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Categoría: Maduras

Ayuda mutua

Para empezar me voy a presentar. Me llamo Jorge y tengo 18 años. Vivo en un barrio más o menos céntrico de una ciudad de mediano tamaño del norte de España. Lo hago junto a mis padres, Luís y María, y mis hermanos Pedrito y Vanesa, que son más pequeños que yo.



La cosa es que una amiga de mi madre, su mejor amiga, Mercedes, que tiene 40 años, es esposa de un señor, lo digo así porque nunca lo he visto que es marino mercante y pasa fuera de su casa mucho, mucho tiempo y claro, hay cosas en una casa que necesitan de la fuerza bruta de un hombre, en este caso para mover unas cosas en la cocina, y claro, mi madre le dijo a su amiga que no había problema, que su hijo, o sea, yo, la podía ayudar. Lo dijo, evidentemente, sin consultarme nada, así que un día, al llegar a casa me vi con esa sorpresa. El sábado por la mañana tendría que ir a casa de Mercedes a ayudarla, lo cual era una pena, ya que en principio íbamos a ir a la playa, ya que hacía buen tiempo, con calor previsto, pero gracias a mi madre, mis planes eran de lo mejor…trabajar. No obstante, como soy un buen chaval, no dije nada…solo puse un poco de carita. Para colmo de males, mis padres y hermanos iban a pasar el fin de semana fuera (yo ya había decidido no ir, por lo que tuve "doble premio")



El sábado a las 11 y media de la mañana (al menos no tuve que madrugar) me dirigí a la casa de Mercedes. Piqué en el telefonillo y me abrió la puerta. La verdad es que cuando me abrió la puerta de su piso me quedé sin habla. En verdad hacía calor y Mercedes estaba con unos pantalones cortos, bien ajustados y una camiseta, sin llevar nada debajo, por lo bien que se le notaban los pezones, a pesar de tener una tetas aparentemente normales de tamaño. Mercedes es una mujer alta, es de mi altura, más o menos y mido casi metro ochenta, delgada, morena, con media melena de pelo liso aclarado por los tintes. Se puede decir que es una mujer guapa, pero claro hasta entonces no la veía como una mujer, sino como la amiga de mi madre.



- Muchas gracias por venir…supongo que tu madre te ha metido en un marrón que no veas. Y encima con este día tan bueno que hace



- ¡Bah…no pasa nada! Seguro que habrá más días como este- dije intentando disimular el que estaba completamente de acuerdo con ella.



- Bueno, vamos al lío- dijo Mercedes- lo que quiero es mover la nevera y ponerla en esta esquina de la cocina y luego si puedes ayudarme a bajar unas cajas al trastero.



- No hay problema- intentaba disimular lo que podía mi sorpresa de verla vestida de esa manera y darme cuenta de lo buena que estaba.



Pusimos la cocina como ella quería. La verdad es que no creo que ella sola hubiese podido mover aquella nevera americana. Luego tenía unas cuantas cajas acumuladas en una habitación y dimos tres viajes al trastero para llevarlas. Cuando terminamos estábamos empapados en sudor, lo que hizo que dos cercos de sudor dibujasen en su camiseta la forma de sus tetas.



- Bueno, Jorge, muchas gracias. Sin tu ayuda hay cosas que no hubiese podido hacer y otras…bueno me has ahorrado mucho tiempo



- De nada



- Por cierto, creo que deberíamos ducharnos…yo al menos tengo una sudada del quince



- Y yo…es que hace un calor curioso hoy, parece que ya está entrando el verano. Bueno creo que tendré que irme a casa, ya que no voy a ducharme y ponerme otra vez esta ropa- le puse una excusa con la intención de poder irme a casa



- Eso no es problema…bueno, déjeme ver…si creo que esta ropa de Manuel (creo que es su marido) te servirá. Mira a ver que tal te va- me dio unos calzoncillos nuevos en una caja, una camiseta y unos pantalones cortos



Me indicó donde estaba el baño, me dio la ropa y una toalla y ella se dirigió a su propio baño. Tomé la ducha mientras pensaba en lo buena que estaba Mercedes y por ello tuve una descomunal erección e incluso me la estuve pelando un rato. Cuando salí fui de nuevo a salón y esperé que llegase de nuevo Mercedes. Lo hizo al cabo de un par de minutos. Llegó con otros pantalones cortos, similares a los que tenía antes y una camiseta, que para mi alegría era blanca y seguía sin llevar sujetador, por lo que esta vez si que se le dibujaban los pezones de forma clara. Además tenía el pelo mojado lo que ondulaba su normalmente liso pelo.



