Entramos al jacussi para relajarnos un poco. Sólo en ese momento pude admirar toda tu desnudez. ¡Qué tetas!!; no son grandes pero tienen una caída natural magníficamente apezonada con deliciosas aureolas de color café. Como notaste que te observaba con atención adoptaste poses de modelo para mi, destacando lo que mas te enorgullece: El pelo negro derramado en tu cuello y espalda y ese precioso par de nalgas que parecen sacadas del mármol por el más delicado y genial escultor. En la tina buscaste la protección de mis brazos, el beso tierno, la caricia y el susurro: ZuSsy, gracias por regalarme estos momentos que no los cambiaría por nada del mundo. Sonreías embelesada. En la expresión de tus ojos y boca, casi sin palabras declarabas que también estabas feliz y deseabas complacerme en alguna fantasía. Me dijiste: cuál es tu fantasía. Algo que nunca has hecho y quisieras hacerme hoy. Inmediatamente pensé en algo muy atrevido, delicado si se quiere; pero muy, muy excitante; al menos para mi. Nada perdería con proponértelo dejando claro que sólo lo haríamos si a ti también te excitaba. Te dije: son dos. Nervioso observé tu reacción que fue de sorpresa y alegría. De entrada conseguí abrir tu mente a la expectación de algo muy emocionante. Algo que muy probablemente tú tampoco habrías hecho. ¿dos?, A ver…dímelas. La primera es penetrarte doble- ¿doble? No entiendo. Mira, en mi portafolios tengo una verga de goma vibrante. No es muy gorda para que pueda entrarte por el ano. Tiene un amarre que permite fijarla a mi cuerpo y vas a tener la ilusión de estar con un hombre con dos vergas. Tú puedes escoger cuál quieres en la vagina y cuál en el culo. La vibración nos dará a los dos una sensación nueva y verdaderamente increíble. ¡¡Guauuu!! Ahora tu sorpresa era mayor; pero también tu alegría. Estabas a punto de pedirme que sacara el vibrador porque ya querías tenerlo adentro; pero te diste tiempo a preguntar: ¿y cuál es la otra?. La otra es que cambiemos papeles. ….otra vez sorpresa… A ver explícame. Te fijas la verga de goma al cuerpo; tiene un pequeño dispositivo que estimulará tu clítoris y yo puedo ayudarte por debajo. Me empino y tú me coges a mi. Sabrás lo que siente un hombre cuando se coge a una mujer por detrás. Es poder, es superioridad es el delirio de regalar placer y servirte tú misma el placer al mismo tiempo. ¿juegas?.
Estabas emocionada, otra vez excitada a la expectativa de cumplir con mis fantasías que te resultaron originales y muy emotivas. Lo que no sabías es que los ejercicios platicados requerírían un trabajo previo de calentamiento, relajación y dilatación de los culos; el tuyo y el mío, para reducir al mínimo el dolor. El sexo anal es el arte más delicado y sutil; quién lo aprende bien y lo practica con técnica, sabiduría y ternura arrancará a su cuerpo y del compañero verdaderos poemas de orgasmos. Tu entusiasmo era tal que dijiste alegremente como Marco Antonio Regil, un conductor de televisión que es famoso porque dice: ¡¡Vamos a jugar!!.
Salimos del jacussi, nos besamos con pasión, preparé los vibradores (eran dos) así como algunos lubricantes aromáticos. Te pregunté, cuál prefieres: jazmines o coco. Me pediste olerlos, lo hiciste y elegiste….coco.
El coco es un aroma exquisito, por demás estimulante de la pasión sensual. Como tú habías tenido por lo menos cuatro grandes orgasmos te mostrabas serena, complaciente pero ecuánime; pensando tal vez que para ti ya estaba bien. Un poco en deuda conmigo a quién intentarías complacer para llevarme al cielo como tú habías estado. El cielo no había llegado para ti y desde luego ¡menos para mi!.
Fuimos a la cama. Toda tu belleza se recostó boca abajo; libre, relajada a la expectativa de algo que podía ser o no ser. Unté generoso con parsimonia, aceite de coco en tu espalda, hombros nuca, zona renal; bajé a las corvas, masajeé pantorrillas y pies, uno por uno, dedito por dedito, plantas y talones, tobillos y regresé por el mismo camino hasta tus nalgas que las dejé al último para regocijarlas como nunca jamás nadie lo había hecho. Dos nalgaditas para ponerlas a tono, dos más fuertes para levantarlas a investigar ¿qué pasa? Y dos mas fuertes para avisarte de que algo muy estremecedor estaba a punto de suceder.
