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Después de la fiesta, Sofy, se quedó a dormir en medio de sus tíos. Todos algo ebrios, sexo y deseo a full, en la mañana le cumplimos su fantasía, doble penetración. Quedó con sabor a poco, ahora exige repetirlo.
Estoy persuadido que todo es causal, que nada sucede solamente porque sí, todo es parte de una relación de causa y efecto, que muchas veces no podemos descifrar la génesis de la causa pero somos parte del efecto. En esta historia se relatan los hechos con fidelidad del postulado precedente.
Esa noche había concurrido a una reunión, bastante numerosa porque a un entrañable amigo se le dio por festejar sus muchos años de casado, por lo tanto el ámbito propio para el reencuentro de familiares y amigos. Estos momentos de reencuentro fomentan e intensifican los brindis en exceso que terminan por dejarnos más entonados que lo habitual.
La reunión se había extendió hasta bien tarde, o bien temprano si hablamos de la madrugada del día siguiente, que fue cuando se comenzó a dispersar la concurrencia, algunos en condiciones de no poder conducir el vehículo en que habían llegado a la casa del anfitrión.
La casa del amigo homenajeado es una casa en una localidad, lo bastante alejada de la ciudad de Buenos Aires, por cuanto el organizador del evento había pensado en todos los detalles, también en que algunos no estarían en las mejores condiciones para retornar conduciendo, para lo cual habían dispuesto que las habitaciones de huéspedes estuvieran preparadas para pasar la noche sin exponernos a tener que conducir en condiciones lamentables.
De este modo se fueron repartiendo las habitaciones, como no atendimos la invitación a pernoctar en la casaquinta del anfitrión, para cuando decidimos quedarnos, se disponía solo de una habitación, con el mobiliario básico, cama matrimonial y cama individual y por esas cosas del destino nos encontramos, Luis, quien relata, mi amigo Daniel y Sofy, sobrina de una ex pareja y también del dueño de casa.
Cuando el ama de llaves nos comunicó la novedad, lo primero fue mirarnos a modo de pregunta ¿y ahora cómo hacemos? Con Daniel somos amigos de años, que hasta hemos compartido cuarto en alguna excursión de caza, por lo tanto no era ningún problema, pero ahora nos encontramos con que somos tres para compartir el último cuarto disponible. Obviamente ella, Sofy, nos ganó de mano y antes de formular la pregunta obvia, fue quien aportó la solución al dilema:
-Doy por sabido que ustedes son unos caballeros respetables, que por su edad pueden ser mis padres, me conocen desde niña, por lo tanto puedo compartir el cuarto con mis… tíos?...
Sus dichos sonaron como una afirmación que no merecía discutirse. – Vamos!, subamos… tíos…
Pero la señora que nos debía ubicar nos pidió esperar, que nos avisaría cuando estuviera acondicionada. Mientras esperamos el llamado nos quedamos conversando y bebiendo unas últimas copas, pues teníamos resuelto el problema de viajar. Sofy se sentía entre sus tíos, la conocíamos desde bien pequeña, si hasta había venido a nuestras casas a compartir juegos con nuestros hijos, motivo suficiente para seguir bebiendo otro poco y matizar la espera del cuarto.
Esa espera sirvió para enterarnos del porque estaba sola esa noche, y nos contó que está distanciada de su marido por haberlo pescado infraganti en un affaire con una de sus amigas más entrañables, en consecuencia éste está viviendo con un amigo de él hasta ver si la impasse matrimonial se supera o termina. Ese fue el momento cuando su mirada se enturbia y buscó mi hombro para cobijar su momento vulnerable, nuevamente volvió a abrazarse como lo hacía cuando bien niña con el tío conciliador.
Ahora nos encontraba en otra etapa de la vida, veintitantos y sin marido, nosotros dos, casi solteros, con toda la experiencia de vida. La lectura de la situación era fácil, sola y con necesidad de afecto, la bebida había relajado la conciencia y encendido el deseo, todo ahí, al alcance de la mano. Nos salimos al balcón a tomar un poco de aire, acodados en la baranda, ella en medio de sus “protectores” tíos.
