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Categoría: Incestos

Hecho a mi medida

Bueno, mi historia comienza cuando a los 41 años y luego de dos años de luchar por la salud de mi esposo, enviudé. Como en Argentina no me quedaban familiares, sólo buenos amigos, y dada la insistencia de mi hermana de que me fuera a vivir con ella a España, aunque lo dudé muchas veces, me decidí y le hice caso. Cuando llegué, la cordialidad de mi hermana y su familia me hicieron sentir como en casa, a pesar de mi dolor, que para ese tiempo era muy intenso. Fue a los seis meses de vivir allí, cuando comencé a descubrir pequeños detalles que fueron motivando que la percepción que tenia de las cosas cambiaran poco a poco. De comienzo me llamaba la atención que mi sobrino siempre tardara tanto en el baño, y que siempre que lo hiciera, se duchara. Luego me incomodó, aunque él no notara que lo observaba pues creía que leía, que pasara por el living con una erección que a pesar de usar jeans cortos no podía disimular. Pero para serles sincera lo que mas turbó mi mente fue un día que sentada en parque leyendo, pude darme cuenta que mi sobrino me esta observando con unos ojos que denunciaban excitación de su parte. Así fue pasando el tiempo, en mi mente todo el tiempo rondaba la idea, y a pesar de no sentirlo como un sobrino, pues no lo vi crecer, no podía sentirme molesta pues era el hijo de mi hermana a la que tanto quería. Mi instinto de mujer hacía que en el fondo me gustara la situación, que me gustara el sentirme nuevamente deseada después de más de tres años, me gustaba que un muchacho tan joven y tan bien parecido fuera el que me deseara. Fue cuando comprendí y acepté esto, que decidí cambiar radicalmente de actitud, quería saber cuánto más podía provocarlo, y hasta qué punto podría crecer más la excitación. En ese momento decidí usar ropa mas ajustada, aprovechar toda ocasión posible para estar en posturas sexis y hasta en algunas ocasiones contestarle con miradas profundas a aquella miradas de la que era objeto. Obviamente no tardó en hacerse notar el efecto en mi sobrino, el muchacho comenzó a actuar de una manera que llegué a creer salvaje, por la cantidad de veces que iba para el baño Comencé a usar perfumes con riquísimas fragancias, en otras ocasiones dejé de usar ropa interior, y luego comencé a ducharme más seguido en el mismo baño que mi sobrino lo hacía, utilizando el mismo jabón y dejando en él esas fragancias que tanto lo volvían loco. Fue en ese momento, después de hacer todo eso, que me di cuenta que la situacion no iba sostenerse mucho mas, que aquel muchacho en cualquier momento tomaría la iniciativa y trataría de hacer material todos esos deseos que lo estaban descontrolando totalmente. Pero el pobre, muy por el contrario hacía esfuerzos desmedidos para aguantarse de hacer algo que pudiera generarle un terrible problema familiar, así que aunque lo creí, ese paso no se generaba. No conforme con ello decidí redoblar mi apuesta. Le pedí a mi hermana si tenía una videocámara para prestarme, a lo que ella por supuesto me dijo que sí. Al rato fui a la habitación del muchacho y le pedí si me podía explicar como usarla, a lo que él con mucha amabilidad y paciencia (sobre todo eso) lo hizo. Mas tarde después de tan clara lección, me fui a mi cuarto y encendí la cámara, la puse sobre un gabetero enfocando a mi cama y comencé el show. Me puse un porta ligas blanco, me acosté en la cama y comencé a acariciarme, primero fueron caricias muy suaves sobre la ropa interior, en mis partes mas sensibles, luego muy despacio bajé mi sostén y comencé a lamer suavemente uno de mis pechos, más tarde esa lamida pasó a ser una fuerte mamada, y luego dicha mamada me hizo hacer a un lado mis panties y empezar a meterme con furia dos dedos en mi coñito. Qué excitación!!!!! Qué paja que me estaba haciendo!!!! Y el saber que me estaba grabando para