- ¿Quieres beber algo…un refresco, o una cerveza?



- Vale…lo que quieras, lo mismo que tú.



- Entonces un par de Coronitas con rodaja de limón- dijo mientras se levantaba e iba a la cocina. La seguí



- Tienes una casa muy chula.



- Gracias. La he ido haciendo a mi gusto durante muchos años. Me alegro que te guste. La verdad es que no tengo muchas oportunidades de enseñarla



- Pues si que es chula, lo que más me gusta es el salón



- ¿De veras? Ahí es donde más me he esmerado…



- Sobre todo me gusta aquella esquina con la butaca para leer y eso…crea un ambiente genial, sobre todo con las vistas.



- ¡¿En serio?! Esa es también la parte que a mi más me gusta- rió Mercedes- bueno toma. Me dio un botellín de cerveza con una rodaja de limón en el cuello de la botella- Salud- me dijo mientras chocaba las dos botellas, de forma suave, para no hacer espuma- Bueno, ¿Qué vas a hacer ahora?- preguntó Mercedes



- No se. Iré a casa y comeré algo…



- Espera…no se iban tus padres este fin de semana a no se donde…



- Si…se fueron con Pedrito y Vane.



- Entonces… ¡quédate a comer aquí!



- No quiero molestar- dije



- ¿Molestar?...después de lo que has hecho, nada, nada…te quedas a comer- parecía una orden, más que una invitación, eso si, de modo amistoso.



La ayudé a preparar la comida, cosa que se me da bastante bien, y que en general deja sorprendidas a las mujeres (hasta entonces se limitaba a las de mi familia). Incluso ahora Mercedes se sorprendió de mi habilidad a la hora de picar la cebolla y los tomates para la ensalada. Preparamos unas anchoas, para empezar, ensalada de queso, nueces y manzana y como plato principal entrecot con patata asada.



- Bueno vamos a abrir una botellita de vino- dijo Mercedes- Normalmente no tengo oportunidades como esta- dijo mientras iba a por una botella, que cuando la vi me fijé que era una gran reserva de Rioja.



- No soy entendido, pero parece bueno el vino



- Si, por lo que dicen…bastante bueno… ¡salud!- dijo levantando su copa



- ¡Salud!- le respondí mientras tocaba suavemente su copa con la mía.



Comimos muy, pero que muy bien. Para terminar comimos una tarta de queso con arándanos, de esas que vienen congeladas, pero son muy ricas.



- ¿Café?



-Bueno, cortado, por favor



- ¿Y un licor…déjame ver, tengo Baileys, pacharán, coñac…



- Lo que tú bebas



- Un coñac, entonces



Nos fuimos a un rincón del salón, ese que nos gustaba tanto a los dos. Mercedes se sentó en el sillón y yo acerqué una silla.



-La verdad es que en momentos como este parece más cálido aún este rinconcito.



- Si…ya te he dicho que es mi sitio preferido de la casa. Ahora que hace buen tiempo las vistas son preciosas, pero me gusta especialmente cuando los días son lluviosos, sentarme aquí con un buen libro, una copita de coñac y a veces un cigarrillo.



- No sabía que fumases



- Muy esporádicamente…en momentos muy especiales, cuando termino un libro, un día especial…mira, como hoy, es un día especial



- ¿Especial?



- Bueno, si…no suelo tener invitados en casa a comer



- La verdad es que me lo he pasado muy bien…sobre todo en la cocina



- He visto que eres muy manitas en la cocina



- Bueno, me gusta



- ¿Un poco más?- dijo cogiendo la botella de coñac



- No se…no estoy acostumbrado a beber



- ¡Bah, un día es un día! No me gusta beber sola. Además no tienes que conducir ¿no?



- Claro que no…no tengo ni carné, bueno…otra copita



- Así me gusta- dijo Mercedes mientras encendía un pitillo.



- Es verdad, un día es un día



- Y dime, Jorge, ¿ya tienes novia?