Nos quedamos mirando la nada misma, sentíamos el rocío otoñal, se acurrucó contra mí, un leve temblor por el frescor de la madrugada, le pregunté si no sentía frío con ese escote tan pronunciado que traía.
- No, no tengo frío, solo fue el shock del cambio de ambiente. ¿Te gusta cómo me veo?
- Te ves muyyyy… muy bien. –Daniel agregó: Sí, nos encanta… mucho… como se te ve.
La revelación del gusto que nos daba motivó que me diera un beso, bien próximo a la boca. Lo mismo hizo con el otro tío. De pronto la señora nos avisó que la habitación estaba acondicionada. Me tomó de la mano, nos dirigimos a la escalera, Daniel venía algo detrás nuestro como para poder visualizarle el trasero. Daniel subía tras de nosotros trayendo, sujeta del cuello, una botella champán bien frío.
La habitación era amplia, 2 camas una Kingsize y otra de una plaza. Mientras Sofy estaba en el baño Daniel descorchó el champán, que comenzamos a beber del pico, justo cuando la “sobrinita” asomó en la puerta, solo en ropa interior. – Qué bonito eh!!! mis tíos dándole un beso al champán y a mí qué?
- Y a ti qué? A qué te refieres, al beso al pico… de la botella o al tuyo?...
Ese fue el disparador, el inicio para jugar al erotismo, las burbujas de esta botella terminaron por enturbiar la razón, bueno un poco más, de tal modo que la seducción de esta muchacha nos llevó enredados en su pasión, en sus ojos se podía ver el brillo del deseo.
Estábamos bebiendo sentados en el borde de la cama, se ubicó entre los dos, nos pide darle el beso a la botella, luego con sus labios húmedos, nos besa a cada uno, sobre el borde de los labios.
- Esto le mejora el sabor al champán. –dijo Daniel.
- Claro, el dulce lo pone Sofy.
- Ja! Y eso que no saben lo dulce que puedo ser… quieren beberlo en cascada?
- Hmmm. Qué bueno estaría, lástima que ya queda poco en la botella…
- Abajo hay más, por qué no vas por ella…
- Voy, pero por favor no comiencen sin mí… -Daniel fue por otro champán.
Tomé un trago, la veo observando, me dejé llevar, la tomé de la nuca y puse mis labios sobre los de ella, dejé escurrir el champán dentro de su boca. Nos quedamos un momento saboreando nuestras propias salivas, tragamos el resto sin soltarnos, luego seguimos un momento saboreándonos. Le pasé la botella a Daniel y replicó la escena.
- No prefieren tomarlo en la cascada?
- Hmmm, síiiii… -dijo el dúo libidinoso.
Daniel puso música sensual que tenía en su teléfono móvil, al compás del tema de nueve semanas y media la muchacha comenzó a sacarse las únicas dos prendas, primero el soutién, lo agitó en el aire y se lo tiró a Dany, luego la bombacha negra y me la lanzó. Le sacó la botella a Dany y dijo:
- Van a seguir mirando? O va a beber… Vengan a beber de mí.
Se colocó reclinada sobre la cama, esperó que nos colocáramos a sus pies y comenzó a llenarse la boca de espumante para ir soltándolo entre sus pechos y escurriendo por su vientre lo recogiéramos entre los labios de su vulva.
El espumante bebido entre sus “labios” de abajo, fue una experiencia deliciosa, que terminó por derribar las débiles reservas de moralidad, la lujuria apostaba fuerte, la calentura aceptaba la apuesta, el sexo fue el resultado. De pronto nos encontramos “bien colocados” por el espumante. Mientras Sofy bailaba le ponía el culo a Daniel y éste le daba unos buenos arrimones, la tenía tomada de las caderas mientras le preguntaba – Así bailas con tus amigos? - Sí, pero con los hombres mayores me gusta más pegado…
Entonces giró ofreciéndomelo, mientras seguía evolucionando al compás de otra melosa canción.
Volvió a girar, entonces Daniel se apretó contra su culito mientras acariciaba su abdomen y rozaba ligeramente sus tetas.
- Pero… van a seguir todo el tiempo con ropas? Vamos, todos desnudos!..
