~~Hace
mucho que no escribía. Mi vida ha cambiado algo desde la última
vez. Bueno, quizá no tanto. Sigo estudiando, y sigo con novia.
Lo que ha cambiado es la chica con la que estoy ahora. La relación
con "María" se rompió desde aquella fiesta,
no podía ser de otra manera. Al poco, conocí a otra, llamémosla
"Rosa". Con ella me va bien, no puedo negarlo. Nos llevamos
bien, y el sexo es frecuente y bueno (quien diga que eso no es importante,
miente).
El caso es que pese a todo estaba cayendo en algo de monotonía.
A ella no le gusta experimentar demasiado, y supongo que eso pudo disparar
lo que sucedió a continuación.
Durante
unas semanas no hacía más que merodear mi cabeza la frase
"¿qué pasaría si tengo una aventura?".
Joder, no quería hacerla daño, pero el morbo de pensar
en la situación de montármelo con otra era superior a
mis fuerzas. Era época de exámenes,
y una amiga, "Marta", me llamó para pedirme ayuda.
Ella siempre ha sido como una hermana para mí, y sabe que se
me da bien la física, así que aunque estudiamos carreras
diferentes me hizo ir a su casa para que la explicase algo (¿hay
algo más interesante que los campos electrostáticos?).
Me dijo que fuese al día siguiente por la mañana, que
la daba más o menos lo mismo la hora. Al
día siguiente me cargué de libros y marché a su
casa. Llegué pronto, y cuando llamé, tardó en cogerlo.
Primero imaginé que quizás estaba con su novio (un total
capullo que conoció en una fiesta), y que lo mismo debía
haber avisado. Sin embargo, cuando subí me recibió con
un albornoz. Pasa, José. Me has pillado
en la ducha.
Fuimos diciendo tonterías hasta el salón. Me indicó
que me sentase en la mesa, y cuando lo hice se agachó para recoger
papeles que la cubrían. Al agacharse el albornoz se abrió,
dejando a dos palmos de mí un jugoso seno, dejándome a
mí con una empalmada de dos palmos. Me puse totalmente rojo
en un instante, y ella se dio cuenta. Ups! Lo
siento. ella también se avergonzó, y salió
de la habitación para cambiarse. Joder.
Esos pechos tenían que estar entre mis manos, y no mal aprovechados
por el payaso de su novio. Me decidí a hacer lo posible porque
fuese esa mañana cuando se cumpliese mi fantasía. Cuando
volvió todavía tenía el pelo empapado. Se puso
un pantalón corto, de deporte, con lo cual lucía las piernas
como nunca. Una camiseta blanca corta era lo único que se puso
encima, a juzgar por cómo se le notaban los pezones. Esa manía
de las chicas de estar cómodas en casa, esté quién
esté, es mi perdición. Para colmo, su pelo rubio caía
empapado sobre sus hombros. Mi empalmada no bajó lo más
mínimo, claro. Además, llevaba un chandal, con lo cual
se marcaba todo. Al menos estaba sentado. Nos
pusimos al trabajo. la física. Por momentos parecía
que me conseguía relajar, pero cada vez que la miraba, entre
sus ojos verdes y lo que dejaba libre su camiseta, volvían los
problemas. Hubo un momento que me levanté para señalarla
algo en una hoja, y su codo me dio en la polla, dura como un palo. Ella
se giró sorprendida. Perdona, ¿te
he hecho daño? En cuanto vio que no, se echó a reír.
¿todavía te dura lo de antes?, preguntaba mientras se
reía. Joder, perdona, pero es que por
muy amigos que seamos hay cosas inevitables.
Parecía que no se lo había tomado mal, podíamos
seguir por este camino. ¿Tu novia no
te hace caso? Je je. Porque tampoco es normal.
Buffff. Últimamente. ya sabes cómo son estas cosas
Comenzamos a coger confianza y la conversación derivó
totalmente hacia el sexo. Nos pedíamos detalles mutuamente. Que
dónde lo habíamos hecho, que cómo nos gustaba más.
Ella me confesó que lo que más morbo la dio nunca fue
una vez que, estando sus padres en casa, se metió con su por
aquel entonces novio en el baño y le dio una mamada rápida.
Al parecer cuando volvió al salón tenía una ligera
mancha en la blusa. no la pillaron por los pelos. Por el pelo la pilló
esa noche su novio, cuando la puso a cuatro patas sobre la alfombra
y la tiraba de la melena con cada embestida de su polla.
Yo la conté lo de la fiesta, con todo detalle. Me miraba con
ojos brillantes. Ella comentó que la gustaría follar con
dos tíos a la vez, pero que a su novio ni se lo plantea.
