Sentada sobre la alfombra mullida frente al fuego, Cecilia cepilla su cabello largo y rubio mientras Elías recorre con su cámara el cuerpo desnudo del color de la nieve de su novia, deslizándose en forma felina alrededor de la sala.
Dejando su cámara a un lado por un breve momento, Elías intenta revivir el fuego que comienza a debilitarse, aprovechando Cecilia la ocasión para tenderse en la alfombra y reposar su agotada pose de modelo.
Retomando la tarea de fotógrafo, Elías se arrodilla de piernas abiertas, encima del cuerpo pálido y desnudo de Cecilia, quien fingiendo estar dormida, lo toma por el cuello de su camisa obligándole a soltar su cámara y besarle los labios, para luego continuar el descenso por sus pechos y su vientre plano que lo recibe gustoso mientras se arquea con movimientos suaves y espasmódicos. La grabadora encendida les brinda la melodía de un tango, en la voz dulce y varonil de Carlos Gardel, mientras Elías y Cecilia entregan sus cuerpos al envolvente silencio de una noche de amor.

Marcelo comienza por abrir cortinas y ventanas, mientras Rebeca subida a la escalera con sus jeans remangados y su vieja camisa a cuadros anudada al ombligo, intenta cubrir de pintura blanca las numerosas manchas de humedad en las paredes.
Marcelo contempla a su novia y su gesto ceñudo tan típico en su rostro cuando se concentra en alguna tarea, mientras un sol atrevido destiñe su melena lacia y oscura provocando un fino contraste con el dorado de su piel bronceada.
_ Cuidado Rebeca, te vas a caer!
_ No me caigo, tontito, cuando niña asistí a clases de ballet por tres años y aprendí a pararme en puntas de pie, dando giros sin perder el equilibrio, lo ves?
Y diciendo esto Rebeca cae despatarrada al piso.
_ Uy! Pero que le sucedió a mi primera bailarina del Bolshoi!!
_ No te burles Marcelo y busca rápido el botiquín, que me herí la rodilla y me duele.
_ En que caja lo guardaste amor?
_ mmmm, creo que en aquella junto a la pared.
Marcelo va hacia la caja y en ella encuentra un casette viejo, con una inscripción en tinta que dice “tangos”, una cámara antiquísima, casi una reliquia y un sobre amarillento por el polvo con fotos y un dibujo o boceto en su interior.
_ Y esto de quien es? Pregunta Marcelo.
_ Esto que?
_ Esta cámara.
: que belleza Marcelo, es tuya?
_ Mía!! Claro que no!!, también hay un sobre con fotos, mira!!!
_ Fotos? Déjame ver, Marcelo!!
_ mmmm, pero quien es esta hermosa rubia?, Que preciosas caderas!!, Rebeca, esta mujer se parece mucho a ti, es tu abuela cuando joven?
_ Claro que no es mi abuela, yo no tengo fotos de ella, pero, hay dios mío!! Marcelo!!
Esta mujer no se parece a mí, esta mujer soy yo!!

Elías duerme profundamente mientras Cecilia a quien se le dificulta conciliar el sueño, sentada en un rincón de la habitación, dibuja sobre un lienzo la imagen de ese hombre desnudo y hermoso que yace acurrucado en la alfombra.
Pasan las horas y Cecilia con su gesto ceñudo dibuja con ahínco, mientras recibe los primeros rayos del sol asomado a la ventana, entonces suelta el lápiz, estira sus brazos y arrima su cuerpo al de Elías, para segundos después quedarse profundamente dormida.

_ Ya te lo dije Rebeca, la portera nada sabe sobre los antiguos inquilinos del departamento, le enseñe la foto y el boceto del hombre de piernas flacas y aunque se ruborizo, dijo no recordar haberlos visto nunca. Me miro extraño al ver las fotos, como si reconociera el parecido entre la mujer rubia y tu.
_ Por favor Marcelo, cualquier tonto podría notarlo!! Esa mujer es mi vivo retrato!!
Creo que deberíamos irnos de aquí, buscar otro lugar, no sé... pero tengo miedo, nunca me gustaron los misterios y aunque me cueste reconocerlo, estoy muy asustada!!
_ Pero amor, seamos razonables, por favor!
Reconozco que todo el asunto es un poco extraño, pero si analizamos la foto, concordaras conmigo en que es muy antigua, lo mismo que la cámara, por lo tanto esta mujer podría ser tu abuela o simplemente una señora con la enorme fortuna de tener un rostro tan bello como el tuyo. Además, somos estudiantes de medicina, gente practica y de ciencia que se auto proclama ateos e inmunes a los espíritus o cuentos de departamentos embrujados.
Y tomando en cuenta lo mucho que nos costo encontrar un lugar acogedor y cercano a la universidad, y lo que es más importante aun, de acuerdo a nuestra realidad económica, no puedo entender que te quieras mudar, Rebeca, amor, razona por favor!!
_ Perdóname Marcelo, soy una tonta, tengo que calmarme y olvidar todo el asunto.
_ mmmmm, y yo tengo la receta perfecta para que lo olvides todo amor... acércate Rebeca, estas muy tensa, te voy a dar unos masajes exquisitos!!
De pie frente al espejo Rebeca recoge su melena para que Marcelo pueda masajear su nuca y sus hombros, mientras él le desabotona suavemente la blusa y le mordisquea el cuello.
Luego comienza a acariciar sus pechos con ambas manos permitiéndole a ella extender sus manos hacia atrás y hurgar en el pantalón en busca del miembro joven y anhelante.
En un gesto rápido y feroz, Marcelo baja el interior húmedo de Rebeca y le acaricia la entrepierna con sus dedos, para luego penetrarla... siendo como único testigo del idilio el espejo que devuelve la imagen de una joven pareja, con los rostros contraídos por el placer, la imagen de Marcelo y una hermosa mujer de cabellos largos y rubios con voluptuosas caderas...
Y el grito de espanto de Rebeca sacude las paredes recién pintadas.

Marcelo acaba de subir la ultima caja y lanzando un suspiro dice:
_ Bueno Rebe, este departamento no es tan grande ni iluminoso como el otro, pero al menos tiene ascensor. Y lo más importante es que aquí no hay sobres, ni cámaras antiguas, ni casettes de tangos.
_ Gracias amor, por acceder a mudarnos, te aseguro que ahora estoy más tranquila, además este departamento tiene grandes ventajas, somos los primeros en ocuparlo y no hay necesidad de pintar las paredes ya que el edificio es prácticamente nuevo. Solo un favor te pido, y es que la próxima vez que hagamos el amor, lo hagamos en la cama y no frente al espejo, te parece?
_ Claro que sí!! Contesta Marcelo entre risas.
_ Ahora si me permites querido voy a darme una ducha.
Rebeca abrió las llaves de la pileta para calentar el agua, luego abrió el armario y saco el jabón, pero mientras elegía una toalla, algo cayo al piso, parecía ser una foto, Rebeca lanzo un grito desaforado!!
_ Otra foto, no puede ser posible!!. Ya sé, no me digas nada amor, es la imagen de una mujer hermosa con tu mismo gesto ceñudo en el mismo rostro, pero esta vez tiene que ser pelirroja, jajaja, seguro que es pelirroja!!
_ No Marcelo, no. No es una mujer, es un hombre, mira!!
Marcelo contemplo la foto mientras su cara palidecía y su boca emitía un sonido extraño, como un chillido. y exclamo:
_ Ayyy, Dios mío Rebeca, pero si este hombre es mi vivo retrato, OH no!!, Pero si este hombre soy yo!!