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Con un anciano en un cine

~Desde que yo había descubierto cuanto me gustaba exhibirme, sobre todo en presencia de mi esposo por lo mucho que se excitaba él , era habitual que le pidiera que me eligiese la ropa cuando íbamos salir en ese plan, ese día me hizo poner unas bragas minimas y totalmente transparentes con una falda muy corta pero amplia, cosa que me extrañó pues no era lo mas adecuado para enseñar con facilidad, pero le hice caso y nos dirigimos al cine.

Tras adquirir las entradas, nos entretuvimos en la dulceria comprando, fue entonces cuando en voz baja me pidió que al sentarme, lo hiciera sobre las bragas levantando para ello la falda, y que luego recogiera la falda en mi regazo lo mas abajo que pudiera, dejando a la vista lo suficiente de los muslos como para que me metieran mano sin mayor dificultad y que mis nalgas y muslos estuvieran lo mas expuestos posible. Este era un paso que no habíamos conversado pero que yo sabia que algún dia llegaría a pedírmelo, pero no pensé fuera asi de sopetón, sin hablarlo antes, asi que ahí estaba yo, entrando al cine para que cualquier desconocido me viera el culo y la rajita y además me dejara tocar si lo deseaba un extraño.

No me esperaba en verdad en ese momento una petición como esta pero no le dije nada, esperamos un poco más conversando, el cine era de sesión continua, cuando entramos lo hice bastante nerviosa y asustada, por que no sabia como me sentiría o si en verdad me atrevería a dejarme tocar por un extraño, la nueva sesión estaba a punto de empezar, el local no estaba muy lleno, pero él eligió una de las ultimas filas, el espacio libre estaba a mitad de la fila, cada vez estaba mas nerviosa pero a pesar de ello me di cuenta de que la mayoría de la gente que allí habían eran parejas.

Mi esposo me hizo sentar al lado de un señor muy elegante y de unos 70 años, a pesar de haber muchos otros espacios libres, acababan de apagar las luces, así es que no tuve ningún reparo en hacer lo que mi marido me había pedido, me continuó dando instrucciones, siguiéndolas apoyé la cabeza en su hombro y me acurruque en el asiento, dejando por tanto mi culo muy cerca del asiento vecino, al alcance del anciano, según sus instrucciones si sucedía algo, tenia que dejarme hacer hasta donde quisiera el anciano aunque no me gustara. Yo me sentia nerviosa y muy extraña pero tambien muy morbosamente ansiosa, al mismo tiempo temia y deseaba lo que estaba por vivir, por sentir y experimentar.

Como acabo de decir, me había puesto muy perturbada, aunque una parte de mi estaba curiosa deseando experimentar esta nueva via sexual, pero al mismo tiempo estaba como bloqueada y no era muy consciente de los movimientos que hacia para cumplir las instrucciones de mi esposo, a pesar de ello y de mis prejuicios anteriores, con el codo y sin que el me lo pidiera, había subido aun mas la falda, pues debido al amplio vuelo que tenia, pensaba yo que no descubríria lo suficiente y yo queria también ser deseada por mi belleza fisica, queria exhibirme y saberme sexy, así es que ahora sabia que el anciano tenia, al menos, gran parte de mis nalgas a la vista, y el resto solo tapado por la transparente braguita y claro que no tardó en suceder lo que de forma distinta queríamos y esperabamos mi marido y yo, de pronto empecé a notar ligeros roces en mis muslos y nalgas.

Los roces se hicieron más atrevidos, sin que yo hiciera nada para impedirlo, todo esto se lo iba susurrando muy quedamente a mi marido, el cual a la primera advertencia había empezado a acariciarme los pechos, a estas alturas si simplemente me hubieran estando viendo y solo me estuviera tocando mi marido, ya tendría todo el sexo empapado de flujo, pero en esta ocasión no era así, estaba muy cortada, a pesar de ello, no hice nada para impedir los avances cada vez mas atrevidos y deliciosos del anciano vecino de asiento y continué informando de ellos a mi marido. Pronto los roces se convirtieron en caricias, su mano abiertamente repasaba una y otra vez por todo su contorno mis muslos desnudos, desde las rodillas al culo, a mis nalgas, mis piernas se entreabrían o se desplazaban ligeramente, según la presión que recibían de aquella mano para facilitar las caricias, pronto el excitado anciano me empujaba los muslos separandomelos para tener un mejor acceso.