Eso sí, tiene un aparato que vale por dos. dijo.
Ya será para menos contesté
Pues el doble que el tuyo, más o menos , y alargó el
brazo para volver a rozarlo. Yo pegué un bote.
Ella me miró con ojos de chica buena, y me pidió disculpas.
En serio, la tiene enorme. A veces ni me la puede meter entera.
Seguimos hablando. Notaba cómo se excitaba. Llegó un momento
que ya no pude más, y solté lo que estaba pensando.
Pues yo llevo unos cuantos días que no hago más que pensar
en tener una aventura. No quiero hacer daño a Rosa, pero quiero
cosas nuevas en mi vida. Lo mismo me pasa a
mí contestó. En ese momento, me lancé a besarla.
Ella me apartó. ¿Qué haces,
te has vuelto loco? , me gritó
Perdona, yo. ¿Te crees que puedes
venir aquí, ponerme cachonda y tirarte sobre mí? Me miró
con cara de enfado dos segundos. Puto cabrón,
¿te crees que puedes adelantarte a mí? Después,
me guiñó un ojo, y se arrodilló delante de mí.
Ahora era yo el sorprendido. Comenzó a frotar su cara contra
mi paquete, y de repente me bajó los pantalones. Agarró
mi polla, y me miró a los ojos. Pues sí,
es bastante más grande que esta. Con la suya no puedo hacer esto.
Dio dos lamidas a la punta, y de repente se la metió entera en
la boca. ¡Qué placer! Empezó una mamada espectacular,
metiéndola entera y sacándola hasta besarla, mientras
sus uñas se clavaban en mi culo. Menos
mal que estabas enfadada. Si te llega a gustar el beso qué
habrías hecho.
Me sonrió y comenzó a masturbarme. Se metió mis
huevos en la boca sin dejar de mirarme. Me apretaba la polla como si
me la fuese a arrancar, moviéndola arriba y abajo despacio. Sabe
cómo hacerlo, eso seguro. Menuda forma
de comer pollas que tienes, Marta. He entrenado
mucho.
Me besaba los huevos, se metía uno y otro suavemente en la boca,
sacándolos apretando un poco con los labios. Después
fue subiendo muy lentamente con la lengua a lo largo del tronco de mi
polla. Se la puso en los labios, besándola. De golpe, me atrajo
hacia ella empujándome por el culo, tragándosela entera
de nuevo. No la tengo demasiado larga, pero ninguna de las chicas con
las que he estado me ha hecho jamás algo así.
Joder. me corro.
Sin avisar, paró y se levantó. Me besó la oreja
y me susurró
Si me prometes que en un rato la puedes tener lista, te hago algo
que no te habrán hecho nunca. Te juro
que en unos minutos me la vuelves a poner dura, pero ahora no me dejes
así. Tan sólo avisa cuando acabes.
Supuse que no querría tragárselo, como todas. Se quitó
la camiseta y me hizo sentarme en el sofá. Puso mi polla entre
sus enormes tetas, apretándola, y me hizo una cubana espectacular.
Con las manos se las agarraba por los pezones, y seguía mirándome
a los ojos. No pude aguantar más. Me
corro, Marta.
Paró, y se agachó dejando la punta frente a su boca, entreabierta.
El primer disparo se quedó en sus labios. Después apuntó
a su cuello y pechos y mi leche la salpicó por todo el cuerpo.
Después, se la metió en la boca para ponerse a tragar
lo que quedaba. Mientras me la acababa de chupar veía los chorros
resbalando por sus mejillas hasta sus tetas. digno de película
porno. Se la sacó de la boca, y todavía me salió
una gota más. La recogió con un dedo y se lo chupó.
Después recogió lo que caía por uno de sus pezones,
y me lo llevó a la boca. No dudé en lamérselo.
Yo mismo comencé a recorrer el otro pezón con la lengua,
recogiendo mi leche. Ella gemía. La agarraba las tetas y la iba
lamiendo una y otra. Cuando acabé con ellas, seguí por
su cuello hasta la boca, donde la metí parte de lo que había
podido recoger. José, qué morbo.
No pares ahora José, por favor.
Mi polla comenzaba a decaer, pero no podía dejarla así
de caliente si quería follármela en cuanto me recuperase.
¿Quieres más morbo? Pues obedéceme
Sí, haré lo que me digas.
Antes de seguir, me acerqué al oído para decirla algo.
Que sepas que eres mi amiga y esto es sólo un juego, con sexo.
No lo olvides. Siiii, pero fóllame.
Cambié de oído para seguir hablándola.
Eres una putita preciosa.
