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Al día siguiente tras marcharse mi marido a trabajar, me vestí y temprano me trasladé a casa de Marisa, para comenzar cuanto antes con el rodaje del video.
Al llegar ya estaban allí Marisa e Inés, no habría pasado ni cinco minutos cuando llego el chico que haría de doble de Javier y grabaría conmigo. Esperamos a que llegaran los técnicos, y mientras fuimos preparando los decorados y nos vestimos para el rodaje.
Cuando llegaron los técnicos, y tras explicarnos Marisa las escenas que se iban a rodar (todos planos generales, excepto los primeros planos de mi persona), comenzamos con el rodaje. En esta ocasión la película se desarrolla como si yo estuviera ya embarazada de 3 meses (aunque la barriga ya es bastante pronunciada dado que estoy cerca de los 5 meses), pero al ser planos generales se puede disimular. La historia se vuelve a repetir, “mi hijo” aprovecha para follar conmigo cuando se va su padre a trabajar y aprovecha cualquier estancia de la casa para follarme, incluso grabamos las primeras dos o tres escenas en la terraza (aprovechando lo temprano del día y la posible ausencia de vecinos, ya que acabamos los dos follando desnudos en ella).
Estas escenas al ser las primeras procuramos hacerlas en primer lugar que se vea de fondo las casas de los vecinos, y realizamos una toma desde la calle en la que me tiene con mis pechos fuera de la barandilla y él follándome por atrás (esta toma la hacemos para que se vea que está grabada en plena calle y con el riesgo de que nos vean los transeúntes que pasen por la calle y miren hacía la terraza del piso. La toma comienza desde lejos para irse acercando hasta tener un primer plano de mis tetas y acabar en un plano de mi cara en la que se me ve una cara de vicio y placer), pero luego tomadas varias escenas, aun siguiendo en la terraza las realizamos en sitios que es más difícil de vernos desde la calle. La escena en sí representa que yo con un cesto de ropa y vestida con una bata fina, abierta y abotonada por delante, sin sujetador y con las bragas grandes blancas, me pongo a tender la ropa. Cuando estoy en ello llega mi hijo por detrás me abraza y me empieza a meter mano, hasta que consigue sacarme mis pechos fuera de la bata, luego dándola un tirón la abre del todo y comienza a bajarme las bragas, cuando las tengo en los tobillos me hace sacarlas de mis pies y me separa las piernas y dando un tirón de la bata me la raja y me la quita quedándome totalmente desnuda. Luego me hace apoyar sobre la barandilla, pasándome mis melones al otro lado de ella, es decir quedando al aire al vacio y bajándose él los pantalones me empieza a follar con ganas.
Tras firmar estas escenas en la terraza, pasamos al interior, en el que comenzamos con las escenas típicas como son: despidiéndose mi marido de mí con un beso y dejándome medio desnuda en la cama. Luego me levanto con el camisón abierto y sin sujetador mostrando todas mis tetas y me dirijo al baño a la vez que al llegar me quito las bragas, me siento en el wáter y hago mis necesidades y luego me voy al bidel y comienzo a lavarme mi chocha (en estas escenas se recrea el cámara cogiéndome primeros planos de mi concha y cada vez que subo mis brazos cogiendo mis axilas llenas de pelo).
Al salir del baño, solo con el camisón abierto, llego al cuarto me le quito quedando totalmente desnuda y me pongo las bragas blancas grandes limpias y una ropa igual a la que he tenido puesta en la terraza, como si fuera la que voy a tener ese día para trabajar en casa. Me dirijo a la cocina y comienzo a hacer el desayuno y varias faenas de la casa. Cuando estoy haciendo esto entra mi hijo solamente con un pantalón corto y en el que se aprecia una gran erección, se acerca a mi por detrás y comienza a meterme mano, hasta conseguir coger mis tetas y comenzar a chuparlas y comérselas, consigue tirarme contra la mesa hasta que me tumba en ella, y bajándome las bragas hasta mi rodilla comienza a comerme todo mi coño a la vez que me está dando un buen sobeo en mis pechos. Luego se levanta y echándose sobre mí comienza a follarme, está el actor un tiempo haciendo los movimiento de mete y saca y cortamos, pues las escenas de cerca las hará Javier en las que aparecerá como me la va introduciendo y se verá su gran polla (casi el doble que la del actor) entrando y saliendo de mi almeja.
Así continuamos grabando durante toda la mañana y primera hora de la tarde las escenas generales del video, que no comento, pues en este capítulo no quiero contar como se desarrolla la jornada de rodaje, dado que eso es otro relato (solamente he realizado los apuntes anteriores, para que no perdáis el hilo de la historia y sepáis que seguía grabando los videos de mi embarazo que se han comercializado en Alemania y están circulando por el circuito porno con titulo alemán y los actores y actrices también con nombres alemanes, para evitar por si caen estos videos en manos de algún conocido que nos pueda relacionar con ellos.
Cuando acabamos de grabar, preparamos a Inés para su primer trabajo como prostituta en casa de Marisa. Ya la habíamos adiestrado en estos días y había estado viendo por las pantallas del circuito cerrado como trabajábamos las compañeras, sabía los precios por servicios y como podía sacar más dinero. La dije que quería que lo hiciera con preservativo y que hasta que supiéramos seguro que estaba preñada no lo haría con nadie sin él, incluso con mi marido, pues quería estar segura que el padre de la criatura fuera Juan sin duda alguna.
