Una noche de verano, el cielo iluminado con la grandeza de una luna esplendorosa, ellas se atrevieron al fin a romper el silencio y derribar las fronteras, era tal la escena, que parecian colgar de una nube, el mundo terrenal desaparecio para ellas, ambas temblaban al descubrirse, emoción, miedo y pasión se conjuntaban en un sólo sentimiento.
Y las estrellas intrigadas preguntaban ¿es cierto que existen las almas gemelas? pues observar aquella escena realmente cuestionaria sobre su existencia para aquellos capaces de percibir ese brote de sentimientos, los demás sus prejuicios y temores tendran, mas aquella noche nada importaban, ni esos, ni el pasado, ni el futuro, lo escencial era ese instante y nada más.
Desde entonces la luna se convirtio en su complice y su principal punto de reunión, ver al cielo era encontrarse y revivir en cierta forma aquel momento, era gritar a los cuatro vientos el amor existe si y existe en tantas formas y de todas las formas posibles es hermoso vivirlo, sentirlo, pobres de los que no pueden sentir mas allá, pues sus temores los tienen ciegos, tal vez, fue lo mejor que pudieron hacer, para no ver hacia dentro, donde existe lo verdadero.