Ahí se revolvió para quejarse, pero la agarré y
la tapé la boca. Sólo es un juego.
Parece que comprendió lo que la quise decir antes, y asintió,
besándome la mano. La metí un dedo en la boca, que comenzó
a chupar como antes hizo con mi polla. ¿Saben
tus vecinos la putita que tienen aquí? Quizás ya te has
follado a alguno.
Me puse detrás de ella, y la llevé hacia la ventana. El
contacto con el cristal hizo que sus pezones se pusiesen duros.
José, me van a ver.
Abrí la ventana y la hice apoyar sus tetas sobre el marco. Sintió
un escalofrío. Puso los brazos por encima, para intentar taparse
algo. Desde detrás lo que ví fue cómo las juntaba,
formando un canalillo que me volvía loco.
Sin avisar, la metí un dedo en el coño. Soltó un
gemido que se debió oír en todo el patio de vecinos. Estaba
mojadísima. Tenía toda la entrepierna empapada, el pantalón
corto calado. Se lo saqué. Ahora te tengo
desnuda para mí, zorra. Joder, vamos dentro,
que no quiero que me vean. En ese momento sonó
el teléfono. Mierda. Ella miró el número de la
llamada. Era su novio. ¡Qué querrá
ahora! dijo, cogiéndolo "Hola, Carlos. ¿Ahora?
No, imposible, me acabo de duchar y tengo que. Ah, lo siento, lo olvidé.
¿Aquí? No, voy a salir. " Me acerqué por
detrás y la intenté separar las piernas. Ella no se dejaba,
y la dí un buen azote, dejándola mi mano marcada en su
precioso culo desnudo. Paró de hablar y me miró con cara
enfurecida. La dije que siguiese hablando para que no sospechase.
"Ah, nada, nada. ¿Qué decías?" Me agaché
detrás y la lamí el coño y el culo. Ella dio un
respingo y suspiró. Comenzó a dar más excusas al
novio. mientras mi lengua seguía explorando sus agujeros. Me
sorprendió lo bien que entró mi dedo en su culo, y que
apenas se inmutó cuando se lo hice. Se lo empecé a follar
con ese dedo. ¿Ahora mismo? Pues ahora
mismo estoy. Desnuda, ya te he dicho que me acabo de duchar. ¿Que
haga qué? Jejeje. Eres un guarro. ¿Si? Si te tuviera
aquí. te pediría que me follases el culo.
Se dió la vuelta y me guiñó un ojo.
Ya me había recuperado de la corrida anterior, y mi polla estaba
suficientemente dura como para atacar el pequeño agujero rosado
que ella misma me ofrecía. Lo puse en la entrada, y ella me agarró
el culo echando atrás un brazo, guiándome para metérsela.
Se apresuró a colgar para concentrarse en lo que hacíamos.
Bueno, que te tengo que dejar. Luego hablamos.
En el momento que dejó el teléfono de un empujón
entró más de la mitad. Ella cayó con las manos
sobre la mesa y gimió pidiendo más. Acabé de apretar
hasta que su culo se acostumbró a mi espesor.
Qué ganas tenía de que alguien me volviese a follar el
culo.
Se acariciaba el clítoris con una mano mientras comenzaba a acelerar
el rimo de la follada. Las piernas le temblaban. Aceleré y le
pegué en el culo. Vamos, un poco más,
José.
Se la metí con todas mis fuerzas, para hacerla daño, hasta
que mis bolas pegaban en su coño. Ella gritaba salvajemente.
Me corrooooooooooooooo gimió.
Se estiró, arqueando la espalda, mientras un violento orgasmo
la recorría el cuerpo. Cayó rendida en la mesa. Todavía
la costaba respirar cuando fui sacando la polla lentamente.
Ha sido genial, pero me tienes que prometer que mi novio no se entera
de esto. Lo mismo te digo, zorrita respondí,
guiñándole un ojo
Cabrón. deja que te eche una mano dijo, mirándome
mi verga, todavía erguida.
Me tumbó en el suelo y se puso a cuatro patas. Dio un par de
lametones a la punta mirándome con cara de viciosa. Bue bajando
dándola besos hasta llegar a mis huevos y a mi culo. Me los lamía
y besaba mientras me masturbaba cada vez más rápido. Cuando
notó por mis gemidos que me quedaba poco para acabar, se la metió
en la boca y comenzó a subir y bajar la cabeza a un ritmo espectacular.
Me corro.
No se la sacó de la boca mientras me vaciaba en ella. Una gota
cayó por mi verga, pero rápidamente la recogió
con su lengua. Se tumbó sobre mí y me susurró al
oído. No ha estado del todo mal. Otro
día igual te pido más ayuda.