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De vacaciones

Ether y yo planeábamos nuestras vacaciones, lo veníamos pensando desde hace meses, queremos un lugar tranquilo, bello y a la vez que nos permita intimar tranquilamente sin ser interrumpidos, ella quería una playa a la que fue de niña y que se encanto de ese lugar pues era playa virgen, le tare hermosos recuerdos como el hecho de ver un atardecer con su hermana quién ahora vive lejos de ella.

Teníamos suficiente dinero para poder estar unos días de vacaciones, ya estaba todo decidido, pero me cruzo por la mente el hecho de que como han pasado muchos años quizás ya no sea tan virgen esa playa y ahora sea un centro turístico impórtate, revisamos mapas, consultamos agencias de viajes y nadie conocía muy bien ese lugar, nos alivio por un momento y emprendimos el viaje a esa playa tan paradisíaca que ella describía. Fue un viaje de más de diez horas, estuve manejando y quedé agotado, la playa se llamaba San Pascual del Río, al ver el letrero me sentí aliviado porque ya no soportaba lo entumido de mis piernas por tanto manejar, Esther dormía en mi hombro, le empecé a tocar su piernita para despertarla, la acariciaba de arriba abajo metiendo mi mano hasta su entre pierna, la acariciaba despacito para no perder el control del volante, ella se despertó dándome un beso en la mejilla y metiendo la mano en mi pantalón apretando mi pene, luego me bajo el zipper, mete su manita y toca mi pene, lo soba, lo acaricia, que rico se siente.

Luego ella se inclino, lo tomaba con sus manitas, lo puso en su boca, lo metió todo en un solo bocado, solo podía ver los movimientos de su cabeza de arriba abajo, trataba de no distraerme mucho pero su lengua deliciosa era imposible de ignorar, lo chupaba de ladito, sentía como la saliva recorría todo mi pene, le daba pequeños mordisquitos.

La carretera era amplía de 4 carriles, justo a mi lado pasaba un camión de pasajeros, trataba de mirar al camión si alguien no tenía la mirada puesta en mi carro, pero fue imposible ya que una ancianita abrió los ojos del asombro que le causaba ver dicha acción, la señora hasta se santiguaba, de recordarlo me da risa.

El camión siguió su curso y la mamada también, solo sentía su mano, la de mi hermosa Esther, mi amada chaparrita de ojos verdositos, de piel blanquita, que enamorado estoy de ti, me has hecho tener un orgasmo, tuve que detenerme a un lado de la carretera porque no podía contenerme más ella emerge con una sonrisa en su cara y con sus labios llenos de mi semen, se apretaba sus labios llena de gozo, mee miraba con esa picardía que me encantaba. Seguimos en nuestro viaje y ella buscaba con desesperación el lugar, revisamos varias veces el mapa para ver si no nos habíamos equivocado o algo por el estilo, nos bajamos en dónde es una playa.

"oye pero si sigue siendo una playa por eso vemos nada". Dije yo.

"no, es que no, ósea, aquí debe de seguir." Estaba desesperada

"¿cómo sabes si era una playa virgen, cómo sabes que es el lugar correcto?"

"es que no, ósea si es aquí, pero no es como yo lo recuerdo, no, ósea no…" se estaba desesperando y a la vez entristeciendo.

Y tenía motivos, resulta que nos adentramos a la playa y vimos muchas palmeras tiradas, basura, piedras, pescados muertos, una escena totalmente dramática, un señor con una red se acercaba, nos miraba y Esther se dirigía a una roca.

Le pregunte al señor si aquí era Pascualito del Río,

"uy joven, era, acabamos de sufrir un huracán, ya ve el mal tiempo, no pos si yo le contara..." el señor se extendió en su explicación.

Cuando el señor se retiró busque a Esther, la mire que estaba sentada en la roca con sus brazos cruzados, me acerque, estaba muy enojada, me abrazo y se soltó a llorar, sollozaba mucho, sus lágrimas no paraban de correr en su rostro.

"¿Por qué?, por qué? No es posible…" decía ella.

Me di cuenta luego porque ella me explico, que a la roca a la que se acercó había dejado un escrito junto a su hermana del recuerdo de sus vacaciones que han sido las mejores de su vida y quería tener otras pero conmigo, peor como el lugar quedó hecho añicos pues ya no podrá ser aquí.

