mis labios chocaron con pasión contra los suyos y nuestras lenguas comenzaron una danza infernal, al momento que mi miembro iba ingresando en ella, sus gemidos iban aumentando al compás de mis penetraciones las cuales cada vez eran más violentas, mis manos tomaron sus piernas y poniéndolas sobre mis hombros permitieron que mi verga entre cada vez más profundo en sus carnes comenzando un frenético vaivén.
―Ummm Sr Vaskk….umm mas… des…pacio por favor…- Su forma de escupir palabras solo me excitaba más.
―Silencio….
La imagen era muy clara, la imagen de mariza gimiendo locamente nublaba mi mente, sus jadeos eran constantes y al cabo de pocos minutos exigía mas a mi cuerpo, ansiaba ser poseída de forma tan salvaje, dispuesto a cumplir sus expectativas le ordene que se pongan en cuatro sobre el escritorio perdiendo en ese momento mi cara entre sus nalgas, lamiendo y estimulando de forma casi desesperaba su ano, sus gemidos eran constantes aunque no dejaba de pedirme que no quería eso que no quería entregarse de forma tan completa…palabras sin sentido en mi estado mis dedos lograron entrar uno a uno en su estrecha colita arrancando gritos cada vez más fuertes a su portadora, cuando considere que ya estaba lo suficientemente dilatado comencé a hundir mi verga entre sus generosas nalgas, su respiración se cortó un pequeño grito de dolor salió de su garganta, mi mano derecha estimulaba su clítoris mientras con mi mano izquierda jugaba con sus senos…logro arrodillarse sobre el escritorio haciendo a un más estrecho el recorrido que mi miembro atravesaba y generándole más placer, a los pocos minutos ambos llegamos a un hermoso clímax al unísono manchando ella el fino escritorio con los liquidos que salían de su vagina y por mi parte llenando su estrecho anito para después resbalar por sus nalgas.
Estábamos exhaustos la breve pero intensa “reunión” había terminado, bajamos del escritorio y tomando su bolso saco unos pañuelos descartables limpiándose ella y el escritorio guardando nuevamente los pañuelos usados en su bolso, me dedico una sonrisa y me dio una tarjeta con su nombre “Ángela Berit” dejándome solo en aquella habitación con un pensamiento que no paraba de rondar mi mente, era algo que no podía negar todo aquello sucedió porque ella era muy parecida a Mariza, mi mente había jugado conmigo y había ganado, Salí de la habitación y la busque por todo el salón hasta que la encontré hablando con el Gral. Aigner un fuerte mal humor me invadió e interrumpí de forma descarada en su conversación.
―Aquí estas hasta que por fin te encuentro- mirando a Mariza y ignorando totalmente al fastidioso General.
―Sr. Vask estaba esperándolo cuando me encontr…
―Entiendo, vamos debemos irnos al hotel mañana muy temprano salimos de nuevo para nuestro país.- ¿qué manera de interrumpirla era ese?
Se despidió Amablemente de nuestro amigo en común y nos dirigimos al hotel, por más que lo intente no pude pegar un ojo en toda la noche, el rostro de Mariza no se alejaba de mi mente, su sonrisa era un hechizo que alimentaba mi insomnio a la mañana siguiente volvimos a nuestro país, la empresa había quedado en manos de Lorena quien al enterarse de nuestro regreso organizo una cena la cual traería más de una sorpresa...
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