Todos en la desnudez de ropas y de conciencia, ella en medio de los dos abrazada y acariciada, besada y magreada por dos calentones.
El deseo tiene sus propias reglas, es decir que cuando se está así de caliente las reglas es no tenerlas, el todo vale es la única razón para vivirlo. Mientras me siento para tomar un respiro, Daniel la tiene apoyada contra la pared, comienza a besarle el cuello, mientras sus manos trepan entre las piernas, entre las nalgas y vuelve a bajar, Sofy con menos resistencia al champán, solo sonríe, cada vez más cachonda por haber estado bailando entre sus dos hombres.
Se prendió de sus tetas y comenzó a mamarlas, Sofy está totalmente en llamas, se voltea, manos apoyadas contra la pared, le estaba separando las nalgas y le entraba la pija en la conchita. Los gemidos de Sofy denotaban que le estaba entrando bien, él se apoyaba en los hombros de la muchacha y comenzó a bombear, pero… el alcohol también tenía sus efectos, el equilibrio de ambos era algo que les impedía seguir enchufados.
Ella se tendió en la cama, Daniel le comía la boca, ella le responde los besos, le agarra el pene y se lo agita para ponerlo a pleno, mientras él se engolosina comiéndole las tetas, mama, chupa, muerde y pellizca los pezones. Sofy separa más las piernas, eleva y flexiona para favorecerle el acceso a su sexo, el buen “pedazo” de carne se lo introduce ella misma, lo sentía bien durísimo decía entre risas y gemidos.
- Qué mojadita la tiene.
Se movía lento, despacio, breve pausa, le mandó el resto de un golpe, soltó un fuete grito. Luego volvió a la dulce penetración. De a poco van tomando ritmo, Daniel se mueve más rápido, Sofy grita, pide más acción, se la sentía súper caliente.
Disfrutaba el erótico show, sentado junto a ella. Entre los grititos y los jadeos tuvo tiempo para mirarme y ver que me tocaba. Estaba subida al corcel desbocado de la calentura, que hasta tenía tiempo de acariciarme la verga mientras recibía los violentos embates de su hombre.
La vehemencia de la cogida que le estaba dando no tardó en provocarle un jadeante orgasmo. Lanzó un grito que Daniel censuró tapándole la boca mientras se corría dentro de su vagina.
Terminó de sacudir el resto de la descarga y se salió de ella, se colocó del otro lado de Sofy. Quedó jadeante y disfrutando del orgasmo reciente, pero ese relax no duró tanto, por que comenzó a moverme la verga, pidiéndome que tomara mi turno en su sexo.
- Vamos Lucho, es tu turno, termina de llenarla de leche. Está insaciable la sobrinita…
Tomé la posta, me ubique entre sus piernas. La corrida debió ser bien profunda, porque aún no asomaba en “la puertita”
Comencé a comerle las tetas, que las tiene mucho más que buenas, me ponía tan excitado y caliente de mamárselas que hasta se las mordía en algún momento. Ella se esfuerza por tener la pija entre sus manos, yo por que la tenga en su boca. Accedió a darme una soberbia mamada pero no podía con su genio, me insistía en pedir que se la metiera.
De un golpe, con cierta brusquedad, la coloqué boca abajo, le abrí las nalgas, con las manos elevé las nalgas para mi comodidad, el semen de mi amigo se asoma en la vulva comienza a escurrirse cuando le entré con la violencia de la calentura, con el lubricante de la acabada previa, fue todo de un golpe hasta el fondo, la diferencia de grosor con Daniel casi no lo registra por la excitación y por el semen que le habían largado dentro.
El espectáculo previo me había dejado bien caliente, volqué mi cuerpo sobre el de ella, apretaba sus tetas con todas las ganas de exprimirlas, mientras presiono y bombeo con vehemencia, elevo mis nalgas sacándosela hasta la puertita y vuelvo dentro con toda la potencia del macho ardiendo.