La vestimos con unas braguitas semitransparentes de color malva (no tangas sino normales pero muy sexis), que la estaban un poquito pequeñas para que marcará bien la raja de su esplendido coño y la sacamos varios pelos por los laterales de la misma (esto excita a bastantes hombres) y luego la pusimos también un sujetador a juego del mismo color dos tallas más pequeñas que las que usaba, quedándoles sus grandes pechos que parecían que iban a estallar y se iban a salir de las cazoletas del sujetador, el cual al ser también transparente dejaba ver todas las grandes aureolas y los pezones de Inés. Para completar la pusimos un liguero haciendo juego que sujetaba unas medias también malvas que la llegaban hasta medio muslo y para cubrirse la pusimos una batita corta de gasa transparente también de color malva. Estaba espectacular y apetecible. Salimos las dos a la sala donde esperábamos la llegada de los clientes, allí se encontraba otra compañera más, pues las otras dos estaban en ese momento ocupadas trabajando. No llevaríamos ni diez minutos cuando llamaron a la puerta, Marisa fue abrir y paso un hombre de mediana edad, de unos 40 a 45 años, con aspecto guarro y poco aseado, era moro, (yo ya lo conocía venía casi todos los meses algunos días a desahogarse y pasar un rato era un poco brusco pero lo salvaba su forma de follar y la herramienta que usaba), nos miro a las tres y como era natural eligió a Inés que era la novedad. Inés levantándose se acercó a él y dándole un beso en la cara se agarro a su cintura y marcharon los dos a la habitación que habíamos destinado a Inés para su trabajo. Marisa y yo nos fuimos a la sala de control, donde se encontraban las pantallas de televisión del circuito cerrado, que tenemos instalado en la casa, y vimos el primer trabajo de Inés como prostituta en casa de Marisa. Lo que aconteció y pasó esa tarde en esa habitación os lo contare en otro relato dentro de la saga de “Mi trabajo en la casa de putas de Marisa”.
Después de estar con el moro, hicimos las dos varios servicios uno de ellos juntas. Antes de terminar mi jornada de trabajo y marchar para casa la dije a Marisa que debíamos preparar la noche del día siguiente con mi marido. Acordamos que a la 9,00 de la noche acudiría ella a mi casa, y que saldríamos a tomar algo y a cenar, y tras la cena procuraríamos no entretenernos mucho y marchar pronto a mi casa donde yo entregaría a mi marido por primera vez a otra mujer y a mi querida Marisa a otros brazos que no fueran los míos.
Yo al día siguiente, durante el día hice lo que habitualmente hacia todos los días, arregle la casa, me preparé y ese día fui a partir de las 12 a casa de Marisa a prostituirme donde estuve hasta las 5 de la tarde en que me volví a mi casa para preparar todo para la noche.
Mi marido llego a las 7,30 de la tarde, me pregunto cómo me había ido él día y las preguntas de rutina que solía hacerme todos los días. Después le dije que se duchara (ya que la primera vez debería dar buena impresión a Marisa) y preparará, pues Marisa llegaría a las 9,00 y no tenía mucho tiempo para ello. Yo en mientras me fui al otro cuarto de baño y también me preparé. En el baño, llene la bañera y me metí en ella tumbada, con el agua cubriendo mi caliente cuerpo, observé mis curvas, mi sexo, mi vello, mis pechos flotantes, mis pezones, gordos y rugosos, mis aureolas oscuras, mi abultada barriga ya de casi 5 meses. Lentamente, bajé mi mano hacia mi sexo, toqué mi monte de Venus y abrí mis labios, haciendo aparecer mi clítoris. Lo observé, y comencé a acariciármelo, me estaba poniendo caliente de pensar que mi marido se iba a costar con otra mujer y que esta mujer era mi amante, mi querida y amada amiga Marisa. Al tocarme mi sexo quería transmitirle mi energía, mi lascivia, y aplacar un poco mi calentura. Me gustaba verme desnuda, no me importaba mi barriga, sé que mi desnudez era provocativa y morbosa y que muchos hombres si me hubieran visto en ese momento hubieran dado cualquier cosa por poseerme. Hay muchos hombres que les encanta hacer el amor con mujeres embarazadas, y se lo puedo asegurar, pues desde que estoy embarazada son varios los hombres que cada día solicitan mis servicios en casa de Marisa y me dicen que sienten algo especial una cosa que no saben explicar al hacerlo con una mujer preñada. Tras aliviarme un poco mi calentura con una masturbación rápida, me lavo mi pelo y tras secarme el pelo y aplicarme mi desodorante.
Yo como sabía que en el encuentro aunque no fuera la hembra principal sabía que al estar presente participaría en él y por eso quería estar guapa y sexi para agradar tanto a mi marido como a Marisa. Para esta ocasión me puse un liguero negro, con moñas rojas. Luego deslicé por mis piernas dos medias negras a juego, rematadas en moñitas rojas. Miré mi cuerpo en el espejo. Mis grandes pechos despertaban mi propio deseo. Mi cuerpo, sensual, sexual, con la lencería, era una provocación. Y mi sexo, cubierto mi Monte de Venus por mi gran mata de pelos, una invitación. Cuando subí la mirada a la altura de mis ojos, el espejo me devolvió la imagen de una mujer que, instintivamente, se mordía el labio inferior, que tenía mirada felina y que era auténtico fuego. La verdad es que al verme me dije eres Esperanza estas impresionante, como en menos de un año, desde que despertaste la mujer ardiente que tenias escondida dentro, te has convertido en una verdadera y gran puta.
Completé mi vestuario con una monísima braga premamá blanca pero transparente por delante y muy sexi, un vestido color pastel, fino, escotado, endiabladamente escotado, y suelto para disimular mejor mi barriga que terminaba como a unos 20 ó 25 centímetros por encima de mi rodilla , dejando ver al moverme (por su vuelo) gran parte de mis muslos e incluso en alguna ocasión estoy segura que si me muevo con un poco de fuerza se llegarán a ver mis bragas, luego me calce unos zapatos negros de medio tacón a juego. El bolso completaba el pack.
Cuando salió mi marido del baño al verme, no podía dar crédito a lo que veía y me dijo:
“Esperanza, estas que rompes, de buena ganas te cogía ahora mismo y …..bueno no sé qué te haría, estas buenísima excitante y provocadora, lástima que me tenga que reserva para tu amiga Marisa. A propósito Esperanza he comprado un cajita de viagra y me voy a tomar una, pues esta noche no quiero tener ningún gatillazo ni que Marisa quede decepcionada conmigo, a lo mejor si soy capaz de mantener el tipo y al estar tú presente me atrevo hacerlo con las dos y formamos un trío….ja,ja,ja….¿Qué te parece? ¿Participarías?”