De regreso en la carretera, era de noche, ella estaba con su mirada cabizbaja, sus brazos cruzados, su tristeza me afectaba porque era un sitio especial para ella, la miraba de reojo y soltaba una que otra lágrima, la abrazaba pero luego ella se soltaba. Pasábamos por un sitio de vacacionistas, es un bosque que se llama El Bernal, es un lugar templado, muchos árboles, mucho aire puro y poca gente, me sentía cansado y yo ya no estaba dispuesto a manejar más tiempo.

"amor estoy cansado, voy a dar la vuelta aquí…"

"como quieras." Dijo seria y a la vez interrumpiéndome.

Salimos del auto, rentamos una cabañita y nos dispusimos a dormir, esa noche no hicimos el amor. Lástima

Despertando a la mañana siguiente note que Esther no estaba conmigo, me levante y la mire que estaba asomándose por la ventana, me acerque.

"¿cómo te sientes?"

"mejor." Su sonrisa me tranquilizo más.

"es un lugar precioso, lástima que tengamos que irnos."

"no amor si quieres podemos vacacionar aquí, es lo que nos gusta, tranquilidad, aire libre y puro."

"¿en serio podemos quedarnos?" dijo muy alegre.

"si mi amor" solo unos días pero si, hay que quedarnos"

Me abrazo, tomé su pelo, acaricie su carita, levante su barbilla y comenzaba a besarla, jalaba sus labios, su manos se poso en mi pecho recorrió mi cuerpo suavemente, me tomo de mi pene, me empezó a masturbar, toque sus pechos y le quito su camisa y sus piernas las coloco detrás de mi cintura, me bajo el pantalón y le quito sus braguitas, lo está disfrutando porque me muerde los labios, comienzo a penetrarla, ella colgaba sobre mi, la llevo contra la pared, empujo con mucha fuerza mi pelvis contra ella, mi pene estaba endureciéndose dentro de ella, algo que nos gustaba a los dos porque sentíamos respuesta de nuestros sexos que pedían a gritos gozarse mutuamente, empujaba más y más, ella me tomaba de la espalda no quería descolgarse, sus piernas me empujaban y su cadera se movía también quería que estuviese eternamente dentro de ella, sus gemidos en mi oído me excitaban más, mordía mi oreja, metía su lengua.

Nos tiramos a la cama para seguirnos amando, ella me montaba, daba brinquitos sobre mi regazo, apoyando sus manos en mi pecho, luego me levantaba y tome sus caderas y puse sus piernas a mi alrededor, y la empujaba hacía mi varias veces, luego ella giro sus piernas las junte, ella estaba de lado, dando brinquitos sobre mi, eso le excitaba más gemía con más fuerza y trataba de que se le introduciera toda…

"vamos mi niñote, sigue así por favor"

Luego se puso de espaldas, permitió ahora que la penetrase por el culo, la movía a mí beneplácito, la levantaba y la volvía a sentar de un solo jalón, escuchaba como nuestras pieles hacían contacto, ella se tocaba el clítoris, se masajeaba los pechos, se movía para sentir más, comienzo a sentir que estoy apunto de venirme dentro de su culito, no podía resistir lo estrecho de su anito.

"si mi amor sigue…" le pedía a ella

"ah si… que rico, mi niñote… no pares… ah si que rico…"

Ya no pude contenerme más y la solté, me vine dentro de su culito, luego ella recorría mi cuerpo con sus manos.

"te amo ni niñote" me dijo

"y yo a ti preciosa"

Nos vestimos para salir a conocer el lugar y ver que ofrece, no es solamente más que un bosque, no esperábamos ver más allá, a nuestro costado hay otra cabaña son dos chicas que al parecer vienen solas, pasamos de ellas y recorrimos el lugar, que es hermoso, Esther parecía ansiosa de conocer el lugar, parece ser que había olvidado lo del trago amargo del día anterior.

Vimos unas cataratas en ese lugar, tenía una vista hermosa, y Esther parece que no ha quedado del todo satisfecha después de lo de la cabaña y este sitio se ve bastante sugerente…

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