Clarita era la chica más atractiva de nuestra clase, rubia, esbelta, buenos pechos con prominentes pezones, cintura estrecha, amplias caderas y unas nalgas que cuando caminaba se movían como dos porciones de gelatina, todos en la escuela tenían que hacer con ella, hasta incluso las mujeres la alababan por su belleza y bien proporcionado cuerpo, pero como nada es perfecto en la vida, todas esas cualidades se veían opacadas por su autosuficiencia y desprecio a los demás al creerse la mejor de todas las mujeres y la más deseada por todos, presumía sobre todas las cosas de que no había en toda la escuela hombre capaz de satisfacerla sexualmente, que todos eran unos aburridos. El resto era bastante fuerte y atrevido y no pocos intentaron pero todos terminaron convirtiéndose en el hazme reír de la escuela, pues al siguiente día ella se encargaba de hacer los comentarios de la velada con todo lujo de detalles. De alguna forma había que detenerla y de una vez por todas hacerla pagar por todo lo que había hecho. Asumí el riesgo y delante de todos la cité para mi casa el sábado en la noche, nada más de escuchar mi propuesta comenzó a reír, ya que no soy un hombre corpulento ni atractivo, pero deseaba pasar la prueba como otros lo habían hecho. Ella con tal de anotarse otro punto a su favor aceptó; no sabía aquella tonta que yo tenía los ases bajo mi manga y le tenía reservada una gran sorpresa.
Al llegar a mi casa el sábado a la hora convenida de inmediato quiso que comenzáramos a follar, al parecer para acabar pronto conmigo y salir airosa una vez más. Le dije que había preparado unos canapés y unas copas de vino para la ocasión y después de insistirle un poco aceptó. En varias oportunidades reconoció la calidad de los bocadillos y el vino, por lo que ella misma se encargaba de servirse, yo apenas si bebí una copa de aquel vino que había sido alterado con un poco de ron para que resultase más fuerte. Al rato ya sus ojos estaban brillosos por el efecto de la bebida y comprendí que era el momento oportuno, le indiqué donde quedaba mi habitación y sin pensarlo mucho se dirigió hasta ella liberándose de toda la ropa que traía. De verdad que era una mujer espléndida, ahora más que la tenía ante mi como vino al mundo, un cuerpo perfectamente cuidado y con su monte de Venus perfectamente recortado que invitaba a comérselo. Comencé por las caricias habituales por todos sus rincones hasta ponerla a punto para la penetración, al menos había logrado que tuviese un orgasmo con mis caricias y su chocha estaba completamente mojada y lista para ser penetrada. Ella fue quien encarecidamente me pidió lo hiciese pues lo necesitaba con urgencia. Me coloque entre sus piernas y después de jugar un rato con la punta de mi verga a la entrada de su chocha para provocar su desesperación y lujuria, la fui penetrando lentamente y a bombearla con fuerza. Sentía debajo de mí aquel escultural cuerpo moviéndose en todas direcciones a la vez que lanzaba gritos y gemidos de placer, sus orgasmos se sucedían uno tras el otro y me percaté que lo disfrutaba a plenitud…Cuando no pude aguantarlo más descargué todo mi semen en su vagina con abundantes chorros mientras continuaba con mis movimientos. Cuando mi verga perdió su erección Clarita comenzó a reír:
- ¿Eso era todo lo que me ibas a hacer?...Estoy necesitando un macho de verdad que me saque todo lo que tengo dentro…Aunque lo has hecho un poco mejor que los demás eres uno más del montón…
- No te desesperes Clarita, en un instante continuamos, permíteme ir al baño y enseguida regreso.
Era el momento preciso del cambio, Clarita desconocía que en la habitación contigua estaba mi hermano gemelo aguardando su turno. Cuando este entró a la habitación Clarita lo miró sorprendida porque traía su verga tiesa como un palo.
- ¡Cielos…que rápido de has recuperado!... ¿Te echaste algo especial?
- Nada en lo absoluto, solamente me di un buen baño para continuar nuestra faena.