Yo haciéndome un poco la enfadada, le digo:
“Joder tío, parece que no hayas jodido nunca antes, ni que no tuvieras mujer en casa para que estés tan salido. Yo te doy siempre que tú quieres, lo que te va a dar Marisa e incluso más, hasta he consentido en entregarme a otros hombres por ti, y de esta forma me lo pagas. Refregándome bien por la cara el acostarte con mi amante y mi mejor amiga. Pues sí tomate la pastillita, no la vayas a defraudar y no puedas con ella. Y tenga yo que echarte una mano y participar en el encuentro, bueno puedas o no yo participaré y como para ello tendré que estar muy caliente me tomaré un afrodisiaco y a Marisa la daré otro sin que ella se dé cuenta en la cena y tú a parte de la vigra creo que también te conviene que te tomes otro. De esta forma para que tú también sufras, yo también participo, dándome el morreo con Marisa mientras que tú la follas, y así nos ponemos los dos mutuamente los cuernos con el mismo amante : Marisa”
Él a verme enfadada (lo estaba fingiendo) se acerca a mí y cogiéndome de la barbilla me da un beso en mi boca y me dice:
“No me digas que estas celosa, que sientes celos de tú propia amiga habiendo sido tú la que me la has proporcionado y la que la has convencido para que hoy se acueste conmigo. Lo hago Esperanza, aparte de por mi placer, para que veas y sientas lo que te digo que me pasa a mí al imaginarte con otros hombres, quiero que sientas esa sensación tan difícil de explicar que yo siento medio cabreo medio placer para derivar y terminar en un placer y en una situación que me lleva al éxtasis al imaginarte follada por otros. Pues lo mismo quiero que sientas tú cuando me veas a mí con otra mujer. Y quiero que cuando esto pasé si lo sientes luego cuando estemos solo me lo digas y me expliques que as sentido, pues estoy seguro que vas a tener esa sensación que yo te digo que siento…..y veras que es magnífica”
Yo entonces me acerque a él y cogiéndole de su polla comencé a acaríciasela, consiguiendo poco a poco que se le fuera poniendo cada vez más dura. Cuando ya estaba bien dura me separé como pude la braga y dejando la raja de mi almeja al aire, acerque su minga a ella y comencé a pasarla todo a lo largo de ella, comenzando a calentarme a tope. Siguiendo con esta caricia nos fuimos acercando hacía la cama, donde me tumbe boca arriba y no aguantando más le dije :
“Fóllame, cabrón, quiero tener tu polla y tu leche en mis entrañas antes que se la des a mi amiga y amante, quiero sentirte dentro de mí, de esa forma habiéndote corrido ahora ,también aguantarás más cuando estés con ella sin correrte.”
Diciendo esto le atraje hacía mi e hice que se echará sobre mí y me penetrara. Le pasé mis piernas por encima de su cintura cruzándolas, para evitar que se escapara y con mis manos le agarré de su culo y empujándole hice que me penetrara a fondo, comenzando un apresurado mete y saca. Yo cada vez estaba más caliente y salida y él también. En un momento sus mete y sacas eran cada vez más fuertes y rápidos, daba la sensación como que quisiera taladrarme llegar a lo más profundo de mi vagina, amí me estaba haciendo enloquece de placer y él igual. No aguantando más le decía:
“Si, si mi amor, no pares, taládrame, quiero que me folles como nunca lo has hecho, sigue, sigue no pareeessss que placeeerrrrr, no me importa que me pongas los cuernos con otras si cuando me follas me follas de esta manera cabróooooonnnnn, siiiiiii, sigueeeeee por favoooor no pareeeeeessss , quiero ser solo tuya , por favor follame más fuerte taladrameeeeee , perforameeeee con tu pollaaaaaaaa, no no quiero que se la deeees a nadieeeeeee, eeeeessss solo míaaaaaaaa correteeee dentro de miiiiiiii siiiiiiiiiiquiero toda tu lecheeeeeee centro de miiiiiiiiiiimi amoooooooooorrrrrr correteeee dentro de tu mujeeeeerrrrr , dime que solo me la meteraaaaassssss a miiiiiiiiii que solo esa pollaaaa visitaráaaa mi coñooooooooo, solo a miiiiiiiii……..sisiiiiiiiii aaaahhhhhhh……oooohhhhhhh……..que placeeeerrrr……..me corrooooooo aahhhhhhh………me mataaaaaasssss ……….me corrooooooo…….. “
Al decir esto le clavo mis uñas en su culo, en su espalda, me he vuelto como loca y él también se encuentra en la misma situación gritándome:
“Te gustaaa mi amoooorrr, te da placeeeerrr, siiiiiiiiii, tomaaaaaa, tomaaaa mi pichaaaa aprovechate de ellaaaaaa, antes que se entre y corraaaaa dentro de tu amigaaaaaa Marisaaaaa ahhhhhh….oooohhhhhhoooooooo, que placeeeerrrr que biennnnn jodeeeeeessssss pedazo de putaaaaaaaaaa, cornudaaaaa, te voy hacer la mujer más cornuda de todaaaassss a partir de ahoraaaaaa aaaaahhhhhh siiiiiiiii y vas a ser tu la que me proporcioneeees a todas tussss amigassss que bien lo haceeeess cabronaaaaa , eres la mayor putaaaaa sin serlo que conozcooooooo , putaaaaa toma mi lecheeee, toma mi lechaaaaaaa no aguanto máaaassss me corrooooooo aaahhhhhhh putaaaaaaaa………”
Diciendo esto y tras correrse quedo tumbado cansado y sudoroso sobre mí, yo también estaba agotada, había sido un polvo de una intensidad extrema, habíamos alcanzado los dos el orgasmo, no puedo decir el más grande de mi vida, pero si uno de los más intensos y de los que más había gozado. Nos dijimos ambos barbaridades y cosas que al no se por la situación y el extremo de placer que sentíamos, dudo que nos lo hubiéramos dicho. Le pase mi mano por todo su cuerpo y le di un beso en su cabeza dándole las gracias. Nos levantamos me cambie de bragas, pues se me habían empapado todas y él se fue de nuevo a duchar. Luego colocándome otras bragas nuevas caladas y transparentes y en las que se me veía toda mi pelambrera dado que no eran de embarazadas y se quedaban por debajo de mi barriga. Pepe cuando salió de la ducha se vistió con unos pantalones claros y un suéter de manga corta deportivo que le hacía más joven.