Con mano experta merodeaba tu región anal. Mi dedo anular palpaba la profundidad de tu orificio menor. Cuando di con él oprimí intentando entrar. Tu culo cerró en reacción automática. Inmediatamente hablé para tranquilizarte: ZuSsy, mi amor, no temas nada, abre tu culito cielo, solo quiero gratificarlo, enseñarle a gozar este maravilloso juego de entrar a regocijarlo. El estímulo verbal surtió efecto porque de inmediato relajaste el esfínter. Lo sentí voluntario, entregadito al placer. Pujabas temerosa de que te doliera y decías: Me duele, me duele. Si cariño, duele un poco, sólo un poco pero en cuanto te entre todo lo que te voy a meter por ahí, el dolor se agregará al placer y nunca más podrás gozar el sexo sin tener algo ahí que te de ese delicioso dolor. De pronto mi dedo entraba y salía franco, lubricadito, como en su casa. Era el momento de introducirte un vibrador pequeño. Es un cilindro rojo terminado en punta roma. Lubricado entró voluntario en un culo que ya empezaba a vibrar de placer. Fue entonces cuando empezaste a gozar tu culo. Era la primera vez que sentías ese placer y me lo decías: Siento rico, rico papacito, rico, sigue, sigue. Sólo por probar exploré tu orificio mayor, estaba muy mojado, el clítoris se sentía parado y se adivinaba rojito, asomando su puntita reclamando una tocadita, mamadita o lo que fuera. Estabas casi lista cariño. Te dejé adentro el vibrador rojo mientras coloqué la verga de goma justo debajo de mis testículos. La fijé muy bien utilizando las correas como un cinturón a las nalgas y a la cintura y me presenté contigo para que vieras el fenómeno que tenías enfrente. Dos vergas a la vista. Las acerqué a tu cara y de pronto estabas mamando la que no era mía. Cómo ibas a saber cuál era de carne y sangre y cuál de tecnología?. En ese momento yo era el rey dominador de la situación. Te cogí de los cabellos ; te obligué a bajar de la cama. Apoyada con los pies en la alfombra te ordené empinar. Cara y chiches asentados en el colchón; nalgas expuestas muy paradas para mi. Jamás tuve unas nalgas tan deseables y deseosas de ser mías. Asustado el vibrador rojo se retiró para dar paso a mi verga babeante, lanza mojada lista para entrar en tus profundidades via anal. El dildo vibrante buscó acomodo en tu vagina y empezó el movimiento. La vibración pasaba de la vagina al recto y de ahí a mi verga. No gemías, bramabas como animal, como bestia furiosa en trance de locura. Yo cabalgaba como montado en un animal salvaje, cogido de los cabellos a matacaballo te decía a grito pelado: ¿Muévete zorra!, mueve el culo animal que me voy a venir en tus entrañas. Momentáneamente mi pene salió de su orificio. Sólo por corroborar te pregunté. ¿Lo quieres en el culo o en la vagina?. ¡En el culo! cariño ¡pronto! Que ya me vengo, ¡pronto por favor!, en el culo y en la vagina, en los dos ¡por favor!. A estas alturas mi verga entró livianita como un sable en su funda . El ano estaba dilatado, lubricado, profundo, allanado para ser penetrado una y otra vez arrancando delirios, encantos y bramidos bestiales. ¡Cero dolor!. Gritabas aullando como desesperada AAAAAuuuuuuuuyyyyyy. ¡Dios mío, ¡ No voy a poder!, ¡me voy a morir!, ¡a morir!, AAAAUUUUUYYYYYY
La verga de goma hacía estragos en tu vagina. Todo vibraba, tu culo, tu vagina, mis dos vergas, todo, todo, todo y te perdiste en el maremagnum de la gloria. ¡esto sí es el cielo!, esto sí es la gloria. Sentí tus apretones y los contaba….uno, dos, tres….no pude más y empecé mi venida eyaculatoria: eran chisguetes de fluído lechoso en tu culo y nalgas porque en plena venida, tal vez buscando tu vagina se salió y aventó chorretes de fluído en tus nalgas y espalda batiendo aquello con esa crema que unas se comen, otras se untan y algunas más lo beben en sus labios vaginales para intentar un tributo a la vida.
La historia continuará