Sus dedos empezaron a penetrar bajo la tanga y de pronto sus caricias alcanzaron mi rajita, debería ser incomodo para él, pues no tarde en notar que empezaba a intentar bajarme la tanga, yo tremula de un deseo que me comenzaba a invadir, le ayude subiendo el culo ligeramente para facilitarle la labor y al momento note como las bragas se deslizaban poco a poco por mis nalgas hasta dejar totalmente al descubierto mi rajita, intentó bajarlas mas, pero mi reacción fue impedirlo haciendo presión con las piernas, por lo que el desistió de hacerlo, ahora su mano me acariciaba bajando por el canalillo del culo hasta llegar a mi depilado sexo, que comenzaba a ensoparse con mi lubricación vaginal y donde el se entretenía un poco, para volver a subir y luego de apretar y acariciar lenta y suavemente mis nalgas, volver a repetir nuevamente la enervante acción, que me estaba excitando como nunca antes hombre alguno lo habia hecho.

La mano que me estaba acariciando era callosa, de gruesos dedos y de muy amplia palma, yo notaba como me raspaba la tersa piel de la entrepierna y las nalgas, estando como estaba acostumbrada a la suave piel de la mano de mi marido, pero era muy sabia y me estaba proporcionando un placer tan diferente y salvaje, que no queria que terminara jamás de acariciarme.

Y cuando noté que el anciano quería introducir sus gruesos dedos dentro de la rajita, le permiti terminar de bajar mis bragas y le ayudé cuanto pude a introducirmelos separando bien los muslos y abriendome los labios vaginales desde adelante con mi propia mano, porque para mi sorpresa y gusto, aquellos dos dedos juntos que el anciano me queria meter, eran muchisimo mas anchos que el pene de mi marido, cuando me penetro con ellos la vagina tuve un orgasmo explosivo que me dejo sin aliento, aquellos gruesos dedos me masturbaron de manera enloquecedora, casi no recuerdo ni cuantos orgasmos salvajes me proporciono.

Tras un buen rato de estarme hurgando y acariciando muy sabiamente la vulva, clítoris y sus alrededores, manteniendome en una agonia sexual de placer puro, intentó introducirme un dedo en el agujero del culo, pero no pudo ser, el culo se resistió a dejarse penetrar por tan grueso dedo, yo no hice nada ni para ayudarle ni para impedirlo, al no conseguirlo, la ancha y callosa mano me fue subiendo por la espalda hasta llegar al sujetador, torpemente lo desabrocho.

Mi marido al aflojarse el sujetador se dio cuenta y para mi alivio retiro sus manos de mis senos y así el anciano vecino pudo comprobar la tersa y suave dureza de mis enormes, redondas y muy llenas tetas, para poder disfrutarlas bien el y a mi hacerme gozar aun mas, sin tropezarse con la mano de mi marido, en eso sentí que el anciano levantaba el apoyabrazos como para no tener obstáculos en acceder a mi culo y raja.

De pronto, mientras el viejo acariciaba mis pezones, con su otra mano rodeo mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo, en esta posicion estaba totalmente de lado e indefensa, en eso siento un objeto caliente apoyarse en mi hoyito vaginal, sedoso al contacto, romo y demasiado grueso, sabia que por el tamaño y lo caliente no podia ser otra cosa que el pene del anciano, ademas una de sus manos estaba en mis tetas y la otra en mi cintura, pero lo que yo no me podia creer era el grosor de aquella cabeza de verga.