Marisa llego puntual, no acababan de dar las 9,00 de la noche cuando llamo a la puerta de nuestra casa, fui abrirla y me impresionó lo guapa y sexi que estaba. Llevaba una blusa blanca, de la cual llevaba tres botones abiertos que dejaban ver un precioso canalillo y parte de sus grandes pechos y al moverse se veía parte del sujetador, también blanco de puntillas y transparente, y se la notaba y pronunciaba sus pezones a través de la tela de la blusa. En su parte de abajo llevaba una falda, del mismo color que mi vestido pastel, que le llegaba un poquito por encima de medio muslo. La falda iba sujeta y unida a la blusa por un cinturón ancho a juego. Completaba el conjunto unas medias de seda (cristal) negras con unos zapatos con un poquito de tacón. Al abrirla la di un beso y la hice pasar. Pepe se acercó a ella un poco nervioso, la dio un beso en la mejilla y la dio la bienvenida.
Después de estar un ratito hablando de cosas sin importancias en cosa, salimos y cogiendo nuestro coche nos fuimos a cenar a un restaurante de nuestra ciudad, donde al entrar y sentarnos notamos que llamamos la atención, pues las personas que había en el restaurante no hacían más que mirarnos y cuchichear entre ellos.
A medía cena nos levantamos Marisa y yo para ir al servicio y mi marido (siguiendo mis instrucciones) disolvió 6 pastillas de afrodisiaco en la bebida, al volver continuamos con la cena y procuramos que todos bebiéramos en condiciones de la bebida y acabáramos al menos la botella donde había disuelto Pepe las pastillas del afrodisiaco. Tras terminar la cena y los postres hicimos una breve sobremesa y no fuimos corriendo de nuevo a nuestro domicilio, pues el afrodisiaco comenzaba hacernos efectos y todos estábamos deseando de comenzar la fiesta particular que sobre todo Marisa y mi marido estaban deseando.
Al llegar a casa nos dirigimos directamente a nuestro dormitorio, yo me senté en la descalzadora y ellos dos comenzaron a darse un morreo de campeonato. Marisa no parecía la misma, estaba realmente caliente y se notaba que deseaba entregarse y se poseída por mi marido, que a su vez estaba en la misma situación. Entonces Marisa separándose un poco de Pepe le dijo:
“Pepe, voy a hacerte disfrutar como nadie te lo ha hecho nunca. Voy a enseñarte muchas cosas que pienso no sabes, que ni mi querida Esperanza te ha enseñado, ¡ah y no me preguntes como lo he aprendido, que es mi secreto!”
Yo si estaba segura que Marisa le podría enseñar más cosas que yo y también donde las había aprendido.
Dicho esto cogió el suéter de mi marido por la parte inferior y se lo saco por su cabeza, dejando todo su torso al aire. Acerco su boca a su pecho y comenzó a besárselo poco a poco y al llegar a sus tetillas se las chupo y le pasó toda su lengua por todo el pezón, luego fue bajando su lengua por todo su torso y barriga hasta llegar a su ombligo donde se detuvo y chupo a placer. Después llevando sus manos a su pantalón, le desabrocho su cinturón y hecho esto le desabrochó el botón que le quedaba para sujetar su pantalón, y le bajó los pantalones y calzoncillos y empezó a lamerme la polla, primero a lo largo para detenerse en el glande, con suavidad, más despacito y después metiéndosela en la boca chupándosela y mamándosela, le acariciaba los cojones y el trasero. Él no podía más y la pedía más lentitud ya que cada vez mayores escalofríos de placer recorrían su cuerpo, Pepe no podría resistir y se iba a correr en su boca, y así se lo dijo:
“Joder Marisa, no sigas, no sigas me viene, me viene y si sigues me voy a correr en tu boca y quiero follarte, no quiero correrme tan pronto, aaaahhhhhh, auuuuuuhhhoooooo…..que placeeeer”.
Y ella con la boca llena de su polla le contesta:
“Eso es lo que quiero. Y quiero que la sueltes dentro de mi garganta para degustarla, tragarla… y luego tú harás lo mismo con mi coño”
Yo a todo esto estaba, también muy caliente y quitándome mis bragas comencé a masturbarme, me metí primeo un dedo para pasar en un momento a tener tres y a su vez con la otra me acariciaba mi clítoris, llevándome yo misma y el ver a mi marido como gozaba con la mamada que mi amiga Marisa le hacía a mi primer orgasmo. Era verdad lo que me había dicho Pepe de la sensación que se sentía al ver a tu conyugue gozar en los brazos de otra persona cuando te pone los cuernos, era una sensación entre cabreo, celo y placer que acaba pudiendo la sensación de placer a las otras dos.
A todo esto mi marido ya a punto de explotar, con espasmos cada vez mayores y más fuerte la decía a Marisa:
“Aaaaaahhhhhh no poduedo resistir más, me vieneeeee me voy a corrreeeerrr Marisaaaa que bien lo haceeeessss como me la mamaaaaass aaaahhhh ohhhhhhh, siiiiiiii putaaaaaaa no pareees a horaaaaaaa sigueeeeee….. me corrooooooooo aaaahhhhh tomaaaaaaa tragatelaaaa todaaaaaaa………”
No aguantando más dispara su esperma contra la garganta de su mamadora, llenándola toda la boca. Yo desde mi sitio noté como Marisa la tragaba aunque por la comisura de los labios le corrían hilillos de su leche, de la leche de mi marido , en definitiva de mi leche esa leche que se tragaba mi amiga me pertenecía, era mía y se la estaba bebiendo y degustando la puta de mi amiga, en ese momento sentí esa rara sensación que deben de sentir todos los cornudos, entre cabreo y placer, pero que a su vez me calentaba y encendía más, llegando mi calentura a tal estado que con mi masturbación llegue al tome máximo y me corrí como una loca gritando:
“Siiiiiii, cabrón siiiii, ya lo has conseguido, ya te has corrido en la voca de esa putaaaa, en la boca de mi amigaaaaaa, aaaahhhhhh que placeeeeer sientooooo, me estoy corriendo yoooooo tambiennnnnnn……”
Y dicho esto me corrí como una loca llenando, mis dos manos de mis jugos que me salían por mi coño como si me estuviera meándome, manchando el vestido y la descalzadora donde estaba sentada. Cogí mis manos y me las lleve a mi boca para saborear mis propios jugos.
