Ahí estábamos tirados en la cama, ella miraba fotos de mi niñez y yo leía un poemario bien entretenido. Entre verso y verso, me fui poniendo meláncolico, luego romántico. De vez en cuando levantaba la vista y me encontraba con un rostro demasiado angelical. Mi lectura avanzaba y Sophie empezaba a aburrirse. —cuéntame algo interesante— dijo y se acomodó perfectamente en la cama. La miré, algo inquieto, puesto que había iniciado la lectura de un poema erótico. Su figura y lo moldeado de sus piernas, además el suave recorrido del sol entre sus muslos, me dió coraje suficiente para decirle:

—te voy a contar una historia en susurros y al mismo tiempo en versos—
—me parece genial, que delicado eres— agregó
—es un poco fuertona, te advierto— dije semi-serio.
—bueno, me dijo, si la encuentro demasiado, te paro—
—de acuerdo— le dije y comencé casi en un murmullo:

Mastúrbame
ven a jugar con mi piel
Curva tu lengua de miel
Y roza mi erecto miembro.

—Escuché bien— me dijo, —¿ó estás tratando de insinuar algo?.... hubo un breve silencio —sigue me ordenó—
—perdona pero puedo detenerme en este mismo momento— dije cómo arrepentido
—no me dijo, sigue, el verso parece interesante— con un aire de desinterés completo.

Segui, siempre en voz baja..

Mastuúrbame
Tócame como dibujando
cada orilla mojada,
cada pedazo de mi cáscara
y luego besas mi boca
en la orilla de tu cama.

Me detuve, un silencio sepulcral y luego me hizo señas de continuar...

Mastúrbame, (pronuncié entre labios, está vez mirándola)
Haz que tus pechos calientes
Se enreden aquí en mis labios,
Y tu dedo circular
sienta que mi pene brota,
con tus manos ardidas
de ese caliente abrazo.

Un suspiro se escapó de mi boca y no pude evitarlo. —mejor no sigo, le dije como angustiado—
—vamos me dijo, por favor sigue— agregó un tanto ruborizada.

Mastúrbame.
Hazlo sin miedos a la lujuria
abandónate
cuida mi miembro
como la piel de un niña.
Y también mastúrbate

Mastúrbame
Siente el aliento caliente
que emana de mis orillas
abre tus ventanillas
y haz que alli en tu mente
de una vez por todas te penetre.

—mmmmmmmmmmmmmmmmm— dijimos al unísono, me acerqué lentamente y ya en su oído continué...

Mastúrbame
escondida en mi retrato
Y en mi oído, gime como reina
con tu sonrisa en murmullo
Dejame besar el capullo
Que tenes entre las piernas
Mastúrbame y también
Mastúrbate.

Acercó su orejita y besé delicadamente su lóbulo, nos buscamos dulcemente y me suplicó,
—sigue....—

En tus muslos de princesa
Deja mis besos recorrer
hasta el aullido profundo
de mi jugo con tu sed
En tu nido, un grito mudo
Mastúrbate y mastúrbame.

—¿te gusta? me dijo —lo que a mi me da escalofríos, pero sigue— llevé mis manos delicadamente a sus senos y sentí su mano atrapar mi miembro duro, duro y duro.

Allí con tu aire,
Que de frente
Frenéticamente
Siento tu caliente
En tus dedos
Hasta el orgasmo
Mastúrbame

—mmmmmmmmmmmm— —mmmmmmmmm—

Habla despacio
Bebe en silencio
Y muérdeme
Pero gime aúlla grita
En mi mente
Eres licor potente
mastúrbame.

—Desnúdate— agregué despacito, haciéndola creer que formaba parte de los versos. —desnúdame— le rogué,,—siiiii, pero sigue—

Murmura aunque sea el goce
el rozarse de mi pelo
en la almohada en la alfombra
en la nuca en tu cielo
mastúrbame.

A cada versos los gemidos eran más intensos.

Llévame a tu mundo
Envuélveme
De tu piel de seda
Dime que sos sólo beba
Tú también
Hazte corrupta
Mastúrbame.

Sentí su boca en mi y terminé leyendo con la voz entrecortada de placer.

Y suena esta vez
no un viento sino un aullido
y otro gemido regular
Nace de tu ruido
recién prepárame a estallar
dilátame tu nido
Como un vértigo
Presumido
lubrica tu vagina
Tu también,
Mastúrbate.

El pene erecto
quedó clamando,
Tu adoración
Tómalo en tus manos
pronúncialo
Bésalo y descansa
En mi comunión
chúpalo
y escucha ahora su voz,
lejana,
ajena,
y cierra tus ojos,
tu boca
tan adentro
mastúrbame
y tambien
mastúrbate

Sentí que reventabamos de placer al mismo tiempo.
le tome su manito, le besé el pelo y concluí la obra
y ahora
así sumidos
por favor
descansa.

—mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm—

El poemario rodó al suelo, en su tapa se leía, cuentos eróticos del tío James.