Por suerte para ella, porque estaba jadeando y gimiendo bien intenso, a pesar de que quería seguir dándole pija, el momento del final feliz vino más pronto de lo previsto. Sofy estaba tan caliente que no tardó mucho en alcanzar otro orgasmo, bastante más pronto de lo que me gusta, y fue ese contagio que arrastró el mío. En las postrimerías de su jadeante orgasmo, llegó el primer chorro de semen que me salió con un latido distinto, descontrolado sentía que se me escapaba la vida dentro de ella.
Terminamos gimiendo y bufando el placer de llegar tan cercanos que se parecía a esa idealización de llegar juntos a la meta final.
Quedé rendido sobre su cuerpo, hasta terminar de vaciarme por completo.
Luego el relax, el reposo nos encontró en “cucharita de tres” yo colocado sobre su espalda con mis manos apropiándose se sus tetas, en el opuesto Daniel era abrazado por detrás por Sofy. En esa postura nos encontró los primeros rayos de luz que tamizaba la cortina, iluminando la escena tan lujuriosa
Nos fuimos despertando, conservando “la cucharita”, sin movernos seguimos en los mimos donde nos encontró el sueño, ahora la vigilia nos daba una segunda oportunidad: “el mañanero”
- Bueno, chicos… se acabó lo bueno, es tiempo de volver al mundo real… -dije con cierta timidez y mucho de esperanza.
- Tiene que ser tan pronto? Digo… no podríamos… -dijo Sofy
- Sí,sí, claro… podemos –apresuré a responder en caliente. – Qué tienen en mente… bueno en el calor de tu cuerpo o... aquí dentro… -pasé mis dedos para sentir la humedad retenida dentro de la conchita de la sobrinita.
- Bueno… yo tengo fantasías y… casi no me animo a decirlo…
- Vamos, sin miedo, somos todo sexo para escucharte.
- Siempre hablamos con mis amigas del “sandwichito” -Claro, estaría bueno –ambos hombres coincidimos. – Yo quería saber si ustedes dos pod…
- Sí. –una rapidísima respuesta antes de que termine la palabra.
- Bueno, para ganar tiempo voy al baño a higienizarme, me dejaron la conchita llena de leche. Parte quedó sobre la cama… Vuelvo rapidito.
Volvió con un meneo sensual, pidiendo vergas para su hambriento sexo. Se ubicó en medio de nosotros y comenzó el masajeo a dos manos, luego alternando las mamadas. – Ya los dejé entonados, ahora es turno de lamer a su putita… vamos mis hombres, comerme la conchita!...
Tendida, piernas levantadas, sostenidas de los muslos, se ofrecía en una abertura, una gran V de la victoria. Nos alternamos para darle esa mamadota que solicitaba, fui a la almeja, a buscar su calentura. Al inicio encontré el aroma del jabón, que a poco de comenzar a chupársela afloró el sabor salado del deseo llenando los huecos de su hambriento sexo.
Mientras hacía los honores en la vagina, Daniel le enterraba la pija en la boca, hasta hacerla toser fuertemente, luego intercambiamos sitios de placer. Los tres estábamos entonados en el lujurioso prólogo.
El tiempo de la acción había comenzado, ella se montó sobre mí, se ahorcajó y fue dejándose caer sobre la verga hasta enterrársela del todo, luego se inclinó para ofrecerme la mamada de sus tetotas. Mientras rodeo su espalda con mis brazos, Daniel busca la forma de acomodarse para acceder a su culito, le abre los cantos y dirige la pija al centro del hoyo, un poco de saliva sirve como lubricante primario para comenzar a presionar.
Los primeros movimientos de ambos son de estudio, buscando el mejor ángulo de ataque a la hembra por los dos orificios. Elevo cuanto puedo mi pelvis para entrarle al máximo en su vagina. Cuando Daniel se acomodó para poder penetrarla estando por encima de sus nalgas nos vamos poniendo a tono con el ritmo y la profundidad.
Puedo sentir el golpeteo de la verga de él a través de los músculos, la fricción de la verga de mi amigo dentro del ano repercute haciéndome sentir la fricción.
De a poco los tres vamos adquiriendo la afinada armonía de los instrumentos masculinos dentro de los agujeros de Sofy. Comienza a gemir y jadear bien fuerte, por momentos lo bastante como para que le tape la boca y librarnos de llamar la atención de los otros invitados.