Mi marido a pesar de haberse corrido su calentura no cedió así que, cogiendo la blusa de Marisa se la abrió de un tirón rompiéndola los botones que tenía abotonado y luego cogiéndolo por sus hombros, se la deslizó hasta la cintura haciéndosela caer al suelo a la vez que la acariciaba todo el cuerpo. Luego la desabrochó el cinturón e hizo lo mismo con su falda que dejó caer todo al suelo, dejándola únicamente con el sujetador, las bragas y medias sujetas a un provocativo liguero negro. ¡Qué maravilla de cuerpo!. A pesar de sus años no pude resistir la tentación de desear estar en el puesto de mi marido, que entonces comenzó a besarle el cuerpo mientras le desabrochaba el sujetador para dejar ante sus ojos y los míos sus pechos que, como imán que le atrajeran, él empezó a besar y chupar. Se le oí chupar:
“Chuuuuss groooosss, aahhhhh que ricoooos ahhhhh chuuuuussss….”
Luego descendió por su vientre, besó su chocho por encima de las bragas, luego los muslos. Sin poderlo resistir bajó su braga descubriendo su bella amapola. Las arruguitas que se notaban por encima de la pelambrera le excitaban más y entonces la dijo:
“Ahora vida mía, voy a hacer que tu amapola se abra al completo por el gusto. Voy a hacerte correr en mi boca como lo acabo de hacer yo en la tuya, quiero que te derritas en mi boca y que te comportes y saques a flote esa puta que seguro llevas dentro, igual que lo he conseguido con Esperanza y estoy seguro lo conseguiré contigo”.
Y dicho esto empezó a chuparla. Al pasar varias veces su lengua por su clítoris noté que su respiración se aceleraba. Las manos de Pepe fueron hacia sus pechos y cogiendo con dos dedos los pezones, los pellizco suavemente. Marisa casi en el acto empezó a gritar:
“¡Traga, cariño, traga … toda es para ti … me baja … me corro … aaaah … bebe, bebe mi leche, bebe de mi almeja … bebe … “
Yo me levanté de mi sitio y me acerque donde estaban ellos, y cogiéndola a ella por su cabeza acerque mi boca a la suya y comencé a besarla y a comerme con ansias toda su boca, recorriendo con mi lengua todo el interior de su boca, haciendo que callar sus suspiros de placer que estaba dando por la caricia que le estaba propinando en esos momentos mi marido.
Pepe tragó los deliciosos jugos del coñito de mi querida Marisa, de un sabor agrio y fuerte y al mismo tiempo librándose de mi morreo la oía repetir a ella fuera de sí:
“¡ Jódeme, jódeme…métemela cabrón, no me hagas sufrir más!!no puedo más, por favoorrrr jodeme yaaaaaa…..!
Mi marido apartándome de ella, de un empujón la tiende de espaldas en la cama, la abre bien las piernas, dejándola toda espatarrada, ofreciéndole su coño mojado. Y ella repetía:
“¿A qué esperas? ¡Métemela, venga, métemela, hazme tuya! …¿O es que no me deseas…? Por favor Pepe no puedo más te necesito dentro de miiiiiii…..”
Mi marido ya también muy caliente y fuera de sí sin perder tiempo y porque la deseaba, se subió encima de ella y la metió su aparato en su chocho, primero despacio pero luego, progresivamente, aumentando sus movimientos de mete y saca. Al mismo tiempo le chupaba las tetas mientras ella gemía diciéndole:
“Soy tú leona y quiero que tú seas mi cachorro, te quiero dentro de mí ¿Te gusta, cachorro el chocho de tu leona? Sigue, sigue Pepe, me estás volviendo loca, no pares, no pares …como te mueve, dame, dame fuerte más fuerte, ¡jódeme como las perras, como la perra que soy, quiero ser tuya, hazme tuya mi cachorro, soy tu leona , tu perra todo lo que tú quieras, no pares sigueeeee…..siiiiiii sigue follandome con fuerza, así . asi como tú sabeeeessss, aahhhhhhh que gusto me estas dandoooo……..”
Las piernas de Marisa se habían enroscado alrededor del cuerpo de él que comienza a decir:
“ Que gusto, que delicia, que bien jodes mi leona, sigue, sigue moviéndote, que gusto, que placer me estas proporcionando, asiiiiiii…….. aahhhhhaaaa siiiiiii…”
De pronto Marisa hace que mi marido se salga de ella, quedándole a él descuadrado. Ella se coloca de rodillas sobre la cama y con los brazos apoyados en el cabecero de la misma, de nuevo le dijo:
“¡ Quiero que me jodas como las perras¡”
Ella misma le cogió la polla y la llevó hasta su coño hasta que él dio con sus huevos en su espléndido culo. Él con las manos le cogía las tetas que colgaban por su peso y empezó a joderla como ella deseaba. Los dos estában muy cachondos y se decían mil y una lindezas. Yo no aguantaba y seguía masturbándome, no sé ya las veces que me había corrido viéndolos folla, yo para ellos no existía en ese momento solo eran ellos dos. De pronto le oigo a los dos gritar, él decía dirigiéndose a mi:
“iMira puta cornuda, como me follo a tú amiga, es cojonuda, como folla, que delicia, tú también lo haces muy bien, ya veo que te excitas al vernos, ¿no ves como yo tenía razón, no ves como te calienta ve follar a tu marido con otra puta como es tu amiga, soys las dos las dos mas putas que pisan la tierra. Y tu perra, mi leona sigue moviéndote no pares , te gusta como te follo como una perra , como la perra que ereeeesss, aaaahhhhhh, siiiiiii….tomaaaa… tomaaaa pollaaaaa aaahhhhhhhh, me vieneeeeee….. no aguanto máaaasssss…aaaaahhhhhh…¡ Me corro … me corrooooo…! Aahhhhhhhh…..tomaaaaa toda mi lecheeeee tomaaaaa perraaaaaa …………”
Y ella le contesta con un simple:
“¡ Yo también, mi amor, yo también …! ¡ Échamelo todo dentro … quiero sentir tu corrida, tú leche …! Échaselo a tu perraaaaa……..siiiiiii soy tu perrraaaaa. Tu perraaaaaaa asquerosaaaaaa, soy lo que tú quieraaaaassss que seaaaaaa…..mio amor mi amo mi señooooooooorrrrr…. Soy tuyaaaaa……inúndame con tu corrridaaaaaaa…..ahhhhhhh siiiiiiiiiiii aaaaaahhhh que gustoooooooo…….”