mi sobrino, me hizo poner tan caliente que nada me importaba. Después como la frutilla de la torta y para hacerme acabar con unos gemidos que dudo que no hayan escuchado, me puse en cuatro mientras me tocaba (enfocando a la cámara) y me metí la puntita de un dedo por el culo, que al nunca haber sido tocado, inmediatamente me hizo acabar de una manera increíble. Al día siguiente y después de semejante faena, volví a la habitación de mi sobrino y le pregunté qué le pasaba a la videocámara que no funcionaba? (Obviamente que yo sabía que la batería se había acabado) y él me lo confirmó. A lo que con un toque de inocencia (de esa que para esa altura ya hacía mucho tiempo que ya no tenía) le dije: uyyy entonces ayer cuando me la diste quedó encendida, no me conseguirás otra cinta para darme? Y como broche de oro volviendo a una actitud inocente y con la carita más seria que pude poner le dije a el al dármela, toma guarda ésta que ya está usada y vaya uno a saber qué fue lo que se grabó. Acto seguido y tal como había dicho, me fui a pasear, dejándole la duda de qué fue lo que se grabó en dicha cinta. Sería muy fácil de imaginar que lo primero que el muchacho hizo al irme, fue ir a su cuarto y chequear lo que se grabó. Me hubiera gustado del mismo modo haber tenido la posibilidad de filmar su expresión cuando vio el contenido de la misma. Pero igualmente no fue necesario, bastó con que al regresar ver la expresión que tenía en ese momento, para darme cuenta que no solo la vió, sino que para esa altura lo había descontrolado totalmente. Pero por las dudas, no fuera cosa que se enfriara, esa noche dos segundos antes de que él entrara a ducharse (si es que realmente se duchaba) entré yo a ducharme y al salir, como toque de gracia, lo hice delante de él y con una batita blanca casi transparente que dejaba adivinar con facilidad que debajo tenía el mismo portaligas blanco y el mismo conjunto de ropa interior que había utilizado en mi debut cinematográfico. Imaginen la cara de mi sobrinito querido cuando pasé delante de él vestida de esa manera, los colores le subieron de golpe al rostro y sus manos hicieron un esfuerzo desmedido por evitar el manotazo que yo tanto deseaba. En ese momento, cuando ingresé a mi cuarto pensé que había perdido la batalla, que todos mis esfuerzos por hacer cruzar a mi sobrino la línea que separa lo bueno de lo malo (si es que en estas cosas existe el bien y el mal), habían sido inútiles, que su respeto hacia mí y a su familia habían vencido a sus deseos. En ese instante alguien tocó mi puerta, inmediatamente imaginé que era él y mi espíritu de pelea volvió a vivir en mí, y para redoblar el esfuerzo me desabroché la bata dejando ver completamente su contenido. Al abrir la puerta y verlo sentí una alegría tan inmensa como mi excitación, pero igualmente tratando de sostener un poco mas la situación y con mi mayor inocencia lo hice ingresar a mi cuarto preguntándole qué le sucedía que lo notaba tan mal. El pobre muchacho no pudo más, y mezcla de rabia y de deseo se puso a llorar desconsoladamente y me dijo: " Tía perdóname por lo que te voy a decir pero no puedo ocultarte más lo que siento por tí, estoy perdidamente loco por tenerte. Ne gustaría besar tu bello coñito". Fue conmovedor verlo llorar en mis brazos, fue conmovedor también descubrir que el momento había llegado. Fue entonces que con mi mirada mas provocativa le contesté: "Marquitos no te sientas apenado, que yo siento el mismo deseo por tí y si me juras discreción éste puede ser el comienzo de relación caliente", acto seguido traté de confirmarle mis palabras dando el primer paso, un beso apasionado del que fue destinatario y que como respuesta obtuve un abrazo que primero se convirtió en caricia, mientras que lentamente iba quitándose cada prenda. A lo que respondí de la misma forma, hasta quedar los dos completamente desnudos. Cuando llegamos a ese momento