Mi hermano se encargó de darle otra formidable follada desde el principio provocándole varios orgasmos seguidos. Todo estaba bien planificado y el tiempo que debía utilizar cada uno era el preciso para que el otro se repusiese. Nuevamente vino la solicitud de ir a bañarse para reponerse y en pocos minutos aparecí yo con mi verga tiesa y lista para una nueva y potente follada. Ya el cansancio y el agotamiento comenzaban a aparecer en Clarita, nos intercambiamos en cuatro oportunidades, por lo que nos la habíamos follado en ocho oportunidades. Por último cuando mi hermano le pidió ir a bañarse nuevamente ella pidió que no quería continuar pues su vagina estaba bastante dañada. Cuando salí para follármela nuevamente, con la verga tiesa y lista para comenzar un nuevo combate, se abrió de piernas mostrándome lo enrojecido que estaba su coño por la irritación.
- ¡No puedo más…esto es demasiado!
- Lo siento por ti Clarita pero mi verga no se puede quedar así, tú aceptaste el reto y ahora tienes que cumplirlo.
- ¿Qué piensas hacerme, mira como me has puesto mi chocha?..
- A la chocha la dejaré descansar un rato…ahora le toca su turno a ese hermoso culo que tanto he deseado.
- ¡No puedes hacerme eso, soy virgen por el culo!..
- Lo siento amiga mía pero lo que se apuesta hay que cumplirlo, así que ponte en cuatro y empíname ese hermoso culo para follármelo.
Consciente ya de su derrota comenzó a llorar pidiendo clemencia mientras se iba poniendo en la posición que le había pedido. Unté bastante crema en aquel rosado y cerradito culo y poco a poco para no hacerle daño se la metí hasta que mis cojones chocaron con sus nalgas. La sujeté fuertemente por la cintura y comenzaron los bombeos, cada vez su culito se dilataba más y más, por lo que la penetración se realizaba con mayor facilidad, trabajo me costó venirme nuevamente pero cuando lo logré le pedí no se quitara, que se mantuviese así, que me iba a refrescar un poco para continuar con mi faena. Mi hermano también le dio tremenda follada por aquel culito lindo y rico hasta que la chica no pudo más y cayó desplomada sobre la cama.
Cuando mi hermano salió de la escena regresé nuevamente sobándome la verga. Clarita al verme me imploraba que no la penetrara más, que estaba adolorida por todas sus partes, que ya era suficiente con lo que había sucedido hasta el momento. Le dije que aún faltaban algunas cosillas por hacer, pero que no se preocupara que no le iba a doler. Nuevamente comenzó a llorar tapándose la cara con sus manitas.
- Siéntate en el borde de la cama… Le dije con cierta autoridad
Actuando como un robot se incorporó con bastante dificultad y se sentó en el borde de la cama. Quité sus manos de la cara y coloqué mi verga entre sus labios ordenándole que me la chupara, sin fuerzas y sin mucho ánimo comenzó a chupármela lentamente hasta que consiguió ponérmela dura otra vez. Tomé su cabeza con mis manos y con movimientos hacia delante y hacia atrás me la follaba por la boca. Actuaba yo de forma tan frenética que mi verga tocó lo profundo de su garganta y la hizo vomitar. Clarita se arrodilló delante de mi y me imploraba que aquello terminara. Le advertí que solo lo haría si el lunes les contaba a todos en la escuela lo sucedido en mi casa con lujo de detalles como ella acostumbraba a hacerlo. Me juró que lo haría sin falta, que a todos contaría de su derrota. La ayudé a incorporarse y la llevé hasta la ducha para que se tomara un buen baño. Momentos después Clarita abandonaba la casa caminando con dificultad por las molestias que tenía. Mi hermano y yo la observábamos por la ventana mientras nos vanagloriábamos de lo sucedido. El lunes al llegar a la escuela los chicos hasta me cargaron y levantaban mi brazo en señal de victoria. Hasta las chicas que nunca me saludaban se acercaban para decirme algo. Al final del pasillo, junto a la puerta del aula estaba recostada Clarita, llorando y mirando todo lo que sucedía. A partir de aquel momento su forma y actitud para con el resto de los compañeros de clases cambió radicalmente y se convirtió en una de mis mejores amigas. Nunca más quiso volver a follar conmigo a pesar de las reiteradas veces en que se lo pedí, la lección había sido bastante convincente como para volver a intentarlo. Me convertí en el chico más codiciado de la escuela por las chicas, pero sabiendo realmente lo que había sucedido y que era un chico normal, común y corriente como los demás, preferí no hacer caso a ninguna y mantenerme como hasta el momento había sido. Fue una tremenda experiencia que siempre conservaré en mi pensamiento al haber ajustado cuentas a aquella pretenciosa que se burlaba de todos.
muy buen relato, me excito mucho, te felicito