Iba yo a voltearme para susurrarle mi protesta, cuando el anciano me beso en la nuca mordizqueandome suavemente, un escalofrio de placer me recorio el cuerpo como un corrientazo y me hizo perder cualquier autocontrol que me quedara en ese momento, mi mente y mi cuerpo se llenaron de una morbosa curiosidad y me invadieron urgentes ansias de lujuria y deseo sexual de tener adentro aquel aparato, tuve entonces la imperiosa necesidad de sentirme penetrada por aquella dura y ardiente verga que presentia colosal.

Negandome asi a toda posible idea de rechazo a que aquel extraordinario aparato, cuya ancha cabeza, ayudada por mi que me abri de muslos lo mas que pude y por los gruesos y callosos dedos del viejo que me abrieron totalmente la vulva, me penetrara y me destrozara toda dandome la oportunidad de alcanzar los limites de mi sexualidad aun desconocidos por mi, ya comenzaba aquella monstruosidad a deslizarse muy lentamente dentro de mi chorreante raja, estirando mi vagina y sus labios a una anchura nunca antes conocida por mi, abriéndome totalmente en territorios aun vírgenes de mi vagina, sentía que me ahogaba del inmenso placer que aquella interminable y dolorosa invasión de mi sexo me producia .

El anciano además de descomunalmente grande, tenia la verga durisima como una piedra, yo mordiendome los labios aguante aquella brutal penetración y ahogue un grito de dolor y placer total, pero era brutal y dolorosa solo por el tamaño de lo que me estaban metiendo, porque el anciano me la ensartaba muy lentamente y estimulando mi clítoris al mismo tiempo, aquella verga descomunalmente larga y gruesa me estaba abriendo partiendome en dos, y eso me mataba del dolor y el placer, al punto de hacerme perder momentáneamente la conciencia.

Ahora yo estaba comenzando a entrar en otra dimension del sexo, estaba en un extasis no conocido por mi, muy pronto senti que la gruesa cabezota presionaba la cerviz de mi dolido utero al tocar fondo en mi vagina, sentia como agonicamente ahora mi utero tambien se abria ante el portentoso invasor de lo mas profundo de mis entrañas, me sentia como una virgen otra vez, nadie jamas me habia llegado antes a donde ahora este viejo me tenia mas que bien repleta de durisima y caliente verga, yo estaba fuera de mi pero trataba de controlarme porque no sabia como reaccionaria mi esposo si me veia tan entregada a este extraño que me estaba dando la culeada de mi vida!!.

Me sentia muy feliz y solo queria que aquella increíble verga no me la sacaran nunca, que no daria por que fuera esa la verga de mi marido, que era mas o menos la tercera parte de este descomunal pene que me habian alojado en lo mas profundo de mi ser y al que mis musculos vaginales como un guante de ardiente seda ordeñaban con todas sus fuerzas, pero esa alegria de tenerla adentro completa me duro muy poco, el anciano tomandome de las amplias caderas procedio a sacarme su enorme instrumento muy lentamente para volver a hacerme sentir todo de nuevo al volver a metermela y sacarmela hasta dejarme solo la cabeza adentro y empujarme otra vez lentamente el gruesisimo y largo tronco y asi repetidamente una y otra vez llevándome a las estrellas y al máximo goce sexual de mi vida.

Esta manera de cojerme me tenia en una agonia de intenso morbo erotico, que comenzo a reventar en una serie interminable de orgasmos de todo tipo, mi cuerpo se estremecia incontrolado y mi mente estaba totalmente abandonada al lujurioso placer que me arrasaba una y otra vez, pense que iba a perder la razon, aquella colosal verga me estaba volviendo loca!, no tenia yo ya ningun control sobre mi misma!. Y aquello iba aumentando en intensidad!!

