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"Durante mi trabajo con un paciente, un hermoso negro de ojos azules experimenté mi más intensa vivencia sexual."
Tengo 45 años y me aconsejó una amiga bastante mayor que yo, que usara ropa interior muy sexy, sobre todo bombachas colaless para mejorar mi figura. Así fue que empecé mi tarea. Mi esposo me preguntó porque compraba ese tipo de ropas ya que nuestra vida sexual no era muy intensa. Me preguntó si tenía algún amante. Obviamente le dijo que no, lo cual era la verdad. Lo cierto es que pasados unos meses, durante mi trabajo (soy médica) en el consultorio y ya de noche me ocurrió algo que jamás me había ocurrido con un paciente. Este era un hombre de 35 años muy atlético, de piel negra y ojos intensamente azules. Mientras lo examinaba observé que no dejaba de mirar mis pechos, lo cual me generó una intensa excitación, a tal punto que en un momento del examen puse mis manos casi inconcientemente sobre su miembro, el cual estaba intensamente duro. De repente en calzoncillos, se levantó de la camilla y me dijo que me sacara el guardapolvo que deseaba continuar mirándome. Cosa que hice gustosamente. Así fue que me dijo que hermosa cintura y que buen culo tenía. Rápidamente me acordé de mi amiga. Comenzó casi instantáneamente, sin darme tiempo a nada, a acariciarme y besarme el cuello, para luego comenzar a besarme en la boca, metiéndome casi hasta la garganta su lengua, una y otra vez intensamente, eran unos hermosos besos de lengua. Mi grado de excitación crecía momento a momento. Luego comenzó a acariciarme las tetas y el culo, llevándome hacia él apretadamente. Tenía un muy rico perfume que aumentaba mi grado de excitación. Me sacó mi polera negra y lentamente me hizo sentar para sacarme mis medias, botas y ajustados pantalones de cuero. Naturalmente quedé en mi “recomendada” ropa interior sexy de color negro, ropa que al parecer lo excitaba sumamente a mi ardiente hombre. Estábamos ya en esos momentos ambos muy calientes, así que como ya no había nadie en el consultorio ni en el edificio, fuimos a una biblioteca contigua en el cual tengo un enorme y mullido sillón. Me olvidé totalmente de mi marido y allí siguió todo. Me tiró sobre el sillón y continuó besándome y lamiendo punto a punto todo mi cuerpo, mientras me sacaba el resto de la ropa. Comenzó a meter su lengua en el interior de mi vagina, que ya a la altura de esos tiempos estaba empapada. Y así estuvo chupándome mi concha como quince minutos, mientras yo gemía de placer. Para no ser menos, yo tome la iniciativa y lo lancé al sillón y alcancé su hermosa, dura palpitante y negra verga, era toda para mí, así que empecé a chupársela de la punta hasta el fondo, pasaba mi lengua una y mil veces, estaba esa verga tan mojada, que lubricaba mis labios y lengua, cosa queme ponía loca. Seguí de esa forma con la intención de que acabara en mi boca, cosa que hizo después de casi veinte minutos de chupada en lo profundo de mi garganta, trague y trague su leche. Creí que estaba el cansado, cosa que no fue así, me puso en posición de perrito y sin mediar palabras, solo caricias me comenzó a coger por la concha. Entraba y salía intensamente, excitándome cada vez más, estaba muy caliente que no tenía idea de la hora que era. Sentía en mi vagina su enorme y dura pija (nada que ver con la de mi marido), me hizo acabar tres veces. En el éxtasis tome dos dedos enormes de su mano derecha y los llevé a mi culo, los cuales empezaron a introducirse muy dulcemente, me lubricaba con la humedad de su pija, y así comenzó a introducirme esa enormidad negra en mi culo. Juro que no me dolió para nada, al contrario me fascinaba pensar en la idea de que un hermoso hombre negro con una enorme pija me estaba cogiendo por el culo. Seguimos, seguimos hasta que este macho negro terminó acabando nuevamente en mi culo. Agotados los dos, nos quedamos en el sillón, yo con mi cabeza apoyada sobre sus muslos y mi boca besando su pija, mientas que sus manos acariciaban mi cabellera. Creo que nos quedamos dormidos, porque cuando miré el reloj eran las cuatro de la mañana. Inmediatamente llamé a mi amado esposo y le dije que una urgencia médica me había obligado a dirigirme y quedarme en el hospital. Obviamente me quedé cogiendo todo el resto de la madrugada con mi hermoso amante negro al cual sigo viendo, pero no como paciente.
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