El agotado se queda sobre el cuerpo de ella que por el placer sentido y el cansancio de tan esplendido polvo queda tumbada en la cama plácidamente, durante cinco minutos están en esta postura sin moverse, luego despacio, él se levanta de encima de ella y dirigiéndose hacia donde yo estoy me abraza y me da un beso y me dice:
“Muchas gracias mi amor, te quiero y siempre te querré, aunque me hayas visto gozar y oído decir lo que haya dicho, cuando he estado en trance por el placer, te aseguro y te juro que la única mujer de mi vida eres y serás siempre tú”
Yo le agradecí sus palabras le di otro beso y levantándome de mi sitio me fui donde se encontraba Marisa. La bese en su boca, la chupe sus pechos y pezones y haciendo que se colocara de espalda en la cama, la hice que abriera sus piernas y colocándome entre ellas, me puse a chupar su almejita, toda llena de sus jugos y corredura de mi marido, era divino, sus líquidos era un verdadero néctar, era delicioso era un verdadero manjar. Cuando estaba haciendo esto yo a mi amiga, sentí como mi marido se colocaba detrás de mí y separándome mis piernas se metía tumbado bajo mi cuerpo y agarrándose a mis piernas comenzaba también él a comerse mi coño. Era fantástico sentí la lengua del hombre al que amas comerte tu coño, mientras a la vez yo me como el coño de mi amante que acaba de ser poseída por mi marido. Al cabo de un rato de estar proporcionando los tres placer, Pepe saliéndose de debajo de mí nos dijo:
“Quiero que las dos se pongan de rodillas y se coman mi pene.”
Él agitó su falo desde la base y a nosotras nos brillaron nuestros ojos al ver como tenía de nuevo su nabo rojizo y duro y su gorda punta. No tardamos mucho en hacer caso y llenar de besos y mordiscos aquella parte. Poco a poco él comenzó a alcanzar su máximo esplendor en su polla. Su pene no crecería más era imposible que pudiera crecer más. Él nos tomo por las manos y nos llevo llevé hasta la orilla de la cama y nos dijo:
“¡Dóblense! Quiero ver esos culotes abiertos. Has visto Esperanza como me he follado a tú amiga. Sabias que tu perra amiga se iba a comportar así que se me iba a entregar como se me ha entregado, la has contado cosas nuestras haciendo el amor, de mi pene. Eres una cabroncilla, y tú, una caliente, de premio por ser tan golfas os voy a dar por el culo hasta que lloréis o pidáis más o que pare. Tú primero Esperanza, para que vea Marisa de lo que se salvó, hasta ahora.”
Yo haciéndome la estrecha me levanté y poniendo cara de asustada le digo:
“No Pepe, a mí no me gusta por el culo (mentía para excitarle). Me duele.”
Marisa se acercó y cogiéndome de la mano me regresó a la posición que tenía y la misma adopto ella, diciéndome:
“Cállate puta asquerosa. Te va a hacer ancho el ano y lo vas a gozar. ¿Y a mí que me va a tocar querido, te deseo tanto?”
Y diciendo esto me dio una sonora nalgada y empezó a lamer mis hoyos mientras abría mis dos masas de carne que es mi trasero, Pepe se quedó extrañado del trato y mando que me estaba dando Marisa y después la dijo a ella:
“No te lo voy a decir, pero te juro que no te vas a sentar mañana. Ahora calienta a tu zorra amiga.”
El observa desde atrás cómo la mancha negra que tenía como centro mi culo empezaba a dilatarse con la lengua de Marisa. Yo entonces la dije a Marisa:
“Anda amiga, dile todas las cosas que me contaste querías que te hiciera mi marido rlos con su verga, pués con lo caliente que esta se que no solo te va hacer lo que me as dicho sino otras cosas que no te esperas.”
Entonces él se acercó a nosotras y arrancando a Marisa de mis nalgas, la acomodó de nuevo con sus manos sobre la cama a mi lado , y dándonos unos cachetes a cada una en nuestros culos a la vez que nos los apretaba y buscaba nuestros agujeros ya mojados y calientes. Marisa gemía de placer mientras él nos observaba nuestros dos traseros agitándose, el cuarto empezaba ya a oler a sexo. Él no pudiendo aguantar ya más se lanzó sobre mis caderas deliciosamente redondas, su pene buscó mi vagina y se topó con mis nalgas. Atrapó mis ubres colgantes y siguió explorando mi delicioso culo. Yo cogiendo su pene lo guié hasta la meta y gemí al sentirlo. Cuando entró todo, se hizo todo calma. Yo en silencio, él a punto de hacer una embestida y Marisa golpeando el trasero de mi marido, animándole a follarme.
La caderas de mi marido me embistieron con fuerza, entrándome dentro de mi vagina todo su miembro y comenzando un mete y saca que a cada golpe de su pelvi me hacía bufa del gusto que me estaba dando, no podía más yo gritaba y agitaba mis manos del placer que me hacía sentí. Marisa también colaboraba animándole diciéndole:
“Dale cabrón. Métesela y luego dame tu leche. Quiero tu leche calientita mi cachorro, acaba pronto con ella, necesito sentir tu polla dentro de mí, deja ya a esta puta y cógeme a mí…..”
