Navegando entre las mil y una páginas de internet... iba solitaria Doña Inés... Cuando de repente se topó con un gran cuento que le sacó al diablo (o al ángel?) de su cuerpo... Describía con gran fluidez un caballero un cuento erótico, que la ancianita deseó... deseó otra vez... llegó a creer que un gran orgazmo, si no físico, si mental, le haría tener... ¡¡¡Seguro!!!... respiro profundamente, sacudió su cabeza... y se alejó.
Y siguió navegando... quizá para olvidar el gran susto que sintió cuando al leer a este cuento sintió pues toda ella se emocionó y sus carnes revivieron las ganas, los deseos... y finalmente, no pudo resistirlo más... regresó a leer una y otra vez más a un desconocido señor que de tan bella manera escribiera... y sus sentidos removiera de tal manera... Uuff...
Pensó y escribió Inesita:
"Deseo tanto poder escribir como ese Desconocido, su escrito o su manera de hablar o relatar los hechos en sus cuentos son tan suaves, se deslizan las palabras de una manera tan sencilla y a la vez tan llena de erotismo, de sensualidad y hasta de perversión que te dan ganas hasta de volver a leer un cuento por él inventado o escrito-
Yo deseo hacer un cuento tan atractivo como esos... mientras sean cuentos... ya si sale que son verdades, la verdad, las mujeres no podemos —en mi humilde opinión.. – hablar como se expresan los hombres al nombrar sus partes tal cual son...
¡¡¡Qué emoción!!!
Pero este señor sea quien sea lo hace de una manera tan ligera y volcánica... que dan ganas de volverlo a leer.. Y como deseo escribir un cuento erótico, voy a ver que tal me sale."
Después de leer lo poquito que había escrito, Inesita terminó por quedarse a ser tan sólo expectadora de uno y mil hombres que en su vida pasarían a través de sus escritos...
Nunca olvidaría, de todas maneras, a ese desconocido, que la hizo sentir una vez más de nuevo y tan bonito... Y lo mejor: podría leerlo de nuevo el día que alguna inquietud resurgiera... ahhhhh... qué bonito... tan viejita y volver a sentir las carnes moverse como las de una jovencita y quizá sólo al recordarlo siquiera... sólo de pensarlo tendría sudores, calores y hasta pegaría uno que otro grito... qué bonito...
Repetía Inesita, mientras intentaba controlar sus intensos deseos de sentir el orgasmo más grande en su vida por tan solo leer un cuentito...
Lara Elra Cira