fue increíble descubrir que ese muchacho delgado tenía un cuerpo tan bien formado, marcado por los ejercicios del gimnasio, y nuestras miradas apasionadas fueron el preámbulo de esa noche mágica que había comenzado hacía unos minutos. Inmediatamente comenzó a besarme el cuello y como si de una lección se hubiera tratado aquel vídeo, siguió al dedillo cada uno de sus pasos. Empezó acariciándome suavemente, luego comenzó a mamar mis pezones, que ya para esa altura estaban super duros y muy sensibles, y luego me abrazó fuertemente haciéndome sentir sobre mi cuerpo la dureza de su sexo. De más está decirles que su boca en mis pechos, su sexo apretado sobre mi cuerpo y el sabor de lo prohibido me hizo mojarme de una manera que nunca lo había hecho. Luego acarició mi concha, y al descubrir la humedad no dudó en meterme un dedo, lo que hizo que un suspiro afónico saliera de mí. Se agachó y a ese dedo juguetón lo acompañó esta vez una lengua carnosa y humeda que lamía mis jugos mas íntimos, luego ese dedo nos abandonó y abrió el paso a una boca que chupaba con ganas mi clítoris. Otra vez emití otro sonido pero esta vez en lugar de un suspiro fue un gemido. Uyyy que rico!!! Después de un tiempo de jugar así, comencé a suplicarle... Cogéme.. cogeme... cogéme!!!!!!. En ese momento introdujo su dura pija y comenzamos juntos una cabalgata que al único sitio que nos conducía era al de la lujuria y el placer. Que manera de montarme!!!! era un muchacho, pero qué bien que lo hacía, nunca me preocupé por preguntarle donde había aprendido todo eso, pero si me ocupé de disfrutarlo. Así seguimos por un rato largo hasta que el que gimió fue él, y como no queriendo que nunca terminara, acto seguido sentí su leche caliente dentro de mí, lo que hizo que inmediatamente mi cuerpo se convulsionara acabando junto a él. Que manera de gozar!!!! que rico!!!!... no lo dudé quería mas y el también lo quería, así que le dije: "te falto el dedito" a lo que el me contestó: " no te preocupes tía que no me olvidé" y así como le enseñé (por que yo se lo enseñé) comenzó a meterme la puntita del dedo índice. Mentiría si dijera que al comienzo, cuando descubrí que sus dedos eran más grande, me arrepentí de habérselo dicho, pero luego cuando el movimiento siguió a ese dolor inicial, se transformó en placer y excitación desmedida, hasta llegar al punto en que me metió todo el dedo y yo gritaba de locura, tanta fue mi calentura que le pedí: "POR FAVOR RÓMPEMELO!!!!". Nunca lo había hecho, ni siquiera con mi difunto esposo, pero nada me importó, la lujuria y el deseo que vivían en mí en ese momento me impidieron ser racional. Y así fue él, con mucha paciencia y mucha dulzura comenzó haciéndome sentir su puntita en mi culo y a moverse lentamente, poco a poco y al pasito, fue entonces que dicho movimiento me volvía loca y desesperada de la calentura. Le grité: "MÉTEMELO!!!!" . Y él sin dudarlo, de un empujón me hizo sentir como una puntita juguetona pasó a ser una pija que me llenaba el culo.....ahhhhhhhh, suspiró y me pregunto: " te duele puta???" como disfrutándolo, y yo le dije: NO!, ME GUSTA MUCHO. No tardamos mucho, la estrechez de mi culito y la calentura que teníamos ambos, hizo que él acabara rápido y yo, nuevamente al sentir su leche en mi culo, mezcla de locura y descontrol. La noche no terminó ahí, pero sí termina ahí mi relato, pues lo recuerdos me ponen nostálgica. Sé que muchos al leer todo esto dirán que SOY UNA PUTA PERDIDA, O QUE SOY UNA DEGENERADA. Eso a mí no me importa, sólo alguien que pasó por lo que yo viví, sabe los motivos que me hicieron hacerlo y si valió la pena.. Y yo soy una mujer más pero más que satisfecha

Datos del Relato
  • Autor: ANONIMO
  • Código: 18144
  • Fecha: 23-02-2007
  • Categoría: Incestos
  • Media: 5.25
  • Votos: 151
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4521
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