- No ahora no



- Entonces la has tenido



- Si, claro- la verdad es que estaba un tanto desinhibido por el alcohol- Perdona, pero para ti debe ser muy duro estar sola, quiero decir, que tu marido está mucho tiempo fuera



- Unos ocho meses al año…y si, si que es duro. A veces echas de menos la compañía, otras veces al hombre, en el sentido estricto de la palabra y otras veces simplemente alguien que te ayude, como has hecho tú, y por lo que te estoy muy agradecida- dijo mientras le daba una calada a su cigarrillo.



- De verdad que ha sido un placer



- Bueno…siendo un chico tan guapo, seguro que has tenido muchas novias o amigas- dijo Mercedes



- Bueno…no tantas, solo alguna- era la pura verdad.



- No te preocupes…lo que aquí se diga queda entre tú y yo.



- Si, claro, como que no le vas a decir nada a mi madre



- No, de verdad que no. Será una conversación privada entre los dos…te lo juro



- No se, no se.



- De verdad…será entre nosotros. Verás, yo te pregunto algo y luego tú a mi, así no puedo irme de la lengua sin que tú tengas la oportunidad de "vengarte"



- Bueno…si es así



- Entonces voy a ponerte en un aprieto…directa al grano, ¿ya lo has hecho?- fue un tiro a quemarropa.



- Bien…hacerlo, hacerlo, no…un día estuve casi a punto, pero como no llevaba condones, no pude. Otras cosas, si que las he hecho



- ¿Qué cosas?- preguntó Mercedes, sentándose de lado sobre el sillón



- Ya sabes…tocarle las tetas, el culo, el…



- El conejo



- Si, el conejo. Bueno, me toca… ¿como aguantas la…abstinencia?



- Bueno, como estamos en confianza y esto será nuestro secreto te diré que en más de una ocasión he pensado ponerle los cuernos a Manolo, que seguro que él me los pone, pero he desechado la idea…me da miedo así que imagínate como tengo que aliviarme



- ¿Y lo haces a menudo?



- Más de lo que quisiera…de hecho me he comprado una colección de juguetes para esos momentos… ¿quieres verla?



- ¿En serio?



- ¡Claro! Es nuestro secreto. Ya te digo que soy de fiar



Fuimos hacia el dormitorio de Mercedes. Abrió uno de los cajones de una cómoda. Dentro pude observar unos juguetes sexuales y ropa interior insinuante



- Mira estos son mis juguetes- sacó cuatro consoladores del cajón, eran más o menos normales, ninguno era de esos enormes y un juego de bolas chinas- mi preferido es este…ves- cogió uno que me enseñaba- esta parte te la metes en la vagina y esto- señaló otra parte más pequeña- te da gusto en el clítoris…pero lo mejor es cuando salgo a la calle con las bolas…a veces me tengo que cambiar de bragas por lo mojada que voy, es una pasada.



- ¿Cómo?- yo no entendía nada



- Mira…así- se sentó en un sillón y abrió un poco las piernas y por encima del pantalón hizo como si lo usara- ves esto entra y con esto, en la pepitilla te da gusto



- De todas formas no lo entiendo



- Es muy fácil…esto



- No…si eso lo entiendo. Lo que no entiendo es que tengas que recurrir a estos artilugios con lo guapa que eres



- ¿Crees que soy guapa?



-Mucho…de verdad



- Bueno…muchas gracias. Antes creo que era más resultona…pero bueno todavía tengo tipito- dijo mientras se giraba contemplándose



- Tipito, no…tipazo



- Vaya…vas a hacer que engorde con los piropos, pero creo que ya he perdido un poco. Por ejemplo las tetas ya no están como antes…ves- se subió la camiseta y me enseñó las tetas, que eran bastante mayores de lo que en principio parecían, por su estatura- ya bajan un poco



- Me parecen geniales



- Ya están un poco fofas



- No lo parecen



- Si…toca- me cogió una mano y la llevó a una de sus lolas



- Yo creo que están muy bien…a ver…si, si, geniales- dije animándome a tocar las dos tetas, como si las estuviera pesando- de verdad que me parecen perfectas



- ¿Lo dices en serio?



- Totalmente en serio…me parecen perfectas…si señor- dije sobándolas un poco más- perfectas- me llevé uno de sus pezones a la boca



- ¡¿Jorge?!



- Lo siento- dije, pensando que había metido la pata



- No lo sientas…se siente tan rico…



-¿Si?- dije chupando el otro pezón



- Genial- cerró los ojos mientras le mamaba las tetas. Con mi mano derecha le acaricié el coño por encima de los shorts.- ¡siii!