Yo gemia, lloraba, jadeaba como una loca desesperada y en verdad lo estaba. No podia creerlo, pero cuando alcanzaba un pico de lujuria y sensaciones eroticas y de morbo, inmediatamente empezaba a escalar otro mas intenso, mas elevado; aquello era demasiado para mi. Mis caderas y culo por su propia cuenta se meneaban y rotaban empalandome cada vez mas adentro con aquel maravilloso instrumento de dolor y placer continuo, mi utero y vagina se sentian totalmente repletos de aquella carne durisima y desvastadora, que yo deseaba tener por siempre metida ahí, mientras el anciano acariciaba todo mi cuerpo y se prendia de mis enormes tetas, sobandomelas y halandome los pezones!!. Y yo mordiéndome los labios tratando de que mi cabron esposo no se diera cuenta de nada.

Como a los 30 minutos y no se cuantos orgasmos de aquella culeada inmortal, cuando ya no podia yo aguantar mas, senti crecer desde lo mas hondo de mis entrañas un orgasmo increíblemente poderoso, que se potencio al maximo al sentir la desbordante descarga de la leche del anciano en calientes chorros que chocaban contra el fondo de mi utero y me llenaban hasta el ultimo resquicio de mi ser, arrasándome en un ciclon final de placer sexual.

El goce y el placer fueron tan profundos e intensos que por unos segundos me desmaye, cuando recupere los sentidos, estaba tan debil que no podia ni moverme, mi vientre convulsionaba y yo senti una dolorosa nostalgia cuando el anciano me saco aquella inmensa estaca aun algo dura y me beso las nalgas pasandome su lengua ancha, humeda y caliente por mi anito, lo que me hizo estremecer de un corrientazo de placer, proporcionandome una ultima serie de orgasmos. Luego se separo y lo senti arreglarse la ropa, se inclino sobre mi y solo le escuche decirme

- Gracias preciosa, y lo senti levantarse e irse, nunca antes nadie me dio las gracias por dejarme cojer.

Yo me quede sin moverme y casi llorando, porque ya necesitaba aquella verga otra vez dentro de mi, desee entonces como algo magico una noche entera yo sola y aquel anciano en una cama. La película se estaba acabando, mi marido me susurró que nos fuéramos y acepté encantada, aunque las luces estaban apagadas me incorpore con cuidado para que nadie se diera cuenta de que tenia las bragas bajadas y por que mis piernas temblorosas no me sostenian, mientras caminaba apoyada en mi esposo, el espeso semen del anciano bajaba por mis muslos, una sonrisa de satisfacción e ironia cruzo por mis labios al darme cuenta.

Ya en el vestíbulo entre en los aseos y recompuse mi atuendo. Ninguno de los dos iniciaba la conversación sobre lo que había sucedido, así es que tanto en el camino hacia la casa, como en la propia cena estuvimos extrañamente callados, yo solo revivia en mi mente y mi erizada piel los increíbles momentos que habia vivido, haciendo ya planes para un segundo encuentro con el anciano aquel, no fue hasta la mañana siguiente cuando hablamos de ello.

Durante la noche había meditado mucho y por la mañana me desperté antes que mi marido, viéndole dormir estaba pensando precisamente en que ahora que sabia que podría acostarme con otro hombre, me daba la impresión que a mi marido no le habría hecho ninguna gracia el que me cojieran en el cine y si supiera la clase de culeada que me había echado el anciano y el tamaño de su verga, no querría que sucediera nada mas, cuando se despertó, como pasaba siempre, tomó la iniciativa de la conversación, ¡el muy tonto no se habia dado cuenta de nada!, el muy idiota pensaba que mis gemidos y jadeos solo tenian que ver era con la tremenda paja que me habia dado el viejo!.

Le corté y tras asegurarle que no lo había pasado mal, no le conté nada de lo que había ocurrido realmente en el cine y las sensaciones que había tenido mientras sucedía, solo la paja del viejo y que me gustaria repetir la experiencia!!. Como tampoco le dije de mi decisión de buscar yo sola a aquel anciano para entregarme a el en una cama como debia ser, ya que mi cuerpo y mi mente no hacían otra cosa que esperar el momento de ser culeada otra vez por aquella colosal e inolvidable verga.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 9.5
  • Votos: 2
  • Envios: 0
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