Pepe está a punto de explotar dentro de mí, le siento, pero quiero que siga dentro de mi y oprimo y aprieto su miembro con mi vagina, no quiero dejar que se salga, pero él me dice:
“Afloja las nalgas Esperanza, te la voy a dar por el culo. Pero quiero que tu amiga pruebe tu concha.”
Marisa llegó muy pronta a meterse el vergón en la boca. Sin usar sus manos lo recorrió de arriba abajo hasta lubricarlo.
Mi marido me dio un beso y mirándome a mis ojos me dice:
“Tu amiga nada más sirve para calentar huevos. Tú sí que la vas a gozar.”
Marisa viniendo del cuarto de baño al que había ido sin darnos cuenta, apareció con un lubricante y empezó a chorrearlo en mis nalgas, mientras decía:
“Somos unas putas Pepe, pero muy perras. Y nos vas a cumplir a las dos.”
Sacó un anillo de los que se ponen en el pene y se lo colocó al pene de Pepa hasta su base y le dijo:
“Ahora rómpele el ano a mi amiga.”
Con la autorización de Marisa mi marido puso la cabeza de su pene en mi ano y empezó a escarbarme lentamente, y me dijo:
. “Ábrete para mí. Yo sé que quieres sentirme dentro, profundo en tus agujeros.”
Yo lentamente me relajé, cuando terminó de entrar la punta, él decidió hacer un poco más de esfuerzo y descargar un poco de su fuerza en mí, yo creo que fue más para impresionar a Marisa que para hacerme sufrir. Apenas lo intentó, comencé a relajar mis esfínteres y le empecé a dar acceso a mi culito, como lo experta que en realidad era, no solo evitando el dolor, sino disfrutando con la penetración le dije:
“Pepe, dame fuerte por favor taládrame mi culito, no te cortes yo aguanto muévete, no pares dame bien por el culo empuja y entrámela hasta dentro, hasta que tus huevos toquen mis nalgas, muévete con fuerza para dentro y para fuera hazme gozar, lo necesito, con tu polla dentro me siento tan llena mi amor…..”
Al decir esto me veía reflejada en el espejo que había encima de la comoda y pude gozar de la escena, su polla me entraba y salía y sus impulsos y empujones hacían que mis piernas y culo se movieran a su ritmo, sus manos soltaron mis caderas para volver a acariciar mis tetas, Marisa seguía golpeando el trasero de mi marido para que me penetrara mas fuerte, al hacer los movimientos de pegarle en su culo podía escuchar su vulva mojada agitarse y como le decía de nuevo:
“Dale, abre esas nalgas y clávala. Para que me la metas a mí, mi cachorro, apúrate, córrete en ella acaba ya , mi coño y culo te necesitan también.”
Él seguía con sus movimiento cada vez más furiosos, las dos éramos mujeres experimentadas y nos atrevíamos a todo con tal de tener un palo de ese tamaño en nuestros agujeros, cuando estaba a punto de correrme y comencé a gritar el muy cabrón sin avisar se salió de mi diciéndome:.
“Ya me aburrí de ti, quiero metérsela a la zorra de tu amiga.”
Él saco su pene de mis entrañas y Marisa con un ansia y maestría sin igual cogió la herramienta de mi marido y cuando yo volví mi cabeza hacía ellos , Marisa ya estaba arrodillada comiéndose un gran pedazo de la polla de él, diciéndole cuando podía sacársela de su boca:
“Está muy rica tu verga, mi amor, aguanta un rato más y nos disfrutarás todas las veces que desees.”
Entonces yo le dije:
“Y todavía no has gozado ni conoces a nuestra amiga Inés, lo caliente que es en estas cosas de la follada.”
Excitado por la promesa de disfrutar de nuestros cuerpos y del de Inés cada vez que lo deseara, su pene se convirtió en hierro, entonces cogió a Marisa hizo que dejara de mamársela y la colocó a cuatro patas en el piso. Aprovechó el lubricante que ella antes había traído para echarlo en mis nalgas y ano y untándose con él sus dedos se los deslizo por el ano de mi amiga. Entonces me dijo a mí acercándome al culo de ella:
“Escúpela en su culo, que no llore cuando se la meta.”
Yo acercando mi boca a su culo y reuniendo saliva en mi boca dejé escurrir un hilo grueso y muy espeso de saliva hasta el delicado y bello agujero negro de mi amada Marisa. Luego la pase e introduje mi lengua dentro de su culo saboreando el sabor de su ano, que aunque alguno de vosotros os parezca asqueroso a mi me supo a gloria. Cuando terminé y aun desbordándose un poco de mi saliva por mis labios. Alcé mis ojos y él aprovechó para meter su pene en mi boca para que se lo chupara y lubricara con mi saliva. Él aprovechó la ocasión y empujo sus caderas para follarme la para follarme la garganta. Unos cuantos centímetros de su verga quedaron fuera, pero yo empecé a aflojar mi garganta hasta que cubrí con mi boca su pene hasta los pelos de su pubis. Me cogió mi rostro que tenía todo enrojecido por la asfixia que me provocaba su follada en mi garganta y poco a poco fue sacando su pito de mi boca su boca completamente bañado de saliva. Él sujetó su glande y lo dejó caer sobre mi cara. El sonido de su pene contra mi rostro, al que golpeó durante unos segundos con él me puso tan excitada que no pude por menos que decirle:
“Que rico, me gusta que me des unos vergazos. Pero ya cógetela damelá, mi amor. Quiero saborear tu leche.”
Pero él no me dio ese gusto, pues cogiendo su pene lo apuntó a la oscura profundidad del agujerito de Marisa diciéndola:
“Tu amiguita se lo comió todo por atrás, a ver qué tan puta resultas tú.”
Yo haciendo de mamporrera abrí las nalgas de Marisa y él colocando su punta en el centro de su agujerito empujo lentamente hasta que se lo fue introduciendo, su pene era lo único que la tocaba a mi amiga, ella no estaba acostumbrada a ser penetrada (como yo) por ese agujerito y comenzó a decirle:
“Ay no, por favor. Me vas a reventar.”