La excitación de la muchacha revela que transita una calentura atroz, los miembros dentro producen un entusiasmado descontrol, se agita y remueve por las molestias de la doble penetración y por la voluptuosidad de la emoción que la están subiendo en la escala de sensaciones como para hacerle sentir ese orgasmo que pude ahogar soportando la mordida de mi mano por una Sofy aturdida por la intensidad del mismo.
Lentificamos el bombeo en sus agujeros, elevó la espalda para que Daniel pudiera agarrarse con comodidad de sus tetas, apretárselas hasta hacerle daño, estaba recaliente por eso se disculpa de fuerte apretón.
Nos pide cambiar de postura, sentarse sobre mi pija dándome la espalda y ofrecerle la concha a Daniel. Nos acomodamos y comenzamos un nuevo momento, pero la postura no es tan cómoda como la anterior, el intento no la convencen, decide volver a la postura inicial, ahora con Daniel de espaldas en la cama y por la vagina, que yo vaya por el “chiquito”
Se monta sobre Daniel, que la aprieta bien fuerte de las nalgas y se la manda a fondo de un solo golpe.
Voy por detrás, abro las nalga y coloco la punta del miembro en el ano, poco a poco la fui metiendo, no batallo mucho, entró fácil, la verga de mi amigo había abierto el camino para que la mía algo más gorda pudiera entrarle sin demasiado problema. Por ese motivo ella había elegido quien iría por el culo.
Volvimos a tomar ritmo y contundencia en la penetración, Sofy lanzaba entre gemido y gemido efusivos jadeos de placer.
- Hmmm, qué bueno se está poniendo esto. –dije
- También yo tenía ganas de hacer realidad esta fantasía.
- Si supieras las ganas que teníamos de cogerte, desde hace te teníamos ganas, solamente de verte con esos escotes escondiendo esas tetotas, y esas minifaldas que nos dejabas la pija bien dura. Se nota que te gustaba provocarnos.
- Basta de provocarme. Quiero pija y pija, vamos mis machos!!
Volvimos a meterla con vehemencia, Daniel estaba apurando su eyaculación, sentía las vibraciones propias que transmitía a través de las carnes de la mujer, ella silenciosa resistía los embates de mi calentura, decía sentir como la estaba partiendo con la poronga, dilatándole el culo mucho más que cuando tuvo a mi amigo entrando en ella.
No podíamos aguantar mucho más la marcha, Daniel prorrumpió en un jadeo continuado y el bufido de la eyaculación en la vagina se transmitió en los grititos de place de Sofy. No sé si había tenido un orgasmo, al menos se parecía mucho.
Seguí empujando con intensidad, encaramado sobre sus nalgas, bombeando sin pausa y con mucha prisa, respirando con dificultad, el polvo llegó entre jadeos y gemidos, descargué todo el semen como si fuera el último de mi vida. Seguí moviéndome en su culo, lento para descargar todo el caudal.
Cuando desmonté pude observar como el semen inyectado dentro del ano comenzaba a fluir fuera del esfínter y escurrirse hasta la vagina para juntarse con el que Dany le había regado en la conchita.
Quedamos tendidos uno a cada lado de la Sofy, ella nos dio un beso en la boca a cada uno y reptando sobre la cama se salió rumbo al baño. El traslado denotaba que había recibido un “tratamiento” de dos machos que la habían dejado en no tan buenas condiciones, pero había realizado su fantasía de la doble penetración.
Nos higienizamos y con discreción fuimos llegando a la cocina, para el reconfortante café.
En un aparte con la señora de la limpieza, le agradecí con una buena propina la discreción cuando retirara la ropa de cama de la habitación que habíamos ocupado, tampoco era cosa de dejar las huellas del pecado.
Durante el viaje de regreso ninguno habló de lo bien que la habíamos pasado, tan solo en el momento de la despedida fue Sofy la más atrevida que nos dijo: - Quiero que se repita, los voy a llamar…
Esta fue la historia, donde la realidad supera la ficción, sin necesidad de justificación ni lógica, porque la realidad tiene sus propia lógica, lo imprevisible de la oportunidad.
Lobo Feroz
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