-Mercedes, que buena estás



- ¿Si?, pero por dios, no pares…sigue comiéndome las tetas- seguí con sus tetas en mi boca, mientras le iba desabrochando los pantalones. Cuando estaban sueltos los dejé caer y Mercedes levantó alternativamente sus pies para dejarlos a un lado. Ahora le acariciaba el chumino por encima de unas finas bragas tipo tanga. Estaba a mil por hora. Hice lo que me quedaba, tirar del elástico de las bragas hacia abajo, dejando su coño al aire- ¿Y tu que tienes para mi? Me preguntó mirándome a los ojos fijamente con cara de deseo



- Bueno…- me bajé rápidamente los pantalones y los calzoncillos, sin dejar de mirar su coño, depilado formando una delgada línea de pelo por encima de su monte de Venus.



- Bueno…que hermosura.



- ¿En serio?



- Ya lo creo, muy hermosa…y esta vez no te preocupes que no te vas a quedarte sin hacerlo por falta de condones…aquí tengo unos cuantos- dijo sacando una caja de la mesita de noche- normalmente no los usaba, pero mi marido cuando quería follarme me decía que era mejor usarlos, para evitar que me quedase embarazada, pero yo creo que es para no pasarme una venérea en caso de que la tenga, ya que estoy segura que folla cada vez que toca puerto…o incluso me ha dicho alguien que a veces llevan putas a bordo, para aliviar tensiones.



- Entonces…lo que quieras



- Quiero que me folles, que me metas la polla en mi mojado coño y que me hagas correr como una bestia.



- Haré lo que pueda



- ¡A ver como te portas, tigre!- dijo con cara de vicio. Me acerqué a Mercedes y le di un beso en la boca, suave, para calentarme aún más si era posible. Lentamente le pasé mi mano por su mojado chochito. Mercedes lanzó un pequeño gemido al tiempo que levantó un poco su cuerpo. La caricia se fue haciendo más intensa y profunda, de modo que mi dedo corazón fue entrando en su precioso y húmedo coño. Me senté al borde de la cama, con los pies apoyados en el suelo y Mercedes se sentó encima de mí mirándome a la cara y las piernas apoyadas en la cama. Nos besamos. Le chupé las tetas. Eran deliciosas. Como pude me puse uno de los condones que me había dado Mercedes. Nos miramos a los ojos fijamente, con cara de deseo. Me lo pedía con la mirada…me suplicaba que la follase. La levanté un poco para dejar mi polla justo en la entrada de su agujerito. La dejé caer, lentamente. Mercedes cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás



- ¡Dios mío, Mercedes…que guapa eras…y que buena estás!- le decía mientras la levantaba una y otra vez



- ¡Aaaaggggg, cariño…que buena polla, como me gusta…como me llenas!



- Noto lo mojada que estás



- Nunca e había mojado como hoy… ¡es una pasada!



- ¡Es genial!- le dije mientras la cogía por el culo y la levantaba, de forma que estábamos unidos por mi polla y apoyados sobre mi cintura. La apoyé contra la pared y aumenté el ritmo de mis embestidas, tanto en velocidad como en intensidad. Follábamos como bestias.



- ¡Así…siii, sigue…no pares, no pares!



- Ya estoy…Mercedes…ya estoy



- ¡Y yo…solo un poco más…un poco!- hice un pequeño esfuerzo, de forma que aguanté un par de segundos más



- ¡Me voy!- le dije mientras mi caliente leche llenaba el condón



- ¡Siii!- dijo Mercedes al tiempo que se dejaba caer sobre mí, como señal inequívoca de su corrida. Nos tumbamos sobre la cama- ¡Ha sido genial!, de verdad, el mejor polvo de mi vida



- No será para tanto



- De veras…lo he disfrutado como nunca…creo que me he corrido casi como un tío…ves- dijo señalando un cerco de fluidos justo debajo de su chumino



- ¡Que pasote!



- Ya te digo…esto si que es una ocasión especial- dijo sacando un pitillo del paquete. Lo encendió y me lo pasó- toma cariño…te lo mereces, no te ha portado como un tigre, sino como una manada de ellos



- Como decías un día es un día



- Por cierto… ¿te quieres quedar a dormir conmigo?…dormir o lo que sea- dijo poniendo cara de pilla.



- Claro…



- Nos lo pasaremos bien



- Estoy seguro


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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