Pero él no la hizo caso y siguió con su avance hasta que entró la cabezota, él sintió como el anillo del agujero de mi amiga apretaba la punta de su pene y comenzó a subir y bajar, primero lento, y con movimientos cortos, unos segundos después la entraba la mitad, y un par de minutos después, Marisa ya le entrega el culo completamente. Ella entonces le comenzó a decir:
“Ay cabrón, dame más. Ah, me vas a reventar. Fóllame el ano con tu pollón, cabrón no pares aunque chilleeee, quiero que me taladres aunque me duela, no pareeees sigue empuja más esa vergaaaaa quiero que me mateeessss soy toda tuyaaaaa aaahhhhh oooohhhh como me dueleeeee pero no dejes de darme por culo sigueeee sigueeee mi cachorro taladra el culito de tú leona que es la primera vez que se le taladran y te le ha dado a tíiiiii…….. siiiiiiii ..Pepeeeee era virgen del culo y te he dado mi virginidad anal…….quiero ser toda tuya a partir de ahoraaaaa…..aaahhhhhaaaa……..”
Él la hizo bajar la cabeza al piso y que se abriera las nalgas con sus manos. Yo los observaba mientras me masturbaba en la descalzadora frente a ellos. Mis tetas carnosas y gordas infladas por mi embarazo colgaban mientras mi pierna derecha colgaba del brazo de mi asiento. Mi almeja abierta y roja escurría por sus mis sedosas piernas. Ver la escena y mis caricias me hacía dar suspiros y pequeños quejidos de placer. Mi marido entonces se atrevió y sacó toda su tiesa pala del interior del culo de Marisa. Un suspiro leve brotó de ella, de repente, él volvió a encajarle su palo y le hizo regresar hasta el refugio entre sus nalgas de una sola estocada. Marisa gimió y se estremeció, el único contacto que tenía con su cuerpo era con su pene entrando con fuerza por su culo. Él ya no podía aguantar más, sus bolas querían estallar, pero el anillo que le había puesto Marisa antes de taladrar mi culo y no se había quitado no se lo permitía, entonces de un solo golpe se salió del maltrecho culo de mi amiga y dirigiéndose a las dos nos dijo:
“Ahora me vais a cumplir la fantasía a mí. Acercaros, os vais a acomodar en el piso de cabeza y vais a levantar los culos y las piernas. Y para sostenerse juntáis vuestras caderas, que los pies os lleguen a los hombros, en el piso.”
Como no atinábamos con la postura tuvo él que intervenir para dejarnos listas para ser escavadas por cualquier agujero nuestro que él deseara. Indefensas y calientes, nos abríamos las nalgas y nos golpeábamos para calentarle. No tardó mucho en estar de nuevo en forma y se dirigió a metérmela de nuevo a mí, ya acomodada así las tetas me caían sobre mi rostro, y se notaba mi incomodidad, no solo por la postura sino por las gorduras y barriga como consecuencia de mis cinco meses de embarazo mis nalgas en esta postura así como mi pegajoso culo se abrían y las redondas piernas ya tenía las rodillas en mis hombros, él al ver que se podía sujetarse de mis pies de nuevo visitó mi vagina y tras unos cuantos segundos de escarbarla ya salían por ella mis jugos. Él a ver que mis líquidos volvía a fluir y salir decidió despedirse de la pucha en la que se había convertido mi coño y empezó a dilatar a Marisa. Quería volver a taladrar su ano de nuevo ya. Clavó su dedo medio en su culo, Marisa gimió como una perra, ladraba viéndole a él desde su posición y postura en el suelo y con ansiedad empezó a decirle:
“Rómpeme el culo. Si me haces terminar la próxima vez tendrás a tres golfas bramando por tu pito, mi amor.”
Él la metió otro dedo, yo ya se había incorporado, muy aliviada. Me acerqué a mi marido y le di un beso con lengua que me sabio a gloria que creo que a él igual pues hacía lo posible por no dejar que terminase el beso y no me dejaba, insistiendo con su lengua en todo el interior de mi boca. Él sacó los dedos y empezó a taladrarla fuerte con su polla, sus pelotas rebotaban en sus labios mientras aporreaba sus nalgas a la vez que la decía:
“¡Cómetela por el culo! ¡Esto es lo que querías!, perra asquerosa, dime era esto lo que querías”
Marisa le contestaba gimiendo de placer:
“Si mi cachorro esto, esto era lo que yo quería que me partieras el culo y que me quitaras su virginidad, sigue, sigue mi amoooor que gusto me estas dandooooo aaahhhhhh……, no pares, sigueeeee…….”
El pene de él ya estaba que explotaba. Para terminar entraba y salía de su culo roto, ella movía sus piernas. Un sonido entrecortado y los arañazos de ella en las nalgas de él le indicaron el orgasmo de Marisa. Entonces él sacó su instrumento de su maltrecho culo, se liberó del anillo, y un torrente de leche se agolpó en la punta de su polla. Yo agarrando su pene le succioné su glande y él se liberó en mi boca. Él dejo que su néctar saciara mi sed. Mi rostro era el de una mujer satisfecha de sexo. Marisa se nos acercó y comenzó a besar y acariciar el pito de mi marido y en medio de un beso hizo que el semen la bañara, su pito recibía caricias y lamidas de nosotras dos.
Tras descansar un rato volvimos a la pelea, los afrodisiacos y a él la viagra hacía que no perdiera vigor y así estuvimos toda la noche hasta que nos pudo el cansancio, gozando a tope y pasándolo de maravilla, esa noche dormimos los tres completamente desnudos entrelazados en nuestra cama de matrimonio y a partir de entonces hemos compartido y seguimos compartiendo muchas aventuras y ratos como los que he expuesto en este relato formando parte de ellos también de vez en cuando Inés. Mi marido no deja de decirnos que nos prefiere a nosotras ya maduritas que a las jovencitas y que si alguna vez me es infiel siempre será con una madurita. Y es que, como se suele decir, la gallina vieja hace buen caldo.
Bueno ya me he alargado demasiado, y como siempre si alguien quiere hacerme algún comentario....
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